¡Quién me manda subirme a uno de estos trastos! No es que sienta vértigo, pero sí un considerable respeto por las alturas. Me prometieron que no subiría demasiado, ¿y a cuánto estoy del suelo? El instante en el que dejé de ver mi casa queda tan lejano… Así es Kapadokya.
EL NUEVO JUEGO DE ALBERTO MILLÁN
Kapadokya es un juego de cartas para 2 participantes, con competiciones de 20 a 30 minutos, indicado desde los 10 años. Será en este mes de agosto cuando llegue a las mesas, de la mano de Venatus y Sulker Games, a un precio de 12,95 euros.
Tiene como autor a Alberto Millán, quien cuenta con Paradox University y Sherlock: Entre tumbas en el mercado, así como con numerosos títulos en camino. Las ilustraciones corren a cargo de Lorena Gestido.
En esta ocasión, viajamos hasta Capadocia, región de Turquía famosa por sus viajes en globo. Formaremos parte de este espectáculo, ayudando a los globos a aterrizar. Se traducirán en puntos para el recuento final.
KAPADOKYA: UNA PARTIDA
El primer paso es dar vida al escenario. Las cartas de altitud, ordenadas de menor a mayor, conforman una columna. Bajo la primera carta colocamos la de suelo sin número, para crear una fila horizontal en base a ella, empezando por el cinco y terminando con el uno.
Barajamos el resto de cartas y mostramos tres, para situarlas en la línea correspondiente a su altitud. Se reparten tres por jugador, dejando el mazo en el centro. El turno de cada participante consta de tres fases.
1. Volar.
Coloca una de las cartas de su mano en el espacio aéreo. Es decir, en la zona de juego que une las cartas de altitud con las de suelo. Deberá dejarla en la fila correspondiente a su valor o en una inferior.
Por ejemplo, un globo marcado con un 300 sólo podrá colocarse en una altitud de 300, de 200 o de 100. Entrará por la izquierda, arrastrando hacia la derecha todos los que hubiera en esa misma fila.
2. Aterrizar.
Se comprueba si los globos de alguna columna aterrizan. Para ello, es necesario que haya tantos como indique su respectiva carta de suelo, de un mismo color. Así, en la columna de cinco, tendrán que mostrarse cinco globos del mismo color.
No importa si hay espacios vacíos, pero siempre deben poder verse desde abajo. Si hay de otro color por medio, no podrán aterrizar. Los multicolor funcionan a modo de comodín. El jugador se guarda, en un montón, los globos que hayan aterrizado.
3. Robar.
Se roba una carta del mazo.
Fin de Kapadokya.
Repetimos la misma mecánica hasta que se hayan jugado todas las cartas. Será momento de sumar puntos por las cartas ganadas (globos que han aterrizado). La altitud que se muestra en cada globo representa también la puntuación. Gana el que sume más.
KAPADOKYA: CONCLUSIONES
«¿Cómo puedes ser de aquí y no haber disfrutado de su seña de identidad?». «¿A qué estás esperando?». Mis familiares, poco habituales a meterse en sus propios asuntos, me convencieron para montar en globo. Maldita presión social.
He puesto excusas durante toda mi vida hasta que no me han quedado más. Falta de tiempo. Falta de interés. Ojalá hubiera sido más ingeniosa. Ahora, no estaría aquí.
Ya no sirven de nada las lamentaciones. Una voz interior me pide que disfrute de la experiencia, en contraste con los extraños ruidos de la cesta. Disfruta. Disfruta. Disfruta. ¿Es normal que esto se vuelque un poco? Disfruta.
El responsable de este cacharro se ha percatado de mis nervios cuando he cruzado la puerta. Ha insistido (y mucho) en que todo es seguro. Me toca confiar en él y soltarme. La marca de sudor de mis manos se ha quedado grabada. Sólo ahora me percato de lo mucho que estaba apretando.
Palpo los prismáticos en el bolsillo. Si voy a morir, mejor hacerlo con estilo. El espectáculo desde abajo es precioso, pero desde arriba también tiene su encanto. Veo familias en sus cestas y hasta una pedida de matrimonio. También hay otro solitario con prismáticos, con el que cruzo miradas.
¿No está demasiado cerca? Parece que el viento, o a saber qué, le está impulsando hasta mi posición. Cada vez está más próximo. Es lógico que nos empujemos unos a otros. No lo ha dicho el encargado del globo, pero yo sí. Todo es normal. Disfruta. Todo es normal. Disfruta.
Kapadokya no tardará en ser conocido como el juego de los globos. No es un tema habitual, como pudiera ser la gestión de una granja, una misión espacial o la conquista del trono. Apostar por algo tan concreto como los viajes en globo de Capadocia juega a su favor.
No es fácil adaptar mecánicas a temáticas tan originales en un sector que crece de forma tan rápida. Conseguirlo es dar identidad a una idea. Diferenciarla del resto. Esta novedad no se entendería sin su ambientación. No está metida de forma forzada, sino que todo encaja y cobra sentido.
Soñamos desde abajo, creando un precioso espectáculo. Imaginamos las vidas de los seres que disfrutan de las alturas. O de los que, al menos, lo intentan. La mesa es una explosión de color, con globos movidos por el viento.
Las ilustraciones son bonitas como ellas solas. No renuncian al detalle, pero tampoco se confunde lo que realmente importa: los números y los colores. En pleno amanecer, podemos distinguir la información de un solo vistazo.
Kapadokya llamará la atención en las tiendas, con tantos otros juegos alrededor, demostrando como un buen tema y una estética trabajada tienen más importancia de la que solemos darle. Llegados a este punto, ¿qué ocurre al abrir la caja?
El sistema tampoco recuerda a ningún otro. Aparecen pinceladas de la estrategia clásica, a la hora de preparar un buen escenario de cara a una siguiente jugada (aunque no para el rival), pero no es una versión mejorada de ningún otro juego.
Su mecánica principal es el desplazamiento lateral, imitando la esencia de un videojuego de plataformas tradicional. A partir de ahí, es estrategia pura. Podemos definirlo como un juego fácil de entender, pero difícil de dominar. Sobre todo cuando se juntan dos estrategas.
Descubrir sus reglas no nos llevará más que unos minutos. Los turnos son tan simples como colocar carta, realizar comprobaciones y reponer la mano. Se asimilan de una forma tan eficaz que todos los esfuerzos pueden concentrarse en alcanzar la victoria.
A priori, puede parecer complicado juntar globos de un mismo color por columnas. No tardará en surgir el gran dilema. Si coloco este globo, ¿no le estaré regalando puntos a mi rival? Probablemente sí. Es por ello que, más de una vez, tendremos que apostar por la jugada menos mala.
Un buen número de partidas nos ayudará a ganar destreza y a evitar fallos de principiantes. Sin embargo, no nos dará todas las claves. Ni de cerca. Kapadokya es uno de esos juegos en los que cuesta encontrar una estrategia clara, por mucho que pase el tiempo.
Al trabajar los dos sobre un mismo escenario, no es fácil obtener beneficios individuales. El riesgo y el despiste adquieren una gran importancia. Pondremos a prueba los nervios, esperando que el contrario no tenga la carta maestra. Le guiaremos hacia una columna jugosa, pero no tanto como la que deberá ser nuestra.
Con tanta concentración en juego, es normal que se escapen cosas. Si sabemos aprovechar esas meteduras de pata del oponente, habremos ganado mucho. Un error, por pequeño que sea, acaba pagándose caro.
Esos tropezones aparecen al no anticiparnos como es debido a los planes del otro. Al colocar la carta que no debemos en una mala posición. Debe tenerse en cuenta que una columna con cuatro globos no siempre será el caramelo más delicioso. No descuidaremos las pequeñas, ya que los tesoros también se esconden en ellas.
Prepararnos una columna de un globo con uno de 500 no es mala opción, ya que cualquier puntuación es capaz de marcar la diferencia. Por descontado, los combos suponen una alegría enorme y el fin tras el estancamiento de las grandes columnas. Las mentes más brillantes y la casualidad los propiciarán.
Los comodines llegan a ser tan preciados como esos globos de 500. Costará soltarlos de la mano si no es para completar columnas. Como consecuencia del azar en la disposición de las cartas, tendremos que aprender a exprimirlos. No puntúan, pero son esenciales para obtener grandes beneficios.
Kapadokya enganchará a los amantes de los duelos estratégicos. A quienes creen que no parecerse a otros juegos es una buena señal. A los que buscan títulos con preparaciones rápidas, fáciles de transportar. A los enamorados de los quebraderos de cabeza.
Tras formar parte de la campaña de búsqueda de financiación de Fruits, se prepara para su lanzamiento. Lleva la firma de uno de los autores más prometedores del momento (con sus infinitos proyectos en marcha). De aquél que sorprendió con los viajes en el tiempo para, ahora, demostrar su talento desde las alturas.
Las fotografías han sido tomadas a partir de su prototipo, por lo que no corresponden a su versión final.