Análisis: CATS

CATS

Los polos opuestos se atraen. Esta regla, que en ocasiones parece aplicarse en la vida real, se cumple en el mundo de los videojuegos. Así, la esencia de un juego de coches y de uno de lucha puede combinarse a la perfección. Así lo demuestra CATS, juego que ya está disponible para navegadores.

 

CATS, UNA INGENIOSA MEZCLA DE MECÁNICAS

CATS: Crash Arena Turno Stars es un juego gratuito para navegadores, desarrollado por ZeptoLab. Sus responsables recurren a una ingeniosa combinación de elementos. A medio camino entre un juego de simulación, de coches y de lucha, nos propone crear el vehículo perfecto para vencer en la batalla.

No sólo une mecánicas que acostumbran a mostrarse separadas. Esta propuesta toma como referencia las clásicas peleas entre robots, para mostrarlas desde el lado más tierno. Hay ataques, con armas a distancia y cuerpo a cuerpo, pero en esta ocasión, de la mano de adorables animales.

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En la piel de las diminutas criaturas, utilizaremos el ingenio y la lógica para crear auténticas máquinas de combate. La buena noticia (al menos para estos seres) es que jamás sufrirán daño. Por muy destrozado que acabe su vehículo. Así, siempre huyen en paracaídas cuando las cosas se ponen demasiado feas…

 

¿QUÉ PIEZAS UTILIZO?

CATS recurre a una progresión, mediante el sistema de niveles, como forma de enganchar a los jugadores. Haciendo uso de unos controles muy sencillos, cada partida consta de duelos clasificatorios.

Cada uno enfrenta a dos animales, de forma aleatoria, para que cada encuentro resulte diferente al anterior. Todos comienzan con la muestra de las piezas disponibles para que ambos den forma a un vehículo. Al mejor que puedan. Esos artefactos comunes podrán combinarse con otros propios. Ni nosotros veremos de cuales dispone el rival, ni a la inversa.

Se habrán adquirido mediante el progreso, puesto que la subida de nivel está recompensada con valiosas piezas. El visionado de vídeos también es una forma perfecta de obtener las mejores.

A continuación, es momento de planear. Podremos tener una idea clara o poner o quitar piezas al vehículo, improvisando sobre la marcha. Necesitará un cuerpo sólido, ruedas y, preferiblemente, armas integradas. Lo que queda claro es que debe funcionar y avanzar. Los pequeños errores o despistes se pagarán muy caros en el campo de batalla.

 

¡A LA ARENA!

Una vez creada la máquina, pasamos a la competición pura y dura. Veremos la cara del rival y también su creación. Al iniciarse el combate, sabremos si el vehículo ha resultado ser útil.

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Como veíamos antes, un simple fallo puede traducirse en una catástrofe. ¿Cómo he podido poner esa base tan poco sólida? ¿De verdad he olvidado colocar ruedas? Al empezar, ya no hay marcha atrás. Sólo queda esperar para comprobar qué ocurre. Por suerte, no acostumbran a durar más de unos segundos y los empates se resuelven eficazmente.

Existen dos opciones: ganar o perder. La primera llega al acabar con la vida del vehículo contrario. Si vemos a su conductor escapar en paracaídas, será señal de que hemos ganado. En ocasiones, no necesitaremos que todo haya salido perfecto, sino haber deducido mejor que el contrario.

Así, que un vehículo tenga una rueda no es inconveniente para la victoria. Tampoco lo es apostar por un arma destructiva a cortas distancias, frente a otra de fuego. Ganar implica pasar a la siguiente fase, donde repetiremos los pasos ante un nuevo rival. La cosa se habrá complicado, y tendremos nuevas piezas para gestionar, pero la esencia seguirá siendo la misma.

Lo que al principio puede parecer sencillo, se convierte en complicado a medida que se avanza. El nivel del oponente habrá subido, por lo que ser campeón absoluto del torneo, en la cúspide, requerirá de grandes dosis de ingenio, lógica y estrategia, unidas a una eficaz mirada en perspectiva.

Ahora bien, ¿qué ocurre si perdemos? Si es el contrario quien acaba con la vida de nuestro vehículo, quedaremos descalificados del torneo. Tendremos que empezar uno nuevo, pero no con las manos vacías. La experiencia también está recompensada con avance en los niveles, con sus respectivas piezas como premio.

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En algunos duelos, veremos como ambos vehículos se han podido quedar parados, debido a fallos logísticos en la construcción. No habrá forma de que uno gane, por lo que el jurado introducirá máquinas destructivas, haciendo su aparición desde los lados. Sin reparos, destruirán a quienes encuentren. El que se encontrase más cerca de la línea de salida o aquél con menor resistencia será el perdedor.

 

CATS: CONCLUSIONES

Con su unión de elementos, CATS es capaz de atraer y entretener los amantes de varios géneros. Especialmente, a los de la estrategia y la simulación, siempre y cuando no busquen grandes complicaciones.

El juego enganchará a nuevos jugadores en la emoción de la planificación, aprovechando su interfaz intuitiva. Al fin y al cabo, ¿existe algo mejor que comprobar como toman vida nuestras creaciones? Así, tanto la parte de construcción como la batalla recurren a una tensión constante.

La fase de construcción del vehículo está repleta de preguntas, la mayor parte sin respuesta. Nos cuestionaremos si una o varias piezas son compatibles entre sí o si merece la pena gastarlas. Tendremos que anticiparnos al futuro para saber qué ocurrirá, ya que lo más básico podría pasar desapercibido.

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Sabremos parte de las piezas del rival, ya que habrá varias comunes. Sin embargo, el hecho de no saber qué piezas propias tiene hará que la sorpresa gane protagonismo. Habrá que centrarse en construir con lo que sabemos, tratando de crear el mejor bicho.

Ya en la arena, los nervios estarán a flor de piel. Poco podemos hacer, más allá de animar a nuestro conductor. Ya estemos ante una victoria o ante una derrota, queda claro que todo habrá servido para algo. Habremos aprendido de los errores para que en el siguiente intento no vuelva a ocurrir lo mismo. ¿O quizás sí?

Ambas partes, así como la opción de presumir de una maravillosa caja de piezas, crean un juego atractivo, diferente al resto. Como en todo título gratuito, se incluye publicidad. Recurre al visionado de vídeos, pero no resulta molesto. Acostumbra a ser opcional, como forma de conseguir piezas exclusivas.