Un simple vistazo a mi alrededor me hace comprender que necesitamos una extinción urgente. El pánfilo de la derecha lleva más de media hora sorbiendo un refresco que hace tres se terminó. ¿Nadie te enseñó que las pajitas no están para hacer ruido?
Por la izquierda la cosa no mejora. El típico graciosillo se ha agenciado la bolsa de nachos. Si al menos fuesen para comer… Ha decidido colocarse dos a modo de colmillos. Me ha mirado un par de veces, pero he hecho como que no me percataba de nada. Con esta dinotuza, lo mejor es ignorar.
Por aquí están el que desafina en los agudos y el que se ha dejado lechuga entre los dientes tras zamparse el bocadillo. El que lleva un buen rato embelesado con un triste globo. El que lleva toda la cara pintada de rotulador tras haberse quedado dormido. El del maldito tambor. El de la pajarita. Bueno, el de la pajarita me cae bien. Así es Dino Fiesta.
UNA NOVEDAD DE OCTUBRE
Dino Fiesta es un juego de cartas en caja pequeña de 2 a 6 participantes, indicado desde los 8 años. Competimos en partidas de 15 minutos de duración. Creado por Reiner Knizia, uno de los autores más populares del sector, cuenta con ilustraciones de Ana Marco.
Estamos ante una novedad en castellano de Rocket Lemon Games. Estará lista durante la segunda mitad del mes de octubre, aunque podrá adquirirse durante el XIX Festival Internacional de Juegos de Córdoba (11, 12 y 13 de octubre). ¿Precio? 13,50 euros.
El que será uno de los títulos más coloridos del otoño llega mediante unas reglas sencillas. Formaremos parte de una fiesta de dinosaurios. Bajo el lema «¡que la extinción te pille bailando!», jugaremos una carta por turno en la pirámide, atendiendo a las coincidencias de color. Será la manera de salvar a nuestros dinos.
DINO FIESTA: UNA PARTIDA
El primer paso es barajar todas las cartas para repartirlas, de forma equitativa, entre los jugadores. Las fichas se sitúan a un lado. El turno consiste en colocar una carta en la mesa, bocarriba.
Podrá situarse en la base de la pirámide, siempre y cuando queden huecos disponibles y esté adyacente a otra, o encima de dos cartas. La base tiene espacio para ocho cartas, el siguiente nivel para siete, el otro para seis, y así sucesivamente. Es decir, una carta menos por cada nivel que ascendamos.
No hay restricciones a la hora de jugar una carta en la base, más allá del espacio y de que esté adyacente. Sin embargo, para situar una carta en un nivel es necesario que coincida en color con una de las dos cartas inferiores. Se dejará centrada, «apoyándose» sobre esas dos. No hace falta que un nivel se haya completado para iniciar el siguiente.
Los puntos
Cuando no podamos jugar ninguna carta, quedamos fuera de la ronda. Recibimos tantas fichas de un punto como cartas nos hayan quedado en la mano. Dejamos las cartas bocabajo mientras los demás siguen.
En el momento en el que nadie pueda jugar carta, la ronda termina. Es posible que una única persona siga jugando. Se reparten los puntos, en función de las cartas que queden en la mano. Si alguien ha conseguido deshacerse de todas las cartas de su mano puede devolver dos fichas de un punto (conseguidas en rondas anteriores) a la reserva.
Recogemos todas las cartas para empezar una nueva ronda con otro jugador inicial. Habrá tantas rondas como personas haya. Al finalizar la última, contamos los puntos. Gana quien haya acumulado menos.
DINO FIESTA: CONCLUSIONES
¿Por dónde me había quedado? Eso es, por la panda de inútiles. El de la pajarita no, que quede claro. Los demás bailan sin seguir el ritmo y comen y beben como salvajes, llenándolo todo de migas. No soy tiquismiquis, pero estoy de los nervios.
Mi inteligencia privilegiada me permite diferenciarme del resto, por suerte y por desgracia. Digo por desgracia porque el hecho de no encajar implica permanecer de brazos cruzados en un rincón. Refunfuñando.
¿Sabía que pasaría esto antes de venir? Sí. ¿Estoy en la fiesta? Sí. ¿El motivo? Dicen que quienes no asisten se encuentran en peligro. Las profecías hablan de un meteorito capaz de acabar con todos los que no se encuentren aquí. Quizás otro año más no ocurra nada, y me hayan colado una mentira de marketing, pero por si las moscas, prefiero pasar una noche mala que cien calcinada bajo tierra…
Dino Fiesta es un filler que llena la mesa de colorido y de dinosaurios, por supuesto. La suma de reglas accesibles y de las mejores criaturas que han pisado el planeta constituyen esta novedad de Reiner Knizia. Podría haber funcionado con cualquier otra temática, pero tenían que ser dinos.
Es apta para niños. Para adultos. Para mayores Para que niños, adultos y nuestros mayores compartan mesa. La preparación de la partida es rapidísima y la ejecución de sus reglas también. Jugamos una carta por turno, ya sea en la base o en un nivel superior, y así hasta que ya no se pueda más. Se dan cita infinidad de planes tácticos.
Todos resultan igual de eficaces si los ejecutamos bien. Nuestra estrategia depende mucho del escenario que vayamos construyendo. De las jugadas de los oponentes. Esos momentos impredecibles, con partidas muy distintas unas de otras, convierten a Dino Fiesta en un verdadero éxito. En uno de esos juegos que sale a mesa para quedarse una competición tras otra.
Nos propone competir en tantas rondas como jugadores haya, pero lo habitual es que esas rondas acaben dando paso a partidas. Querer jugar mejor que la vez anterior anima a echar otra más. Y otra. Y otra. A colarse en los planes del día siguiente.
Lo más lógico resultaría quedarse con la base de la pirámide. En ella no hay restricciones de cartas y, mientras haya hueco, no habrá de qué preocuparse. Sin embargo, no todo es tan fácil. Empezar a construir niveles superiores es la forma de ir modelando el escenario a nuestro antojo. De «cerrar» colores que acabarán bloqueados. De asegurarnos la supervivencia de ese color que abunda en la mano.
Probaremos a ir quedándonos sin colores. Si ya nos hemos gastado todos los dinos verdes de la mano, no tendremos que hacer malabares por ocupar los espacios limitados a ellos. Eso sí, a cambio estaremos reduciendo las posibles jugadas si en algún momento sólo queda espacio para ellos.
¿Y si nos guardamos al menos uno de cada color? También tiene sus ventajas y sus desventajas. Es común que uno de los colores no tenga salida, de ahí que resulte difícil quedarse sin cartas en la mano. Por otro lado, ayuda a poder jugar carta hasta casi el final de partida.
Será la propia partida la que nos guíe por un plan o por otro. La que nos lleve a tomar unas decisiones concretas. La que nos permita ver que los pequeños sacrificios pueden dar grandes resultados. Y eso que duele ver como los amarillos no podrán entrar en la fiesta.
Quedarse sin cartas en la mano no es sencillo, de ahí que esté recompensado. No sólo no sumaremos los fatídicos puntos de la ronda, sino que podremos quitarnos dos de rondas anteriores. Llevar el recuento de las cartas que han salido, y sobre todo de las que quedan, es el plan más básico para la victoria.
La rejugabilidad es prácticamente infinita. Las sorpresas de final de partida, también. Por lo general, estaremos más o menos igualados en puntos. Además, poder quitarnos dos tras una jugada perfecta hará que los marcadores se den la vuelta. Conviene no confiarse y pelear hasta el final.
Apenas hay esperas entre turnos, por lo que la rapidez sigue siendo uno de los puntos fuertes de Dino Fiesta aunque aumente el número de jugadores. A dos existe una variante para que la interacción y los espacios limitados sigan presentes. Tendremos 14 cartas por persona y la base de la pirámide estará limitada a siete cartas, en lugar de ocho.
La estética tiene mucho que ver a la hora de decantarnos por Dino Fiesta. Entra por los ojos. Los dinosaurios están dibujados en su forma más divertida, simulando las distintas situaciones de una fiesta y las gamberradas. ¡Hasta hay un homenaje a Reiner Knizia entre los dinos! Quien conozca a este autor, no tardará en encontrar la referencia…
Las distintas especies están diferencias por color para que no haya distracciones. En la parte superior de las cartas hay hueco para la simbología, de tal forma que las personas con problemas de daltonismo puedan jugar sin problemas. En lugar de atender al color, lo harán a unos símbolos claros e intuitivos.
Por tanto, ¿continúa siendo Reiner Knizia una apuesta segura? Todo indica que sí, al menos, en lo que a juegos en caja pequeña se refiere. Sus obras continúan aportando lo que todos esperamos: diversión, rejugabilidad, piques y unas reglas informales que enganchan. Rocket Lemon Games acierta de lleno con esta propuesta.
Habría sido un juego perfecto para las tardes de verano en la piscina. Sin embargo, que llegue en este mes de octubre no significa que no vaya a arrasar. Se disfrutará en fiestas de cumpleaños. De Halloween. En las reuniones navideñas con primos. Con amigos. Y, por descontado, durante el próximo verano. No olvidemos que los juegos no caducan, aunque tanta novedad nos lleve a pensar lo contrario.
COMPONENTES DE JUEGO
- 36 Cartas de Dinosaurio
- 30 Fichas
- Instrucciones (castellano)