Eloi Pujadas ha publicado cinco juegos de mesa en poco más de un año, pero no han salido de la nada. Los años de esfuerzo y trabajo se ven recompensados cuando una editorial los descubre. Invedars, GDM Games y ahora DMZ Games no han dejado pasar la oportunidad de presentar al mundo sus originales ideas.
Los reconocimientos de Mejor Creador Español de 2018 (BGC Málaga) y Mejor Autor Novel en los Premios DAU Barcelona 2018, junto a Joaquim Vilalta, demuestran que está en su mejor época lúdica. Se cierra con Orbital, una nueva propuesta con la que vuelve a dejar con la boca abierta a los jugadores. Y, probablemente, éste sea su mayor aliciente para seguir regalándonos auténticas maravillas.
LA NUEVA TECNOLOGÍA TRIANGULAR
Orbital es un juego de mesa de 2 a 4 jugadores. Con partidas de 60 minutos, recomendadas a partir de los 10 años, es una creación de Eloi Pujadas. Sus ilustraciones son obra de Amelia Sales.
El que era uno de los juegos más esperados de DMZ Games ya es una realidad, a un precio que ronda los 25 euros. La editorial continúa con su apoyo a los proyectos nacionales para trasladarnos a un futuro cercano.
Corre el año 2073 y la vida en la Tierra llega a su fin. El calentamiento global y el hundimiento de los continentes obliga a diseñar estaciones espaciales. Sólo la mejor podrá convertirse en el nuevo hogar de la humanidad.
Haciendo uso de la llamada tecnología de la triangulación, será de vital importancia apostar por las viviendas habitables (con su granja y su planta de energía). Los centros de reciclaje también resultarán fundamentales, sin olvidar los jardines, los restaurantes, los supermercados ni los teatros.
ORBITAL: UNA PARTIDA
Antes de empezar, se deja el tablero común en el centro de la mesa. Se organizan las losetas por tamaños, en filas, y se ocupan los espacios con las primeras. Se revelan dos losetas de objetivo.
Cada jugador recibe su tablero, por la misma cara, y cinco monedas. Comienza la partida. El turno de un participante consta de dos fases, a realizar en orden.
1. Comprar una loseta de construcción.
Se toma una loseta del tablero. La que ocupa la primera casilla es gratis. Si se desea obtener una más alejada, se debe dejar una moneda por cada loseta por la que se pase y que no sea adquirida, siguiendo las flechas marcadas.
Al llegar a la escogida, el jugador se la lleva y repone el hueco dejado desplazando todas las piezas. En caso de tener monedas encima, se las guarda. Si no tiene monedas, sólo podrá llevarse la primera.
2. Colocar la loseta comprada.
Se coloca la loseta comprada en el tablero individual por el lado que se desee y en cualquier orientación, atendiendo a los límites señalados. Debe estar adyacente a otra ya colocada, salvo en la primera ronda. Se pasa el turno al siguiente.
Se repite la misma mecánica hasta que alguien completa todos los espacios de su tablero o al agotarse las losetas de un edificio. En ese momento, se procede al recuento de puntos.
Recuento de puntos
Cada vivienda habitable otorga dos puntos. Para que una vivienda lo sea, es preciso que cuente con una granja y una planta de energía propias. Quien tenga más viviendas adyacentes recibe cinco puntos.
Cada jardín añade un punto y el que más tenga adyacentes obtiene cinco. Las viviendas adyacentes a los supermercados suman un punto. Por su parte, el participante con más supermercados obtiene cinco. Cada granja adyacente a cada restaurante también añade un punto. Tener más restaurantes se recompensa con cinco puntos.
Los jardines adyacentes a los teatros suman un punto, mientras que el jugador con más teatros se añade cinco. Se resta un punto por cada vivienda no suministrada por un centro de reciclaje (habitable o no), teniendo en cuenta que cada centro suministra a cuatro viviendas.
Por último, se resta un punto por cada casilla no ocupada y se añaden los correspondientes a los dos objetivos comunes, mostrados al principio de la partida. El vencedor será quien sume más puntos.
ORBITAL: CONCLUSIONES
Los peces gordos lo han dejado claro: quieren una estación rodeada de jardines y con el mayor número posible de teatros, supermercados y restaurantes. Quizás no sea la ciudad de mis sueños (siempre he preferido un contacto más directo con la naturaleza), pero podría adaptarme pronto a este nuevo hogar.
Tras un intenso trabajo, ya hay resultado final. Por desgracia, no hay demasiado parecido entre las expectativas y la realidad. La primera estación está repleta de viviendas, con sus granjas, plantas de energía y centros de reciclaje. Poco espacio ha quedado para los espacios verdes, la cultura y la gastronomía.
«Quería que muchas familias pudieran habitar la estación. Ya sabéis, en la Tierra ya no hay forma de estar y no me gustaría que nadie se quedase fuera por un mal aprovechamiento del espacio», explica el responsable de esa libre creación.
La segunda tiene infinidad de teatros, supermercados y restaurantes. ¡Y hasta hay jardines en el exterior y en el interior! Hasta aquí todo perfecto, de no ser porque apenas ha quedado espacio para las personas. «¿No era eso lo que queríais?», pregunta su diseñadora.
No se cuál acabará siendo mi hogar, pero lo que queda claro es que estamos ante una tarea más complicada de lo que parece. El espacio limitado, la enorme cantidad de exigencias y la gran competencia por la adquisición de edificios convierten una idea clara en una auténtica locura.
Orbital es un juego de mesa de colocación de losetas que parte de unas reglas muy sencillas y rápidas: adquirir una pieza y situarla en la estación. Ahora bien, ¿qué pieza me llevo? ¿Me conviene gastar monedas? ¿Dónde la coloco?
La toma de decisiones aparece a cada segundo y, con ella, los quebraderos de cabeza y los silencios para la máxima concentración. Un pequeño error de cálculo puede dejar viviendas sin habitar, con su lluvia de puntos.
No hay que olvidarse de llenar el máximo espacio ni de los centros de reciclaje, para evitar los puntos negativos. Mientras atendemos a los objetivos comunes, tendremos que cuidar los edificios adyacentes. Los jardines junto a los teatros, los supermercados junto a las casas y los restaurantes junto a las granjas.
Nos premiarán por las agrupaciones de casas y jardines y por tener más supermercados, granjas y restaurantes que los rivales. Ante tanta información por procesar, sólo nos queda una opción: experimentar.
La primera partida no debe verse como una competición a vida o muerte, sino como un experimento. Recomendamos familiarizarnos con la gestión del dinero y comenzar a colocar losetas sin miedo. Tal vez pasemos por alto la importancia de los supermercados o del primer objetivo, pero no pasa nada.
Será en ese primer recuento como veremos la lógica en todos y cada uno de los elementos a puntuar. Siguiendo la práctica guía dibujada en el tablero personal, en una segunda partida ya habremos aprendido de los errores, estando preparados para triunfar en nuestra tarea.
¡Pues claro! ¿Dónde van a estar mejor los supermercados que al lado de las viviendas? ¿Hay algo más práctico que una granja al lado de un restaurante? ¿No quedan preciosos los teatros rodeados de jardines? En ese segundo intento, la pérdida se habrá convertido en lógica. ¿Y el miedo en éxito?
Fácil de entender, pero difícil de dominar, la victoria ya no será tan sencilla. Todos tenemos los mismos objetivos, por lo que es común que peleemos por las mejores piezas. Y he aquí una regla de oro: es fundamental no quedarse sin monedas, a menos que la mejor de las losetas nos esté poniendo ojitos desde la distancia.
Las piezas más caras nos permitirán ocupar más espacios (sin olvidar los dobles símbolos con los que suelen contar). Agilizaremos el final de la partida y nos permitirán ahorrar muchos turnos. Sin embargo, abusar de ellas implicará quedarnos sin dinero y estar obligados a llevarnos la pieza gratuita. Sin importar si no la necesitamos para nada.
Orbital no cuenta con piezas malas, ya que por lo general, casi todas nos servirán para algo. Lo importante es saber dónde colocarlas, atendiendo siempre a esa puntuación final. La jugada perfecta será aquélla en la que le hemos arrebatado la pieza de sus sueños al contrario y, además, nos hemos beneficiado de su efecto.
Los objetivos dan una rejugabilidad muy amplia. Combinados entre ellos, aparecen numerosas posibilidades. Así, lo que en una partida tiene todo el sentido del mundo, en otra deja de tenerlo. Podemos preocuparnos por las plantas de energía adyacentes a las viviendas por primera vez en la historia o por los jardines junto a las casas.
La rejugabilidad de Orbital continúa con los cuatro modelos de tablero, de distinta dificultad. En los más avanzados no será sencillo encontrar piezas que puntúen y que, además, quepan en espacios imposibles. Y eso por no hablar de los intentos para seguir manteniendo la adyacencia.
No hay que olvidar que la disposición de las piezas en el tablero también varía de una competición a otra, por lo que, aunque el escenario y los objetivos fuesen los mismos, ninguna estación volverá a ser igual que la anterior.
Estamos ante un reto que funciona de maravilla a dos jugadores. Las partidas rápidas serán duelos intensos, donde controlar la situación en la medida de lo posible. Espiar a un solo rival es mucho más sencillo y ya sabemos lo necesario que es. ¿Cómo sabremos, de lo contrario, quién va a tener más teatros?
A tres y a cuatro, es más complicado atender a los escenarios de los demás, pero a cambio, ganaremos algo de tiempo para pensar. Es muy habitual que nos quiten la mejor de las piezas, obligándonos a improvisar sobre la marcha. Se incrementa la interacción entre participantes y, con ella, el caos.
El que parece el lío más grande del mundo acaba convirtiéndose en uno de los mejores juegos de mesa del mercado. Parte de una atractiva temática para ofrecer una competición que nos lleva a viajar al futuro, alejándonos por completo del mundo que nos rodea.
Recurre a una identificación visual muy clara entre edificios y colores, fruto de su funcional diseño. Junto a esas guías en los tableros de las que hablábamos antes, lo imposible se convierte en posible en unos minutos. El mayor de los enredos pasa a ser una estructura clara y precisa sobre la que trabajar.
Rejugabilidad, interacción y gestión crean preciosos y coloridos escenarios, de la mano de Amelia Sales. Combinados con su preciosa portada, se da forma a un juego tan divertido como atractivo visualmente.
Orbital se completa con la mejor de las libretas y con unos componentes de calidad y resistentes, aunque quizás no muy recomendados para manazas. Es habitual que las filas de piezas se derrumben, obligándonos a crearlas de nuevo.
La colocación de piezas en los tableros tampoco es demasiado cómoda para manos grandes. ¿La solución? Tener el mayor de los cuidados al rellenar cada espacio. Al fin y al cabo, ¿quién ha dicho que la construcción de una estación espacial no requiera de una buena precisión?
Recomendado a partir de los 10 años, puede jugarse también con niños más pequeños. Como para un adulto ya es muy difícil tenerlo todo controlado, siempre podemos simplificar la experiencia eliminando, por ejemplo, las losetas de objetivo común.
Los principiantes lo disfrutarán mucho, agradeciendo sus reglas sencillas, pero serán los más estratégicos quienes le saquen todo el jugo. Sólo los más experimentados serán capaces de crear las mejores creaciones, sin quitar ojo a los demás. De convertir el fastidio a los rivales en su plan perfecto, incluso en los tableros más complicados.
Durante la entrega de premios en BGC, Pau Carles (responsable de DMZ Games) afirmó que Eloi Pujadas era ese autor revelación que podría convertirse en el mejor autor, en caso de que no lo hubiera hecho ya. No se equivocaba en absoluto.
En sus cinco juegos publicados priman la originalidad y la diferencia. Inventa conceptos o reinventa mecánicas, dándoles la vuelta hasta tal punto que crean el juego perfecto. Todos son distintos entre sí, no sólo entre ellos, sino en relación a sus compañeros de temática y género.
Abrir uno de sus juegos implica mucho. Hay emoción por leer sus reglas y ansias por aplicar todo lo aprendido. Su potencial ya quedó demostrado en ese Wanted 7, para consolidarse en todos y cada uno de los siguientes hasta crear su impresionante estación espacial. En su caso, construida en el presente.
Sus propuestas ya no son escogidas entre los jugadores por su tema o sus mecánicas, sino por su firma, algo que sólo los grandes consiguen. Aquélla capaz de dejar a los jugadores con la boca abierta. De reunirlos en torno a la mesa durante horas. De engancharse a esa profundidad escondida entre la sencillez.
Nos lleva a imaginar cómo será el siguiente (o a soñar con una expansión que amplíe aún más el universo de Orbital). Ese futuro por delante del que hemos hablado en reseñas anteriores ya ha llegado, como demuestran las reacciones de los jugadores y los premios. Ya imprescindible en el sector, sólo le queda seguir transformando esa ilusión en buenas ideas.
COMPONENTES DE JUEGO
- 120 Losetas de Construcción
- 8 Losetas de Objetivo
- 20 Fichas de Moneda
- 8 Tableros de Jugador
- Tablero Central
- Instrucciones (castellano, inglés, francés, alemán)
2 thoughts on “Orbital: la estación espacial construida por Eloi Pujadas”
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