Análisis: Short Ride

Short Ride

Con la cantidad de juegos de plataformas que existen hoy en día, es importante apostar por un elemento diferenciador si se quiere destacar. El estudio gametornado continúa empleando su característica fórmula en su nueva propuesta: la torpeza absoluta de sus protagonistas. El juego Short Ride ya está disponible de forma gratuita.

 

SHORT RIDE EN NAVEGADORES

Short Ride ya puede disfrutarse en navegadores. Se trata del nuevo proyecto de gametornado, que sigue la esencia de Short Life (e incluso comparte protagonista si se desbloquea). Así, formamos parte de una lucha constante por la supervivencia, a lo largo de distintos niveles.

Reúne las características clásicas de un juego de plataformas: el avance lateral y los obstáculos constantes. ¿Las diferencias con el género? La dificultad para manejar al personaje principal, por tener una movilidad similar a una gelatina con patas. ¿Los cambios respecto a su antecesor? La posibilidad de montar en distintos vehículos.

Short Ride

Además de trasladarnos a nuevos escenarios, ahora probaremos las ventajas y desventajas de conducir una bicicleta, un carro de la compra, un patín eléctrico o un maravilloso muelle. ¡Como si no fuera ya complicado avanzar en esta vida!

Cuando se apuesta por un personaje torpe, poco tienen que hacer los controles sencillos. En este caso, tendremos las flechas de movimiento para avanzar y la barra espaciadora para montar en uno de esos vehículos. Estaríamos ante el reto más sencillo del mundo, de no ser por esa falta de huesos en las piernas de nuestro compañero de aventuras.

 

LOS DRAMÁTICOS ACCIDENTES

Mientras comprobamos de primera mano lo complicado que es avanzar cuando alguien apenas se tiene en pie, echaremos un vistazo al entorno. Short Ride se compone de 20 coloridos niveles iniciales, en representación de la naturaleza o de la ciudad.

Ninguno es kilométrico, aunque cruzar la línea de meta puede ser una auténtica odisea. Las cuestas enormes, sólo aptas para los mejores ciclistas, dan paso a rocas capaces de aplastar en cuestión de segundos. Las sierras, las ruedas de pinchos y los explosivos también están a la orden del día.

Con la misión de acabar con nuestro hombre, son capaces de causar estragos enormes. ¿Es realmente la muerte el peor de los finales? Con ella, tendremos que volver a empezar el nivel, pero otras escenas pueden ser aún más nefastas.

En ocasiones, el vehículo quedará completamente destrozado, por lo que habrá que cruzar la línea de meta a pie, en caso de ser posible (suerte que existen los reinicios). En otras, el protagonista perderá los ojos o incluso las piernas, siendo prácticamente imposible lograr el objetivo. Estos accidentes se llevan a cabo de la forma más trágica, con sangre incluida.

 

EL SISTEMA DE ESTRELLAS

Es decisión propia enfrentarse a un nivel con o sin vehículo. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que si están ahí es por algo. Ya hemos visto como los peligros son constantes, acompañados de complicados caminos donde la precisión se hace más que necesaria.

Por suerte, también abundan las cosas buenas. Una de ellas es la posibilidad de montar en distintos vehículos, en forma de sorpresas para el jugador. La otra llega mediante el ya tradicional sistema de estrellas.

Short Ride no es un juego especialmente largo, pero recurre a una rejugabilidad cada vez más usada. Así, sus responsables nos invitan a completarlo con el mayor número de estrellas posible. Porque no es lo mismo presumir de haber completado todos los niveles con ellas que sin ellas.

Éstas aparecen en lugares poco accesibles, como forma de recompensar el esfuerzo del jugador y el riesgo que esté dispuesto a asumir. Una vez más, será decisión de cada uno recogerlas o seguir hacia delante. Ahora bien, ¿qué utilidad tienen?

Las estrellas se conforman como moneda de pago para desbloquear todo el contenido del juego. Más concretamente, sus distintos personajes. Este aspecto no sólo encantará a los coleccionistas, sino que rinde un gran homenaje al otro juego de la serie, al poder volver a controlar a su ya mítico personaje.

 

EL EDITOR DE NIVELES

Short Ride no cuenta con multijugador, pero sí con un añadido al margen de su modo principal. En el menú de inicio encontramos el juego como tal, las clásicas opciones y un esquema con sus sencillos controles. También el editor de niveles.

Short Ride

Con él, podemos dar rienda suelta a nuestra imaginación. Crearemos un nivel desde cero, escogiendo formas básicas, vehículos y objetos cotidianos. Colocaremos los peligros en las zonas más estratégicas, así como un fondo. Es posible probarlo para corregir errores y, finalmente, guardarlo.

De esta forma, aunque no haya un multijugador como tal, siempre es divertido retar a alguien a completar nuestra creación. Será muy interesante comprobar cómo se enfrenta a cada obstáculo, sobre todo si no se desenvuelve demasiado bien con el juego.

 

SHORT RIDE: CONCLUSIONES

En Short Ride, la experiencia es la principal herramienta del éxito. No es preciso haber jugado al anterior juego de la serie, pero ayuda. Conviene no desesperarse con su protagonista (y no insultarle demasiado), ya que, aunque no responda demasiado bien a los controles, en él reside el verdadero sentido del juego.

Esa combinación entre dificultad y humor vuelve a servirle a gametornado para crear una propuesta diferente a las demás. Ya es su seña de identidad y, mientras siga introduciendo elementos diferenciadores, seguirá funcionando.

Short Ride

En este caso llegan mediante los vehículos. Todos ellos requieren de un equilibrio por parte de su personaje y, dado que no es su fuerte, se potencia aún más la marca de la casa. Esta innovación se completa con una rejugabilidad aceptable y con unos atractivos extras.

El editor de niveles es una de las estrellas del juego, aunque es importante no recurrir a él hasta haber completado la aventura en su mayor parte. Se debe a que nos desvelará algunas de las sorpresas, no sólo en forma de vehículos, sino de objetos. Al fin y al cabo, la capacidad para sorprender al jugador es fundamental para que un juego quede guardado en la memoria para siempre.