Una base roja sobre la que se asientan tres pequeños cubos, en color rojo, amarillo y verde. Sobre este último, se alza una plataforma alta, pero fina, también de color verde. Un cubo verde, más pesado que este último nivel, se prepara para sostener otro blanco, de la misma forma.
¿El resultado? Una torre de altura considerable, colorida, desde la que disfrutarían saltando los mejores nadadores ante una piscina. Lástima que se mueva con sólo mirarla y que todos teman por su estabilidad. Pero no queda otro remedio que colocar ese cubo blanco, con la esperanza de que todo siga en su sitio. Menos para la persona de al lado… Reseñamos Splash!, la novedad de Mercurio para este verano.
UNA PIEZA CON LA MISMA FORMA O COLOR
Splash! es un juego de mesa de 2 a 6 jugadores, con partidas de 10 a 20 minutos de duración. Recomendado para mayores de 6 años, es una creación de Wilfried y Marie Fort. Mercurio es la encargada de su versión en castellano, con instrucciones traducidas.
En esta apuesta, los jugadores compiten por deshacerse de todas sus piezas o por obtener tres gotas de agua. Quien cumpla con una de estas dos condiciones, se convertirá en el ganador de la partida. Para ello, se colocan todas las piezas en el centro de la mesa.
Las treinta piezas tienen cinco formas distintas y cuentan con seis colores. Cada participante tomará una de ellas hasta que todos tengan el mismo número. Es recomendable que todos cuenten con piezas variadas, tanto en forma como en color. Las gotas de agua, se dejan a un lado de la mesa.
El jugador inicial dará una de sus piezas al participante de su izquierda. Éste, la colocará en la mesa y dará otra de sus piezas, también al de la izquierda. Eso sí, la pieza entregada debe tener la misma forma o el mismo color que la colocada en la mesa. Ese nuevo jugador la situará encima de la última colocada, a modo de torre, y seguirá con la misma mecánica.
Es obligatorio entregar siempre una pieza que cumpla con uno de los dos requisitos y, en caso de no tener, se tomaría una de la reserva de otro jugador. Dado que será siempre el jugador de al lado el que escoja la pieza de uno de sus rivales, la torre no quedará demasiado estable. Con ello, es muy común que ésta caiga varias veces por partida.
Cuando un jugador derribe la torre al colocar una pieza, se quedará con tres, como máximo, de las caídas. El resto se devolverá a la caja. Entregará una pieza al jugador de su izquierda y se seguirá con la construcción de la torre, ya sea de la misma, si aún queda un trozo, o de una nueva, si ha quedado destruida en su totalidad.
El jugador que le había entregado esa pieza, recibe una gota de agua. Recordemos que el ganador será el que coloque su última pieza de forma exitosa, como resultado de haber tenido un pulso excelente, o quien obtenga tres gotas de agua. En este último caso, podrá presumir de haber recurrido a una buena estrategia, entregando a su compañero las piezas más incompatibles.
¿HABILIDAD FÍSICA O MENTAL?
A simple vista, encontramos en Splash! un juego fácil de transportar, compuesto por piezas que se guardan en una lata redonda, metalizada. Su argumento nos indica que la construcción de una torre es su principal objetivo. Podemos deducir que el que la derribe tiene una desventaja y, el que se quede sin piezas, gana.
Y no nos equivocamos, pero hay más. Hoy en día existen muchos juegos en los que realizar construcciones. Podemos colocar, por turnos, unas piezas encima de otras, ya sea las que nos indique el dado o las que nos vengan en gana. La estrategia aparece en el segundo caso, pero en menor medida que en Splash!
La principal diferencia con el resto es que somos nosotros los que decidimos qué pieza colocará el rival, atendiendo siempre a su forma o a su color. Este punto se convierte en su principal atractivo, sobre todo para quienes buscan juegos con los que cabrear a sus compañeros. Si ya hemos jugado algunas partidas previamente, podemos empezar a hacerlo desde el principio.
La misma elección de piezas no será una cuestión de azar. Existen aquellos cubos cuadrados, tan estables que llegan a ser odiosos, y las piezas finitas. Todas las que seleccionemos en el reparto inicial deberán ser jugadas por otro jugador y, a su vez, nos libraremos de tenerlas que colocar nosotros.
En el manual de instrucciones se recomienda coger piezas variadas para que la competición sea más divertida, pero nadie dice que, entre lo variado, no haya una mayoría de estas piezas imposibles. En Splash!, encontraremos a dos tipos de jugadores. Los que dedican toda su atención a colocar su pieza, tratando de deshacerse de todas, y los que se preocupan por dar las peores piezas al de la izquierda, para obtener las gotas.
Así, la habilidad física, mediante el pulso, es tan válida como la mental, movida por la estrategia. Pero ya que cuenta con esa posibilidad de seleccionar la pieza para el rival, recomendamos la segunda opción. Sin descuidar el pulso, nos encontraremos ante una verdadera competición, con risas aseguradas, recomendada para jugadores de todas las edades.
Splash! es un juego sencillo, que vuelve a recurrir a la jugabilidad que se hizo tan popular con el clásico UNO (elección entre forma o color). Esta semejanza facilita mucho su explicación y se convierte en una apuesta muy atractiva para quienes no acostumbran a disfrutar de juegos de mesa.
Por su parte, esta sencillez da rienda suelta a la imaginación. No faltarán los que prueben a hacer torres ellos solos, a la espera de decidir si hay otra partida más o no, por lo que sus modalidades en solitario, siguiendo las reglas básicas, son una buena opción.
También un posible modo cooperativo, en el que los jugadores se entreguen entre ellos las mejores piezas para crear una torre enorme (no todo va a ser odio). En sus reglas, aparece la variante por equipos como nueva opción. Ahora bien, ¿qué hay de sus componentes?
Encontramos unas piezas de madera, ricas en color. Pero, sin duda, serán las gotas de agua las que tengan el protagonismo estético. Como si de diamantes se tratase, estas piezas brillantes gozarán de una gran popularidad entre los participantes. Y apostamos a que no habrá ninguno, en toda la faz de la Tierra, que no las coja entre sus manos.
Su temática es veraniega. Sus instrucciones y las ilustraciones de su caja muestran a simpáticos personajes, utilizando las piezas como trampolín o a modo de tumbona. Su título tampoco deja dudas y, por ello, se presenta como un juego apropiado para las tardes de playa y de piscina.
Es cierto que su pequeño tamaño facilita su transporte, pero no sabemos hasta qué punto podemos llevarlo a estos sitios. Las torres creadas ya se mueven más de la cuenta en una superficie plana, como para probar suerte en la arena, con la brisa marina como nuevo participante. Así, se puede llevar a la playa o la piscina, pero para competir en el hotel a la hora de la siesta o en la mesa del pueblo, antes de ir a la piscina.
COMPONENTES DE JUEGO
- 30 Piezas de Madera (5 formas en 6 colores)
- 14 Fichas de Gotas de Agua
- Instrucciones