Hungry Shark: la huida de Ernesto a la hora del almuerzo

Hungry Shark opiniones

¿Existe algo más terrorífico que descubrir la aleta de un tiburón a pocos metros de distancia? Respuesta afirmativa. No hay nada peor que encontrarse a un tiburón con babero y tenedor. Ambas herramientas nos indicarían que está a punto de darse un buen festín…

Este animal es el gran protagonista de Hungry Shark, seguido de cerca por los pulpos policías (alguien tiene que poner orden en el océano) y por los despistados pececillos. Reseñamos esta novedad, basada en la rapidez mental y en la concentración.

 

UN EFICAZ RECUENTO

Hungry Shark es un juego de mesa de 2 a 8 participantes, con competiciones de 10 minutos, recomendado a partir de los 6 años. Es una creación de Eugeni Castaño (Cargolino Valentino, Ticket to Mars, Nubes), con ilustraciones de Ramsés Bosque (2GM TacticsDice Drivin’, Ratland, Sexy, el juego del arte del flirteo).

Ya se encuentra disponible a un precio de 14 euros, de la mano de Átomo Games. La editorial presenta una edición de caja pequeña, con cartas de gran tamaño independientes del idioma. Sus instrucciones se muestran en castellano e inglés.

Hungry Shark

Esta colorida propuesta nos traslada al fondo del océano, a través de tres modalidades. Haciendo uso de la observación, de la concentración y de la rapidez mental, los jugadores determinan cuantos peces aparecen en la escena. La que es una experiencia sencilla acaba convirtiéndose en un reto complicado.

Los tiburones empezarán a comer peces, mientras que los pulpos tratarán de evitar la catástrofe. La misión pasa a encontrar los peces que no han sido devorados o, incluso, a identificar cuál es el color menos abundante entre los que siguen con vida.

 

HUNGRY SHARK: UNA PARTIDA

Se barajan, por separado, las cartas de gruta y océano. Las primeras se sitúan en el centro de la mesa, en un mazo boca abajo. Las segundas se dividen en dos mazos idénticos, a situar a ambos lados, también boca abajo. La partida consta de 18 rondas, equivalentes al número de cartas que se levantarán simultáneamente.

El jugador en turno desvela una de cada mazo, de tal forma que todos las vean al mismo tiempo. En función de la modalidad escogida, la respuesta correcta será una u otra. El que dé con ella antes que el resto se guarda las tres cartas a modo de tesoro. Se levantan las siguientes.

Cada participante sólo puede decir una respuesta por ronda y, en caso de ser errónea, tendrá que entregar una carta de sus tesoros al vencedor. Al final de la partida, gana el que más cartas haya obtenido.

Hungry Shark

Modalidad pezqueñines (principiante)

Los jugadores cuentan el número de peces que aparecen en las tres cartas, sin importar el tipo ni el color. Los tiburones y los pulpos no son tenidos en cuenta en esta modalidad.

Modalidad tiburón comilón (intermedio)

Se cuenta el número de peces que sigue con vida. Los tiburones se comen a todos los peces que estén delante suyo, siempre que no estén vigilados por un pulpo ni escondidos entre otros pulpos o tiburones.

Por su parte, los pulpos protegen a los peces que estén delante, es decir, en su campo de visión, al no estar tras otro pulpo o tiburón. Así, evitan que sean devorados.

Modalidad burbujas marinas (avanzado)

Se tienen en cuenta los tiburones y pulpos, así como las burbujas que se muestran en las carta de gruta. Existen distintos símbolos. Un pez dentro de una burbuja nos indica que debemos contar cuantos peces de ese tipo siguen con vida. Si el pez está dentro de una burbuja tachada, la respuesta será el número de peces no devorados, sin contar los de la especie tachada.

Un símbolo «+» nos lleva a decir el color más numeroso, de entre los peces no devorados. Un «-» equivale al color de los peces menos numerosos de entre los no engullidos. Por su parte, la respuesta correcta en el símbolo tricolor es el número de peces que sigue con vida, sin importar su color.

 

HUNGRY SHARK: CONCLUSIONES

La hora del almuerzo en el océano no se vive igual entre todos. Un diminuto pececillo se pasea con los cascos puestos, disfrutando de un delicioso refresco. No parece haberse percatado del peligro que corre o, quizás, confía demasiado en el cuerpo de policía. ¡Para algo tienen ocho tentáculos!

Hungry Shark

La expresión en el rostro de Ernesto es todo un poema. Mira hacia los lados, evitando encontrarse con algún conocido que le retrase en la vuelta a casa. Ha sido un día duro en el instituto y lo último que quiere es terminar en la barriga de alguien. Y bueno, ahí está ese pez globo en su particular mundo.

La música de suspense suena de fondo (menos para el de los cascos, por supuesto) y tres tiburones entran en escena. Dos pulpos, también. Mientras uno de los policías no parece dispuesto a querer hacer bien su trabajo, el otro detiene a un tiburón.

¿El resultado? Dos bestias hambrientas ya disfrutan de un pez por cabeza. La melodía ha dado paso a los gritos de «azul», «naranja», «dos», «tres» y «avestruz».  ¿Es que a nadie le preocupa la vida de esos inocentes?

Hungry Shark se define como un juego de velocidad, con partidas muy rápidas y de reglas intuitivas. La experiencia cambia por completo al disfrutarse con niños o entre adultos. Porque aunque esté recomendado a partir de los seis años, no estamos ante un juego meramente infantil.

Hungry Shark

Los más pequeños de la casa se familiarizarán con sus instrucciones en esa modalidad para principiantes. Disfrutarán compitiendo en el océano, mientras aprenden. La combinación entre el entretenimiento y los beneficios es más que perfecta, algo necesario para enganchar partida tras partida.

A lo largo de cada reto, se potencian la rapidez mental, la concentración y la observación, a la vez que se practica con el cálculo simple (sobre todo si se ha pasado ya a otra modalidad). Se apuesta por una identificación rápida de formas y colores, a la vez que se interioriza la idea de las recompensas en base al esfuerzo.

La socialización y la imaginación completan el reto. Los niños cuentan con una imaginación desbordante, por lo que no tardarán en imaginar las historias en torno a cada escena, dados los detalles de cada pez.

Respecto a la experiencia entre adultos, podemos empezar sin problemas con su modalidad intermedia. Sufriremos ante las situaciones de estrés y locura, sobre todo si competimos contra mentes rápidas. Aprender a controlar los nervios se convierte en nuestra tarea principal. Una respuesta clara puede ser sustituida por una incorrecta (o un avestruz), como consecuencia de ese nerviosismo.

Hungry Shark

Ya en su modo avanzado, tendremos muchas cosas que recordar. Hay que atender a los tiburones y pulpos para saber cuantos peces siguen con vida. Sin segundos que perder, observaremos la burbuja de la carta del centro, que nos informará qué peces tener en cuenta, cuáles ignorar o qué colores abundan.

Conseguir una respuesta válida no es moco de pavo. No sirve con atender a todos esos valores de forma simultánea, sino que debemos ser el primero en hacerlo. Acompañan al caos las risas, los momentos de rabia y las frustraciones, por lo que las partidas entre los padres serán tan intensas como las vividas en la mesa infantil.

Es inevitable que los juegos visuales compartan características entre sí. En este caso, su modalidad avanzada recuerda mucho a Fantasma Blitz, por esa identificación entre elementos que aparecen y que no aparecen en las cartas. Sin embargo, contiene las suficientes diferencias como para ser compatible con él.

Las disposición aleatoria de las cartas, con sus múltiples combinaciones, da vida a una propuesta rejugable. No existen dos partidas iguales, puesto que dependiendo de la colocación de las cartas la solución será muy distinta.

Hungry Shark

Hungry Shark, con su adictiva, emocionante y divertida jugabilidad, se completa con unas ilustraciones excepcionales. Ramsés Bosque vuelve a mostrar su potencial, esta vez, ofreciendo unos animales llenos de vida. Las expresiones de sus rostros y los divertidos detalles que presenta cada uno nos trasladan en primera persona al océano. Además, permiten su rápida identificación.

Átomo Games amplía su catálogo con una propuesta para niños y mayores, con más complejidad de la que parece a primera vista. En esta ocasión, consigue un fichaje estrella capaz de reflejar toda su experiencia como autor y como jugador. Eugeni Castaño sigue demostrando que las mecánicas sencillas aún siguen dando mucho juego.

 

COMPONENTES DE JUEGO

  • 36 Cartas de Océano
  • 18 Cartas de Gruta
  • Instrucciones (castellano e inglés)

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