Rolling Ranch, la cima de un ‘roll and write’

Rolling Ranch

No todos los ‘roll and write’ están protagonizados por números y colores. Rolling Ranch nos propone dibujar gallinas, cerdos, vacas, establos, almacenes e invernaderos. ¿Cómo es posible sin perderse la rapidez que caracteriza al género? Te lo contamos en la reseña de esta novedad.

 

TRAS LA TORMENTA…

Rolling Ranch es un juego de mesa de 2 a 20 participantes, con competiciones de 20 minutos. Recomendado a partir de los 14 años, es una creación de Jordy Adan, ilustrada por Weberson Santiago.

Publicado por ThunderGryph Games, será este viernes 21 de junio cuando su edición en castellano llegue oficialmente a las tiendas. Lo hará de la mano de TCG Factory, fruto de un nuevo acuerdo entre ambos sellos. Continúa con el formato y diseño de Pot de Vin y Spirits of the Forest, ya disponibles desde el pasado año.

Rolling Ranch

Estamos ante un nuevo ‘roll and write’ donde lanzar los dados para recuperar animales y recoger recursos, que nos permitan construir edificios. La tormenta lo ha destruido todo, por lo que los granjeros tienen la tarea de encontrar a sus animales y arreglar los desperfectos.

 

ROLLING RANCH: UNA PARTIDA

Cada jugador recibe una hoja de rancho, para escoger la cara con la que jugará, y un lápiz. También obtiene una carta de misión, a mantener oculta ante los demás. Los dados se colocan en el centro, al alcance de todos. Es en cada ronda donde se lanzan. Cada uno escogerá una de las tres opciones disponibles.

Rescatar al animal azul

Dibuja al animal mostrado en el dado azul en un espacio vacío correspondiente al número indicado en el dado amarillo. Las gallinas se representan con un triángulo, los cerdos con un círculo y las vacas con un cuadrado.

Rescatar al animal amarillo

Dibuja al animal mostrado en el dado amarillo en un espacio vacío correspondiente al número indicado en el dado azul.

Recoger los recursos

Suma los recursos mostrados en ambos dados para rellenar las casillas de los edificios. Al completar uno, lo dibuja en un espacio vacío. El establo nos lleva a escoger un beneficio para aprovecharlo cada vez que los dados muestren dos números iguales.

Cada almacén supone el aprovechamiento de dos efectos, a tachar una vez utilizados. Permiten ignorar el número al rescatar a un animal o la especie. El invernadero otorga puntos al final de la partida, en función de cuantos se hayan construido.

Tras anotar los resultados escogidos, se comprueba si aparecen dos corazones en los dados. De ser así, significa que los animales crían. Los jugadores dibujan el animal correspondiente en cada redil que tenga dos o más animales de un mismo tipo y, al menos, un espacio libre.

Rolling Ranch

Puntuación

Cada vez que uno de los rediles se complete, el jugador recibe puntos por los animales que incluya, atendiendo a la tabla de su hoja, siempre que haya únicamente animales de una misma especie.

Las vacas suman más puntos que los cerdos y éstos más que las gallinas. En caso de haber animales de distinto tipo, se anota un punto por cada animal del redil.

La partida finaliza al terminar la ronda en que alguien complete todos los espacios de su rancho. En ese momento, se suman los puntos procedentes de las zonas incompletas, para que todos los rediles puntúen.

Se obtienen 5, 12 ó 21 puntos si se han construido uno, dos o tres invernaderos, respectivamente. Cada almacén construido otorga tantos puntos como casillas haya en su correspondiente redil. Cada efecto no utilizado suma un punto.

Se desvelan las cartas de misión, para recibir puntos si se han completado sus objetivos. El vencedor será quien tenga más puntos tras haber sumado todos éstos a los de los rediles.

 

ROLLING RANCH: CONCLUSIONES

Los ‘roll and write’ viven su mejor momento. Su sencillez y rejugabilidad han servido para que jugadores principiantes y estratégicos se reúnan en torno a una misma mesa. Como resultado, las editoriales aprovechan para llenar sus catálogos de estas propuestas.

Mientras el número de títulos que recurre al género aumenta, también lo hace el de versiones adaptadas de juegos originales. Sin ir más lejos, en unos años empezará a costar trabajo encontrar un juego de mesa popular que no tenga su propia versión ‘roll and write’.

Rolling Ranch

Con tantas propuestas similares naciendo de forma simultánea, es preciso reinventarse. Apostar por un elemento original y distintivo. Despertar la curiosidad del jugador. Llamar su atención, ya sea con su diseño o con sus posibilidades. Rolling Ranch parece tenerlo presente.

Su autor, Jordy Adan, no renuncia a las características básicas. Así, crea competiciones para muchos jugadores, con turnos simultáneos. En la caja, se indica que pueden competir hasta 20, aunque tampoco ocurriría nada si el número se aumentase un poco. Las opciones son tan grandes que los empates no estarán a la orden del día. Por si acaso, hay forma de resolverlos de una forma justa.

Siguiendo con la esencia, encontramos la regla de oro: no borrar ni tachar. Por supuesto, no renuncia a los dados, al lápiz ni al papel, con dos caras por cada hoja. A partir de ahí, aparece la innovación. No es para menos, puesto que no todos los ‘roll and write’ nos permiten recuperar animales, recoger recursos ni jugar con los objetivos secretos.

¡Por las lorzas de Wiggum! ¿Cómo voy a dibujar una vaca, un almacén y un invernadero? Con la caja en las manos, estamos ante una de las dudas más habituales. El manual no tarda en desvelar la nueva identidad de los animales: triángulos, círculos y vacas. La misma lógica, junto con la propia hoja de rancho, será la que nos lleve a recordar la forma de cada uno.

Rolling Ranch

Respecto a los edificios, no son necesarias grandes dosis artísticas. Si nos fijamos, cada uno cuenta con un elemento diferente. Los establos tienen un tejado en pico; los almacenes, una puerta tachada y una ventana redonda; los invernaderos, una forma circular. Apostar por ellos es una buena forma de no perder tiempo en el dibujo, a la par que se puedan identificar sin problemas.

Con el dilema ya resuelto, podremos centrarnos por completo en las reglas. También son muy sencillas de entender, aunque no tanto de dominar. Estarán marcadas por una toma de decisiones constante y por una improvisación sobre la marcha.

Ninguna partida será igual a la anterior, no sólo por el azar aportado al lanzar los dados, sino por los objetivos secretos. En total, hay 20 cartas, de las que sólo se reparte una a cada jugador al comienzo de la partida. Cada una consta de dos misiones que trataremos de completar, marcándonos el camino a seguir.

No es lo mismo tener que rellenar cuatro rediles sólo con gallinas, que necesitar, al menos, ocho vacas o seis edificios. Será decisión personal valorar si merece la pena tratar de llevarse sus puntos o prescindir de ellos.

Ya con los dados en la mesa, se abre un mar de posibilidades. La primera prueba pasa por escoger entre animales y edificios. Los primeros son una fuente de puntos, mientras que los segundos funcionan, por lo general, a modo de ventaja de cara a la partida. Con ello, si vamos a apostar por los establos y por los almacenes, es recomendable hacerlo en las primeras rondas. De lo contrario, apenas habremos aprovechado sus bonificadores…

Rolling Ranch

Los invernaderos funcionan a modo de ‘set collection’, género que ha acompañado a TCG Factory desde sus inicios, aunque haya sido a base de pinceladas. No sólo tendremos que elegir entre recursos y animales, sino entre un edificio u otro.

Para complicar la existencia, los resultados con vacas son los que más recursos proporcionan. Se trata del animal que más puntos nos dará, de tal forma que será realmente complicado renunciar a la criatura o a un buen puñado de maderas.

¿Escogemos los animales? En este caso, y para que puntúen al máximo, tendremos que organizarlos por grupos. Para evitar que no iniciemos un nuevo redil hasta tener un completo, aparece la maravillosa crianza. Se traduce en animales «gratis», pero precisa que haya, al menos, dos del mismo tipo en un redil. Ya conocemos las leyes de la naturaleza…

Quienes saquen el máximo provecho a la cría, tendrán un rancho mucho más completo. En unas partidas, aparecerá en abundancia, mientras que en otras las criaturas serán algo más estrechas. Por si acaso hay alegría, nunca está de más guardarles sus posibles espacios a los bebés.

Volviendo a los objetivos personales, encontramos en ellos la razón por la que apostemos por la gallina y no por la vaca. Para compensar que es el animal que más veces se muestra, es el que menos puntos reporta al completar un redil. Sin embargo, si una de nuestras misiones es llenar el espacio con ella, merecerá la pena.

Rolling Ranch

Con tantas opciones, serán necesarias grandes dosis de observación, concentración y mirada en perspectiva. No existe interacción entre jugadores, por lo que toda nuestra concentración recaerá en la hoja individual (sin estar prohibido echar un ojo al de al lado para actuar en base a ello).

Para evitar las distracciones y los parones, Rolling Ranch cuenta con hojas muy claras. No sólo muestran los espacios sobre los que dibujar y pintar, sino tablas de puntuación. Funciona a modo de guía, recordándonos qué se puntuará y de qué manera. A la hora del recuento final, rellenar cada casilla de puntuación resulta tan emocionante como la propia partida.

Para potenciar aún más la rejugabilidad máxima, se apuesta por esas hojas a doble cara que mantienen el perfecto equilibrio entre todos los puntos. Además de la forma básica del rancho, aparecen otras cinco distintas. La disposición de los rediles tendrá un gran peso en el desenlace de la partida.

Gracias a sus turnos simultáneos, funciona muy bien a cualquier número de jugadores, siempre que dejemos claro que no tenemos todo el tiempo del mundo por cada ronda. Enganchará a los principiantes, con sus sencillas mecánicas, y a los habituales. Serán éstos quienes disfruten al máximo de sus posibilidades estratégicas.

No está de más consultar de vez en cuando la hoja de los demás, no sólo para comprobar que no hacen trampas (damos por hecho que nos fiamos de los compañeros para que no se arruine la experiencia), sino para evitar las equivocaciones propias de los principiantes. Si somos muchos, cada uno puede encargarse de «vigilar» al de al lado.

Rolling Ranch

Aunque el azar está presente, tendremos un control casi total en toda la partida. De cada tirada, tendremos tres opciones a elegir, por lo que es raro que ninguna nos venga bien durante varias rondas seguidas. Servirán para demostrar que sabemos sacar provecho de cualquier dificultad.

Rolling Ranch supone un acierto, por todos esos elementos que lo diferencian de su compañeros. No sólo sienta unas nuevas bases, sino que lo elevan a la cima. La maestría con la que combina el papel, el lápiz y los dados con la gestión de recursos, los objetivos secretos y el ‘set collection’ es única.

Colorear las maderas y los clavos es uno de los puntos que más entretienen a los jugadores. Se unen a los silencios, propios de la concentración, y a las sonrisas, al saborear la victoria. Sin embargo, nada estará claro hasta el recuento, cuando se desvelen las misiones y sus sorpresas.

Respecto a sus componentes, consta de dos dados personalizados que muestran a los cerditos más adorables de la historia. Su bloc, compuesto por cien hojas reversibles, nos durará una buena temporada. Si ya somos adictos al juego, recomendamos borrar las hojas después de cada partida para alargar su duración.

Se completa con un set de lapiceros y con cartas muy resistentes. La simplicidad de la ilustración de la portada va acorde con el diseño del interior para que todo el protagonismo recaiga en su jugabilidad.

 

COMPONENTES DE JUEGO

  • 2 Dados
  • 4 Lapiceros
  • 20 Cartas de Misión
  • 100 Hojas de Rancho (doble cara)
  • Instrucciones (castellano)

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