Análisis: Stikbold! A Dodgeball Adventure

La definición de balón prisionero habla de golpear a los rivales con la pelota, pero no de proteger ballenas hinchables, de lanzar a activistas por la borda o de arrojar medusas contra socorristas.

Stikbold! A Dodgeball Adventure, que parte de este popular juego de recreo, combina el humor con la locura. La competición con la cooperación. El colorido de las playas con el mismo infierno. Esta novedad se puso a la venta la semana pasada a través de Steam, y hoy lo hace para PS4.

Su lanzamiento se completará el 8 de abril, con la incorporación al catálogo de Xbox One. Para la realización de este análisis, nos hemos basado en la versión para la nueva consola de Sony.

 

MEJOR EN COMPAÑÍA

Stikbold! A Dodgeball Adventure, bautizado en castellano como Stikbold! La aventura del balón prisionero, es una creación del estudio Game Swing. Junto con Curve Digital, ya han puesto a la venta el que promete ser uno de los juegos revolucionarios del año, en cuanto a deporte y acción.

Desde Steam, ya se encuentra disponible en su versión para Windows, con el tradicional descuento de lanzamiento. Su precio actual es de 7,99 euros, y a partir del día 8 pasará a costar 9,99 euros. Es el mismo precio que en consolas (los usuarios de PS Plus también sacarán provecho de ese descuento).

Así, PS4 y Xbox One reciben un nuevo juego indie que, como su propio nombre indica, se basa en el juego del balón prisionero. Los golpes están asegurados, aunque no sólo con el balón, sino con todo tipo de objetos.

Los peculiares personajes y los jefes finales contribuyen a dotar al título de originalidad. Sin embargo, y aunque ofrece experiencia individual, está indicado para disfrutarse en compañía. Veamos la razón.

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MODO HISTORIA COOPERATIVO

Stikbold! se compone de un modo historia y de partidos libres. Comencemos por la primera modalidad. Ésta se divide en capítulos, que narran la aventura por encontrar a Heidi, sana y salva.

Puede disfrutarse de manera individual (aunque con la ayuda de un personaje controlado por la máquina) o en modo cooperativo local. La segunda opción es mucho más divertida que el modo para un jugador. Así pues, éstos se ponen en la piel de Björn y de Jerome.

Ambos se preparan para un partido clave. Tras las pruebas dirigidas por su exigente entrenador, descubren que Heidi ha sido secuestrada. La chica es el amor platónico de Björn y el motivo de que perdieran en la anterior competición. Es lógico, puesto que el joven pierde la cabeza cada vez que se cruza con su «preciosa» amada…

Pues bien, ambos parten en su búsqueda, a pesar del enfado de su entrenador. Para rescatarla, recorrerán parques, playas, barcos o el mismo infierno. Esto implica enfrentamientos contra hippies, socorristas, moteros, activistas que protegen ballenas o contra el demonio, entre otros.

De esta forma, cada capítulo se compone de un reto. Para avanzar en la misión, tendremos que alcanzar los tres puntos en un partido o acabar con un mismo jefe. A cambio, desbloquearemos personajes para coleccionar, que nos servirán en los partidos libres.

Cada reto cuenta también con tres logros. Completar una misión siempre es fundamental, pero si además se hace con los tres objetivos marcados, mucho mejor.

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PARTIDOS LIBRES

Podemos empezar el juego por los partidos, pero es recomendable completar antes su modo historia. No sólo para desbloquear a todos los personajes posibles, sino para aprender técnicas de pases y defensa.

Esta opción permite enfrentamientos en modo local. Puede hacerse de forma individual o en grupos. Es decir, podemos competir en equipos compuestos por un único jugador o en grupos de varios participantes.

De esta forma, cooperaremos con nuestros compañeros y competiremos contra los rivales. Antes de empezar, es posible elegir el escenario, así como los puntos necesarios para ganar. El objetivo, como no podía ser de otra manera, es eliminar a todos los miembros del equipo contrario.

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LOS CONTROLES ANTE SITUACIONES DISPARATADAS

Los controles para ambas modalidades son extremadamente sencillos. Una vez que tengamos el balón o cualquier otro objeto en nuestra posición (para lo que sólo necesitamos acercarnos a él), podemos lanzarlo con un solo botón.

Otro servirá para pasarlo a nuestros compañeros, ya que si lo lanzamos con el mismo podríamos hasta eliminarles. A lo largo del modo historia iremos recibiendo consejos, muy fáciles e intuitivos, que nos permiten recoger la pelota ante un ataque o apuntar con más precisión.

Porque en Stikbold! la puntería es un papel clave. No basta con recoger objetos y lanzarlos, sino con saber a quién tirárselos. En ocasiones nos veremos rodeados por hordas de enemigos y, aunque disparar a toda velocidad parece ser la mejor opción, siempre es recomendable apuntar primero.

Sólo de esta forma podremos acabar con varios al mismo tiempo o realizar disparos certeros a muchos metros de distancia. El miedo y los nervios pueden apoderarse de nuestros dedos en las batallas contra gigantescos (y sorprendentes) jefes finales. Y si además hay obstáculos en forma de pesados cangrejos la cosa se complica.

Como ya hemos explicado, en esta aventura no sólo lanzaremos balones contra los rivales. Como no conviene desvelar demasiado, sólo diremos que hay que destrozar caravanas y carritos de los helados, proteger a nuestro ballena hinchable, alimentar a una real a base de activistas o enfrentarse a esqueletos vivientos.

Cualquier objeto puede ser bueno para lanzarlo contra alguien, ya sean medusas o explosivos. Aunque hay que tener cuidado con lanzarlo contra nuestro compañero. En el modo historia, será necesario repetir el nivel en cuestión si ambos perdemos la vida.

Ésta se representa a través de un sistema de pequeñas estrellas en la cabeza. Un golpe fuerte, de parte de cualquier participante, puede hacer que nos mareemos. Si conseguimos reanimar a nuestro compañero, permaneciendo a su lado un par de segundos, podremos seguir con la misión.

Aunque claro, si vamos a salvarle nos arriesgamos a que, mientras tanto, seamos un objetivo fácil. Podemos esperar un poco y tratar de completarlo nosotros mismos, a riesgo de que nuestro fiel compañero se lo tome como algo personal y opte por no salvarnos la vida nunca más…

CONCLUSIONES DE STIKBOLD!

Podríamos definir Stikbold! A Dodgeball Adventure como un reto corto, pero intenso. En unas horas podríamos haber completado el modo historia. Sin embargo, nos habrá aportado tantas risas si lo hemos disfrutado de forma cooperativa, que nos habrá merecido la pena.

Hay que tener en cuenta que los enfados también están presentes. Qué fácil es echarle las culpas al compañero por no haber golpeado el ojo grande en el momento adecuado. O qué injusto es que nos acusen de no haber arrojado al capitán al mar.

Pero aún lo es más ver como nuestro amigo nos ha lanzado la pelota con toda su rabia, en lugar de realizar un pase adecuado. «¡Tenías que haber estado más atento!». «Para una vez que decides pasarme el balón intentas acabar conmigo».

Por suerte, el modo libre nos seguirá aportando diversión siempre que queramos, ya sea de forma cooperativa o competitiva (recomendamos la segunda si acabamos de vivir situaciones como las de antes en el modo historia). Una de las principales ventajas frente a otros juegos es que, en esta ocasión, no nos eliminamos aunque nuestro personaje se haya desmayado.

No participaremos ya en la competición, pero seremos ese estorbo tan deseado, ya sea contra un jugador en concreto o para ayudar a nuestro compañero. Nos convertimos en un enorme y hambriento tiburón de arena, o en una gran pelota de playa.

El humor es su principal atractivo, combinado con una colorida estética, en homenaje a los años 70. A los diálogos de los personajes (con textos en castellano), se les unen las caídas extrañas y las escenas que nos harán reír en más de una ocasión.

Hay que saber que sus gráficos no son realistas, sino que sirven para reflejar ese humor disparato. No hay más que ver las caras y los cuerpos de los protagonistas…

Quizás podrían haber incluido más experiencias o modalidades de juego. O darle más importancia al modo para un jugador. Pero en relación calidad-precio estamos ante un título muy trabajado, que encantará a quienes busquen experiencias multijugador distintas, más allá de los clásicos juegos deportivos o shooter. Eso sí, sólo en modo local.

Sus sencillos controles demuestran que no es difícil de manejar, aunque dominarlo por completo sí que puede ser una tarea complicada. Acabar con un determinado jefe también puede llevar más intentos de lo normal, sobre todo si se opta por un nivel de dificultad elevado.

Si a esto le sumamos la toma de decisiones constante, que nos hará dudar si ir a por el objetivo final o acabar con los obstáculos que pudieran entorpecernos, el alto valor adictivo está asegurado.