La Taja: un magistral recorrido por las bebidas más populares

La Taja

¿Qué ocurrió anoche? Necesito agua. Mucha agua, Más, por favor. Los párpados me pesan, pero tampoco puedo seguir durmiendo. El sudor frío me recorre el cuerpo y unas inmensas ganas de vomitar me impulsan a levantarme de la cama. Los mareos me acompañan hasta el baño.

Absenta. Eso ha debido ser. O, tal vez, las mezclas que vinieron después. Apenas puedo distinguir la realidad de las pesadillas que me han acompañado en las escasas horas de sueño, si es que pueden llamarse así. ¿Por qué tengo los brazos pegajosos? ¿Qué hace esta patata frita en mi bolsillo? Así es La Taja.

 

UN JUEGO DE MESA CAMINO DE VERKAMI

La Taja es un juego de cartas de 2 a 4 participantes, con competiciones de 20 a 30 minutos. Creado por Álex Camacho y Rubén Canela, será próximamente cuando inicie una campaña de búsqueda de financiación en Verkami.

La Taja

A través de unas reglas rápidas y sencillas, el objetivo es emborracharse antes que los rivales. Beberemos todo tipo de bebidas, mientras fastidiamos mediante las llamadas BajaTajas. Las acciones frenarán su avance, a la vez que nos acercan hasta la victoria.

Aunque puede disfrutarse sin tener resaca al día siguiente, es compatible con la bebida real. Así, daremos un trago por cada punto de taja que sumemos a la zona de juego. Se presenta con textos en castellano e ilustraciones marcadas por el humor.

 

LA TAJA: UNA PARTIDA

El primer paso es barajar las cartas. Tras repartir cinco a cada jugador, dejamos el mazo en el centro de la mesa, al alcance de todos. Quien haya barajado, comienza.

El turno de un participante consiste en la realización de dos acciones. Pasan por robar del mazo, jugar una carta, descartar una carta (en el cementerio) y pasar. Puede escogerse la misma para ejecutar esos dos movimientos.

La Taja

¿Cómo se juegan las cartas?

Las cartas son explicativas por sí mismas, con un efecto que se lleva a cabo en el momento en que se baje a mesa. Las bebidas se juegan en la zona propia, ordenadas según su puntuación (uno, dos o tres).

No es posible bajar una con valor dos hasta que no tengamos, al menos, una carta de valor uno. Lo mismo ocurre con las de tres. Necesitaremos, como mínimo, una de valor dos en la zona propia. Es posible jugar una carta boca abajo como si se tratase de una bebida con valor uno.

Las BajaTajas se juegan en la zona de un rival, con su puntuación negativa para él y su efecto para quien las ponga en juego. Por último, las acciones se descartan tras resolverse.

Fin de la partida

Siguiendo el sentido antihorario, los participantes completan sus turnos. El control de alcoholemia prohíbe tener más de cinco cartas en la mano al finalizar el turno. Si ocurre, los rivales tomarán cartas al azar para llevarlas al cementerio, hasta quedarnos con cuatro.

Se repite la misma mecánica hasta que alguien alcance la puntuación marcada para el número de jugadores: 22 puntos en los duelos, 18 en las competiciones a tres y 14 en las partidas a cuatro. Se convierte en el ganador.

 

LA TAJA: CONCLUSIONES

Para reconstruir los hechos, tenemos que retroceder hasta el principio de los tiempos. Cuando aún me tenía en pie. Es decir, a ayer por la tarde. A alguien se le ocurrió la genial idea de iniciar una competición por ver quién se emborrachaba antes.

No culpa a esa persona. Me culpo a mí por querer participar. Si no recuerdo mal, empezamos con algo de vino blanco, un par de cervezas y tinto de verano. Las náuseas vuelven. También, el sabor del kebab. Maravillosa combinación.

La Taja

La cosa se empezó a animar cuando sacaron la botella de agua de Valencia. ¿O era licor de café? Sé que hay un mundo entre las dos bebidas, pero juro que desde ese momento no recuerdo nada.

Los intensos pinchazos en mi cabeza me traen imágenes sueltas. Una bodega vacía. Una discoteca. Ahí estaba yo: la mayor defensora del rock, bailando reguetón. No tengo excusa. Bueno sí, la ‘Japi Hauer’. Anís. Tequila. Mi amiga la absenta.

Llegados a ese punto, alguno de nosotros debería haber anunciado el fin del juego. ¿Quién habría ganado? ¿Acaso importaba ya? Había que tomar la penúltima. La última. Y la última una vez más. Los carteles de cerrado aparecen por todas partes. Debía ser ya muy tarde.

No sé cómo diantres llegué a casa, pero aquí estoy, entre mis sábanas. El sonido del móvil acaba con mi investigación exhaustiva, a la altura de los grandes detectives. «¿Repetimos juego esta noche?». Inicio la carrera de mi vida hasta el baño, acompañada de mis fieles escalofríos.

La Taja

La Taja es un juego capaz de transportarnos, de una manera fiel, a esas noches en las que controlar el mundo, hasta que la resaca llama a la puerta. Recrea las bebidas, los lugares y las situaciones con las que más de uno se sentirá identificado. Siempre con humor.

Existen dos formas de disfrutarse: con y sin alcohol. Centrándonos en la competición sana (con agüita), estamos ante un ‘filler’ fácil de entender. Su esqueleto es claro, incluso para quienes jamás se hayan acercado a un juego de mesa. El sistema es simple: no tener más de cinco cartas al final del turno y realizar dos acciones.

El resultado es un equilibrio constante entre ataque y defensa. Bajaremos bebidas a nuestra zona, tratando de acumular puntos, mientras los protegemos. Es tan importante como evitar que los demás progresen. Es ahí donde entran en juego los efectos de las cartas.

Para arrastrar a los demás hacia la desesperación, podremos robarles sus bebidas o hincharles a puntos negativos. Cualquier opción es válida, siempre que se efectúe con cabeza. Por descontado, ellos también harán lo propio.

La Taja es caos en estado puro. Una ronda puede dar la vuelta por completo a la partida, de tal forma que nada es previsible. ¿Alguien lleva demasiados puntos? ¡A por él! Sin embargo, en medio de tanta rabia y planes malintencionados, hay resquicios bastante evidentes de estrategia.

La Taja

Ir a por el más adelantado puede abrir un camino fácil al más discreto. Un par de combos, bien realizados, serían suficientes para sorprender con una victoria. Son los claros protagonistas y la parte que enganchará a los habituales. Encadenar una tercera acción con una interacción con el cementerio o con un movimiento de cartas puede traducirse en una jugada maestra.

En medio de la locura, podemos convertirnos en ese jugador que sólo intenta reunir los puntos, tratando de pasar desapercibido. En el que quiere que los demás los pierdan (ya tendrá tiempo de preocuparse por los suyos). En el que ataca y protege.

Aparece el jugador que renuncia a la «calderilla», para centrarse casi únicamente en las bebidas fuertes, con sus puntazos. El que acumula esos pequeños beneficios, como si de una hormiga se tratase. Quien optimiza al máximo cada acción. Quien recoge las mejores cartas del cementerio, en busca de un segundo uso.

El responsable de que existan tantos puntos de vista y planes posibles es, en parte, el azar. Permite partidas muy distintas unas de otras, ya que no siempre tendremos las cartas acordes a nuestra estrategia en la mano. Obliga a reinventarse. A improvisar.

Para evitar las partidas interminables, en las que nadie alcanza los puntos marcados por bloquearse, se añade la regla de la carta boca abajo. Funciona como una bebida de valor uno, evitando frustraciones. Recordemos que no podremos bajar una de valor dos hasta que no tengamos una de un punto.

No es necesario esperar, sino tomar la decisión correcta. La toma de decisiones está presente en La Taja, no sólo en el momento de renunciar a una carta para colocarla boca abajo. En muchas ocasiones, incluso aunque ya hayamos avanzado en ese punto, nos veremos obligados a descartar, por superar el límite de cartas de la mano. Y ya se sabe, cualquiera puede pasearse por el cementerio.

juegos de beber

A diferencia de otros títulos, serán los rivales quienes nos las descartarán al azar. Por tanto, tendremos que pensar muy bien si queremos robar una carta más. Valorar el beneficio en puntos de la carta y el efecto, en su conjunto. Arriesgarnos y sufrir las consecuencias, para bien o para mal.

Estamos ante uno de esos juegos cuyas cartas son explicativas por sí mismas, creándose partidas dinámicas y rápidas. Son las que hacen que funcionen muy bien con 4 jugadores. No hay apenas esperas entre turnos y todo es más caótico. Las risas, entre los constantes ataques, están aseguradas.

Si juntamos dos barajas, podremos acceder a las competiciones de hasta 8 participantes. ¿Y si somos más de duelos? La Taja también puede disfrutarse en pareja. Sin embargo, quizás nos cueste bastante llegar hasta los 22 puntos necesarios para la victoria. Los ataques siempre van hacia la misma persona, de ahí que resulte complicado avanzar.

Con todo ello, se consigue una adictiva jugabilidad para aquéllos que buscan títulos sin grandes complicaciones o con los que introducir a otros en el mundo de los juegos de mesa. Es intensidad y diversión que, a fin de cuentas, es el objetivo que propone esta forma de ocio.

Por su temática, estamos ante una propuesta para adultos. Y es aquí donde llegamos al juego con alcohol. Sus autores proponen la opción de beber un trago cada vez que consigamos un punto. No es mala opción.

Pasa a convertirse en un ‘party’ que marcará el comienzo de una noche a recordar (o a olvidar). Los efectos de las palabras prohibidas cobrarán un mayor sentido, con sus penalizaciones.

juegos de beber

La Taja es un recorrido por las bebidas más populares, con una maestra organización en base a su letalidad. Es el juego con el que agradeceremos estar viviendo una noche de fiesta en una realidad alternativa, sin resaca de por medio. Es el juego con el que sucumbiremos a las tentaciones para vivir esa noche de fiesta, con resaca.

Como vemos en su web oficial, las ilustraciones muestran una parte tierna, mientras se realizan ingeniosos juegos de palabras y se recurre a los guiños. Al igual que ocurre con los textos, la simbología también es clara y fácil de identificar a simple vista. Apuesta por el color como forma de distinguir los tipos de cartas.

 

COMPONENTES DE LA TAJA

  • 37 Cartas de Bebida
  • 24 Cartas de Acción
  • 6 Cartas de Batataja
  • 3 Cartas de Instrucciones (castellano)

Las fotografías han sido tomadas a partir de su prototipo, por lo que no corresponden a su versión final.

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