Muchos de los juegos de las décadas de los ochenta y de los noventa no tenían una excesiva duración. Sin embargo, podían llegar a entretener durante semanas, meses y años, incluso conociendo toda su historia. Potenciar la rejugabilidad era uno de los principales objetivos de las desarrolladoras.
¿Cómo podían enganchar al jugador durante tanto tiempo? La clave residía en los récords a batir. Pocas cosas resultan tan satisfactorias como superar marcas propias, ya fuera en forma de tiempo o de coleccionables. ¿Sigue funcionando esa fórmula en la actualidad? Analizamos Shu, juego de plataformas que podría tener la respuesta.
SHU EN PC, PS4, PS VITA Y SWITCH
Shu, propuesta de Coatsink y Secret Lunch, ya se encuentra disponible en PC, PS4, PS Vita y Nintendo Switch. Fue hace unos días cuando se puso a la venta su versión para esta última plataforma, a un precio de 8,49 euros.
Con una interfaz en castellano y con las imágenes como sustitutas de cualquier diálogo, estamos ante una aventura de plataformas ambientada en un mundo de fantasía. Los elementos propios de los puzles se combinan con la puesta en práctica de los reflejos y con la unión de habilidades.
Su historia nos traslada a una colorida aldea. La felicidad y la paz no dura mucho, puesto que una tormenta arrasa todo a su paso. Su protagonista es Shu quien, además de dar nombre al juego, se embarca en un viaje por la supervivencia.
Con ese fenómeno meteorológico en forma de enemigo gigante, recorrerá distintos parajes en busca de un buen refugio. A diferencia de otros títulos del género, no aprenderá habilidades de la forma convencional. Se unirá a otros supervivientes para que sean ellos quien hagan uso de sus facultades.
LA DIFICULTAD QUE AUMENTA POR NIVELES
La estructura de Shu es sencilla. Cuenta con un total de seis mundos, con sus respectivas ambientaciones, divididos en 21 niveles. Completar uno implica pasar al siguiente, y así sucesivamente.
Recorremos escenarios helados y desérticos, pasando por zonas de agua, de bosque, de montaña o de interior. En todos ellos, el objetivo es el mismo: llegar a la meta con vida. Al hacerlo, habrá un recuento de las mariposas recogidas por el camino, de los objetos especiales y de los pequeños pájaros.
Aunque se trata de un juego corto, a completarse en un par de tardes, sus niveles son más largos de los que suelen ofrecer los títulos de plataformas. Los primeros resultan extremadamente sencillos para cualquier habitual al género. Incluso no tendrá que esforzarse demasiado para recoger los coleccionables.
Los siguientes aumentan su dificultad, aunque el verdadero reto llegará con el último mundo. En él, son habituales las desesperaciones y la rabia. ¿No es ese salto imposible? ¿Cómo puede correr el enemigo tan rápido? Suerte que existen los puntos de guardado.
A lo largo de cada nivel, existen un buen número de puntos, que nos permiten volver a ese mismo lugar tras perder una vida. Además, nos recargan las vidas, volviendo a contar con cinco. Son más que útiles en determinados momentos, aunque no servirán de nada tras perder la última vida. Habrá que volver a empezar.
Buena parte de esos niveles cuentan con la presencia de su gigante enemigo. Persigue al jugador sin ningún tipo de pausa y, un solo roce, le hará perder una vida. Con él, aumentan los nervios y la tensión. No hay tiempo para pensar en los puzles, por lo que la habilidad o la buena memorización son las claves para dejarle atrás.
¡QUIÉN PUDIERA VOLAR ASÍ!
Aunque Shu tiene que recorrer varios parajes en solitario, en buena parte de ellos contará con la compañía de otros personajes. Cada vez que encuentra uno, se dan la mano y permanecen unidos durante un tiempo.
Hay un total de diez, con sus respectivas habilidades. Así, al agarrar a uno podremos aprovecharnos de su capacidad para abrir y cerrar flores, de su agilidad para saltar o de su destreza con los patines. Hay quien puede volar como nadie o quien conoce la fórmula para ralentizar el tiempo.
Al avanzar unidos, no es necesario manejarlos individualmente. Lo que sí resulta preciso es pulsar su correspondiente botón en el momento adecuado. Los obstáculos y las caídas mortales están a la orden del día y, sin una buena coordinación, poco se podrá hacer.
SHU: CONCLUSIONES
Shu es una aventura que respeta al máximo la esencia del género plataformas. A través de un avance horizontal y vertical, su protagonista recorre mundos repletos de obstáculos y de puzles por resolver. Con el tiempo, aprende nuevos trucos, aunque también se incrementa la dificultad.
Al ritmo de una cuidada banda sonora, nos adentramos en un intenso viaje en el que resultará imposible no cogerle cariño a sus personajes. Salvo en algunos puntos, no estamos ante un juego especialmente complicado. Tampoco largo, pero con una duración acorde a su precio. Debe verse, por tanto, como una experiencia de cuento.
Coatsink y Secret Lunch apuestan por los coleccionables y por la velocidad para potenciar su rejugabilidad. Completarlo nos llevará un par de tardes, pero conseguir todos sus extras no será una tarea nada sencilla. Así, seguiremos divirtiéndonos al volver a recorrer escenarios en busca de secretos ocultos.
Con una mirada hacia el pasado, recurre al modo contrarreloj. Con él, quedan registrados los tiempos, por lo que se nos planteará el desafío de completar cada nivel en el menor tiempo posible.
Estos dos elementos, tan útiles en juegos cortos, siguen funcionando a la perfección. Así, contaremos con un entretenimiento con retos rejugables, a los que recurrir en cortos períodos de tiempo o transcurridos meses o años, sin necesidad de recordar su historia.
Como ya hemos visto, la forma de adquirir habilidades es uno de sus elementos más originales. Se complementa con las sorpresas constantes que, incluso, nos permiten subir a lomos de un animal. Las escenas en las que no podemos parar ni un segundo, por tener al gran enemigo detrás, también son las más satisfactorias de completar.
Con todo ello, Shu es una apuesta más que recomendada a los amantes de las plataformas y de los puzles. Además, hará las delicias de los ‘speedrunners’ profesionales o improvisados, recordando cada salto y cada movimiento. El hecho de no contar con textos lo convierte en una historia aún más preciosa.
Su llegada a Switch le sienta a las mil maravillas, aprovechando al máximo la posibilidad de jugarlo de forma portátil o desde el televisor. Sus gráficos no desentonan y la posibilidad de realizar capturas de pantalla en cualquier momento es su complemento perfecto.
Esta novedad también cuenta con elementos negativos. Quienes valoren más la jugabilidad que el trasfondo podrían no disfrutarlo del todo. Su gran facilidad en algunos niveles también podría echar atrás a los más habituales. Y, ya puestos a apostar por una rejugabilidad máxima, no le vendrían mal unas cuantas novedades a desbloquear al final del juego.
Análisis realizado en la versión de Nintendo Switch.