Análisis: Crossy Road

Crossy Road

Las nuevas mecánicas que pueda introducir un juego son importantes, pero la capacidad de reinventar las existentes también. Es por ello que podemos disfrutar mucho con títulos que, sin aportar nuevos elementos, sepan apelar a la nostalgia.

Es el caso de Crossy Road, juego que pone a prueba los reflejos, la habilidad, la precisión y la concentración con su claro homenaje al clásico Frogger. Analizamos esta adictiva propuesta, con motivo de su reciente lanzamiento en navegadores.

 

CROSSY ROAD Y SU GALLINA PROTAGONISTA

Crossy Road es una creación del estudio australiano Hipster Whale. Disponible en dispositivos móviles desde 2014, llega ahora a navegadores, respetando toda la esencia del original y de forma gratuita.

Crossy Road

Su mítica gallina pixelada vuelve a embarcarse en un peligroso paseo, que parece no tener fin. A través de unos sencillos controles, que le permiten moverse en cualquier dirección, tendrá como objetivo avanzar hacia delante y, ya de paso, obtener la mayor cantidad de monedas.

La tarea hubiera sido sencilla, de no ser por los numerosos obstáculos que aparecen a cada paso. En forma de vehículos o ríos, potencian las muertes constantes. Los elementos propios del género de plataformas, le dan así la mano a la propia lucha por la supervivencia.

 

EL CLARO HOMENAJE A FROGGER

Desde su presentación al mundo por parte de Konami, en 1981, Frogger enamoró a millones de jugadores. En este arcade, una rana tenía como objetivo llegar al lado opuesto de la pantalla, evitando ser atropellada.

Crossy Road toma esta idea como referencia, sin dejarse ni un solo detalle. No faltan todo los vehículos, desde camiones hasta coches y trenes, que no tendrán ni un solo reparo en atropellar al animal. Y dicho sea de paso, de convertirlo en una masa aplastada.

Crossy Road

El río, con los queridos troncos, también es una realidad. Para llegar a tierra, no queda otro remedio que utilizarlos como medio de transporte. Su elevada velocidad, junto a la falta de estabilidad de las hojas de loto, también es una de las principales causas de muerte.

Definido como un juego fácil de manejar, pero difícil de dominar, la falta de tiempo también hace estragos. El avance automático de la pantalla y los troncos con su desplazamiento horizontal pueden sacar al animal de la escena. Con su fallecimiento.

 

¿Y ESE GATO?

La seña de identidad de Crossy Road es la gallina, aunque no por ello se convierte en el único ser deseoso de morir aplastado. Un robot, un gato, un pájaro o un caracol también luchar por sobrevivir en un estresante mundo.

Para garantizar la rejugabilidad, y la recogida de monedas, llegan en forma de premios sorpresa o de extras desbloqueables. La máquina de premios, imitando una de bolas, puede dar muchas alegrías en determinados momentos, como recompensa de un duro trabajo. No es para menos, puesto que los regalos llegan envueltos a la perfección.

Crossy Road

Independientemente de la criatura que escojamos, la forma de puntuar siempre será la misma. Un paso hacia delante equivale a un punto, mostrado en la parte superior izquierda de la pantalla. Así, la misión pasa por obtener una mayor puntuación que en un intento anterior (o que el amigo de al lado).

 

CROSSY ROAD: CONCLUSIONES

Crossy Road, lejos de ofrecer mecánicas revolucionarias, apuesta por la adicción mediante la reinvención de un clásico. Su máximo atractivo llega al homenajear a Frogger, título que marcaría un antes y un después en la historia de los videojuegos.

Ideal para disfrutarse en ratos muertos o en momentos para alejar el estrés, también apuesta por una rejugabilidad tradicional. Así, los jugadores querrán volver a disfrutarlo para batir récords anteriores o de otros jugadores. No hay nada como esto para llenarles de satisfacción, como ya se demostró en la década de los ochenta, mediante juego muy cortos, pero rejugables.

Sin grandes complicaciones y con una interfaz y unos controles sencillos, busca enganchar a todo tipo de público, de cualquier edad. Quienes no estén acostumbrados a los videojuegos, valorarán su simplicidad y su jugabilidad, por encima de su estética.

Los habituales recurrirán a él para desconectar de otros títulos más complejos. Su rápido arranque permite jugarlo sin esperas, mientras que su máquina de premios, a utilizar con las monedas ganadas, pone el toque sorprendente.

Con ello, lanzarse en navegadores le sienta a las mil maravillas, facilitando que pueda llegar a un mayor número de personas. Sus sonidos realistas y la posibilidad de escoger protagonista, como premio al esfuerzo, hacen el resto.