Hay quienes buscan tener un catálogo de juegos en su consola con mecánicas que no se repitan. Tiene que haber un claro representante de un juego de aventuras, acompañado de otro de plataformas, de disparos, de rol, de terror y de conducción. Tampoco puede faltar el clásico deportivo, ni la propuesta englobada dentro del género «fiesta».
30 in Game Collection – Volumen 1 bien podría ser un claro representante de este último. Coincidiendo con su reciente lanzamiento en Nintendo Switch, analizamos esta propuesta compuesta por 30 minijuegos, como su propio nombre indica.
30 IN GAME COLLECTION – VOLUMEN 1 EN SWITCH
30 in 1 Game Collection – Volumen 1 es un juego para Nintendo Switch, disponible desde hace unos días. Puede encontrarse en la eShop de la consola, a un precio de 14,99 euros.
También conocido como Party Planet (en su lanzamiento americano), estamos ante un ‘party’ con opciones multijugador. Es obra de Teyon, estudio polaco fundado en 2006 y especializado en juegos sociales y recopilatorios.
En esta ocasión, nos presentan un claro homenaje a los clásicos, a través de 30 minijuegos. La precisión, la concentración, el equilibrio, la rapidez y la coordinación se ponen a prueba, a través de temáticas y mecánicas muy distintas entre ellas.
¡CÓMO CORREN ESOS DODOS!
Esta novedad destaca por su sencilla interfaz en castellano, que no deja lugar a dudas. Sin modo historia ni preámbulos, el jugador puede enfrentarse a cualquiera de los minijuegos disponibles al inicio.
Al seleccionar uno, accederá a un breve apartado con el objetivo y los controles para, después, seleccionar el número de jugadores. La parte buena es que todos pueden disfrutarse en solitario, sin perderse la emoción. Si se desea jugar con amigos en una misma habitación, basta con conectar los mandos y establecer los equipos.
Si por algo destaca 30 in 1 Game Collection – Volumen 1 es por su capacidad para sorprender en todos y cada uno de los minijuegos. Así, tendremos que atrapar bichos, ayudar a un esquimal a esquivar una torre o guiar a un saltamontes por un estanque.
Las carreras de dodos no tardan en hacer su aparición. Tampoco las construcciones de estables puentes, las aventuras de las luciérnagas, las competiciones entre tanques o el minigolf. Con sus adictivos torneos. Muchos de ellos llegan en forma de minijuegos desbloqueables.
LA LLUVIA DE MECÁNICAS
Para potenciarse la rejugabilidad en todos los títulos, esta novedad apuesta por la subida de nivel en base a la experiencia. Al finalizar un reto, contaremos con una puntuación. Si lo hemos hecho bien, se quedará guardado con una estrella, ya sea de bronce, plata u oro.
Ese progreso estará presente durante la acción, para que podamos comprobar si el esfuerzo está dando resultado. A base de jugar, iremos subiendo de nivel, desbloqueando minijuegos aún más emocionantes. Si conseguimos llegar al último, ya no habrá más gráficos de experiencia. A cambio, podremos disfrutar del juego completo.
Entre las mecánicas de las competiciones, aparecen las propias de los juegos de puzles y de plataformas. Se combinan con las de un shoot ‘em up vertical y con las de los juegos deportivos.
Sin embargo, las que más llamarán la atención son las pertenecientes a los clásicos de los años ochenta y noventa. Muchos de sus minijuegos rinden homenaje a títulos de la mítica Game & Watch, dispuestos a hacer las delicias de los amantes de lo retro. Encontrar los detalles de Ballon Fight, de Manhole o de Fire en ellos no tiene precio.
30 IN 1 GAME COLLECTION: CONCLUSIONES
30 in 1 Game Collection – Volumen 1 se conforma como un juego imprescindible, que se hacía más que necesario en Nintendo Switch. Si bien es cierto que la consola cuenta con varias propuestas que potencian el multijugador local, en su modo «fiesta», no todas son tan asequibles como ésta.
Sus responsables ofrecen un título altamente rejugable, incluso aunque no se pueda subir de nivel tras un par de días de juego. Lo hacen utilizando la fórmula clásica: la superación de récords propios o de amigos, en una competición sin fin. Por supuesto, ver todos los juegos con su estrella dorada también será motivo de orgullo.
Como ya hemos visto, su amplia variedad de mecánicas es una de sus mejores características. No se repiten en ningún minijuego, trasladándonos a mundos de fantasía completamente distintos, para poner a prueba habilidades muy dispares. De hecho, existen importantes diferencias entre niveles, con una emoción constante.
Con retos más que adictivos, de rápido arranque (algo muy importante en el género), los disfrutaremos muchísimo en solitario. A diferencia de otros títulos, no nos perderemos ninguno si no contamos con un compañero o con un mando completo. Sin embargo, siempre es más divertido entre varios.
La posibilidad de establecer equipos juega a su favor, creándose partidas repletas de risas, tensión y nerviosismo, donde los reproches están más que asegurados. Así, poco o nada tiene que envidiar a los tradicionales Wii Pary o Mario Party. Sin ir más lejos, algunos de sus minijuegos nos recordarán a ellos.
A través de una estética cuidada y colorida, al ritmo de una alegre banda sonora, destaca su posibilidad para ordenar los retos en base a categorías o alegrías dadas. Por su parte, funciona igual de bien en su modo portátil o en la televisión, mientras que su posibilidad para tomar instantáneas de los mejores momentos es otro de sus puntos fuertes.
Con todo ello, estamos ante un juego que roza la perfección al compararse con sus compañeros de género y al valorar los buenos momentos que es capaz de crear. Se nota que existe un duro trabajo detrás y, tras probarlo, serán ya varios quienes esperen ansiosos un futuro volumen dos.
Sus numerosas posibilidades de juego van de la mano de su capacidad para llenar de nostalgia las pantallas. Esos claros homenajes a los clásicos y a los recopilatorios de distintas consolas harán revivir su infancia a más de uno, algo que no todos los títulos son capaces de conseguir.
Por desgracia, esta vuelta al pasado también tiene sus elementos negativos. Una vez más, encontramos un juego que no aprovecha los Joy-Con en su forma individual, requiriendo de mandos completos para poder disfrutarse. Así, la experiencia de juego se vuelve prácticamente individual, puesto que no todos disponen de mandos extra.
Además, se echan en falta competiciones distintas, más allá de la selección de un minijuego en particular. Una torre de minijuegos, con varios escogidos al azar, le habría sentado como anillo al dedo.