Soñar es gratis, ¿verdad? En ese caso, quiero un par de megacañones para mi torre. Me gustaría tener un telecañón en cada lado y, por supuesto, un tricañón. Presenciar el disparo de tres balas a la vez seguro que resulta indescriptible.
Un cargabalas no me vendría mal. Tampoco busco olvidarme de los cañones básicos. Sí, ésos de toda la vida, capaces de poner el toque final a un buen ataque. Si lograse una torre así, pocos rivales me saldrían. Pienso conseguir la torre más alta del reino, a cualquier precio. Así es BomBarDum!
TRAS UNA CAMPAÑA EN VERKAMI
BomBarDum! es un juego de mesa de 2 a 6 participantes, con competiciones de 15 minutos, recomendado desde los 6 años. Lo firman Miguel Laborda, Víctor Prado y Jorge Bernad, mientras que las ilustraciones corren a cargo del primero.
Tras una exitosa campaña de búsqueda de financiación en Verkami, se prepara para llegar a las tiendas. Lo hace de la mano de Falomir Juegos, coincidiendo con el 75 aniversario de la editorial. Se presenta en formato lata, con componentes independientes del idioma e instrucciones en castellano.
Nos trasladamos hasta un reino con un objetivo claro: construir la torre más alta. Piso a piso, apostaremos por armas con las que disparar a las torres rivales, así como por una buena defensa que asegure el futuro de la construcción.
BOMBARDUM!: UNA PARTIDA
Cada jugador recibe las bases de su torre. Se colocarán atendiendo al número de participantes. Barajamos todas las cartas para conformar el mazo de bloques, repartiendo tres a cada uno. Los contadores de bala se dejan a un lado. Comienza la partida.
El turno de un participante comienza jugando una carta de bloque sobre su torre. La resistencia siempre quedará al centro. Dos bloques dan forma a un piso, de tal forma que antes de pasar al siguiente, deba completarse. Aguantará tantos ataques como equivalgan a la resistencia de ambos bloques.
Tras la construcción, se resuelven los efectos del bloque. Si incluye un cañón, todos los bloques de la torre con cañón se activan. Disparan, de forma simultánea, al bloque o piso que tengan enfrente. Los daños se marcan con los contadores de bala.
Cuando se tengan tantos como la resistencia, el bloque o el piso se elimina. Los que hubiera en la parte superior, caen. Existen cañones más potentes y diferentes escudos, con los que atacar u optar por una defensa mayor, respectivamente.
También aparecen túneles, cargabalas y nubloques, así como marcas de cantero en algunas cartas. Éstas eliminan daños, activan cañones o sustituyen bloques con su construcción.
A continuación, descarta cualquier cantidad de cartas. Termina robando del mazo hasta tener tres. Pasa el turno al siguiente, en sentido horario.
Repetimos la misma mecánica hasta que alguien cree una torre con cuatro pisos y los mantenga durante una ronda. Gana la partida.
BOMBARDUM!: CONCLUSIONES
Lo he conseguido. Tengo la torre de mis sueños delante de mis ojos. No es muy alta, pero tendrías que ver todo lo que puede hacer. La construcción del último cañón ha finalizado y, con ella, llega la explosión definitiva. Las balas salen, a punto de impactar en las torres objetivo.
No me equivocaba: el espectáculo es asombroso. Tras tanto humo, puedo ver como los impactos han sido muchos. ¡Bien hecho, cañones! Dirijo la mirada al suelo, esperando que todo esté repleto de escombros. Ni uno. No hay nada más que algo de arena.
Resulta que los megaescudos formaban parte de las construcciones de los oponentes. He estado tan ocupada en crear mi estrategia, que apenas me he fijado en los pasos que daban los vecinos. Los ataques han sido muchos, pero parece que apenas han supuesto nada para ellos.
Cuando los cañones vuelvan a cargarse, causarán un efecto mayor. Lo malo es que creo que no tendré tiempo. Cuento con las mejores armas, pero la defensa es nula. Un simple golpe acabaría con mi tricañón. Con mi megacañón. Me toca presenciar como todo empieza a caer. Ahora, el suelo sí que está lleno de escombros.
BomBarDum! es la perfecta adaptación de un ‘tower defense’ a un juego de mesa. Este género de videojuegos, caracterizado por la planificación estratégica, consiste en mantener nuestra construcción en pie mientras atacamos a los enemigos.
Todos compartimos objetivo, por lo que la guerra está asegurada. Parte de una enorme interacción de jugadores, convirtiendo el escenario en un mar de explosiones. En ataques que desencadenan en otros, no necesariamente desde la misma torre. Como resultado, un único turno es capaz de dar la vuelta a la partida.
Desde la primera, descubriremos como el equilibrio es esencial para el éxito. No existe un único plan, de ahí que tendamos a tirar hacia un ataque eficaz o hacia una robusta defensa. Sin embargo, es esencial no descuidar ningún punto.
Sin cañones, el rival se convertirá en el campeón, ya que él mismo no se destruirá su torre. Sin defensa, la nuestra será reducida a escombros en cuestión de segundos. Sin importar que los pisos fuesen espectaculares.
A partir de ahí, las posibilidades son enormes. Podemos apostar por diferentes cañones, en un lado o en otro. Mejor, si la construcción se realiza en base a cómo construyen los oponentes, para que los disparos resulten eficaces. La deducción tiene un peso esencial, ya que no siempre las estrategias estarán visibles.
Los muellescudos o las tuberías funcionarán a modo de contraataque, activándose al recibir daño. Esto es, en el turno de los demás. Los habituales a este tipo de juegos mostrarán su experiencia optimizando al máximo sus turnos, gracias los combos que BomBarDum! permite ejecutar. También, los de los demás. ¿Por qué no aprovecharlos?
En esta carrera a contrarreloj (recordemos que gana quien tenga cuatro pisos completos y los mantenga durante una ronda), ir demasiado adelantado no siempre es favorable. Puede ser que no tengamos pisos enfrente y que las balas acaben perdiéndose. El equilibrio vuelve a hacer acto de presencia, con el desafío que supone adelantar sin perderse por el camino.
Siguiendo con las opciones, un bloque rápido puede sacarnos de más de un apuro. Al igual que los cañones, su defensa es pésima. Permitirá construir un bloque adicional, ¿pero merece la pena? El momento tendrá la última palabra.
Los túneles no dañan pisos y el cargabalas activa un bloque cañón en cada turno. Esencial para no perder el valioso tiempo. El nubloque copia el bloque con el conforma el piso, de ahí que su utilidad cambie de una partida a otra.
Conviene usar estos superbloques con cabeza, atendiendo a sus restricciones de construcción. Lo mismo ocurre con las marcas de cantero. ¿Para qué gastar un bloque que permite reparar un daño de cada piso si estamos ilesos? ¿Sirve de algo una bala extra sin cañones?
La toma de decisiones nos acompaña en toda la competición. No falta después de la construcción, cuando decidimos qué cartas conservamos y cuáles se van, para volver a tener tres en la mano. Serán segundos de silencio. De escoger entre jugar con el riesgo o conformarse con lo que uno tiene.
Esos silencios se acompañan de los nervios, que crecen a medida que pase el tiempo. BomBarDum! es un título impredecible, donde todo puede cambiar de un momento a otro. Donde pisos enteros caerán en muy poco tiempo, mientras otros se levantan.
Un buen plan no lo será todo. Si el que está llevando a cabo nuestro vecino es mejor, quizás tengamos dificultades. Nuestro futuro estará en sus manos, al igual que el suyo lo estará en las nuestras. ¿Presión? Muchísima.
Lograr un cuarto piso no es una hazaña imposible, pero conservarlo será más complicado. En medio de la tensión y de los rezos a los dioses, todo puede pasar. Dependerá de la preparación de los vecinos para ese momento, de tal forma que siempre convenga guardarse un as bajo la manga.
En las partidas a dos, el éxito o el fracaso no dependerá, en gran parte, de los vecinos que nos hayan tocado (lo que puede generar ciertas desigualdades). No se podrá escoger el asiento entre los dos principiantes, huyendo de los expertos. Son duelos directos.
Aunque se juega con las mismas reglas, las condiciones de victoria cambian. Gana el que más bloques tenga una vez que el mazo se agote. Por su parte, podremos renunciar a la mano para derrumbar todo un piso al oponente, siempre que éste vaya adelantado.
A seis también cambia la cosa, puesto que no es necesario esperar una ronda más tras construir el cuarto piso. De ser así, las partidas serían interminables.
La rapidez es algo que caracteriza a esta novedad, independientemente del número de jugadores. Las reglas tan sencillas y los turnos tan dinámicos no crean dificultades. Además, los combos son más rápidos de lo que parece.
Aunque existen muchos tipos de bloque, el manual podrá dejarse a un lado tras un par de partidas. Lo consultaremos hasta que nos familiaricemos con los símbolos y con las restricciones. La propia lógica ayudará a interiorizarlos, reduciendo cada vez más las pausas.
Costará algo de trabajo, en algunas disposiciones iniciales, ver qué piso tenemos enfrente. Más de una vez, sobre todo en las partidas a dos, contaremos con los dedos los pisos de las torres para saber a cuál disparamos. Es algo a tener en cuenta.
Su jugabilidad no sólo recuerda a los videojuegos ‘tower defense’. Bebe mucho de los clásicos juegos de mesa, algo que también se refleja en su estética. Falomir apuesta por unos marcadores simples y por unas cartas de pequeño tamaño, con una estética clara que imita los dibujos animados.
Se guardan en una lata que recrea la forma de una torre. Además de servir de ambientación, llamará la atención en cualquier tienda. Es, en parte, un viaje al pasado. A esos momentos en los que escogíamos un juego de mesa por esa caja metalizada.
La editorial sorprende con un juego muy bien hilado, con reglas sencillas, con las que atraer a principiantes y acercarles a otros títulos más complejos. La dificultad puede reducirse eliminando efectos, algo que no es mala idea para empezar.
Los más estrategas encontrarán en la lata un sinfín de posibilidades con las que reinventar sus tácticas. Con las que se sentirán cómodos, mientras continúan creciendo.
Es capaz de reunir en torno a una misma mesa a jugadores muy distintos, de cualquier edad. Disfrutaremos de la acción constante y de los efectos que desencadenan unos a otros hasta dejarnos sin aliento.
No menos importante es el reflejo que BomBarDum! proyecta. Es el resultado de un prototipo con años de desarrollo. La ilusión de unos autores, convertida en una realidad por una editorial con una larga trayectoria detrás.
Es la inspiración a quienes se mueven para que su juego acabe en las estanterías. El ejemplo de como el trabajo duro acaba convirtiéndose en la torre más alta del reino, antes o después, por muchas balas que se crucen por el camino.
COMPONENTES DE BOMBARDUM!
- 35 Cartas de Bloque Avanzado
- 27 Cartas de Súperbloque
- 15 Cartas de Bloque Normal
- 12 Cartas de Base de Torre
- 30 Contadores de Bala
- Instrucciones (castellano)