Los diamantes, las esmeraldas, las monedas de oro, los huevos y la ceniza regresan a las mesas, acompañados de los dragones más adorables de toda la historia. Reseñamos Dragon Rush: The Card Game, juego de cartas que acaba de unirse al catálogo de Vedra Games. Toma como referencia las partidas de póquer.
EL NACIMIENTO DE DOS NUEVOS HERMANOS
Dragon Rush: The Card Game es un juego de cartas de 2 a 6 jugadores, con partidas de 30 a 60 minutos, recomendado a partir de los 8 años. Creado por José Diego Méndez, cuenta con ilustraciones de Jorge Carrero y África Mir.
Ya forma parte del catálogo de Vedra Games, a un precio de 17,95 euros. Se presenta con cartas independientes del idioma y con instrucciones en castellano, inglés, francés y alemán. Comparte universo con Dragon Rush, juego de tablero de su misma editorial.
Así, volvemos a tener como protagonistas a los bebé dragón, dispuestos a disfrutar de una lluvia de gemas. Los ya conocidos Helluryc, Nymerac, Serpissus y Fulgor dan la bienvenida a dos nuevos hermanos: Otalger y Ankalor. Todos ellos competirán por la mayor cantidad de coronas.
Esta vez, la lucha se llevará a cabo en una combinación entre las características del póquer y las apuestas. A su Modo Clásico se les unen Cuenta Atrás y Juego de Parejas, con los que añadir nuevas reglas a las partidas.
DRAGON RUSH: THE CARD GAME, UNA PARTIDA
Tras barajar el mazo, se reparten cinco cartas a cada jugador. La de juego se deja en el centro de la mesa, junto a la de contador de coronas y a las mismas coronas. Todos seleccionan un dragón, para situar su ficha a un lado. El inicial se queda con la carta de fortuna.
Una ronda se estructura en dos fases, comenzando con el jugador inicial. Cuando todos hayan ejecutado su turno, comienza una nueva, y así sucesivamente. Se repite la misma mecánica hasta que alguien llegue a las 30 coronas (marcadas en el contador), convirtiéndose en el ganador.
1. Fase de Captura.
El jugador consulta sus cartas. Puede continuar con la captura, al grito de «Rush», o interrumpirla, con un «Dragon Rush». En el primer caso, descarta cualquier número de cartas, boca arriba, para robar el mismo número. El turno pasa al participante de la izquierda.
Si la carta superior descartada es un huevo, se escoge entre robar una nueva carta, para descartar otra o devolverla a la parte superior del mazo, o enviar dos cartas de la mano de un rival a los descartes (éste robará dos nuevas). Si se trata de un azufre, el próximo jugador activo sólo podrá descartarse una carta en su siguiente turno. Con una roca, no podrá declarar un «Dragon Rush» en el siguiente turno.
Al interrumpirla, se pasa a la siguiente fase. Nadie podrá continuar el juego más de tres veces por ronda, siendo obligatorio pasar a la siguiente fase si esto ocurre.
2. Fase de Desafío.
El jugador con la carta de fortuna inicia la fase, seguido por los demás. Cada uno tiene tres opciones. Si sube la apuesta, coloca un marcador de coronas en el espacio correspondiente a la carta de juego (el desafío se inicia siempre en el apartado de gemas, seguido por monedas, energía y combo).
Cuando alguien declare que quiere subir, los demás también podrán hacer lo mismo. Al pasar, indicará que no quiere que se resuelva el desafío. La tercera opción pasa por ver la apuesta (siempre que alguien haya escogido la opción de subir). No añadirá marcador, pero sí que querrá resolver el desafío.
Si todos pasan, los marcadores se los lleva el último que apostó, sin resolver el desafío. En caso de que al menos uno quiera ver la apuesta, se añade una corona al total y se resuelve, cuando se haya apostado en todos los apartados.
Se desvelan las cartas para determinar al ganador en cada categoría. En el juego de las gemas, gana el que más tenga. Lo mismo ocurre en el de monedas. Es en el de energía donde se suman los valores de energía de la cartas. En el de combo, se lleva la recompensa el que tenga las mejores combinaciones de gemas o monedas idénticas.
En ese caso, un Wyrm es la combinación de más valor (cinco iguales), seguido por un Dragon (cuatro iguales), un Full (un trío más una pareja), un Trío, una Doble Pareja y una Pareja. Tras repartirse las coronas apostadas a los vencedores, se devuelven todas las cartas para volver a repartir cinco a cada jugador. Se pasa la carta de fortuna al de la izquierda.
DRAGON RUSH: THE CARD GAME, CONCLUSIONES
Fulgor lo tenía claro: no quería hermanos. Para su desgracia, tuvo que compartir el cariño de su madre con Nymerac, Helluryc y Serpissus. Entonces, lo tuvo aún más claro: no quería más hermanos. No sólo estaba en juego el amor maternal, sino la competición por ser el mejor.
¿Qué miércoles le ocurre al destino? Otros dos hermanos se habían unido a la familia, también deseosos de reunir preciosas gemas y valiosas monedas. ¿Acaso nadie sabe que sólo uno se convertirá en un poderoso señor dragón? ¿A qué vienen tantos arrumacos a la competencia?
El desánimo no puede con él y está deseando llevarse más coronas que los demás. Con treinta bastarán y, de momento, ya lleva más de la mitad. La mala noticia es que los demás han remontado en una última jugada y ya le sacan bastante ventaja. La nueva ronda no parece haberse iniciado muy bien.
Lo más valioso que ha reunido han sido un par de monedas de plata, por lo que decide hacer algunos cambios. Casualidades de la vida, Nymerac, Helluryc y Ankalor, uno de los nuevos, le reciben con más monedas de plata. Tras unas estratégicas apuestas, con el despiste de por medio, muestra al mundo su obra maestra. Ha ganado la partida y, aunque le cueste reconocerlo, ahora siente algo de cariño hacia el resto de pequeños. Algo.
Dragon Rush: The Card Game podría definirse como una combinación entre las reglas del póquer y las apuestas. Parte de una mecánica sencilla, estructurada e intuitiva, que es preciso combinar con una estrategia constante. El azar en el reparto de cartas puede controlarse, en cierta medida, con esa toma de decisiones.
Cambiar cartas en el momento preciso es tan importante como arriesgarse a jugar el desafío. Es más, cuanto antes se haga, menos probabilidades tendrán los demás de reunir una buena mano. La gestión del riesgo nos dará las más maravillosas alegrías, pero también algunos fracasos.
En una unión con el arte del despiste, ejecutaremos las mejores apuestas. No estamos ante un juego sencillo de dominar, puesto que además de gestionar esa mano, tendremos que atender a la memorización (a la hora de recordar los descartes de los demás), a la intuición y a esa confusión hacia los demás si queremos ser los reyes de las apuestas.
En ocasiones, menos será más. Una retirada a tiempo puede implicar unas ganancias mínimas para el rival. Existen ideas infinitas, ya sea a la hora de seguir o de plantarse. Será la propia partida y la forma de jugar de los rivales las que determinen el camino a seguir.
Desvelar las cartas es uno de los momentos más satisfactorios de cada ronda. Acompañados de la emoción, de la tensión y del nerviosismo, veremos si nuestros planes han salido como queríamos. Porque si algo queda claro desde la primera competición es que en Dragon Rush: The Card Game no hay nada seguro.
Las sorpresas, para bien o para mal, están a la orden del día. Para complicar las cosas un poco más, su autor recurre al poder de los huevos y de los escombros en los descartes. Utilizados de una manera perfecta pueden truncar más de un plan.
Esta propuesta se completa con otras dos modalidades. Es en Cuenta Atrás donde colocan cartas boca abajo sobre la mesa. En Juego en Parejas, como su propio nombre indica, se compite en grupos por alcanzar los sesenta puntos, ya sea en una modalidad o en otra.
¿Conclusión? Dragon Rush: The Card Game es un juego de reglas sencillas, pero de gran profundidad estratégica. Así, aunque su estética y temática parecen decirnos lo contrario, serán los adultos quienes más disfrutarán de él. De sus inmensas posibilidades.
Si queremos disfrutarlo con niños, recomendamos eliminar los efectos de las cartas de huevo y de escombros, al menos en las primeras partidas, y dejar a la vista las combinaciones para el juego de combo. Tampoco es mala opción para quienes no estén acostumbrados al póquer.
Así, encantará a quienes buscan nuestras interpretaciones del póquer y a los amantes de las apuestas. Dado que estos son los dos ejes en los que se apoya, los alérgicos a uno de los dos poco o nada tendrán que hacer ante el juego.
Ahora bien, ¿merece la pena adquirirlo si ya tenemos Dragon Rush? Respuesta afirmativa. Este juego de cartas comparte con él la portada, el diseño y a los protagonistas, pero es una competición completamente diferente. Si en la anterior colocábamos fichas sobre el tablero, en éste tratamos de obtener la mejor mano.
Su jugabilidad no tiene nada que ver la una con la otra, por lo que ambos juegos son perfectamente compatibles en una misma estantería (sobre todo si somos fanáticos de los dragones). Lo mejor es que son para públicos distintos, por lo que podremos escoger uno u otro en base a quién lo vaya a disfrutar.
Esta novedad vuelve a contar con un colorido diseño y con preciosas ilustraciones, que reflejan la parte más tierna de las criaturas. Sin embargo, si optamos por enfundar las cartas, la caja ya no cerrará de la misma forma. Las fichas se presentan duras y resistentes.
En este caso, el hermano mayor sí que estaba deseando conocer al pequeño, y más sabiendo las enormes diferencias que habría entre los dos. Aunque la rivalidad por salir a la mesa no haya tardado en hacer su aparición, para alegría de los propios jugadores.
COMPONENTES DE JUEGO
- 36 Cartas de Dragón con Gema
- 36 Cartas de Dragón con Moneda
- 24 Cartas de Dragón con Escombro
- 6 Cartas de Dragón con Huevo
- Carta de Fortuna
- Carta de Juego
- Carta de Contador de Coronas
- 24 Fichas de Corona
- 6 Fichas de Dragón
- Instrucciones (castellano, inglés, francés, alemán)
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