La mesa está preciosa. El enorme escenario nos trasladará hasta un lugar muy lejano, no sólo en cuanto a distancia, sino en el tiempo. Cada ficha brilla con luz propia, en contraste con el colorido de los tableros y de las cartas. Las miniaturas esperan impacientes el momento de avanzar. De batallar.
Un momento, ¿dónde están los dados? Mi rostro se queda pálido al recordarlo. Presté uno de los de ocho caras a ese amigo que acostumbra a devolver las cosas más bien tarde. Los otros los utilicé para otro juego y ahí están, en una caja que no es la suya. En una caja que se ha quedado en casa. Un dado online puede salvar la tarde.
LA UTILIDAD DEL DADO VIRTUAL
Los dados son los más fieles compañeros de los juegos de mesa, de los ‘wargames’ y del rol. No sólo están ahí para generar azar, sino para potenciar la rejugabilidad. Para disfrutar de partidas muy diferentes unas de otras, que obliguen a cambiar de estrategia. A improvisar sobre la marcha.
Pese a su gran importancia, no siempre están en mente del jugador. Es común invertir horas en preparar la partida de rol de nuestras vidas para, después, olvidar los dados. Mezclarlos entre cajas, hasta que acaban perdidos.
Un dado virtual puede sacar de más de un apuro e incluso convertirse en una primera opción. Basta con tener un dispositivo móvil y acceder al generador de dados virtuales. Escogeremos el número de dados a tirar y sus caras para, segundos después, disponer de los resultados.
Contaremos con un registro de tiradas que nos indicará que números están apareciendo más. Por su parte, evitaremos las esperas que surgen cuando no hay dados para todos.
Sabemos como los de seis caras son los más habituales en los juegos de mesa, desde que se hicieran populares en los clásicos Parchís y Oca. No son los únicos. Si bien es cierto que los juegos de mesa incorporan ya dados de cualquier número de caras, es en los juegos de rol donde más se usan.
En función del sistema propuesto en el manual, utilizaremos uno u otro. Los más comunes son los de cuatro, ocho, diez, doce y veinte caras. Aparecen a la hora de resolver un problema, como parte de una suma en la que tendremos en cuenta las habilidades o atributos del personaje.
Están presentes al tomar decisiones. Al enfrentarnos a enemigos. El propio dado virtual ofrece la posibilidad de generar la notación, evitando perder tiempo en las sumas mentales y, por tanto, añadiendo dinamismo a la acción.
Muchos de los nuevos juegos de rol recurren a sistemas tradicionales, mientras que otros optan por reinventarse. ¿Qué ocurre? Los dados pueden llegar a ser más extraños y, por tanto, más caros. Conseguir que los dados virtuales se asienten es una oportunidad maravillosa para los autores y, por consiguiente, para los jugadores.
Grandes ideas pueden materializarse, sabiendo que no encareceremos el juego al incluir un dado de cien caras. Un generador es capaz, incluso, de tirar uno de mil caras. No se ponen límites a la imaginación como creadores, ni echamos el freno como jugadores a la hora de escoger entre un título u otro.
Puesto que las posibilidades de un dado son enormes, encontramos otra web más avanzada con la que crear un dado personalizado. Tras un registro gratuito, daremos vida a nuestros propios dados. Volveremos a contar con los más sofisticados, que se perdieron hace tiempo en la estantería. Con aquéllos que aún no existen.
La utilidad va más allá del juego. Los indecisos o quienes buscan sorpresas recurren a ellos a la hora de escoger un plan o una película. Ayudan a escritores al dar forma a la trama. A parejas en la realización de tareas. También a profesores, cuando quieren realizar preguntas a los alumnos.
La pandemia actual ha supuesto un avance de lo virtual frente a lo físico. Pagamos con tarjeta, vemos los estrenos en casa e incluso acudimos al museo sin despegarnos de la pantalla y del ratón. Si sustituimos los dados convencionales por los virtuales agilizaremos la tarea de desinfectarlo todo tras pasar de mano en mano.