Los motores del vehículo de Nina McSpeed rugen con fuerza. Empieza la carrera, dominada por Alex Boost y Billy Turbo. Un par de curvas peligrosas dan paso a un estrecho callejón, ¿en forma de bastones de caramelo?
Los muñecos de jengibre, las piruletas de colores y las cajas de cereales abren un camino donde empiezan a rodar las bolas de chicle. Unos deliciosos bombones han servido para que los primeros reduzcan su velocidad, mientras Nina muestra al mundo su dominio de los derrapes. Analizamos Super Toy Cars, con motivo de su reciente estreno en Nintendo Switch.
SUPER TOY CARS EN PC Y CONSOLAS
Super Toy Cars, obra del estudio zaragozano Eclipse Games, se define como un juego de carreras, protagonizado por coches en miniatura. Ya disponible en Windows, Mac, PS4, Xbox One y Wii U, acaba de incorporarse al catálogo de Nintendo Switch.
Lo hace a un precio de 8,99 euros, hasta el próximo 9 de marzo. Será a partir de esa fecha cuando pase a costar 9,99 euros. Al igual que en el resto de plataformas, sólo puede adquirirse en formato digital. Cuenta con interfaz y textos en español.
Esta propuesta arcade nos lleva a conducir todo tipo de vehículos, tanto en su modo historia como en sus carreras rápidas. Respeta la esencia de los clásicos de conducción, aportando un soplo de aire fresco al género por sus innovadores escenarios.
SU ADICTIVO Y CUIDADO MODO HISTORIA
Los juegos de conducción destacan por la libertad que ofrecen a la hora de competir. Es por ello que, con gran frecuencia, su modo historia suele quedar olvidado. Las ansias de competir contra los demás acaban por dejarlo en un segundo plano.
Esta regla se rompe por completo en Super Toy Cars. Tanto es así que su modo historia puede considerarse su gran atractivo. ¿El motivo? Sus elementos sorprendentes y su amplia variedad de retos y misiones, que alejan cualquier síntoma de monotonía.
Éste se compone de ocho bloques, desbloqueables y de dificultad progresiva. Cada uno consta de seis retos, con su respectiva puntuación. Quedar el primero en una carrera o cumplir las metas marcadas reportará diez puntos, es decir, el máximo. La suma de todos ellos quedará reflejada en su conjunto en el bloque.
Así, su rejugabilidad queda más que potenciada. El jugador podrá escoger entre ir superando cada nivel con la máxima puntuación o acceder al siguiente, para volver a intentarlo más adelante.
Estos retos se dividen en carreras como tales, para cruzar la meta en primer lugar, o en desafío individuales a contrarreloj, para completar el circuito en un tiempo marcado.
Se complementan con las pruebas de tiempo, para llegar hasta la marca verde y de eliminación, donde cada ciertos segundos se liquida al último participante. En el reto de evasión, además de eliminarse jugadores, aparecen las fatídicas minas explosivas.
Puesto que cada desafío requiere de unas características únicas, aparece la posibilidad de cambiar el vehículo con el que se compite. Las carreras premiarán con monedas y desbloquearán vehículos con características muy distintas. Un Fórmula 2500 no ofrecerá el mismo resultado que un Sputs Super Nine, sobre todo si se ha personalizado aún más con una visita al taller.
LAS CARRERAS RÁPIDAS, LA OTRA POSIBILIDAD
Tras completar el modo historia en la medida de lo posible, o para descansar de él, Super Toy Cars cuenta con la opción de carrera rápida. Seleccionamos el tipo de desafío (los mismos que en la historia), el circuito y la dificultad para, después, escoger un vehículo y personalizarlo.
En Nintendo Switch, aparecen dos posibilidades: competir contra la máquina o contra hasta tres amigos. La primera no es tan emocionante como la segunda, pero cuenta con una diferencia respecto a los otros títulos del género.
La inteligencia imperfecta, a través de la cual los vehículos controlados por la máquina también se chocan y tienen accidentes, permite una experiencia de juego realista. Esto no quita que también sea un verdadero desafío para el jugador, ya sea principiante o enfrentándose a retos difíciles.
Respecto a la competición con amigos, no faltan las risas, los reproches ni los momentos de rabia. La parte negativa es que requiere de mandos completos para poder disfrutarse, algo que no lo convierte en accesible para todos los jugadores.
¿TAMBIÉN HAY OBJETOS?
Como en toda carrera que se precie, Super Toy Cars cuenta con objetos repartidos por todo el circuito. Llegan en forma de ventaja individual o para fastidiar al rival. Así, las enormes bolas de billar o las manchas de aceite se combinan con las recargas inminentes del turbo, entre otros efectos.
Recoger los más eficaces (o los que hayan dejado los rivales) es una de las claves para la victoria, junto a unos buenos derrapes y un buen uso del turbo. Ambos van de la mano, puesto que los primeros permiten recargar el turbo (junto a los saltos), además de evitar salidas peligrosas.
Éstas aparecen en todos los circuitos. Presentados con distintas formas, potenciando también su rejugabilidad, muestran una habitación infantil, un escenario lluvioso o el paraíso de los dulces.
Además de contar con todo lujo de detalles en cuanto a decoración, tienen elementos con los que interaccionar, como los bombones que vuelan por los escenarios o un entrañable Cocodrilo Sacamuelas. Cada reflejo en la pista demuestra que su desarrollo lleva un enorme trabajo detrás.
SUPER TOY CARS: CONCLUSIONES
Con total seguridad, Super Toy Cars es uno de los mejores juegos de conducción de la historia. Demuestra que no precisa de unos gráficos realistas si lo que realmente se quiere es divertir y enganchar al jugador.
Su original estética, reflejada en cada detalle, es todo un acierto. Será una auténtica maravilla demostrar la habilidad al volante en sus 15 circuitos, que nos trasladan a un mágico universo.
Los diferentes tipos de vista con los que cuenta, para que el jugador escoja el más cómodo, nos muestran lo fascinante que puede ser un objeto cotidiano a pocos centímetros del suelo. La visión llega a partir de 16 coches a personalizar.
Poder comprar ese coche especial, fruto del duro trabajo en su modo historia, resultará tan satisfactorio como escoger su diseño o visitar el taller. Podremos hacer pequeños arreglos para modificar sus características, mostradas en barras esquemáticas.
Así, no necesitaremos ser expertos en coches para comprender cuál es el mejor vehículo para derrapar o cuál goza de un mejor manejo. Combinar el uso de varios de ellos garantizará el éxito.
Como ya hemos visto, su adictivo modo historia es su mejor elemento, por la variedad de retos que propone. La sencillez de controles, su claro tutorial, sus curiosas estadísticas y su pegadiza banda sonora hacen el resto.
Así, estamos ante una propuesta que nada tiene que envidiar a otros títulos del género, altamente rejugable y con una más que perfecta relación entre precio-calidad-duración. Respecto a su llegada a Nintendo Switch, que le permite presumir de su colorido, son varias las ventajas.
La posibilidad de tomar fotografías y realizar vídeos a cada momento es igual de útil que poder jugarlo en cualquier lugar, ya sea en su modo portátil o en el televisor. Por desgracia, no todo podía ser perfecto en esta obra maestra.
Se echan en falta más ambientaciones, canciones y un multijugador más accesible, ya fuera mediante el online o con una adaptación de los Joy-Con para permitir el juego sin un mando completo.
Análisis realizado en su versión de Nintendo Switch.