Análisis: Thunderdogs

Thunderdogs

Encontrar un perro volador no es algo extraño. Siguiendo las teorías de Charles Darwin y un plus de imaginación, los chuchos encontrarían la manera de moverse entre las nubes si su única forma de alimentarse estuviera ahí. ¿Les crecerían alas? ¿Adquirían la complexión propia de un ave?

A falta de una respuesta exacta, Lucky Kat Studios imagina que llegarían a ser expertos pilotos en esa búsqueda de huesos. La compañía lo plasma en su nueva propuesta, que acaba de estrenarse en navegadores y móviles. Puedes jugar a Thunderdogs de forma gratuita.

 

UN JUEGO DE COMBATES ONLINE

Thunderdogs se define como un juego de combates competitivo online y en tiempo real, protagonizado por pilotos con forma de perro. Obra de Lucky Kat Studios, su versión para navegadores acaba de estrenarse, en exclusiva, en El País de los Juegos. Se trata del último juego IO en aparecer en el portal.

Llega, de forma simultánea, a dispositivos iOS, Android y Facebook Messenger. Como confirman sus responsables, los jugadores pueden competir con los usuarios de cualquier plataforma al mismo tiempo. De esta manera, y dado que está enfocado hacia el multijugador, se garantiza que siempre haya un buen número de «perros» contra los que demostrar las habilidades.

En una combinación entre puntería y precisión, nuestra misión es escalar hacia lo más alto de la clasificación. La batalla se desarrolla entre las nubes, lugar donde recolectar los más suculentos huesos. La mala noticia es que son limitados, por lo que esa exploración debe ir acompañada de la destrucción de los otros animales para quedarnos con los suyos. Competición en estado puro.

 

LA GESTIÓN DEL RIESGO

Pulsar el botón de ‘jugar’ implica dar comienzo a la acción. Un simpático guía, también del gremio de los perros, nos acompañará en los primeros pasos. Transcurridos unos minutos, tendremos la destreza suficiente como para continuar solos. Para bien o para mal.

Thunderdogs

Nos espera un escenario de tamaño medio, con las nubes a nuestra altura. Se varía la localización de unos a otros, pasando por una majestuosa ciudad a un desierto con enormes huesos de dinosaurio. No sólo aportan frescura desde las alturas, sino que añaden obstáculos dispuestos a complicarnos la tarea.

Haciendo uso de unos sencillos controles de movimiento y disparo, avanzaremos por ese mundo delimitado por las nubes. Lo haremos en busca de dos objetivos claros: los huesos y otros perros. Los primeros se encuentran repartidos por todo el territorio, con una abundancia que varía de unas partidas a otras.

Cuantos más consigamos, más puestos ascenderemos en la clasificación. El éxito queda reflejado en la parte derecha de la pantalla, en una tabla que ordena a los jugadores en función de su número de huesos. También se refleja en un número que no sólo nosotros veremos.

En la parte inferior aparecen los huesos obtenidos y, de cara a los demás, un enorme número nos acompaña. Y he aquí el segundo objetivo, los otros perros. La muerte de uno de ellos implicará la caída de todos sus huesos, por lo que siempre es recomendable perseguir a los que tengan un buen botín.

Sin embargo, no hay estrategias más válidas que otras. Quizás, tratar de acabar con el que sólo tiene un par nos haga ascender más fácilmente, puesto que probablemente, estará algo más perdido. Lo que resulta claro es que tener muchos huesos implica ser un blanco fácil al que todos querrán atacar.

Una buena combinación entre ataque y defensa será tan eficaz como una gestión lógica. Es decir, no disponer de 25 huesos nos hará pasar algo más desapercibidos, para sorprender en el momento preciso. No obstante, los amantes de la acción disfrutarán en esas primeras posiciones. Así, cada jugador deberá aprender a gestionar su propio riesgo.

 

LA IMPORTANCIA DE LOS DISPAROS

La batalla finalizará al perder toda la vida, dando paso a una tabla con el récord de huesos y de muertes. Y vuelta a empezar, con un reinicio extremadamente rápido. Cada competición es un mundo, no sólo por el cambio estético y de obstáculos, que modifican cualquier estrategia, sino por las sorpresas entre las nubes.

En el cielo no sólo encontramos deliciosos huesos. También aparecen los maravillosos botiquines para restaurar salud (aunque no siempre en el mejor momento) y las cajas, con sus herramientas secretas para el combate. Dada su enorme utilidad, hay quienes no dudan en ir a por ellas antes que a por un hueso, ya que no siempre pájaro en mano es mejor que ciento volando.

Responsables de la máxima emoción, incluyen escudos defensivos y potentes armas en complemento al disparo. Nos permiten realizar ataques triplicados o a grandes distancias, colocar bombas en lugares estratégicos o aprovecharnos de la intensidad de los rayos láser, entre otros muchos efectos.

Sin desvelar demasiado, para mantener ese nerviosismo en cada partida, aconsejamos guardarlas para el momento preciso. Son ventajas muy potentes pero muy limitadas, que nos pueden salvar de un apuro si esperamos al instante exacto. Lo bueno es que hay bastantes cajas, por lo que tampoco debemos tener miedo de no encontrar nada mejor.

 

MISIONES Y COLECCIÓN DE CARTAS

Existen dos tipos de juegos: los que ir el primero se recompensa con el orgullo personal y aquellos cuyo esfuerzo queda patente con mejoras. Thunderdogs es de los segundos. Llegan en forma de misiones diarias y de un nuevo aspecto para el vehículo. Vayamos por partes.

Las misiones, responsables de su jugabilidad infinita, nos otorgan monedas (al igual que una partida). Puesto que son diferentes cada día, los objetivos a la hora de competir cambian por completo. Tal vez nos interese recolectar lo antes posible cien huesos o derribar a un total de diez perros. Querer completar una u otra nos llevará a jugar, por tanto, de formas distintas.

Ahora bien, ¿para qué sirven las monedas? Existe la opción de premio aleatorio, en forma de caja, con un coste de cien. De la caja aparecerán mejoras para el avión, en forma de cartas. Además de coleccionarlas, nos permitirán mejorar el avión. Cada vehículo cuenta con unos valores de velocidad, propulsión, manejo, empuje y potencia, a cambiar individualmente.

Con las monedas llegará también la adquisición de hasta treinta nuevos aviones, con sus distintos aspectos y características. Porque conducir un Vengador Tóxico siempre impresionará más ante los rivales que un Fuego Aéreo. Así, personalizar los vehículos resulta tan satisfactorio como la misma competición, puesto que estamos ante un juego con el esfuerzo como forma de prosperar.

 

THUNDERDOGS: CONCLUSIONES

Al son de una alegre melodía, Thunderdogs nos traslada a un colorido y original universo. A través de unos controles muy intuitivos y de ese adorable guía, no tardaremos demasiado en formar parte de él. Para empezar la búsqueda y los combates.

Encontrar huesos es tan divertido como robárselos a los demás. La variedad de escenarios, de vehículos y hasta de perros nos lleva a encontrarnos ante un título muy completo y rejugable en todos los aspectos. El factor sorpresa resulta determinante tanto en esa jugabilidad como en la adquisición de mejoras.

El gran atractivo de esta novedad son las cajas repartidas por cada rincón, con las que adquirir sorprendentes armas. Adecuarse a la que aparezca es realmente interesante, obligándonos a cambiar los planes y a improvisar sobre la marcha. Una persecución acaba convirtiéndose en una huida, y viceversa.

Las cajas sorpresa, con las cartas coleccionables, ponen el toque sorprendente en su apartado de personalización. Si éstas crean una apuesta adictiva y sorprendente tras cada partida, las misiones y las subidas de nivel no se quedan atrás. Son la razón de las actuaciones, no siempre comprensibles, de distintos perros.

A su cuidado apartado gráfico y a su lograda mecánica se les une un original contexto. Debe tenerse en cuenta que se encuentra por completo en castellano y que los humorísticos textos, en boca de los chuchos, son una de sus señas de identidad.

Estar ante uno de los juegos gratuitos más sorprendentes del momento también es consecuencia de sus rápidos reinicios tras una muerte, de la emoción creada por el tiempo real y de las recompensas en base al esfuerzo (y no al dinero real). La gestión del riesgo que mencionábamos antes hace el resto.

Con ello, es seguro que Thunderdogs cuenta con un largo futuro por delante y, probablemente, con imitadores que no se hagan esperar. Este festín de huesos funciona a las mil maravillas en navegadores y móviles, tratando de enganchar no sólo a jugadores casuales. Tanto ellos como los habituales no tardarán en disfrutar al máximo de él.

Estamos ante un juego que equilibra el nivel por sí mismo. Esto no implica que los novatos no vean cómo su perro muere en pocos segundos. Sin embargo, las numerosas recompensas y mejoras harán que no tarden demasiado en personalizar su vehículo en base a sus habilidades. El hecho de que pueda aparecer una maravillosa caja delante de sus narices llena de oportunidades incluso al principiante.