Una familia está compuesta por dos personas que se quieren. Por dos padres y tres hijas. Por dos madres y dos hijos. Una abuela, un bebé y un perro. No todas son iguales, pero todas adquieren la misma importancia.
Formar parte de este concepto, siempre que predominen los valores de amor y respeto, otorga seguridad. La soledad cede protagonismo a la compañía; a la responsabilidad. No importan los kilómetros que separen a sus miembros. Tampoco, el color de su piel. De su pelo. Es una de las lecciones de Mi Saquito de Huesos, novedad de Tamuz Games.
LA EXTRACCIÓN DE LOSETAS
Mi Saquito de Huesos es un juego de mesa familiar, de 2 a 4 jugadores. Sus partidas, indicadas a partir de los 4 años, tienen una duración de 15 minutos. Ya está disponible, de la mano de Tamuz Games.
El que es el segundo título de la editorial, tras Dry Bones, es una creación de Beatriz Grifol. Sus ilustraciones son obra de Amelia Sales. La experiencia se acompaña de una canción, a utilizar para resolver empates o como complemento al modo básico.
Una familia, formada por una madre indígena, un padre árabe, un niño adoptado europeo y una prima asiática, compite por reunir huesos. El objetivo es completar el tablero de personaje mediante la extracción de losetas y, ya de paso, interaccionar con el de los rivales.
MI SAQUITO DE HUESOS: UNA PARTIDA
Antes de empezar, elegimos un personaje para montar su tablero, por el lado del esqueleto. Introducimos sus losetas en la bolsa, junto a tres de desierto por jugador. Colocamos las fichas de soplo en su espacio del tablero.
Durante su turno, cada participante extrae dos losetas de la bolsa, ocultas ante los demás. Si las dos se corresponden con su personaje, las coloca en sus espacios del tablero.
En caso de que sólo una sea suya, coloca la que corresponda en su tablero y la otra en el tablero del jugador correspondiente, con una ficha de soplo encima. Si ninguna de las dos se corresponden con su personaje, pasan a aplilarse en su espacio de saquito. Podrá recuperar una de sus fichas de soplo eliminada.
En todo momento, las losetas se colocan por su lado de huesos. Es posible que al extraer losetas, aparezcan las de desierto. Permiten eliminar una ficha de soplo de otro jugador del tablero propio o tomar la loseta superior del saquito de un rival. Se une a la que se haya extraído en el turno para seguir las reglas habituales.
Fin de la partida
Se repite la misma mecánica hasta que no queden losetas en la bolsa. Cada loseta colocada en el tablero se traduce en dos puntos. Cada ficha de soplo en los tableros de los demás, suma uno. El ganador será quien tenga la mayor puntuación.
MI SAQUITO DE HUESOS: CONCLUSIONES
Enseñar sobre el esqueleto humano y el esquema corporal. Es la misión de Mi Saquito de Huesos, cumplida a la perfección. Tras una partida, los pequeños se habrán familiarizado con términos como ‘tibia’, ‘metatarso’, ‘cúbito’, ‘esternón’, ‘clavícula’ o ‘húmero’.
Un par más servirán para que, sin apenas esfuerzo, aprendan a relacionar cada hueso con su posición en el cuerpo. La observación y la atención entran en escena para la adquisición de conocimientos. Objetivo conseguido.
Está creado para su uso en las aulas, apoyado en el aprendizaje basado en juegos. Por descontado, puede ser disfrutado en casa sin ningún problema. Recurre a un atractivo diseño, fruto del trabajo siempre impecable de Amelia Sales, y de unos componentes resistentes y de calidad.
Sus protagonistas son los miembros de una familia. Con ellos, llega la segunda utilidad de Mi Saquito de Huesos, mucho más importante que el aprendizaje de los huesos.
La sensación que les llega a los jugadores es la de diversidad dentro de una misma familia. Rompe con la idea convencional para demostrar que personas muy diferentes unas de otras pueden conformar un todo.
La belleza reside en esa diferencia de culturas. De costumbres. Mi Saquito de Huesos despierta la curiosidad para querer conocer cómo es la vida de la madre indígena y del padre árabe. Combinada con la imaginación, la magia llena la caja. La desborda.
Sabemos el aspecto que tienen sus protagonistas y conocemos algunos datos, pero poco más. Esto nos sirve para dar vida a increíbles historias. Para dotar de una personalidad al niño europeo adoptado. A la prima asiática huérfana. Para inventar cómo se conocieron los padres.
Si conseguimos que los niños creen un mundo en torno a estos personajes, tendremos el éxito. Practicarán con la comunicación, mientras recurren a las conexiones y a esa necesidad de información. Asimilarán que el amor no entiende de rasgos físicos ni de países.
Al crear un pasado y un presente, disfrutaremos aún más de sus mecánicas. Su modo principal se basa en la colocación de losetas, pero sorprende por las posibilidades que ofrece. Que un juego esté orientado hacia los niños, no significa que las reglas tengan que ser las de siempre.
Beatriz Grifol, su autora, ha optado por el azar a la hora de extraer las losetas, garantizando la rejugabilidad infinita. A partir de ahí, desarrolla unas fórmulas que no tardaremos en asimilar. El manual podrá dejarse a un lado tras la primera partida, para aplicar la misma lógica.
En función de las losetas obtenidas, actuaremos de una forma o de otra. ¿Las dos son de mi personaje? Perfecto, para mí. ¿Sólo una? Pues me la quedo y le doy la otra a su propietario, pero con una ficha de soplo. ¿No es ninguna? Pues para mi saquito. Además, recupero una ficha de soplo eliminada.
Estas acciones se realizarán casi de forma automática, por lo que los turnos se hacen cada vez más cortos. La libertad llega con las losetas de desierto. Será el jugador el que decida qué efecto darle, siempre y cuando sea posible. Al comienzo de la partida, no siempre habrá opciones.
Retirar una ficha de soplo del rival está bien, ya que le estaremos privando de un punto en el recuento. Cada uno puede ser decisivo, siendo muy habitual que haya finales muy reñidos. Por su parte, recuperar la loseta superior de un saquito ajeno también tiene sus ventajas.
Con esta segunda opción, la memorización y la atención son las grandes protagonistas. ¿Tendrá el de mi izquierda una loseta de mi personaje? La suerte queda en un segundo plano. Los más observadores serán los que relacionen el reverso de la loseta superior con los que ya tienen, tanto él como los oponentes.
Será una pista importante para deducir de quién es la loseta. Si además analizan lo que queda por salir, podrán evitar sorpresas desagradables.
Encontrar una loseta propia siempre es motivo de alegría (por sus dos puntos). Sin embargo, tal vez queramos hacernos con una del rival. Puesto que el efecto de la loseta de desierto se une a la que ya se había extraído, siguiendo las reglas básicas, optaremos por una estrategia o por otra.
Veamos un ejemplo. Con una loseta de desierto podría quitar una ficha de soplo naranja de mi tablero. Sé que la loseta superior del saquito de mi derecha no es mía, pero podría llevármela igualmente. ¿Para qué la quiero? Si tengo una mía en la mano, enviaré la que he recuperado al tablero de su propietario con uno de mis soplos encima.
Habré ganado un punto al colocarle encima mi soplo (si no elimina mi ficha). Evitaré que sea él quien la recupere, con un beneficio íntegro. Además, quizás haya destapado una que necesite a toda costa.
Con ello, comprobamos como la estrategia también existe en Mi Saquito de Huesos. Los jugadores de corta edad se centrarán en crear a su personaje. A medida que se juega con personas más mayores o se adquiere práctica, se empiezan a aprovechar las posibilidades que brinda la interacción entre jugadores.
La experiencia, por tanto, no es individual. Miraremos por el beneficio propio, pero también intentaremos quedarnos con lo que el rival necesita. La competitividad está a la orden del día, como forma de potenciar la mayor diversión. Es por ello que los adultos también disfrutan, y mucho, con el juego.
Sus reglas no se alejan de la sencillez, pero requieren de pequeñas dosis de concentración y de esfuerzo. No aparecen en otros títulos, algo difícil con la enorme cantidad de juegos que llenan el mercado cada semana.
El recuento de puntos es emocionante, ya que una última ronda habrá podido dar la vuelta por completo a la partida. Recibiremos dos puntos por loseta en nuestro tablero y uno por ficha de soplo propia en los tableros ajenos.
Las victorias igualadas son habituales, sobre todo en partidas a dos. A tres y a cuatro jugadores ya son más habituales resultados alejados. El juego funciona en pareja, pero es a tres y a cuatro como brilla. En los duelos se pierde parte del sentido de las losetas de desierto, ya que al obtener una del saquito del contrario siempre será nuestra.
Aparecen dos modos adicionales y la posibilidad de añadir variantes caseras entre las mentes más imaginativas. Canta a tu esqueleto se utiliza para resolver empates o como modo de juego en sí mismo.
Haremos uso de la canción, disponible para su descarga gratuita en el apartado de ‘Adjuntos’. Es tan alegre como pegadiza. No necesitaremos muchas escuchas para aprenderla de principio a fin. A cambio, no saldrá de nuestra mente durante semanas, acompañándonos en el día a día.
En este modo, giramos el tablero para mostrar su lado de personaje. Colocamos las losetas obtenidas propias y las dejamos en una pila. Mientras suena la canción y cantamos, tendremos que colocarlas todas en su posición correcta.
El primero en hacerlo, obtiene tres puntos. Cada loseta mal colocada resta un punto. Se suman a los que ya se tenían para poner solución al empate. Vemos como los planes estratégicos han dado paso a un juego de habilidad, rapidez mental y reflejos.
La coordinación se vuelve más necesaria que nunca, dando un segundo uso a Mi Saquito de Huesos. No es mala idea introducir a los jugadores más pequeños con este modo, tras la formación de unos tableros-puzle que también les resultará interesante. No olvidemos dejar que ellos encajen sus piezas.
El segundo se conforma como el avanzado. Las losetas pasarán a colocarse con el lado del personaje hacia arriba. Por su parte. Podremos robar una loseta del saquito de nuestro tablero al mostrar una de desierto.
Ya disponible tanto en España como en Latinoamérica, estamos ante una novedad que explica, a la perfección, el significado de aprendizaje basado en juegos. Enseña unos conocimientos y permite adaptarlo en base a la edad, gracias a sus modos.
Lo aprendido en el libro de texto se interioriza mejor (y, tal vez, para siempre) cuando hay práctica de por medio. Mi Saquito de Huesos ofrece todos los componentes necesarios para ser ese ejercicio imprescindible.
Es fruto de un trabajo muy cuidado, tanto con sus originales mecánicas como con sus personajes y valores que es capaz de transmitir. Cuando algo es divertido, todo se adquiere sin esfuerzo. Ocurre en este juego, donde querremos una partida tras otra.
La pegadiza canción forma parte de la experiencia, como ya hemos visto. Si la acompañamos de un baile que señale cada parte que se nombra, las risas estarán aseguradas.
Es útil con los más mayores para conseguir que se muevan mientras juegan a no olvidar, partida tras partida. Por descontado, puede convertirse en la banda sonora de muchas infancias. ¿Quién no ha tenido una? En el sonido que los futuros adultos acaben asociando a su niñez.
COMPONENTES DE JUEGO
- 44 Losetas de Esqueleto
- 12 Losetas de Desierto
- 24 Fichas de Soplo
- 4 Tableros (puzle)
- Bolsa
- Instrucciones (castellano)