Kalambaku: control y orden en busca de los mejores tótems

Kalambaku

Javier Martínez y Lorena Gestido sorprendieron con Alien 51: El Ascensor, juego de mesa que acaba de finalizar con éxito su campaña en Verkami. No es el único proyecto en el que trabajan. En Protos y Tipos 2019 pudo probarse Kalambaku, título que cambia por completo de temática y de mecánicas.

 

LA COMPETICIÓN EN KALAMBAKU

Kalambaku es un juego de cartas de 2 a 4 participantes, con competiciones de 20 minutos, recomendado a partir de los 10 años. Se tata de una creación de Javier Martínez y Lorena Gestido, presentada en forma de prototipo. Sin detalles desvelados acerca de su lanzamiento, se encuentra en fase de desarrollo.

En una combinación entre apuestas y ‘set collection’, la misión es ofrecer tributos a los dioses para recibir distintos tótems. Con ellos, llegan los valiosos puntos de victoria.

Antes de empezar, se prepara el escenario con las cartas de tótem organizadas por colores. A excepción del montón negro, cuyas cartas tiene un valor de cuatro, en los demás será visible la carta que muestra los dos puntos. Se deja a un lado la carta de objetivos y se entrega la carta de iniciativa.

Cada jugador recibe sus cartas de tributo y personaje, así como dos marcadores. Roban cinco del primer tipo. La partida tiene una duración de siete rondas. Se estructura en cuatro fases, a realizar en orden.

Kalambaku

1. Colocación.

En base a los tótems visibles, y a los requisitos que muestren para conseguirlos (tanto obligatorios como opcionales), todos bajan tres cartas de tributo a su lado de la mesa, boca abajo. Sobre ellas situarán la de personaje que escojan, también boca abajo. Se giran todas.

2. Activación de personajes. 

Se realiza el efecto de las habilidades activas, pertenecientes a la bruja, al cazador y al ladrón. La bruja permite no sólo recuperar un personaje ya utilizado en una ronda anterior, sino beneficiarse de su efecto. Además, estará protegido.

El cazador descarta una carta de un rival, mientras que el ladrón roba un tributo de la zona de alguien. Como personaje con habilidad pasiva aparece el protector. Funciona a modo de escudo ante ladrones y cazadores. Deben tenerse en cuenta el número marcado en el personaje y la carta de iniciativa para conocer el orden de activación.

Kalambaku

3. Elección de tótems. 

El jugador con la carta de iniciativa coloca un marcador sobre uno de los tótems que quiere conseguir, siempre que cumpla los requisitos con los tributos que haya bajado. Como personajes con habilidades pasivas, la recolectora sirve para jugar un tributo adicional de la mano.

El chamán nos lleva a recuperar uno de los descartes, también para utilizarlo en la ronda. Le siguen los demás participantes. Es posible colocar un segundo marcador en otro tótem, si se tienen los tributos necesarios para conseguirlo. Puede haber marcadores de varios jugadores sobre un mismo tótem.

4. Resolución.

Los jugadores se llevan los tótems marcados para añadirlos a la colección. Si hubiera varios compitiendo por un mismo tótem, se lo llevará aquél cuyos tributos sumen más puntos.

Siguiendo con los personajes con habilidades pasivas, es en esta fase donde actúa la devota, a guardar en la zona de tótems conseguidos si logramos uno con ella, para puntuar al final de la partida. Se descartan todas las cartas jugadas y se inicia una nueva ronda, robando cinco nuevas cartas de tributo.

La partida llega a su fin al finalizar la séptima ronda, es decir, cuando se haya utilizado al último personaje. Se suman los puntos de los tótems conseguidos (y de la devota) y los de los tributos que queden en la mano. Se tienen en cuenta los de la carta de objetivo, siempre que se hayan reunido los tótems de los colores mostrados. El ganador será quien tenga la mayor puntuación.

 

KALAMBAKU: PRIMERAS IMPRESIONES

Las apuestas como mecánica dominante, adornadas con pinceladas de otros géneros y con una temática atractiva. Así podría definirse este prometedor y completo juego, que recurre a un puñado de cartas para tocar distintos palos y ofrecer una elevada rejugabilidad.

Kalambaku

Ésta se muestra en la diversidad de cartas de tótem y en el robo de tributos. Sus combinaciones son enormes, sobre todo sabiendo como los personajes desempeñan un papel fundamental. De ellos depende el éxito o el fracaso. El aprovechamiento o el desperdicio. El objetivo convertido en una realidad.

La competición se desarrolla en rondas estructuradas en fases muy claras. Necesitaremos un par para familiarizarnos con ellas y beneficiarnos así de la rapidez que caracteriza a Kalambaku. La inclusión de los turnos simultáneos en algunas de esas fases resulta todo un acierto.

A partir de ahí todo son observación y toma de decisiones. Las conexiones entre tributos y requisitos de los tótems adquieren un gran protagonismo, siendo necesarios unos segundos para comprobar cuáles podríamos llevarnos. Sin personajes, la cosa sería fácil. Con ellos, se ha creado un reto exigente. Tremendamente exigente.

No basta con pensar qué habilidad de personaje es la adecuada en base al momento y a las cartas de la mano. Deberá atenderse a los que ya han sido jugados (sobre todo por los demás) y a la carta de iniciativa. No es para menos, puesto que un personaje muy útil puede acabar anulado por completo.

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Por lo general, en cada ronda podremos sacar provecho a varios, por lo que es cuestión de decidir cuál es el apropiado. Más que decantarnos por el mejor, tendremos que escoger al que realmente podrá utilizarse. La interacción entre jugadores es máxima, de ahí que la deducción y el riesgo desempeñen un papel clave.

¿El de la izquierda había jugado ya su bruja? ¿Gasto la mía para recuperar al valioso ladrón? ¿Bajo mi devota ahora que creo que hay menos cazadores en juego? Estas ideas, capaces de exprimir cerebros, nos llevan a la regla de oro de Kalambaku: el orden es el responsable de marcarlo todo, desde las jugadas más perfectas a las auténticas catástrofes.

Las mentes despejadas y los amantes de la estrategia serán quienes más disfruten del juego. Sorprenderán por sus combos, a la vez que trazan un camino a los demás. Sabrán calcular muy bien cada jugada y sacar el máximo provecho a esa interacción.

Los que no buscan grandes complicaciones agradecerán su simplicidad de reglas, que les permita dejar todo el protagonismo a su dominio. La división por colores y los símbolos para personas con problemas de daltonismo agilizan la dinámica, lo que se ayudaría de unas cartas resumen o de unos símbolos intuitivos para los personajes.

Una vez ejecutadas las habilidades, comprobaremos como el escenario se habrá transformado. Quizás ya no podamos llevarnos el tótem deseado (alguien nos ha robado una valiosa cabra) o, por el contrario, tengamos acceso a dos. Será decisión propia ir a por el que mejor nos venga o a por el que quiere el rival, atendiendo a sus tributos. El orden vuelve a marcarlo todo.

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Como ya hemos visto, las apuestas son el eje central. Se presentan de una forma original y diferente, aunque sin perderse la esencia. El ‘set collection’ llega a la hora de reunir combinaciones de tótems. Por si no hubiera ya suficiente con atender a los más valiosos o a los que encajen con los tributos…

Al tratarse de un prototipo, es de suponer que varios puntos cambien. Sin embargo, tal y como está, ya podría funcionar a la perfección. Sus autores demuestran como tienen una imaginación desbordante, con la que sorprender en cada título. En este caso, adaptan mecánicas ya existentes a las sensaciones que todo juego debería dejar.

No existen demasiadas semejanzas entre Kalambaku y Alien 51: El Ascensor, por lo que la reinvención promete ser una de sus señas de identidad. No deben pasarse por alto las ilustraciones que, aunque no sean las definitivas, vuelven a reflejar un gran potencial.

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