La propuesta de Tabletop Simulator (disponible en Steam para Windows y Mac) es tremendamente sencilla, pero encierra un potencial enorme: nos ofrece un espacio virtual con un “tablero de juegos” donde podremos “quedar” con nuestros amigos y jugar a distancia aprovechando las físicas de su motor gráfico para desplazar las piezas de los juegos de mesa que elijamos… o creemos nosotros mismos.
El juego trae preinstalados 15 clásicos como ajedrez, póker, mahjong o dominó, entre los que también se encuentra un kit específicamente pensado para juegos de rol. Incluye tableros, mobiliario, dados y personajes para que podamos construir el espacio en el que desarrollar nuestras partidas. Podemos hacer clic y mover todas las piezas que tengamos frente a nosotros, barajar y repartir cartas, desplazarnos alrededor del tablero y coger y tirar dados. Eso sí, el software no entra en la AI, así que no podemos definir reglas automáticas o crear bots, pero cualquier partida que solo requiera de elementos móviles para su desarrollo podrá ser fielmente representada.
Pero esto es solo el comienzo. Este programa está concebido para aquellos que disfrutan creando sus propios escenarios, que necesitan una caja de herramientas con las que construir y probar sus prototipos. El editor de juegos de Tabletop Simulator ofrece la posibilidad de usar piezas personalizadas, opciones de configuración de terreno en 3D, cartas y hojas de personajes personalizables y mucho, mucho más. Es exigente, pero una vez te hagas con él, crear ese juego perfecto que tienes en mente estará un poco más cerca. Además, existen muchos tutoriales online que te pueden ayudar a controlar los aspectos menos intuitivos de su interfaz.
La forma más inmediata de hacerse con las herramientas de creación es empezar con pequeñas modificaciones sobre los juegos ya incluidos. Podemos, por ejemplo, modificar el número de barajas para jugar al blackjack y así adaptarlo a otras variantes más complejas, como el surrender, o cambiar las formas y colores de las fichas del ajedrez. Son acciones simples, pero que ayudan a coger confianza con el entorno de desarrollo.
A partir de ahí, la imaginación es el único límite. Siempre que no rompa con el sistema de físicas que impone el sistema de control, cualquier idea se puede llevar a cabo. Ya no será necesario hacer maquetas, manchar el suelo de pintura o torturar al vecino con la lijadora para construir el juego de nuestros sueños.
Si eres más jugador que creador, puedes pasarte por su espacio en Steam Workshop y navegar por las creaciones que otros usuarios han compartido. Hay miles de opciones disponibles, y algunas te permiten incorporar sus componentes en tus desarrollos. La comunidad ha aprovechado las herramientas de este software para recuperar juegos de cartas ya descatalogados, además de crear un sinfín de nuevos juegos con mecánicas sorprendentes.
Recientemente, los creadores de Tabletop Simulator han añadido soporte para dispositivos de realidad virtual, para ofrecer una experiencia más inmersiva. Incluye soporte tanto para HTC Vive como para Oculus Rift, y la experiencia gana muchos puntos cuando la inmersión en el entorno que hemos creado se vive en primera persona. Además, permite que usuarios de dispositivos de RV y aquellos que utilicen un monitor puedan jugar juntos en la misma partida.
La posibilidad de quedar un espacio privado donde jugar una partida a distancia con tus amigos a vuestro juego favorito encierra un valor incalculable. Cuando ese juego, además, lo habéis creado vosotros, la experiencia no tiene precio. Si eres de los que disfruta perdiéndose en kits de desarrollo con infinitas opciones hasta encontrar aquella que encaja con lo que tenías en mente, con Tabletop Simulator tendrás la oportunidad de hacer realidad tus más locas fantasías. Y de compartirlas.
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