El Gran Druida, la elaboración de pociones en forma de prototipo

El Gran Druida

Pets War, ganador del Concurso de Prototipos BGC 2017, finalmente será publicado por Átomo Games bajo el nombre de Solos en Casa (tras su desvinculación con Black Box Work). A la espera de su llegada a las tiendas, prevista para 2019, su autor trabaja en nuevos proyectos. Uno de ellos es El Gran Druida, prototipo que pudimos probar en BGC 2018.

 

¿EN QUÉ CONSISTE EL GRAN DRUIDA?

El Gran Druida es un juego de mesa creado por Jose Antonio Díaz Arce. Por ahora en forma de prototipo, nos sumerge en una intensa competición por una vacante de trabajo (no es para menos, con lo que cuesta encontrar algo decente).

De 2 a 4 participantes se convierten en aspirantes a Gran Druida, ya que éste se prepara para disfrutar de unas vacaciones. Quien demuestre ser digno, mediante los puntos de victoria, será el que ocupe su puesto hasta que regrese. Suponiendo que alguna vez lo haga.

El primer paso es crear el escenario por el que se moverán los peones. Cada participante cuenta con dos, correspondientes a sus dos personajes (con sus habilidades especiales). Será en cada turno donde utilicen sus dos puntos de acción.

El movimiento, ya sea de uno de los peones o de los dos, entra en las posibilidades. También la adquisición de pociones de un determinado color, en función de la carta donde se encuentre el personaje con el que se desee rellenar el frasco.

Atendiendo a nuestras cartas de objetivo, deberemos llegar hasta la casilla indicada con las pociones exigidas. Al hacerlo, esa carta pasará a guardarse debajo del personaje. No sólo funcionará como una habilidad extra, sino que añadirá puntos de victoria. Los frascos no se vacían en ese momento, sino que es preciso acudir hasta la casilla indicada para ello.

Debe tenerse en cuenta que algunas localizaciones limitan el acceso a determinados personajes. Por su parte, al ocupar la misma que un rival, podemos beneficiarnos de la interacción entre jugadores para, por ejemplo, intercambiar pociones.

No sólo debemos tener en cuenta las habilidades de nuestros personajes a cada momento, para elaborar una estrategia en base a ellas, sino sus condiciones (su capacidad de almacenamiento de frascos o su velocidad de movimiento). El ganador será el primero en alcanzar la cantidad de puntos de victoria establecida.

 

EL GRAN DRUIDA: PRIMERAS IMPRESIONES

Jose Antonio Díaz Arce ya ha conseguido algo grande: la publicación de su primer juego de mesa. Mientras esperamos a ver el resultado final de Solos en Casa, no queremos perder de vista El Gran Druida. Ni podemos.

Estamos ante un juego con muchas características a su favor, entre las que destacan la rejugabilidad, la libertad estratégica y la interacción entre participantes. La primera aparece mediante su escenario modular, creado a través de las cartas.

Cada reto es diferente, no sólo por esa disposición cambiante de las cartas, sino por los personajes de los jugadores y por las cartas de objetivo. La combinación de pociones que puede convertirse en una auténtica hazaña en una partida, en otra puede suponer únicamente un par de movimientos.

Esto nos lleva a la segunda característica. La libertad estratégica nos permite jugar de una manera u otra. Habrá quienes busquen fastidiar a los demás, como beneficio propio, o quienes disfruten pasando desapercibidos mientras reúnen puntos de victoria.

La adquisición de nuevas habilidades obliga a improvisar sobre la marcha, siguiendo con nuestro plan inicial o dándole la vuelta por completo. Y he aquí la gran interacción entre jugadores. Debe tenerse en cuenta que aunque seamos criaturas solitarias y pacíficas (ignorando a un pobre goblin), el de al lado podría no serlo con nosotros.

Su prototipo se presentó con preciosos frascos de plástico, a rellenar como si de un puzle se tratara. No queda claro si podrían mantenerse en una versión final, por lo que habría que plantearse si El Gran Druida podría seguir siendo atractivo sin ellos.

Al imaginarlos como fichas de cartón (o incluso en forma de más cartas), seguimos viendo una propuesta más que viable, divertida y con sus elementos estrella aún presentes. Ofrece más posibilidades de lo que puede parecer a simple vista, con o sin frascos en tres dimensiones.

El Gran Druida se completa con un modo avanzado, en forma de fichas para sus cartas de escenario. Añaden limitaciones a las partidas, ya sea reduciendo el número de peones que pueden encontrarse en una misma casilla o anulando los intercambios de pociones en ella.

Sus reglas sencillas y sus turnos estructurados permiten las partidas con niños o con principiantes. Son esas enormes posibilidades estratégicas las que también engancharán a los habituales a los juegos de mesa. Con esa capacidad para atraer a todo tipo de jugadores, ya tiene casi todo ganado.

Con ello, poco o nada tiene que envidiar a los juegos ya publicados. No sabemos cuándo podremos verlo en las estanterías, pero lo que queda claro es que no debería cambiar demasiado respecto al producto final. Su esencia, la parte más difícil de lograr en una creación, ya es mágica.