De los juegos de mesa tradicionales a los juegos de mesa de autor

juegos de mesa tradicionales

Comienza la carrera hacia la meta. La buena suerte parece estar de mi parte. Avanzo posiciones e incluso me beneficio de alguna que otra ventaja. Es lo justo por ir en cabeza.

Para mi desgracia, el jugador de mi izquierda parece tenerlo todo controlado. A una buena jugada le sigue otra. Y una aún más perfecta. ¿Cómo no me he dado cuenta antes de que su plan era mejor que el mío? Mientras tratamos de hundirnos el uno al otro, el tercer participante (y también fantasma) cruza la línea.

Bien podríamos estar hablando de juegos publicados recientemente, como Miguel Strogoff, Nitro, Sugi o Dice Drivin’. ¿Pero y si nos estuviéramos refiriendo al parchís? Al fin y al cabo, los juegos tradicionales influyen en los modernos más de lo que puede parecer…

 

LA IMPORTANCIA DE LAS MECÁNICAS TRADICIONALES

Los juegos han servido como entretenimiento para la humanidad durante siglos. Los tableros improvisados con piedras dieron lugar a otros más complejos, con piezas esculpidas. No tardaron en convertirse en un plan en sí mismo que, además, incentivaba las reuniones sociales.

Sin ir más lejos, costaría entender una Navidad sin ellos. La Oca, el parchís y el dominó han formado parte de las infancias de muchas personas, con sus correspondientes momentos de risa, de nerviosismo o incluso de rabia por los planes frustrados.

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Dado que no siempre resulta sencillo rememorar aquellas intensas noches, tras los deliciosos banquetes, existen juegos de mesa gratis, a disfrutar en su modalidad online. Competir contra jugadores de cualquier rincón se convierte en una experiencia recomendable para los nostálgicos, no exenta de emoción.

Ahora bien, ¿continúan siendo tan importantes estos clásicos hoy en día? Respuesta afirmativa. Los juegos tradicionales no sólo siguen aportando momentos de diversión, sino que, en ocasiones, se echan de menos tras unos meses compitiendo en juegos modernos.

Por su parte, influyen en gran medida en esos juegos de autor. Un Carcassonne podría no haber existido sin un dominó, mientras que un Pocket Ops o un Haru Ichiban no estarían ahí en caso de no haberse inspirado en las tres en raya y en el juego de las damas.

Con ello, los actuales tienden a recurrir a la intensa competición creada en los antiguos, ya sea para llegar a la meta antes que el rival, para deshacerse de todas las piezas a tiempo, para obtener combinaciones o para lograr la mayor cantidad de puntos. Además de influir en las condiciones de victoria, sus mecánicas se ven reflejadas.

La combinación entre estrategia y azar, la rapidez mental, el hecho de ocultar una «jugada maestra» para el último momento, el análisis exhaustivo de la situación de los rivales y el arte del despiste son otros de los elementos heredados.

No faltan las miradas de complicidad, el engaño, ni la posibilidad de conducir al contrario al terreno propio. ¿No cuenta El Chinchón con muchas de estas características? ¿Y el ajedrez? Al margen de todas ellas, que pueden variar de unos títulos a otros, encontramos las tres características de las que nunca se prescinde.

Hablamos de las pataletas, de los reproches y de las excusas. Todas ellas, aplicables incluso a los cooperativos, no tardan en aparecer al finalizar un reto de la peor forma posible. Un «eso no es justo», va seguido de un «si no te hubieras puesto en mi contra» y de un «estoy demasiado cansado».

Con todo ello, comprobamos como los juegos tradicionales están más vivos que nunca, ya sea por todo lo bueno que continúan aportando o por la herencia dejada. Prueba de ello son las salas de bingo online que existen hoy en día, capaces de seguir sorprendiendo como el primer día. Y, ya de paso, de seguir inspirando a los nuevos autores de juegos de mesa.