Análisis: Graveyard Keeper

Volvemos a la época medieval. Más concretamente, a un escenario oscuro y misterioso, aunque también humorístico. Graveyard Keeper nos transporta al género de la gestión, con sus inevitables comparaciones con el exitoso Stardew Valley. 

Mientras que el objetivo en él es sacar adelante una granja, siendo relativamente fácil aprender a jugar, en esta novedad las cosas cambian. La parte dura, e incluso cruel y sarcástica, está presente a cada momento. El esfuerzo es reflejo de la realidad, poniéndonos al frente de un cementerio. Analizamos esta propuesta de tinyBuild.

 

LA GESTIÓN DE UN PECULIAR NEGOCIO

Graveyard Keeper ya está disponible en Steam a un precio de 16,79 euros, en sus versiones para Windows, Mac y Linux. Su libro de arte y su banda sonora también pueden adquirirse por 4,99 euros cada uno (22,75 euros en su edición de coleccionista). También acaba de unirse al catálogo de Xbox One, por 19,99 euros.

Graveyard Keeper

Lazy Bear Games, creadores del aclamado Punch Club, vuelven a colaborar con tinyBuild para dar a luz a este juego de gestión de un cementerio, con textos en castellano. El que es una de las revelaciones del año no sólo es conocido por su enorme parecido a Stardew Valley, en posibilidades y gráficos, sino por su original contexto.

Por el momento, y a la espera de saber si incluirá alguna opción multijugador en un futuro, cuenta con una única modalidad. Después de despistarnos mirando el móvil, despertamos siendo el nuevo guardián del cementerio. Hemos sido trasladados a la época medieval para gestionar el negocio y sus alrededores.

Al comenzar esta rara y misteriosa aventura, nuestro protagonista hipster es guiado por una calavera, en forma de pequeña ayuda, para realizar las tareas que empiezan a convertirse en su obligación. Como sepulturero oficial, su deber es enterrar cuerpos y arreglar el cementerio junto a la iglesia. Se encuentra, por cierto, en un estado deplorable.

 

LAS TAREAS DE UN PLURIEMPLEADO

Poco a poco, y con el paso de los días, iremos recibiendo cadáveres de un burro con mucho carácter. Habrá que realizar autopsias para sacar todo el partido a las partes corporales del fallecido. Al fin y al cabo, nunca debemos olvidar que se trata de un negocio como tal.

Graveyard Keeper

Las posibilidades, más allá de manipular a los muertos, no tardan en aumentar. Plantar semillas y recoger la cosecha, pescar, cocinar (con todo tipo de «ingredientes») y crear objetos, pasando por tablones o cuñas de madera y libros escritos por nosotros mismos, son algunas de las opciones.

Todo es posible gracias a las tecnologías que iremos desbloqueando. No serán gratuitas, puesto que serán el resultado a los puntos de experiencia. Con aproximadamente diez horas de juego, ya seremos sepultureros, predicadores, agricultores, picapedreros, carpinteros e incluso exploradores. Y he aquí el gran atractivo del juego.

Si por algo se caracteriza Graveyard Keeper es por la enorme cantidad de horas que podremos disfrutarlo, fruto de todas estas posibilidades. La meta de nuestro personaje es regresar al mundo del que proviene, para lo que será preciso cumplir numerosas misiones y poner a prueba las habilidades en el género.

 

UN AUTÉNTICO QUEBRADERO DE CABEZA

El tiempo en Graveyard Keeper pasa relativamente rápido, lo que crea una notable dificultad. En un total de seis días, donde aparecen personajes y eventos, realizar varios objetivos a la vez no es moco de pavo. Principalmente, sabiendo que nuestra energía se agota a un ritmo considerable, con la obligación de descansar.

Graveyard Keeper

La organización se conforma como el eje central del juego, puesto que sin ella poco o nada saldrá bien. No debe faltar al manipular la gran cantidad de objetos y materiales que se muestran. La gestión del espacio es algo que nos traerá de cabeza si empezamos a lo loco, colocando a diestro y siniestro los diferentes espacios de trabajo.

Por su parte, los dilemas éticos no tardarán en presentarse. Con el anuncio del juego, supimos que tendríamos que tomar decisiones alejadas de lo moral. Sin ir más lejos, la realidad de no comer carne humana se supera con suma facilidad, sobre todo por el protagonista. Nos pone al límite de forma constante, aunque con el humor y el sarcasmo por bandera.

Al fin y al cabo, ¿van a necesitar los cuerpos sus miembros? ¿No es preferible invertir los recursos que ya se tienen en el festival de la quema de brujas en lugar de gastar bienes muy valiosos para el futuro? ¿Es delito envenenar a los habitantes para seguir con el negocio?

 

GRAVERYARD KEEPER: CONCLUSIONES

Tras disfrutar de Graveyard Keeper, podríamos decir que estamos ante un juego que no tiene nada que envidiar a uno de los reyes del género, Stardew Valley. Sin embargo, el error de los tirones al caminar puede dificultar algo la experiencia de juego, siendo algo necesario de corregir.

Graveyard Keeper

Su nivel de dificultad no es bajo. Aunque no es especialmente alto, sí que que hará que nos cueste empezar a ver prosperar nuestro cementerio. Para muchos, esto puede ser un inconveniente, pero para los que no se dan por vencidos, será una forma más de sentirse atrapados.

Los gráficos son muy similares a los de Stardew Valley en muchos aspectos. En otros, como los movimientos del agua y los objetos del entorno, Graveyard Keeper está un escalón por encima. El colorido y los píxeles vuelven a demostrar que hacen una pareja envidiable, siempre que apuesten por el máximo detalle.

Respecto a las tareas y trabajos, están balanceados, siendo más costoso para nuestra energía picar piedra que cortar madera. Podremos ver dos formas de creación de objetos y alimentos. Será posible fabricarlos activamente trabajando en ellos, mientras que también podremos crear objetos como los lingotes de hierro, que salen de minerales de hierro. Éstos necesitan de un horno para formarse, por lo que habrá que esperar un tiempo determinado previamente.

Esa parte humorística, con sus decisiones vitales, es uno de sus grandes aciertos. Las risas, provenientes de las acciones poco morales y comunes, y sus entrañables personajes se completan con una mecánica propia del rol y de la exploración de mazmorras (con su constante exploración).

Lo que siempre debe quedar claro es que estamos ante un negocio como tal, por lo que las acciones siempre deberían ir encaminadas a llevarlo a lo más alto. Por mucha libertad que se presente a la hora de prosperar y conseguir la mejor reputación (algo básico en el género), nunca deberíamos alejarnos del objetivo.

Estamos ante una joya que cuenta con algún error que se irá solucionando con el tiempo. A falta de alguna opción multijugador que lo complete, queda claro que no nos mete prisa para realizar las tareas, algo que principiantes y veteranos del género agradecerán. El nivel de agobio lo marcarán sus propios actos.

Las horas de juego son casi ilimitadas, por lo que su relación precio-calidad-duración es más que perfecta. No debe olvidarse que se encuentra perfectamente traducido al castellano. Como conclusión, tiene ese poder de hacer que el tiempo pase muy rápido en la vida real, algo que no es sencillo de conseguir cuando ya está todo más que inventado.

 

Graveyard Keeper nota

Análisis realizado en la versión de PC.