¿Existe algo más poderoso en esta vida que un dragón? Respuesta afirmativa: otro dragón. Un grupo de arqueros y caballeros tal vez tenga alguna posibilidad, pero lo que está claro es que la mayoría morirá chamuscada.
Lordz.io nos lleva a enfrentarnos contra jugadores de todo el mundo, con peleas de dragón y dragón contra dragón y dragón incluidas. El resultado es una adictiva, a la par que emocionante propuesta, que nos demuestra lo valioso que puede ser un buen puñado de oro. Ya puede disfrutarse de forma gratuita en su versión para navegadores.
UN NUEVO .IO EN UN UNIVERSO DE FANTASÍA
Los juegos .io son cada vez más numerosos. Se trata de títulos que llegan bajo la fórmula de multijugador masivo online, en espacios reducidos o que tienden a encogerse a medida que pasa el tiempo. Por tanto, la interacción entre participantes se incrementa a medida que avanza la partida.
Un nuevo ejemplo lo encontramos en Lordz.io. Por ahora en fase beta, ya ofrece una experiencia de juego completa. En ella, los jugadores se adentran en un mundo medieval, con el objetivo de convertirse en el más poderoso del reino. Son muchos los que tratan de hacerse con el título, por lo que la competición no es sencilla.
Se inicia una guerra online por la supervivencia. A partir de un comandante, se irán contratando soldados dispuestos a dejarse la piel por la causa. Los poderosos dragones, valorados en 5.000 monedas de oro, serán el culmen (y el gran atractivo) de la pelea.
LA LUCHA CON SOLDADOS, CABALLEROS O ARQUEROS
En Lordz.io son válidas muchas estrategias. Sin embargo, si se quiere alcanzar el éxito, siempre tendremos que gestionar el espacio de la mejor forma posible.
Con ese pequeño personaje inicial, el jugador empezará a recorrer el colorido terreno. Existen arbustos en los que refugiarse de los peligros que parecen verse en el mapa y también monedas de oro. Para empezar a progresar, es necesario ir reuniendo la mayor cantidad.
Por suerte, y a diferencia de otros títulos, éstas son abundantes. No es para menos, ya que constituyen la base del juego. En la parte inferior de la pantalla, encontramos las monedas recogidas, así como las opciones para invertirlas. Llegan a través de sencillos e intuitivos controles, que facilitarán la lucha en momentos de auténtica locura.
Así, una tecla nos permitirá comprar soldados, caballeros o arqueros. En función de sus planes de supervivencia, los participantes irán contratando a unos o a otros. Y he aquí una regla de oro: ninguna unidad es tan inútil como puede parecer a simple vista.
Si bien es cierto que los arqueros nos ayudarán en los combates a distancia, los pequeños y baratos soldados también tienen su utilidad. No aguantan un enfrentamiento, pero darán su vida por proteger a nuestro personaje inicial.
Todos los mercenarios, independientemente de su fuerza y de su resistencia, se situarán a su alrededor con el objetivo de evitar que éste reduzca su nivel de vida. En caso de que eso ocurra, el jugador quedará eliminado de la partida.
LA MÁS QUE NECESARIA CONSTRUCCIÓN
Pulsar repetidamente una tecla, siempre y cuando tengamos oro necesario, hará que nuestro ejército aumente en cuestión de segundos. Pero sin bases, poco o nada se podrá hacer.
Es muy habitual que nos aparezca el mensaje de «sin espacio para más unidades». Para aumentar la capacidad en el equipo, es preciso construir bases por el territorio. Éstas también tendrán un precio a pagar, pero son más que necesarias para crear un ejército fuerte y poderoso.
Las adorables casitas rojas no son el único elemento a construir. Las torres también resultan de gran utilidad, ya que se quedarán custodiadas por unidades, con el objetivo de disparar (y tratar de asesinar) a todo el que se acerque demasiado.
Con ellas, se incrementan los peligros, aunque también la posibilidad de ganar oro. Destruir enemigos nos dará una buena cantidad de monedas, pero también acabar con las casitas del mapa. Siempre y cuando su resentido dueño no se vuelva demasiado vengativo.
Así, los enemigos que encontremos en el mapa no serán el único peligro. En ocasiones, no es muy frecuente encontrarse con el poderoso Hunkol56, por lo que unas cuantas torres podrían acabar con algunos de sus muchachos. Por desgracia, las suyas también harán lo propio con los nuestros.
¿Y LOS DRAGONES?
El objetivo de Lordz.io es aguantar el máximo tiempo posible. Una vez que nuestro personaje pierda toda su vida, ya sea porque no ha podido protegerse bien o porque la batalla no ha salido como esperaba, quedará eliminado. Recibirá datos sobre su tiempo en vida, los jugadores asesinados o el dinero invertido, con una recompensa en gemas.
Por norma general, los dragones constituyen la forma más efectiva de distinguir a los poderosos y a los no poderosos del mapa. Si ahorramos lo suficiente, podemos pulsar la tecla para comprar uno de ellos. Suerte que cada moneda tiene un valor de 30…
Al acercarse a otro ejército, la criatura utiliza el fuego para quemar a los enemigos. Es una forma útil de seguir en la lucha, aunque nada es eficaz por completo. Al igual que el resto de unidades, pueden morir a manos de los rivales. Aunque eso sí, las luchas entre dragones no tienen desperdicio.
Otra de las posibilidades que ofrece esta novedad es la de separar los ejércitos, con el fin de no perder a todos en la batalla o de recoger monedas de forma más eficaz. Se crean, por tanto, numerosas estrategias de juego.
Será tan frecuente encontrar al que invierte todo en la defensa, mientras ahorra, como al que se centra únicamente en el ataque, con sus cuatro dragones. Ambos son igualmente válidos, incluido aquel solitario que lleva más de media hora detrás de un árbol.
LORDZ.IO: CONCLUSIONES
Todo parece ir bien, con mi segundo puesto en la clasificación. Tengo tres dragones en mi poder y los mejores y más caros soldados. Me dirijo al lugar en el que he colocado mi base, para ampliar desde allí las unidades. Al fin y al cabo, si protejo mis bases con muchas torres, será difícil que otros las destruyan.
Por el camino, me encuentro un par de torres. Acabarán con algunos de mis soldados, pero necesito acumular riqueza, por lo que me dispongo a destruirlas. Ya casi están. Para mi desgracia, alguien se acerca a toda velocidad. Aprovecha mi falta de defensa por la espalda para empezar a atacar. Fin de la partida.
Sin haber reaccionado a tiempo, todo ha terminado. Puedo volver a unirme a la partida, pero tendría que empezar de cero. Y peor todavía: vería a mi principal enemigo con mis tres dragones a sus órdenes.
Lordz.io es un juego muy sencillo, pero capaz de enganchar durante tardes enteras. Sus numerosas estrategias permiten que podamos disfrutarlo una y otra vez, sin momentos de aburrimiento. ¿Que me he cansado de la lentitud de mis unidades? Pues empiezo ahorrando y con la compra única de dragones.
Esa simplicidad le está llevando a convertirse en un fenómeno mundial. Aunque aún se encuentra en fase beta, la rapidez para acceder a las partidas y el hecho de renunciar a los micropagos juegan a su favor. Así, podemos obtener nuevas apariencias apoyando a su creador en las redes sociales o con el pago de gemas (se obtienen al final de cada partida).
Esta novedad promete enganchar a cualquier tipo de jugadores, sin importar si están o no acostumbrados a los multijugador. Bastarán un par de minutos para aprender a dominarlo y a desarrollar la sed de venganza. No existe un final como tal, por lo que el objetivo es sobrevivir el máximo tiempo posible como para convertirnos en un señor todopoderoso.
Aunque entretiene mucho en solitario, no es mala idea aliarse con un amigo. Tras quedar en un mismo servidor, podemos acordar ir a por el que esté en la primera posición.
Por muchos dragones que posea, dos pueden llegar a ser más poderosos que uno si se coordinan bien. Una vez logrado el objetivo, las alianzas pueden romperse. La diversión llegará en el enfrentamiento final entre ambos.
En definitiva, Lordz.io demuestra que no siempre son necesarios los juegos espectaculares para pasar buenos ratos ni para disfrutar de planes de conquista. Un par de construcciones y soldados pueden ser suficientes para adentrarse en un mundo de fantasía, que poco o nada tendrá que envidiar al resto.