Así es Gobierno y Prestigio, un juego de cartas coleccionables

Gobierno y Prestigio

«Eres un gobernante que utiliza cartas para ganar prestigio y establecer mecánicas que te permitan alcanzar la victoria». Así se presenta Gobierno y Prestigio, juego de cartas coleccionables donde no existe el azar. 

 

¿QUÉ ES GOBIERNO Y PRESTIGIO?

Gobierno y Prestigio se define como un juego de cartas coleccionables. Ya se encuentra disponible (aunque no en España) a través de su web oficial, tanto el juego básico como los sets y sobres para expandir su universo.

Cuenta con una peculiaridad: la eliminación del azar. El mazo se compone de 11 cartas y, en este caso, todas están en la mano (para utilizarlas dos o más veces). Es por ello que no es preciso esperar a que aparezcan las mejores.

Con unos sucesos que toman como referencia la historia real, con el objetivo de enseñar, los jugadores se ponen en la piel de poderosos gobernantes. Su misión es causar la ruina al rival e impedir que éste lo haga. Más concretamente, el primero en alcanzar 40 puntos de prestigio se convierte en el ganador.

Los puntos de gobierno permiten jugar cartas, mientras que éstas recompensarán con puntos de prestigio (generalmente mediante los combates). Representan personas, barcos y situaciones históricas, a través de obras de arte, formando parte de «un plan que sólo tú conoces», en palabras de sus responsables.

Podemos recurrir a cartas rápidas y directas o especializarnos en la fuerza. En función de la estrategia escogida, será posible crear un gran ejército o agotar los recursos del contrario, combinando las cartas adecuadas.

Un turno se divide en tres etapas. Comienza estableciendo al jugador inicial, quien endereza todas sus cartas. Obtiene un punto de gobierno. En la etapa de gobierno se invierten, siendo la fase donde recae toda la acción y en la que se ataca al oponente una vez, girando las cartas implicadas, en caso de tener súbditos.

Ante un ataque, el rival decide cuales de sus súbditos bloquearán el ataque. Se reparten los daños. Los súbditos no bloqueados hacen perder el prestigio equivalente a su fuerza. En la etapa de final de turno, los ciudadanos y barcos supervivientes se recuperan.