Guerra de Mitos, Ludi Gladiatorii, La Fallera Calavera, Huida de Silver City, ONUS! o el reciente Topoum son solo algunos ejemplos que reflejan cómo Verkami puede ser el mejor impulso para dar salida a un juego de mesa.
La semana pasada publicamos un reportaje en el que recogimos todos los juegos que habían conseguido suficiente financiación a través de esta plataforma como para salir adelante. Fueron juegos de rol, de cartas, de tablero, de dados y hasta ambientados en el mundo de las mariposas.
Todo es válido siempre que se siga una buena estrategia. ¿Pero qué pasa con los otros proyectos que no consiguieron suficiente financiación como para convertirse en una realidad? ¿Qué ha llevado a que varios de ellos no hayan triunfado?
TAL VEZ NO SEA PROBLEMA DEL JUEGO…
Todos estos juegos de mesa consiguieron su objetivo, ya fuera tener financiación suficiente como para fabricar una tirada que llegase a las tiendas o, simplemente, que su juego se vendiese durante el tiempo que duraba la campaña. Sin embargo, no hay que olvidar que otros tantos se quedaron en el camino.
Es el caso de los recientes Gold Nugget, Riski Lavango, LabRat, Runa Negra, Luna Muerta: Orcos y War Cakes, así como Hongosis, Planeta L, El Bosc Interactiu, Adrenalina New Park, Goal: The Match o Death over the Kingdom.
Al margen de que un juego de mesa sea mejor o peor y de que tenga una temática más o menos atractiva, podemos señalar algunas de las claves básicas para alcanzar un objetivo. El juego es bueno, por lo que el problema podría no ser ese…
LA IMPORTANCIA DE LA COMUNICACIÓN
La primera de ellas pasa por una eficiente campaña de comunicación. Antes de comenzar la campaña es imprescindible que los futuros jugadores conozcan el producto, ya sea a través de las redes sociales o mediante notas de prensa a los medios de comunicación. Cuanto más se sepa del juego, mejor. Crear personas impacientes por la fecha de llegada del crowdfunding es una de las claves.
Es muy común que, en los comentarios lanzados por los usuarios durante las campañas, se pidan vídeos que expliquen sus reglas y su mecánica de juego. Si tenemos ese vídeo preparado antes, los resultados son mejores. Esta herramienta se relaciona directamente con una buena promoción del juego o prototipo y con unas imágenes de calidad.
No siempre se cuenta con el juego de mesa en su versión final, pero mostrar el prototipo en diferentes jornadas y eventos en tiendas es una buena forma de que los jugadores apoyen un proyecto. «Ese es el juego que probé en la tienda y que tanto me gustó, voy a apoyarlo» o «¡Mira!, yo conozco a su autor, la verdad es que se merece un pequeño apoyo». Esas dos frases no es difícil escucharlas entre quienes han probado un juego de mesa.
Respecto a las imágenes de calidad, es importante que muestren el producto como tal, lo más parecido posible a su versión final. Es por ello que, cuanto más avanzado se encuentre el prototipo, más éxito podría tener. A los compradores no nos gusta apostar por un producto y que a la hora de recibirlo en casa sea completamente diferente.
Quizás haya sido esa combinación de dibujo y color lo que me ha hecho decidirme y no me gustaría que hubiese desaparecido. Es por ello que, si me dicen que apenas se va a parecer al juego de esa imagen con tanto cambio, tal vez me eche para atrás a la hora de dar mi dinero.
¿SEPTIEMBRE O DICIEMBRE?
No hay que olvidarse tampoco de las mismas fechas de inicio y fin de la campaña. Son muchos los autores y editoriales las que escogen septiembre como mes propicio para su crowdfunding. Quienes apoyen el proyecto recibirían su juego unas semanas antes de Navidad y ya se sabe cómo es esa época. Buscamos regalos originales para amigos y familiares o, simplemente, optamos por darnos algún capricho.
Pagar por un producto tres meses antes de la época navideña es un alivio para el bolsillo en diciembre. Eso sí, el creador del juego tiene que garantizar que va a tenerlo listo antes de la llegada de los Reyes Magos, no vaya a ser que tengamos que colocar el juego envuelto el 15 de enero, en el lugar en el que antes estaba el bonito árbol.
¿Y cuáles son las peores fechas? Tal vez, diciembre y enero no sean los mejores meses para que la gente pague por un producto que va a tener mucho tiempo después, salvo que éste resulte muy atractivo. Con los regalos, las cenas, las fiestas y los viajes, no todos andamos muy bien de dinero en el último mes del año. Y quizás esos 15 euros de ese juego que recibiré en Semana Santa tenga que invertirlos en un regalo de emergencia para un familiar.
En enero, la situación no parece mejorar. Aún hay muchos gastos durante las primeras dos semanas y, después, tal vez convenga comenzar a ahorrar (o, al menos, intentarlo). Acabo de ver que ya se puede comprar ese juego de mesa que tanto tiempo he esperado. Pero quizás, aunque después me cueste cinco euros más, tal vez opte por comprarlo en las tiendas cuando mi bolsillo se haya recuperado…
LAS MEJORES AMIGAS DE LOS JUEGOS DE MESA
Y hablando de las tiendas, en ocasiones se convierten en las grandes olvidadas. Ya sean tiendas físicas u online. Con la proliferación de los crowdfundings, son muchos los jugadores que optan por la compra de juegos de mesa a través de ellos. Son más baratos y aunque sus visitas a su tienda de toda la vida no bajen, ya son menos los juegos que se adquieren en ellas.
Con ello, ¿qué ganan las tiendas? A la hora de presentar un producto, es importante ofrecer recompensas atractivas a las tiendas, más allá de un simple pack de diez juegos con un pequeño descuento. Dado que algunos de sus más fieles clientes ya habrán adquirido el juego en cuestión a través de Verkami, es importante que éstas puedan atraer a aquéllos que no han optado por la campaña.
Así, además de poder comprar un buen número de ejemplares a un precio reducido, son de gran ayuda otros elementos como logos en el manual de instrucciones de la misma tienda, carteles promocionales del juego de manera gratuita, presentaciones con el mismo autor, contenido exclusivo para el juego… No hay que olvidar que, en buena parte de las campañas, son ellas las que con sus mayores recaudaciones acaban haciéndolas posibles.
«LA GRAN RECOMPENSA»
Sin embargo, las recompensas no solo tienen que cuidarse para las tiendas. Aunque se trate de campañas de apoyo a un determinado juego, no nos engañemos. La mayor parte de las personas que aportan su dinero lo hacen para obtener el juego u otras recompensas a cambio.
Así, a excepción de las campañas que permiten aportar un euro a cambio de miles de besos y abrazos y un agradecimiento eterno, no encontramos recompensas en las que se pida 25 euros a cambio de tanta generosidad. Con ello, alguien que va a pagar por un juego que recibirá meses después necesita un aliciente que le haga no esperar, por si acaso termina llegando a las tiendas.
Cuantas más recompensas existan, y más variadas, mejor para todos. Eso sí, que queden bien explicadas y muy claras. Por si acaso, es más que conveniente contestar a las dudas de los futuros mecenas de la forma más rápida posible.
Estos «premios» pueden llegar en forma de reducciones en el precio, de ediciones de coleccionista, de componentes adicionales o de merchandising, ya sean chapitas o carteles firmados. Una buena opción para quienes ya cuenten con varios juegos en el mercado es incluir un pack con todos sus juegos.
Con gran frecuencia, encontramos «La Gran recompensa». En ella, y a un precio más elevado de lo normal, se ofrece el juego, todos los extras que se desbloqueen y todos los productos ofrecidos en la recompensa anterior. El gran atractivo en ella es la aparición de la misma cara del mecenas, de su perro, de su hurón o, volviendo al tema de las tiendas, del mismo logo. ¿Realmente compensa al mismo responsable ofrecer esta opción?
Es importante señalar que es peligrosa. Si contamos con un buen ilustrador capaz de introducir a esas personas entre los personajes o los logos de una manera discreta, perfecto. Habremos obtenido una buena suma de dinero para la campaña. En caso de no conseguirlo y que esta introducción se convierta en un montaje pésimo con Photoshop tenemos un problema.
A las personas que han pagado por aparecer en una carta les hace ilusión verse en ellas al abrir el juego. Pero seamos realistas, al resto no. No nos gusta pagar por un juego con unas cuantas cartas cuya estética es diferente al resto, y deja mucho que desear.
A los compradores tampoco nos gusta ver como el tablero o las cartas están repletas de publicidad de tiendas (u otras empresas). Sí, ya sabemos que sin esa publicidad ahora mismo no podría tener el juego entre las manos, pero todo en su justa medida. Porque solo la revista National Geographic puede permitirse que miles de personas paguen por un producto lleno de publicidad…
SEGURIDAD ANTE TODO
Supongamos que hemos promocionado bien nuestro producto en las redes, que la campaña está muy bien explicada y que tenemos unas recompensas atractivas, tanto para mecenas como para tiendas. ¿Qué más falta? Respuesta sencilla: los objetivos a desbloquear. Si el juego llega a 4.000 euros recaudados, todos lo recibiremos en casa. ¿Pero y si obtiene más?
Es importante que estos objetivos, es decir, los extras para añadir al juego si se alcanza una determinada cantidad, sean también muy atrayentes.
Tanto como para que, si yo he apoyado un proyecto, bombardee a todos mis contactos de Facebook hasta que todos hayan comprado el juego (aunque solo sea para que les deje en paz). Y es que esa expansión para el juego o esa cajita de madera solo la incluirán si se llega a los 10.000 euros. ¡Y yo la quiero más que a nada en este mundo!
También tienen que ser realistas. Una buena opción es empezar por añadir nuevas cartas, por convertir las fichas de cartón en madera o plástico o incluso por crear una expansión. La imaginación no tiene límites en este aspecto, pero siempre bajo la premisa de no engañar al futuro jugador.
Los objetivos siempre tienen que estar bien calculados de acuerdo a los costes de imprenta. Es decir, no puedo introducir solo una carta nueva en el juego si consigo 4.000 euros más de lo recaudado, al igual que tampoco puedo prometer que los meeples se moverán por ellos mismos si obtengo 50.000 euros. Es importante que el mecenas sepa, con la mayor exactitud posible, cuáles son esos costes.
No sirve con decir que el dinero recaudado irá a parar a los costes de impresión y al ilustrador. Si puedo realizar un gráfico (sí, de esos con quesitos), mucho mejor. ¿A quién no le gustan los porcentajes? De mi aportación de 20 euros quiero saber cuántos van a esos costes de impresión, a los envíos y a la publicidad, cuánto al IVA y qué dinero se quedarán el autor y el ilustrador.
Que no importe decir que yo mismo, como creador del juego, me quedaré con un porcentaje de los beneficios. Es lo justo tras dedicarle diez horas diarias durante dos años al juego. En la misma página de Verkami, más concretamente en su apartado ‘Qué es Verkami‘, se explica que ellos se quedarán con un 5% del dinero recaudado siempre y cuando se cumpla con el objetivo.
También, que solo los proyectos que consigan su objetivo al 100% en un plazo de 40 días recibirán el dinero de los mecenas. Pero no está nunca de más recordar, en la propia página de la campaña, que solo se harán efectivos los pagos si se alcanza el objetivo. Porque, como es lógico, no todos conocen el funcionamiento de un crowdfunding. Recordemos, la cantidad de dinero que habéis aportado solo se retirará en caso de que cumplamos con el objetivo. La seguridad ante todo.
LA EXPERIENCIA VERKAMI
Como conclusión, si tenemos un juego por el que ni nosotros mismos pagaríamos, es mejor no intentarlo. Podemos mejorarlo, darle otro punto de vista con una temática más atractiva o enterrarlo para siempre en el jardín. Si comenzamos una campaña con él, tal vez nuestros padres aporten algo de dinero, o nuestro mejor amigo. Y, o aportamos nosotros los 2.900 euros restantes o no hay nada que hacer.
Sin embargo, si tenemos un juego de calidad que está funcionando muy bien entre aquéllos que lo han probado, Verkami es una buena opción para darle salida. Pero no hay que olvidar que esta plataforma es como el dado en el juego de mesa. Se ha convertido en un elemento casi imprescindible en el sector, pero recurrir a él puede dar como resultado un uno cuando necesitábamos un seis.
No hay que dejarse llevar por la emoción si tras presentarlo en un par de tiendas diez jugadores nos han dicho que lo comprarán en Verkami. Tal vez nos lleve más meses de lo previsto comenzar la campaña tras tener todos sus puntos bien organizados, pero merecerá la pena. Quienes ya hayan vivido la experiencia de Verkami sabrán que los meses antes de su comienzo son duros: estrés, muchas cifras, reuniones, organizar contenidos…
Y el período que comprende la campaña más de lo mismo, ya que habrá que tomar decisiones muy diferentes a las que se tenían pensadas o barajar nuevas opciones en función de como avance. Para bien o para mal. No dormirse en ningún momento y ser muy constantes en la promoción. Eso sí, tampoco conviene retrasarse demasiado, no vaya a ser que esos jugadores que se enamoraron del prototipo ya hayan encontrado otro mejor en todo este tiempo.
Ahora bien, existen casos que han podido seguir todos estos pasos y cuyo juego no ha conseguido suficiente financiación. Hay que tener en cuenta que no todo lo bueno triunfa a la primera y que nada está nunca garantizado.