1850. Las ciudades de mi país se preparan para un «meteorito». La Transport Global Company ha empezado a transportar mercancías en carretas de un apartadero de maíz a una procesadora. Después, llevarán ese pan a mi territorio. Que la ciudad cuente con un suministro de pan ha aumentado las oportunidades de trabajo. Las empresas crecen, junto a las casas residenciales para acoger a los nuevos trabajadores.
Estamos en 1950. Han pasado cien años desde que mi abuelo fue testigo de la primera línea de la Transport Global Company. Ya no sólo recorre el país con mercancías en carretas, sino que el tren y el barco han aparecido. Grandes colosos ferroviarios llegan, junto al transporte de pasajeros. Mi ciudad no es lo que era antes. Aunque ha crecido de manera exponencial, aún nos faltan herramientas.
2020. 70 años después de que mi padre conociese la llegada de los primeros barcos y trenes. Tanto la ciudad como la compañía dominante han cumplido sus objetivos. Ahora, domina hasta el aire con enormes aviones que, en sus primeros pasos, nos hacían abrir la boca por su majestuosidad.
Estamos en una época marcada por el transporte veloz, alcanzando hasta los 300 kilómetros por hora. Nos permite, por tierra, estar donde queramos en muy poco tiempo. En el aire, la velocidad se triplica. Mi ciudad ya está abastecida por aviones de carga, que nos acercan preciadas herramientas. Los rascacielos no paran de crecer. Así es Transport Fever 2.
LA CIMA DE TRANSPORT FEVER 2
Transport Fever 2, de Urban Games y Good Shepherd Entertainment, ya está disponible tanto en GOG como en Steam. En esta plataforma, cuenta con una valoración muy positiva por parte de la comunidad. Se estrena en Windows, Mac y Linux con interfaz y subtítulos en español y un precio base de 39,99 euros.
Para poder jugarlo, tendremos que atender a los requisitos, algo altos para un PC medio. Los bajos podrían tener grandes problemas para jugarlo. No es para menos, ya que exige un i-5, junto a 8GB de RAM.
Algo básico en la primera entrega fue la compatibiliad con el Workshop de Steam. Esta secuela lo mantiene con gran acierto, por lo que el contenido aportado por la comunidad para personalizar y mejorar el juego mediante ‘mods’ es un complemento básico a la experiencia.
Transport Fever carecía de un ‘feedback’ por parte de la comunidad, algo por lo que sí se ha apostado en la segunda parte. Y ése es un punto que se nota en la jugabilidad. Es importante aclarar que estamos ante una secuela independiente, por lo que no precisa de haber disfrutado del juego básico.
COMPLEJIDAD Y DIVERSIÓN
Esta novedad se define como un juego de transporte de mercancías y pasajeros. Llevaremos a cabo esos viajes entre fábricas, lugares con recursos naturales y ciudades, tanto por tierra como por mar y aire. Hasta ahí resulta sencillo. La complejidad llega al sacar rentabilidad a las diferentes líneas que vayamos construyendo.
Podemos pedir préstamos, algo clave en los inicios. Sin embargo, eso no equivaldrá al éxito. Empezar bien siempre es un reto, ya que los mapas siempre son procedurales. El mantenimiento de los vehículos y su rápido deterioro nos traerán de cabeza.
No estamos ante un juego con gráficos ‘cartoon’ o redondeados. Todo lo que vemos se intenta asemejar a la realidad lo máximo posible, con un gran resultado. De ahí sus grandes requisitos, en comparación con el género de la gestión.
Si podemos disfrutarlo a máxima potencia será una auténtica delicia. Eso sí, por el momento, por muy potente que sea el ordenador, algún tirón que otro nos afectará, sobre todo al iniciar una partida guardada.
El sonido ambiente es relajante, hasta casi apagarse cuando nos acercamos a nuestros vehículos para dar paso al propio ruido de los mismos. Sólo con el ruido de los diferentes transportes podemos saber si funciona con combustible, con electricidad o con vapor, en el caso de las locomotoras y barcos. Es algo que refleja el cuidado hacia el juego.
No todo es técnico. La diversión llegará al comprobar como todo funciona todo a la perfección. No nos vamos a engañar. También es motivo de orgullo ver crecer nuestra cuenta financiera.
Estamos ante un juego que se aleja de Railway Empire y de Railroad Corporation. Mientras que éstos son más sencillos y se centran sólo en el ferrocarril, Transport Fever 2 toca todos los palos para ofrecer el mayor realismo posible.
LAS MODALIDADES DE JUEGO
Nada más acceder al menú, encontramos dos modalidades de juego, separadas entre sí. La primera es el modo campaña, con tres capítulos ambientados en épocas distintas. A lo largo de unas diez horas, nos enseña todos los aspectos y posibilidades. Además, permite seguir la evolución de los transportes por sus tres vertientes: tierra, mar y aire.
El segundo modo es la experiencia completa. Como modalidad libre, nos permite configurar la partida como queramos. Existen opciones predeterminadas en las tres localizaciones disponibles. Mientras que en el primer juego podíamos disfrutar de vehículos europeos o estadounidenses, ahora se añaden los asiáticos.
Escojamos una opción u otra, podremos generar mapas en tres ambientes (frente a los dos del anterior). Jugaremos en un mapa templado, en uno seco y, como novedad, en uno tropical con enormes cantidades de agua. Podremos generar mapas antes de jugarlos, para ver cómo serán. Esta generación tarda unos segundos que, a veces, pueden ser muy tediosos.
Otra opción que Transport Fever 2 nos brinda es la posibilidad de editar nuestros propios mapas. Se apuesta por una mayor personalización y atención en base a las necesidades de cada jugador. Es por esto que el Workshop ya está repleto de mapas de zonas de Europa o de regiones específicas del mundo.
¿HABRÁ MEJORAS?
La aparición de mejoras es algo que no queda muy claro. Como es lógico, el juego tendrá soporte, pero las actualizaciones de contenido quedan en el aire. El primer juego no recibió muchas mejoras. Sin embargo, no parecen ser muy necesarios viendo el excelente contenido que ha aportado la comunidad.
Pasan por vehículos de tierra, mar y aire. Por cambios de aspecto de los túneles, en sus salidas y en su interior. Las señales se vuelven más realistas. Aparecen los animales y los nuevos edificios (muchos de ellos reales). La mayor variedad de carreteras y vías es la punta del iceberg de contenido del Workshop.
TRANSPORT FEVER 2: CONCLUSIONES
Con todos esos datos sobre la mesa, si entramos a valorar los detalles del juego queda claro que no es perfecto. Sin embargo, es evidente que ha mejorado muchísimo en relación a su antecesor. Ahora, podemos llegar hasta la actualidad, sin perder el interés ni frustrarnos demasiado.
Transport Fever pecaba de tener unas herramientas complejas en algunos puntos y, sobre todo, fallos que potenciaban los enfados por parte del jugador. En esta segunda parte casi se ha corregido.
Por fin, podemos ampliar las estaciones de tren de manera modular, algo que aporta un tremendo impulso. Las cargas y las descargas de mercancías y pasajeros se realizan de manera automática a la perfección. Antes, había que llevar el pan procesado de vuelta a la parada de campos de maíz. Las cosas han cambiado.
Por desgracia, la herramienta de construcción de vías y mejoras sigue siendo algo rebuscada y, a veces, molesta. Además, la asignación de nombres y colores a las diferentes líneas se hace pesada si queremos tenerlo todo detallado. La actualización de los múltiples vehículos hay que hacerla a mano, lo que lleva su tiempo.
Sin embargo, se ha conseguido ofrecer un mayor realismo a la hora de jugar. En el anterior, era fácil recibir grandes beneficios si se acertaba con una buena producción. En esta ocasión, también está la posibilidad de amasar fortunas con una sola línea. Es mucho más difícil encontrar estos puntos sin arruinarnos en el intento.
Transport Fever 2 no es un juego para principiantes en el género, ya que quedarán abrumados con el paso del tiempo. Si nos hacemos a la idea de que estamos ante un juego realista y que vamos a tener que pensar mucho, cualquiera puede aprender, poco a poco.
Lo normal es no encontrar la rentabilidad en la primera partida si no se personaliza el mapa, lo que no es recomendable hasta que no se domine. Los expertos de la gestión están ante un verdadero reto por su elevada dificultad de dominio. Nos lleva a estrujarnos los sesos para sacar rentabilidad a cada kilómetro recorrido por los diferentes vehículos.