«Ponme la consola que tú quieras». «Me llevo ese ordenador, por ejemplo». Resultaría raro entrar en una tienda y que cualquier consola nos sirviese. Comprar un ordenador sin tener en cuenta unos requisitos. Si jamás descuidaríamos la plataforma de juego, ¿por qué ocurre lo contrario con los monitores gamers?
Tendemos a creer que una vez tenemos en casa la consola o el ordenador con el que tanto hemos soñado, el trabajo ha terminado. El televisor del salón será compatible, pero no exprimirá al máximo las sesiones de juego. Buscaremos un monitor a la altura, ya que de lo contrario, la nueva adquisición habrá sido en vano. Una vez que tengas claro lo que necesitas, podrás descubrir cuál de los mejores ejemplares de monitores para jugar se adapta a ti.
¿QUÉ DEBEMOS SABER DE LOS MONITORES GAMERS?
De poco nos servirá comprar una consola de última generación o el más potente de los ordenadores si no contamos con el elemento capaz de reproducir todas sus funcionalidades. Un monitor es el encargado de trasladar esas características a nuestro espacio. El túnel que nos traslada hasta un mundo de fantasía.
Hasta el juego más inmersivo puede dejar de serlo si no contamos con la pantalla adecuada. Como casi todo televisor es compatible con el juego, acostumbramos a conformarnos con cualquiera. Debemos saber que existen monitores gamers, creados de forma específica para satisfacer las necesidades del jugador.
No sería justo conformarse con cualquier aparato. A la hora de localizar el monitor que necesitas, es importante que atiendas a diferentes puntos. Será la forma de completar tu espacio, para que nada interrumpa los momentos que estás a punto de vivir.
El precio
El primero será el precio. Es habitual, al igual que ocurre con la propia vida, que cuanto mejor sean las especificaciones de un producto, más caro sea. También influyen el tamaño y la marca. No te asustes si el precio asciende. Quizás puedas prescindir de elementos que no vas a utilizar, abaratando el coste.
Las dimensiones
Lo ideal es que el monitor tenga un tamaño entre las 24 y las 32 pulgadas. Uno muy pequeño te hará perderte detalles y acercarte demasiado, lo que resultaría demasiado incómodo. Con ello, ¿es preferible uno enorme? Respuesta negativa.
Una pantalla de grandes dimensiones te obligará a alejarte más de la cuenta para poder ver todo el campo, algo que no podrás hacer si tu habitación gaming es pequeña. Por tanto, deberás buscar el que mejor se adapte a tu espacio. No es lo mismo que vayamos a utilizarlo para jugar al ordenador, con teclado y ratón, que para disfrutar de la consola, desde el sofá.
Para un monitor de 24 a 27 pulgadas, es preciso contar con una distancia de 65 centímetros. En pantallas más grandes, necesitaremos separarnos, como mínimo, 85 centímetros. El juego sin mandos (con teclado y ratón) obliga a permanecer relativamente cerca, algo que deberemos tener muy presente para que la experiencia sea perfecta. Por descontado, también para evitar mareos y dolores de cabeza.
El diseño
La estética del monitor es más importante de lo que parece. No consiste en escoger un color o una estructura que vaya a juego con la habitación (que también), sino en encontrar el que genere una buena base.
Si el marco es muy estrecho, la sensación de inmersión será mayor que en uno amplio. En caso de que hayamos optado por un monitor grande, el diseño curvo es una gran opción a la hora de tener una visualización óptima. No menos importante es elegir uno cuya altura e inclinación puedan modificarse, gracias a su soporte regulable.
Es básico que ofrezca una buena conectividad, más allá del HDMI. Si tiene puertos USB y de salida de audio, no encontraremos problemas improvisados. No son pocos los jugadores que disfrutan de las sesiones con cascos, ya sea para no molestar a los compañeros de piso, para incrementar la inmersión o para mejorar la comunicación en línea. Algunos monitores gamers incorporan altavoces, lo que nos permitirá ahorrarnos un dinero si no contamos con unos.
La resolución
¿Nuestro monitor será de 24 pulgadas? En ese caso, una resolución 1080p es la aconsejable. Si vamos a optar por uno más grande, necesitaremos una resolución 2K o 4K para una experiencia óptima.
No todo es tamaño, ya que el tipo de juego tendrá la última palabra. Los fans de los títulos Triple A son unos enamorados del realismo, por lo que necesitarán un monitor capaz de reproducir lo que se está emitiendo. Precisarán, así, de una pantalla potente.
No ocurre lo mismo con los amantes de las aventuras retro o animadas. Cuando el realismo no nos importa demasiado, podremos prescindir de la última tecnología (y, ya de paso, ahorrar bastante). Con los píxeles como compañeros de vida, en una nostalgia constante hacia los noventa, no hacen falta demasiados lujos. Ocurre lo mismo con el género ‘party’. No tiene sentido adquirir algo que no vamos a aprovechar.
El panel
¿IPS o TN? Es importante conocer lo que, a priori, puede sonarnos a chino. Un monitor IPS destaca por su gran calidad de imagen. Sería perfecto para todos los juegos, de no ser por su tasa de respuesta. La tecnología TN ofrece una mejor, pero a cambio, sus colores son algo más pobres.
Una vez más, tendremos que determinar nuestros gustos. Para aventuras animadas o juegos de estrategia, no hay nada como un IPS. ¿Somos de disparos y acción? En ese caso, TN. Ya sea una tecnología u otra, conviene que el tiempo de respuesta nunca sea superior a los 5 ms.
En lo que respecta a la velocidad de refresco, la imagen tendrá una mayor fluidez si el número de hz es grande. Vuelve a depender del tipo de juego, sin olvidarnos de mirar si el ordenador dispone del procesador y de la tarjeta gráfica para soportar la configuración. Un buen PC sin un buen monitor no sería nada, al igual que ocurre a la inversa.