¿Ventajas de ser un salmón? El olor que desprende uno mismo. ¿Inconvenientes? Todo lo demás. Estos pececillos se convierten en la estrella del menú de osos, águilas y garzas, por lo que un simple paseo puede ser todo un desafío. Lo comprobamos en Upstream, el nuevo juego de mesa de 2Tomatoes.

 

EL DIFÍCIL CAMINO DE VUELTA A CASA

Upstream es un juego de mesa de 2 a 5 participantes, con competiciones de 20 a 30 minutos. Recomendado para mayores de 8 años, tiene a Víctor Samitier (Sugi) como autor. Sus ilustraciones son obra de Sergi Marcet (Dungeon Run, The Manhattan Project, Stalag 17, Stalag 18).

Financiado mediante una campaña de búsqueda de financiación en Verkami, ya está llegando a las tiendas, de la mano de 2Tomatoes. Con un precio en torno a los 25 euros, encontramos una propuesta basada en la colocación de losetas y en los puntos de acción.

Con componentes independientes del idioma e instrucciones en castellano e inglés, sus jugadores se ponen en la piel de salmones. Su objetivo es regresar al lugar donde nacieron para dejar sus huevos.

El camino de vuelta a casa es un viaje complicado, ya que los osos y las aves rapaces están al acecho. A estos depredadores hay que sumarles la desaparición del mismo río, a medida que pasa el tiempo, y la dificultad para nadar entre rocas y remolinos.

 

UPSTREAM: UNA PARTIDA

Cada jugador recibe sus fichas de salmón, a situar de manera equitativa en las cuatro losetas de mar, por el lado que muestra la pareja de salmones (se girarán a medida que se vayan perdiendo, para que quede visible un único salmón).

Tras barajar todas las losetas en una pila, boca abajo, por orden de turno van colocándolas a continuación del mar. Una vez creado un espacio compuesto por cuatro losetas por columna, además de las iniciales, comienza la partida. Empezando por el jugador inicial, todos llevarán a cabo su turno.

Es en él donde se hará necesario gastar cinco puntos de acción, ya sea nadando o saltando. Podrá mover una sola ficha o repartir los puntos entre varias, teniendo en cuenta que una loseta sólo podrá contener tantas fichas como equivalgan al número de jugadores.

El desplazamiento de una loseta a otra, siempre que no tenga obstáculos, se considera nadar. Tiene un coste de un punto. Por su parte, a la hora de esquivar obstáculos, se hace necesario saltar. Su coste es de un punto por cada loseta avanzada y otro por una loseta saltada. Sólo está permitido saltar en línea recta.

La primera ronda finaliza añadiendo tres nuevas losetas al circuito y pasando la loseta de jugador inicial al siguiente. En la segunda, se vuelven a añadir otras tres, a la vez que se retiran las de mar. A partir de la tercera, se añaden tres y se retiran las tres últimas. Se eliminan las fichas de salmones que hubiera sobre las losetas eliminadas.

En el circuito, no sólo encontraremos losetas de agua y de obstáculo. En las de roca, cabe una ficha de salmón menos, mientras que en las de animal, se eliminan salmones. Las águilas se comen un salmón cuando una ficha termina su salto en su loseta o entra en ella nadando. Se giran tras haber almorzado.

Los osos se comen a los salmones que saltan sobre, desde o hasta su loseta, mientras que las garzas restan salmones si se tienen fichas en sus losetas al finalizar el turno.

Tras agotarse las losetas, se sitúan las de desove al final del circuito. Se seguirán eliminando las tres últimas al final de la ronda, pero ya no se añadirán más. A cambio, los salmones en el desove avanzan una casilla, sin tener en cuenta el máximo de fichas por loseta.

Cuando entra en juego, las reglas son las mismas, salvo por una excepción: al mandar un salmón al desove, ya no podrán gastarse puntos de movimiento en esa ficha. La partida termina cuando ya no queden más salmones, ya sea porque estén dentro o porque hayan sido eliminados.

Cada jugador se anota un punto por cada salmón que posea. Se añade un punto por cada ficha y cada huevo de la zona de desove. Es decir, si tuviera dos fichas de salmón en una casilla con tres huevos, sumaría seis puntos. El ganador será quién tenga la máxima puntuación.

 

UPSTREAM: CONCLUSIONES DE UN SALMÓN

La primavera debería ser mi época favorita. Comienza el deshielo y podemos regresar a casa. Lástima que todos tengamos la misma rutina y que ese viaje no sea sencillo en absoluto. ¡Para que luego digan que los de una misma especie se respetan!

Tras un par de empujones y algún susto con una roca, comienza la parte más complicada. Un oso aparece a mi derecha y una garza azul a mi izquierda. Y yo que creía que el enfrentamiento con el águila, que ha acabado con la vida de mi tío, iba a ser lo más duro del recorrido.

Si paso demasiado tiempo junto a la garza, acabará cazándome. Si realizo algún salto cerca del oso, éste tendrá un buen festín. ¿Solución? Nadar sigilosamente entre las patas del oso, para descansar en la siguiente roca. El omnívoro no parece haberse percatado de mi presencia, por lo que empiezo a respirar tranquilo.

Entre tanto, el desove ya aparece en el horizonte. Es más, puedo ver como algunos de mis compañeros de especie, ahora enemigos, ya han puesto sus huevos en casa. ¡Qué envidia! Dado que soy el último en entrar en la zona segura, sólo he tenido tiempo de dejar allí un huevo. Al menos, sigo con vida.

Tras realizar ese viaje en varias ocasiones, descubro que formo parte de un reto sencillo y rápido (al menos para las manos humanas). Han jugado conmigo personas expertas en juegos de mesa y poco habituales y parece que han disfrutado por igual. De hecho, no han tardado en pedir una partida más.

Puesto que las losetas no siempre tienen la misma disposición, los planes de los jugadores cambian. Esos cinco puntos que invierten en nosotros pasan de ser insuficientes a demasiados de una competición a otra. Hay que gastarlos todos, por lo que las muertes empiezan a ser frecuentes.

Veo a compañeros perder la vida a manos de garzas y a otros que se eliminan al perderse partes del río. Tras una exhaustiva observación, descubro que la clave para la victoria reside en un equilibrio constante. Avanzar demasiado una ficha puede hacer que esté casi a salvo, pero los salmones más atrasados podrían empezar a desaparecer.

En ocasiones, no quedará otro remedio que sacrificar a uno para salvar a un mayor número. Si esos humanos saben hacer balance de lo ganado y lo perdido, poner una mirada hacia el futuro e improvisar ante los nuevos e inoportunos obstáculos, tendrán posibilidades de ganar.

También me gustaría decirles que esta carrera hacia la meta iría mucho mejor si tratasen de fastidiar más a los salmones contrarios. Es una cuestión de supervivencia, por lo que no me importa que me utilicen para bloquear movimientos rivales. Así, la misma rejugabilidad también llegará con las propias acciones de los mismos jugadores.

Volviendo a esa diversión casi infinita, debo decir que me lo he pasado de maravilla con los remolinos y con los rápidos. Los primeros no sólo han abierto más posibilidades cuando competían únicamente dos jugadores, sino que han servido para incrementar los planes estratégicos.

Permiten no gastar más puntos de movimiento, algo que puede ser visto como una desventaja, pero también como una oportunidad única para no morir a manos de una garza. Por su parte, los rápidos me han hecho regresar antes a casa. Aunque eso sí, la locura ha sido mayor. ¡Aún me duele mi exquisita cabeza!

En alguna ocasión, he comprobado como las personas han utilizado las llamadas fichas de movimiento. Creo que eran muy expertos en el transporte de salmones, porque es complicado controlar cuántos puntos gastar y cuántos puntos dejar al rival.

En ocasiones, esos humanos han preferido perder uno de sus salmones con tal de que el rival no pudiera moverse demasiado, perdiendo aún más. Eso es una competición pura y dura y no les culpo (demasiado).

Llegar con varios salmones vivos al final no es una tarea tan sencilla como parece y, además, pueden necesitarse varias partidas para conocer a la perfección los efectos de los animales salvajes. Mi consejo es dejarse llevar por la lógica y la intuición para recordarlo todo.

Antes de mi descanso, mientras veo nacer a ese único huevo, debo decir que me he sentido muy cómodo con la calidad de las losetas. Las mesas se han llenado de color y la resistencia es uno de los puntos fuertes del juego. ¡Y encima hasta soy de madera!

En definitiva, formo parte de una carrera muy trabajada, apta para todo tipo de públicos. Los amantes de la estrategia y de la competición, junto al riesgo, sabrán valorarlo mejor y me disfrutarán entre otros juegos más largos.

No es extraño que la caja en la que descansamos y todas las losetas acaben oliendo a salmón. Creo que los humanos han sabido ponerse en nuestra piel en sólo cuestión de segundos, gracias a esa lograda ambientación. Les he visto reír y sufrir al perder un buen número de salmones por un despiste.

Sé que la competición entre tres y cuatro jugadores ha resultado la más satisfactoria, aunque entre dos tampoco se ha echado a perder (sobre todo con esa variante de remolinos, ya que sin ella, las rocas habían desaparecido). Entre cinco ha durado más, pero la interacción ha sido mayor.

Me alegra formar parte de un juego tan original por su temática y tan adictivo por su mecánica. ¿Y sabéis qué es lo mejor de todo? Que me he convertido en un plan imprescindible para las navidades en familia. ¡Y esta vez no es desde el plato!

 

COMPONENTES DE JUEGO

• 7 Losetas de Agua
• 4 Losetas de Salto de Agua
• 5 Losetas de Águila
• 5 Losetas de Garza
• 3 Losetas de Oso
• 5 Losetas de Roca
• 6 Losetas de Rápidos (Expansión)
• 4 Losetas de Mar/Desove
• Loseta de Jugador Inicial
• 20 Fichas de Salmón
• 5 Fichas de Colores
• 5 Fichas de Roca
• 5 Fichas de Remolino
• 5 Fichas de Movimiento
• Instrucciones