1920 Wall Street, la perfección en uno de los juegos más esperados

1920 Wall Street

El valor del acero está por los aires. Lástima que entre mis adquisiciones sólo encuentre algunas participaciones de algodón y un buen número de maíz. Compañía que, por cierto, está en sus mínimos históricos. La gran explosión está a punto de producirse y en mi tarea por enriquecerme veo varias opciones.

¿Apuesto por variar el mercado para hacer bajar el valor del acero? ¿Compro todas las que pueda de esa compañía? ¿Continúo invirtiendo en el algodón? ¿Trato de influir en ese evento negativo para el final de la partida a riesgo de descartar demasiadas cartas? Así es 1920 Wall Street, el esperado juego de Looping Games.

 

COMPRA Y MANIPULACIÓN ANTES DE LA GRAN EXPLOSIÓN

1920 Wall Street es un juego de mesa de 2 a 5 jugadores, con partidas de 45 minutos. Recomendado para mayores de 12 años, es una creación de Perepau Llistosella, ilustrada por Pedro Soto.

Se trata del nuevo juego de Looping Games, editorial que ya cuenta con 1911 Amundsen vs Scott, Topoum y Password Express en su catálogo. Tras una exitosa campaña de búsqueda de financiación en Verkami, donde recaudó casi 15.000 euros, ya es una realidad.

1920 Wall Street
Componentes de juego.

Esta esperada propuesta ya está llegando a las tiendas, a un precio que ronda los 18 euros. Compuesta por tableros, cartas y fichas y por dos expansiones, traslada a sus participantes a la segunda década del siglo XX. Como corredores de bolsa, comprarán acciones y manipularán el mercado, con el objetivo de ser los más ricos cuando todo vuele por los aires.

¿Es que va a volar todo por los aires? Respuesta afirmativa. El 16 de septiembre de 1920, un carro tirado por caballos y cargado de dinamita explotó en el distrito financiero más famoso del mundo, dejando multitud de víctimas a su paso. Al menos, los participantes ya están avisados.

 

1920 WALL STREET: UNA PARTIDA

Antes de empezar la competición, se crea el escenario. Los tableros de cotización y descarte, con sus respectivos componentes, se sitúan a un lado de la mesa. También lo hace el mazo central, boca arriba, compuesto por cartas de variación de mercado y participaciones, así como por la carta de explosión para marcar el fin de la partida.

Tras situar las cartas correspondientes al número de jugadores a su alrededor, con los peones de los participantes, se reparte una carta de capital a cada uno en una determinada orientación (con una participación oculta ante los demás). Reciben, además, cuatro dólares en efectivo y las fichas de su color.

1920 Wall Street
Cartas de variación de mercado y de participación.

Al principio o al final de su turno, el jugador puede colocar un dólar sobre la carta de tendencia de mercado para cambiar la orientación de los peones y, con ella, la dirección del movimiento. Deberá realizar una acción, a escoger entre tres disponibles.

1. Mover y adquirir.

El jugador mueve su peón tantas posiciones como desee, hasta situarse en la carta que prefiera. Pagará una moneda por cada espacio desplazado, más el valor de la carta (si hubiera un jugador en ese espacio, se le entregaría un dólar). A continuación, podrá decidir si quedársela o descartarla.

Con la primera opción, realiza su posible efecto para variar el mercado y la guarda boca abajo, en su correspondiente pila. Con la segunda, la descarta en una de las tres filas del tablero de descartes. No se beneficiará de su efecto inmediato ni de sus recompensas a final de partida, pero podrá influir en el desenlace final a través de un evento negativo.

En ambos casos, se repone el espacio con la primera carta del mazo. Si decide moverse a la carta de tendencia de mercado, se lleva las monedas que hubiera sobre ella y descarta la primera carta del mazo.

2. Vender.

Con esta opción, descarta la carta sobre la que se encuentre su peón, para situarla en uno de los tres espacios del tablero de descarte. A cambio, coloca una de su cartas de participación obtenidas en ese espacio, ganando tantas monedas como equivalgan a la mitad del valor actual de esa compañía.

1920 Wall Street
Preparación de la partida.

Se toma la primera carta del mazo, para situarla junto a esa venta. Funcionarán como un conjunto, por lo que en turnos posteriores podrán comprarse o descartarse ambas a la vez (o una sí y una no).

3. Aumentar el capital.

El pago de dos dólares implica girar la carta de capital una posición, para aumentar el capital inicial. También se descarta la primera carta del mazo central.

Para realizarse los pagos se tiene en cuenta ese dinero invariable, a completarse con el descarte de monedas. Es decir, si queremos comprar una carta con valor de seis (movimiento y coste) y nuestra carta de capital muestra un cinco, tendremos que descartar una moneda.

Cuanto mayor sea ese capital, más margen de movimiento tendremos. Si en algún momento no tuviéramos suficiente dinero para afrontar un pago, recibiríamos un préstamo, con sus correspondientes puntos negativos para el final de la partida.

1920 Wall Street
La variación del mercado, uno de sus atractivos.

La partida finalizará al entrar en juego la carta de explosión, también descartable. El primer paso es contar los símbolos de dinamita de los tres montones de descarte. Se aplicará el efecto del que tenga la mayor cantidad, anulándose la utilidad del oro (actúa a modo de comodín), restando participaciones o descendiendo el valor de las compañías.

Se gira el tablero de descarte para mostrar el de puntuación. Cada jugador se anota los puntos de victoria indicados en sus cartas de variación de mercado y agrupa las de participación por pilas (sin olvidarse de la mostrada en la carta de capital).

Siempre que se llegue al mínimo de participaciones necesario en cada compañía, el participante multiplica el valor de cada empresa por el número de participaciones para anotarse esos puntos. Si tuviera siete participaciones de acero y su valor fuera de cinco, se anotaría 35 puntos.

Por último, cada dólar en efectivo suma un punto. Se restan los provenientes de los posibles préstamos adquiridos. El vencedor será quien haya acumulado la mayor cantidad de puntos.

 

1920 WALL STREET: CONCLUSIONES

Es habitual que cuando nos preguntan sobre un determinado juego de mesa, mencionemos otros títulos con los que guarda semejanzas. Así resulta más sencillo explicar parte de su mecánica y temática. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando no se parece a ninguno?

1920 Wall Street es una originalidad en sí misma, cada vez más difícil de conseguir dada la enorme cantidad de propuestas que llegan a las tiendas cada mes. Está compuesto por lo que podríamos llamar pequeños «puntazos» que, en su conjunto, crean un juego que roza la perfección.

1920 Wall Street
Los descartes influirán, y mucho, en la puntuación final.

Esa participación inicial oculta, el mazo boca arriba, el número mínimo de participaciones para puntuar y, sobre todo, los descartes son sus principales atractivos. Esto no quiere decir que no se hayan visto antes en otros juegos, sino que la combinación de todos ellos no podía ser más acertada.

Sus partidas competitivas e interactivas son un cúmulo de toma de decisiones. La disposición aleatoria del mazo hará que cada partida sea muy diferente a la anterior. En una, el algodón podría salvarnos la vida. En otra, podrá ser la peor inversión de todos los tiempos.

Con la estrategia como aliada, conviene no descuidar la gestión inicial. Incrementando el capital fijo y el efectivo, podremos adquirir las cartas que mejor se adapten a nuestros planes (por lo general, no hay cartas mucho mejores que otras, dependiendo por completo de la situación).

Sin embargo, para lograr dinero habrá que renunciar a cartas «buenas», que pasarán a formar parte de la colección de otros jugadores. Vender esa preciada participación en la compañía de petróleo dolerá mucho. Pero si no consigo dos monedas en efectivo, no podré hacer frente al pago conjunto que se avecina, y los ocho puntos negativos de un préstamo duelen aún más.

Decidir entre variar la situación del mercado o adquirir compañías se convierte en la decisión más importante en cada turno. Escoger qué cartas descartar, también. Un evento negativo al final de la partida es casi inevitable, pero siempre me convendrá más uno que otro, ya sea por mi propio bien o por el mal del compañero.

Son esos símbolos de dinamita de algunas cartas los que marcarán ese final, por lo que no es raro descartar valiosas cartas en lugar de comprarlas. Tal vez así no tenga que eliminarme una participación de cada empresa al final. Como si no me costase suficiente llegar a las cuatro participaciones de algodón…

1920 Wall Street
El ganador será quien posea la mayor cantidad de puntos.

Este punto también resulta muy curioso, a la vez que temido. Si me he especializado en una determinada compañía, no me habrá costado demasiado trabajo obtener un buen número de participaciones con las que multiplicar los puntos. Lástima que su valor sea tan bajo, al haber comprado tantas. ¿Por qué no he intentado subirlo un poco más?

Si he tratado de ir a por varias, no es extraño que me haya quedado corta en algunas. Al menos tendré palomitas de maíz. La búsqueda del equilibrio está presente en todo momento, tanto en las partidas para muchos jugadores como de dos. En las primeras, la interacción es mayor y las cartas tienden a volar, creándose competiciones rápidas.

En las segundas, el reto es más largo, pero funciona a las mil maravillas. Aunque hay que suprimir un tipo de carta, la mecánica de juego no se modifica. Al haber más cartas disponibles, aumenta el número mínimo de participaciones para acumular, por lo que la dificultad para hacerse con la victoria continúa en su sitio.

No puede dejarse al margen su capacidad para enganchar a todo tipo de personas. El tema de la explosión es atractivo, ¿pero lo es la economía? Lo que para muchos es un elemento odioso, acaba por convertirse en indiferente o incluso en atrayente.

Los alérgicos a ella empezarán a disfrutar de lo lindo modificando el valor de las compañías y adquiriendo participaciones y esto no es algo de lo que todos los juegos puedan presumir. Lo harán aprovechando la sencillez de su estructura.

Ya hemos visto como su mecánica de juego es original, intuitiva, emocionante y adictiva. ¿Pero qué hay de sus componentes? En una caja de pequeño-mediano tamaño encontramos un buen número de componentes entre tableros, cartas y fichas.

Son resistentes y con un buen diseño, pero los peones de los señores con sombrero serán la estrella más brillante. Dado que estamos ante unos buenos componentes y un cuidado trabajo, cumple a la perfección la regla calidad-precio.

1920 Wall Street
Magnates y Opción a Compra, sus expansiones.

Si a esto le añadimos que incluye dos expansiones, esta idea se reafirma. Con Magnates, entran en juego distintas figuras, con sus efectos positivos y negativos. En Opción a Compra, aparecen las «reservas». Ambas contribuyen a modificar la experiencia de juego y también la estrategia a seguir.

Por su parte, estamos ante un juego al que no cuesta demasiado añadirle modificaciones. Sin ir más lejos, no es mala idea jugar sin mirar las cartas de participación adquiridas. La dificultad aumentará a raudales, ya que la memoria también se pondrá a prueba.

1920 Wall Street se convirtió en uno de los juegos más esperados desde su presentación. Supera por completo las expectativas generadas, sobre todo, por esos pequeños y maravillosos detalles.

No podía ser menos, ya que es fruto del trabajo de dos figuras clave en el sector, capaces de sorprender con auténticas joyas como ésta. ¿La parte negativa? El alto listón dejado para sus futuras propuestas.

 

COMPONENTES DE JUEGO

  • 43 Cartas de Participación
  • 40 Cartas de Variación de Mercado
  • 5 Cartas de Participación Iniciales
  • 5 Cartas de Capital
  • 5 Cartas de Préstamo
  • Carta de Tendencia de Mercado
  • Carta de Explosión
  • Carta de Valores Mínimos
  • 4 Cartas de Expansión Magnates
  • 5 Cartas de Expansión Opción a Compra
  • Tablero de Cotización
  • Tablero de Descarte/Puntuación
  • 5 Peones
  • 5 Discos de Puntuación Extra
  • 4 Cubos de Valor de Compañía
  • 22 Fichas de Moneda
  • Instrucciones (castellano e inglés)

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