Brillantes burbujas que rebotan por todo el escenario. Dos hermanos. Dos armas utilizadas para romper las bolas que, a su vez, se dividen en otras más pequeñas hasta desaparecer. Pang no necesita presentaciones.
El que es uno de los arcades más populares de la historia de los videojuegos, desde su aparición en 1989, ha contado con numerosas versiones hasta la fecha. DotEmu nos presenta la última de ellas, que acaba de estrenarse en PS4, Xbox One, Steam (Windows) y dispositivos iOS y Android.
La diferencia respecto al original no sólo la marcan los gráficos. A lo largo de tres modalidades de juego, Pang Adventures destaca por sus jefes finales, por sus novedosas armas e incluso por el material de las bolas. Pequeños detalles adaptados a la nueva generación, que lo convierten en un imprescindible para todo amante del clásico.
DESDE EL ÁRTICO HASTA BORA BORA
Pang Adventures introduce al jugador en un peligroso escenario. Los alienígenas han vuelto a invadir el planeta y, a falta de profesionales en el mundo, es tarea de los dos hermanos acabar con la amenaza. Esta vez, lo hacen con metralletas, lanzallamas e incluso con el arma arrojadiza shuriken.
En total, incluye tres modalidades de juego para completar la misión. La primera de ellas es el Modo Tour o, lo que es lo mismo, la modalidad historia. Le siguen el Modo Puntos, con sus tres únicas vidas, así como el Modo Pánico, en el que enfrentarse a 99 niveles de batalla continua.
El principal atractivo en todos ellos recae en la posibilidad de jugarlo de forma cooperativa. En función de la plataforma escogida, podremos hacerlo en local (PS4 y Xbox One) o en modo online. Es Steam la que permite disfrutarlo en las dos.
Por su parte, en la versión para dispositivos móviles no aparece el modo cooperativo. A cambio, cuenta con un precio más barato: 2,99 euros, frente a los 9,99 euros en el resto.
Detengámonos en ese modo historia. Podría definirse como el alma del juego que permite aprender a dominarlo para, después, acceder a las otras dos modalidades. Cuenta con cien niveles, agrupados por territorios.
Los hermanos viajan por Bora Bora hasta el Ártico, hacia Escocia o incluso al Valle de la Muerte. Cada lugar cuenta con 15 niveles, con una estética común propia del territorio. Completar uno de ellos no garantiza el acceso al siguiente, puesto que, por el camino, será imprescindible vencer a un jefe final. Una criatura que, por supuesto, continúa lanzando bolas para evitar ser golpeada en sus partes débiles…
¿SEGURO QUE ES COOPERATIVO?
Podemos decirlo con total libertad. No merece la pena pagar diez euros si no vamos a jugarlo acompañados de un amigo. Y dado que las risas (y las broncas) están más que aseguradas, recomendamos hacerlo en modo local.
Cada jugador se pone en la piel de uno de los hermanos. Entre los dos, tienen que destruir todas las bolas del nivel para pasar al siguiente, y así sucesivamente. Al igual que ocurría en el clásico Pang, nunca hay dos participantes igual de buenos. Siempre hay uno un poco más torpe que el otro o, en el peor de los casos, mucho más.
Supongamos que somos el bueno. La desesperación llegaría al cabo de pocos intentos, al ver como nuestro compañero muere una y otra vez. Pang Adventures ofrece la posibilidad de salvarnos, quedándonos unos segundos junto a nuestro hermano. Aunque claro, visto el desastre y que el tiempo no juega a nuestro favor, siempre podremos fingir que no hemos visto como el otro nos necesita.
Ahora, pongámonos en la piel del jugador «menos bueno». Ese que se siente mal al ser golpeado de nuevo. El que no recoge ni un arma antes de que desaparezca. Y que, encima, no para de culpar de ello al mando estropeado.
Todo había quedado claro. Yo iba hacia la derecha y él hacia la izquierda. Sus gritos me dicen que siga destruyendo bolas en mi lado, pero hay una tan grande en la parte izquierda que no puedo evitar ir allí. Y claro, esa enorme bola acaba dándome en la cabeza. Una desgracia tremenda.
Dado que los dos nunca serán iguales, están asegurados los reproches. Pero no como punto negativo, sino como la parte más divertida del juego. Porque al final, incluso cambiando de compañero o jugando con la máquina, siempre recordaremos esa unión con una sonrisa.
En Pang Adventures, es necesario explotar burbujas, pero también recoger armas y objetos. Estos últimos constituyen una buena fuente de puntos, que se compararán al final de cada nivel. Por suerte, la puntuación no es conjunta y se ve, a cada momento, quién ha sido el héroe.
Esto lleva a que, en ocasiones, decidamos incluso sacrificar la vida del compañero. El hada voladora, la consola, el cerdo o el lingote de oro así lo dejan claro. Porque, en mitad de tanta cooperación, siempre queda espacio para la dura competición. Para robar ese objeto conseguido por el compañero.
LAS ODIADAS BOLAS ELÉCTRICAS
Los alienígenas se han adaptado a los tiempos modernos. En los primeros niveles, las bolas son más bien simplonas. En los siguientes, y en perfecta combinación con la estética del escenario, harán su aparición las bolas de humo, las de lava, las explosivas o incluso las eléctricas.
Unas nos quitarán visión y otras serán más que inoportunas o derramarán un líquido mortal, pero ninguna será tan odiada como la bola eléctrica. Tras golpearla, desprende tras de sí un rayo, que obliga a apartarnos en una milésima de segundo si no queremos acabar en el suelo.
Aunque cada tipo se presenta en un territorio, cada nuevo lugar incorpora todas las anteriores. De ahí que su dificultad en muchos casos sea enorme. Para hacerles frente, contamos con armas, más allá de la pistola clásica.
Buena parte de ellas tienen un duración limitada a los disparos. La metralleta, con sus rápidos disparos, es imprescindible cuando el tiempo apremia. El lanzallamas, la más solicitada, se convierte en una auténtica máquina de destrucción.
CONCLUSIONES DE PANG ADVENTURES
El sonido de los disparos es una auténtica explosión de nostalgia. Han vuelto los nervios, los enfados con el prójimo (o incluso con uno mismo), la rabia y la desesperación. La alegría por superar un nivel en el intento número 58.
Pang Adventures es una apuesta imprescindible para todos aquéllos que jugaron en su momento al clásico, y que incluso atraerá a los jugadores novatos. Su gran dificultad en los niveles avanzados es el principal motivo de la adicción que provoca.
Si uno de los jugadores muere y no ha habido posibilidad de rescate, la partida continúa. Si los dos hemos perdido la vida, no quedará otro remedio que volver a reintentar el nivel. En la mayoría de los casos, habrá sido por la falta de tiempo. Los segundos vienen muy justos y no siempre podremos conseguir el objetivo a tiempo.
Ahora bien. Ya sé que es adictivo, divertido y que incluye varias novedades. ¿Pero merece la pena adquirirlo con la cantidad de versiones que existen online? A los amantes de la estética clásica que odian las remasterizaciones por encima de todo, les diremos que no. Al resto, sí.
No sólo nos enfrentaremos a jefes finales y a todo tipo de bolas con distintas armas, sino que, además, estaremos ante un universo más colorido, con todo lujo de detalles.
Los objetos, entre los que no faltan guiños hacia los videojuegos ni humor, son dignos de admirar. Las situaciones originales llegan a la hora de proteger determinadas esferas o al sacar partido a los pequeños refugios.
Con todo ello, Pang Adventures ha respetado al máximo la esencia original del juego. Sin deteriorarla. A su vez, ha introducido los suficientes cambios estéticos y en jugabilidad como para que merezca la pena probarlo. Aunque eso sí, sólo en consolas y ordenadores.
Análisis realizado en la versión para PS4.