Ginkgopolis estrena edición en castellano, de la mano de SD Games. Este juego de construcción mediante losetas nos traslada hasta el año 2212. Como cabría esperar, los humanos han agotado los recursos.
Se hacen necesarias, por tanto, unas ciudades que equilibren la producción y el consumo. Como el espacio tampoco abunda, la construcción se desarrolla en vertical. El resultado es una competición entre 1 y 5 jugadores, indicada desde los 10 años. El que obtenga más puntos de éxito gana.
Creada por Xavier Georges e ilustrada por Gaël Lannurien, es protagonista de este Plano Detalle. A partir de 25 fotografías, mostramos sus componentes y elaboramos una guía de juego, con la que aproximarnos a sus posibilidades.
GALERÍA DE GINKGOPOLIS
Componentes de juego.
Antes de empezar, preparamos el escenario. Varía en función del número de jugadores.
Cada participante recibe tres personajes, con sus recursos, y cuatro cartas del mazo principal.
Sus marcadores de nueva mano se dejarán detrás de la pantalla, al igual que todo lo que se obtenga durante la partida.
Se desarrolla por rondas. Cada una se compone de tres fases.
1. Elegir una carta. De forma simultánea, todos juegan una carta, boca abajo. Podrá acompañarse de una loseta.
Los marcadores de nueva mano podrán gastarse para renovar la mano, con nuevas cartas.
2. Ejecutar acciones. Por orden de turno, revelan la carta jugada (y la posible loseta). En función de la combinación, el jugador explotará, urbanizará o construirá.
Para explotar, habrá jugado una sola carta. Si es de urbanización, toma una loseta o un recurso de la reserva.
Si es de edificio, activa la correspondiente loseta para tomar recursos, puntos o losetas, en función del color y del nivel del edificio.
Lleva a cabo las posibles bonificación por explotar.
En cualquiera de los casos, la carta jugada se descarta.
Para urbanizar, hay que jugar una carta de urbanización y una loseta.
La loseta se reemplaza por el marcador de letra correspondiente, que se reubica. Se coloca un recurso y un peón de obra encima de la loseta.
Tras activar los edificios adyacentes, se obtienen los posibles beneficios de urbanizar. La carta jugada se descarta.
Al jugar una carta de edificio junto a una loseta, se construye un nivel.
La loseta se coloca encima del edificio indicado en la carta. El propietario recupera sus recursos, con un punto por cada uno (salvo que pertenezcan a la misma persona).
Se paga el coste si la loseta tiene un número inferior a la tapada, o si es de distinto color. El nuevo propietario coloca, sobre ella, tantos recursos como equivalgan al nivel, y un peón de obra.
Después de activar los posibles bonificadores de construcción, conservamos la carta jugada, para aprovechar su efecto durante la partida o al final.
3. Preparar la siguiente ronda. Las cartas no utilizadas, y la de jugador inicial, se pasan al de la derecha. Todos roban una.
Al agotarse el mazo, creamos uno nuevo introduciendo las cartas marcadas con un peón de obra. Éstos se retiran.
La partida termina al agotarse las losetas de la reserva una segunda vez (tras la primera, pueden devolverse a cambio de puntos) o cuando alguien haya colocado todos sus recursos.
A los obtenidos a lo largo de la partida, se suman los de bonificación de las cartas que se tengan y dos por cada marcador de nueva mano no gastado.
Se añaden los procedentes de los distritos. Un distrito lo conforman dos o más edificios del mismo color adyacentes. El que tenga más recursos, se lleva los puntos equivalentes al total (se cuentan todos). El segundo, los puntos equivalentes a sus recursos.
Gana quien tenga la mayor puntuación. Ginkgopolis se completa con modo en solitario.
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