Ya no soy una niña, me conozco todas las normas. «Escóndete de los humanos». Es lo que me repetía mi abuela. Lo que le inculcaron a ella sus padres. Lo que a sus padres les contaban sus padres. «Escóndete de los humanos, escóndete de los humanos». Cada día estas palabras resuenen en mi mente.

Si alguna vez has visitado este hotel, sabrás que ponerlo todo patas arriba es liberador. Ayuda a reducir el estrés mientras nos echamos unas risas. De las buenas. De ésas que vienen con lagrimones. El riesgo es vida. Y sí, los humanos están aquí, pero si cooperamos entre todos, nadie nos verá. Un momento, ¿qué haces cholándome mi sillón-escondite? Esto es dejarme con la sábana al aire y lo sabes. Reseñamos Escondite Fantasma.

 

UNA NOVEDAD DE TRANJIS GAMES

Escondite Fantasma (Run, Ghost, Run!) ya es una realidad, de la mano de Tranjis Games. Se presenta como una competición familiar de 2 a 4 participantes, con retos de 30 minutos, indicados desde los 8 años.

Ya disponible a un precio de 34,95 euros, es obra de Phil Vizcarro y de Amine Rahmani, con ilustraciones de Sylvain Aublin. Los jugadores se convierten en fantasmas, moviéndose en un escenario en tres dimensiones, con espejo incluido.

La misión es huir sin ser vistos por los humanos. Dirigiremos a nuestro grupo hasta el lado opuesto del vestíbulo, desplazando los muebles a nuestro favor. El ojo de la cerradura cierra cada ronda, obligando a los fantasmas visibles a volver al principio.

 

ESCONDITE FANTASMA: UNA PARTIDA

El ganador será el que lleve a sus fantasmas más valiosos al lado contrario del vestíbulo. El primer paso es crear el escenario, con el tablero en el centro. Sobre él, al azar, situaremos los muebles. La cerradura se dejará en la puerta que queramos.

Cada participante recibe los fantasmas de un color (uno grande, dos medianos y cuatro pequeños). Formarán la reserva en uno de los lados del tablero. El inicial toma el dado.

Los turnos y las rondas

Tras crear el mazo de movimiento, acorde al número de jugadores, empieza la partida. En una ronda, todos llevan a cabo su turno, siguiendo el sentido de juego. Consiste en robar una carta de movimiento. Si en ella aparecen muebles, podremos mover uno de los indicados a cualquier posición del tablero.

Tras esto, desplazamos a nuestros fantasmas por el vestíbulo tantas casillas como correspondan al valor de la carta, en cualquier dirección, pero nunca en diagonal. Esos puntos podrán repartirse entre varios, intentando esconderse entre los muebles. Lo que no podrá hacerse es entrar y salir del vestíbulo en un solo movimiento. Pasa el turno al siguiente.

Cuando todos hayan movido, lanzamos el dado. Quien obtenga el resultado más alto elige en qué lado colocar la cerradura. Todos escogerán el mismo número de veces, por lo que, quienes ya lo hayan hecho no lanzan el dado. La cerradura no podrá permanecer dos rondas seguidas en el mismo lado.

Tras escoger lado, ese jugador vuelve a lanzar el dado para determinar la puerta en la que se colocará la cerradura. Miramos el vestíbulo por ella, devolviendo a la reserva correspondiente a todos los fantasmas que queden visibles por ella. Se pasa el dado al de la izquierda y se inicia una nueva ronda.

Fin de la partida

Al agotarse el mazo de movimiento, la partida termina. Contamos los puntos procedentes de los fantasmas que han salido por el lado opuesto del tablero. El grande equivale a cinco puntos; cada mediano a tres y cada pequeño a uno.

También puntuamos por los fantasmas que queden dentro del vestíbulo. En este caso, el grande otorga dos puntos y el mediano uno. Cada dos pequeños, un punto. El vencedor será quien sume la mayor puntuación.

 

ESCONDITE FANTASMA: CONCLUSIONES

Me han pillado. No ha sido por olvidar el valioso mensaje, sino por confiar demasiado en mis compañeros de juego. Hace unos minutos, estábamos cantando frente al piano. Poniendo caras frente al espejo. Relamiéndonos con el delicioso pastel del carrito.

¿Y ahora? Ahora me traicionáis. ¿Dónde ha quedado todo eso? Desde luego, para vosotros poco estaba significando. Cuando llegaron los humanos, me escondí debajo del escritorio. ¡Hasta le hice hueco al chiquitín que buscaba una zona segura a toda costa!

Me miraste con ojitos y te dejé colarte debajo del carrito. Ya me las apañaría para alcanzar la parte trasera del sillón. Sufrí de lo lindo, pero llegué. Cuando empecé a respirar tranquila, te llevaste el sillón. Esta vez, no había excusas. No ibas a esconderte en él, sino a dejarlo en el centro de la sala. Inutilizado.

Me quedé paralizada, totalmente visible. Sin opciones. Como era de esperar, el ojo humano que se asomó por la cerradura captó mi presencia. Estaba tan cerca de la salida y, ahora, vuelta a empezar. No hay tiempo para lamentaciones. La venganza será mi mejor arma y no pienso quedarme de brazos cruzados. Voy a lanzarme al vestíbulo disfrutando de ese sabor de la traición que tanto os gusta. Voy a llegar. Sé que lo haré.

Escondite Fantasma es uno de esos juegos llamativos, capaces de despegar de las pantallas a niños y a mayores. No todos los días encontramos cajas en las que asoma un peculiar espejo. Un encantador fantasma.

Hay que reconocerlo: los títulos en los que podemos tocar componentes en tres dimensiones gustan. Gustan mucho. Abriremos la caja y manipularemos las seis piezas de plástico. Nos transportaremos a las casas de muñecas, disfrutando de los pequeños detalles del pastel que alguien ha cortado. Del escritorio.

No necesitaremos tener ocho años para viajar hasta esa habitación de hotel y hacer travesuras. El primer punto ya lo tiene ganado: destacar entre el mar de novedades que cada semana llega a tiendas. Captar la atención de los pequeños, quienes no tardarán en dar vida a unos fantasmas a los que tampoco les falta detalle. En sorprendernos con sus historias.

Esta novedad es precisamente eso: imaginación y creatividad. Partimos de escenarios distintos en cada partida. En la primera, todo estará en orden, bien colocadito. En la segunda, algún mueble habrá volcado. ¿Y si los ponemos todos bocabajo para la tercera? En la cuarta, habremos olvidado que existe cualquier tipo de guía.

Esa libertad de preparación se plasma en los propios turnos. Estaremos condicionados por la carta que extraigamos, pero no en su totalidad. Por lo general, los valores más bajos permiten mover un mueble, frente a los más altos. Equilibrio puro.

Así, moveremos el sillón o el piano. Mejor el piano, que ese fantasma azul quede visible. Es un ejercicio de ataque y defensa. Muevo el mueble con el que estabas tan escondido y lo utilizo para ocultarme yo. ¿Alguien creía que Escondite Fantasma no estaba basado en el interés máximo?

Como ya habremos visto que número de movimiento tendremos, podremos preparar el camino. Un seis. Qué maravilloso sería llevar ya al fantasma grande hasta el final, pero un pequeño descuido y mis dos medianos volverán por donde han venido.

Este sistema admite múltiples estrategias. Llega a recordar a la esencia del clásico parchís, donde unos cuantos buscan asegurar sus piezas una a una, mientras que otros trabajan en equilibrarlas todas. El esfuerzo se puede ir por la borda, algo que debemos tener siempre en cuenta.

Puesto que las partidas son especialmente rápidas, y los fantasmas de la reserva no puntúan, es buena idea tener a los máximos posibles en el vestíbulo. Pero claro, si hay muchos, habrá más posibilidades de que sean descubiertos. La gestión del riesgo brilla con luz propia. Los arrepentimientos, también.

Al final de cada ronda, el privilegiado de turno moverá la cerradura. Eso sí, siempre mirando que todos hayan tenido las mismas oportunidades y que no se repita lado, evitando frustraciones. Una nueva tirada tendrá la última palabra, por lo que estaremos preparados para todo. O, al menos, lo intentaremos.

¿Conviene más ver por la cerradura a ese fantasma grandullón o a esos tres chiquitines? Nuevamente, encontramos toma de decisiones. Pequeños sacrificios individuales por el mal común. Si estamos estancados, lo que nunca falla es analizar quién va ganando (el que tenga los fantasmas más valiosos ya a salvo) e ir a por él.

Quizás puedas escabullirse, puesto que el azar tiene la última palabra. De esta manera, los propios jugadores equilibrarán el ritmo de la competición. Lo que resulta indiscutible es la emoción de mirar por la cerradura (todos pueden hacerlo para evitar malentendidos) y pillar a los fantasmas escondidos. ¿Te pensabas que no se te vería reflejado en el espejo?

Ese espejo, si se sabe utilizar con cabeza, es la pieza que nos hará reír y sufrir por igual. Los muebles son mucho más que un mero elemento decorativo. Si jugamos con ellos, la experiencia será más que gratificante.

Sus reglas sencillas e intuitivas harán que los niños puedan disfrutarlo sin ayuda de adultos. Por su parte, los mayores lo exprimirán al máximo con las reglas avanzadas. Sobre todo si las combinan.

Tenemos la fusión de fantasmas, donde sólo entrarán pequeños al vestíbulo. Dos pequeños harán uno mediano: un pequeño y un mediano, uno grande. La estrategia está servida y las malas pulgas también. Para que no lloremos mucho, la penalización de los fantasmas grandes y medianos pillados no es tan grande.

Por otro lado, las cartas de campanadas de medianoche se extraen a partir de la segunda ronda. Aportan una visión extra por la cerradura, unos muebles derribados, sustituciones, regresos a la reserva o avances adicionales.

Funcionan a modo de evento, sumando más sorpresas. Las cartas no cuentan con textos ni con símbolos, de ahí que debamos echar mano del manual para relacionar cada carta con su efecto. Lo bueno es que sus encantadores dibujos pondrán a funcionar la memoria muy pronto.

El resultado es un juego llamativo y con unos componentes muy cuidados. Los guardaremos en su inserto, ganando rapidez en la preparación. Gustará a quienes adoran la interacción, que crece conforme aumenta el número de participantes.

A 3 y a 4, la carrera se vuelve más caótica y más recomendable. En pareja fastidiaremos al contrario, pero es cierto que estaremos más centrados en movernos en línea recta para llegar a la meta. En perder el menor tiempo posible, aprovechando que el escenario cambia con menor frecuencia.

Escondite Fantasma encaja a la perfección en el catálogo de Tranjis Games, editorial que cuida sus juegos por fuera y por dentro. No encontraremos mecánicas revolucionarias, pero sí un juego que funciona, sin fallos en la ejecución. Un juego a medio camino entre infantil y familiar, con un nivel de dificultad escalable y una rejugabilidad suficiente como para permanecer en mesa un buen rato.

 

COMPONENTES DE JUEGO

• 32 Cartas
• 28 Figuras de Fantasma
• 6 Piezas de Mueble
• Cerradura
• Dado
• Tablero
• Instrucciones (castellano)