Análisis: Cake Bash

Cake Bash

Me he despertado con ganas de tomarme un café, acompañado de algo de dulce. ¡Menudo capricho! Me dirijo a la pastelería nueva que han abierto en la esquina. Es un lugar acogedor, con colores que evocan la felicidad con cada bocado.

¿Qué elijo? Muffins, donuts, trozos de tartas y cupcakes. No todos presentan una pinta increíble. Sin ir más lejos, el donut tiene ¿una raspa de pescado? Las otras delicias están decoradas con increíbles adornos. Al final, me decanto por una porción de tarta de chocolate, decorada con un bastón de azúcar y tres chucherías grandes con forma de cerdito.

Le hinco el diente y me paro a pensar en el camino recorrido por cada una de esas piezas de bollería. En Cake Bash, nos enseñan cómo compiten estas porciones por ser la más dulce o, al menos, la más vistosa. Sólo una entrará por los ojos, llamando la atención del cliente. Aunque el desenlace no resulte, precisamente, idílico.

 

CAKE BASH: QUÉ DULCE… ¡PATADA!

High Tea Frog y Coatsink dan vida a un party repleto de golpes y de competitividad entre los participantes, que choca con la dulzura de sus protagonistas. Cake Bash nos propone competiciones para hasta cuatro jugadores, donde vernos las caras en minijuegos con una misión clara: ser el pastel más delicioso.

Cake Bash

Está disponible en PC, mediante Steam, PS4, Xbox One, Nintendo Switch y Stadia. Su precio es de 16,79 euros en ordenadores y 19,99 euros en consolas.

Cake Bash no tiene curva de aprendizaje, más allá de un claro tutorial. Nos introduce en lo que, por apariencia, parece un party, aunque después resulte ser mucho más. La aventura comienza al seleccionar su modo principal, para escoger a un personaje.

Podremos elegir entre distintos modelos diferentes de un mismo dulce. Conforme avancemos, desbloquearemos más para que formen parte de las opciones. Podremos disfrutar de retos de hasta cuatro jugadores, a rellenar con jugadores reales o mediante la inteligencia artificial.

Una vez que estemos todos listos, comienza la competición. Consiste en superar retos variados en distintas ubicaciones. Siempre hay que conseguir la máxima puntación para que al final de la prueba obtengamos más dinero que nadie.

Este dinero se cambia en la tienda, a la que acudiremos cada dos pruebas. La competición no se detiene tampoco en ella, ya que los mejores aderezos son limitados. Los compraremos por su precio o acudiremos a una tentadora máquina de bolas.

Cake Bash

¿La trampa? El precio por accesorio es menor, pero a cambio, nos toparemos con otros desagradables. La papelera (con un servicio que también exige del pago de monedas) nos permitirá librarnos de ellos, con sus puntos negativos.

La gestión es esencial a la hora de ser el mejor dulce. Tres toppings pequeños idénticos se traducirán en uno grande, algo que también deberá tenerse en cuenta. Al igual que las pruebas a superar cambian, los productos de la tienda también lo hacen.

 

LAS MODALIDADES DE JUEGO

Cake Bash ofrece dos modalidades de juego, algo escasas a primera vista y más que suficientes cuando ya las hemos explotado. Aunque suene contradictorio. El primero modo es Sabroseando, que se antoja como el principal.

Tendremos que competir por ser el dulce más apetecible para el cliente que ha realizado su pedido. Nos veremos las caras en retos repletos de locura, para hasta cuatro jugadores (local y en línea) o bots. Podemos adaptar la experiencia a nuestro antojo.

Quizás prefiramos duelos directos, cada uno desde su casa. Nos enfrentaremos en la misma habitación, cada uno con su mando. Tal vez, queramos añadir uno o dos rivales ficticios. No son un relleno más, ya que incluso los expertos tendrán complicado vencerles en más de una ocasión.

Cake Bash

A medida que juguemos, desbloquearemos nuevas formas para nuestros pasteles, así como nuevos lugares y minijuegos. Son el alma de Cake Bask. Aparecen un total de cinco zonas y trece minijuegos, por lo que hay risas y diversión para rato.

Los desbloqueables tienen una serie de pautas para ser accesibles, por lo que no aparecerán al azar (al menos, no siempre). Si entramos en la zona de progreso, descubriremos cuánto llevamos desbloqueado y lo que nos queda, perfectamente ordenado. Funcionan a modo de logros, con una recompensa que obtendremos cuando se cumplan.

Algunos nos pedirán jugar con cierto personaje. Otros, simplemente, participar en una prueba. Encontramos los que nos marcan una tarea exacta, como tostar tres nubes de chuchería de una forma perfecta en la hoguera.

Nos moveremos por escenarios y por minijuegos fruto del azar y de la toma de decisiones. Antes de cada reto, se plantearán dos. Con nuestro banderín de voto, escogeremos el que más nos apetezca (o el que nos hace brillar tanto). Jugaremos en el escenario más votado o al minijuego más votado.

Entre los retos, encontramos esa tienda, con la que gestionar las preciadas monedas. Finalizarán con un emocionante recuento, donde lucir los accesorios comprados. Así, todo el esfuerzo de los retos está dirigido a esa exhibición final. Podemos ser el más ágil, pero si las compras no han sido buenas, de poco servirá.

Cake Bash

El tamaño de los adornos de traducirá en más o en menos puntos. Los malolientes de los que no nos hayamos podido librar restarán una buena cantidad de puntos. El que obtenga la mayor puntuación gana.

Por otro lado, encontramos el modo Receta, que funciona como una modalidad libre. Nos permitirá jugar a cualquier prueba que hayamos desbloqueado, también con hasta cuatro jugadores y en online y local.

Aquí, no desbloquearemos otros retos ni contenido. Se limitará a su disfrute y a una libertad máxima de elección. Es útil para practicar, para ratitos más cortos o, simplemente, para cuando no queramos toparnos con un minijuego en concreto, ni en nuestras peores pesadillas.

 

¡MALDITA PALOMA!

Cake Bash es el ejemplo perfecto de como no son necesarios un contenido abrumador ni multitud de modos de juego para disfrutar de grandes momentos. Lo que sí que es clave es el contenido desbloqueable, animando a jugar hasta tenerlo todo. Tarea nada sencilla.

La interacción no sólo aparece en las pruebas a las que nos enfrentaremos a los rivales. En la misma tienda tendremos que ser más rápidos, más pacientes o más agresivos para hacernos con el aderezo que necesitemos. Una combinación de tres mismos aderezos se fusiona en un dulce más grande y, por lo tanto, es un plus de puntos.

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Los golpes son los grandes protagonistas, capaces de hacer perder un valioso tiempo al atacado. No hay un sistema de vida, pero sí estorbos que nos complicarán la existencia.

El azar es un soplo de aire fresco a la tienda. Por dos monedas, podremos hacernos con una bola, que puede salir buena o mala. Teniendo en cuenta que nos permite conseguir aderezos con un valor de cuatro, es muy común encontrar un queso podrido o una espina de pescado, restando 40 puntos.

La emoción y los nervios de última hora pueden meternos en un aprieto. Si aún nos quedan dos monedas, haremos uso de la papelera para librarnos de ese accesorio incómodo. El riesgo, como ya hemos visto, le da un toque diferente a Cake Bash, con nuevas oportunidades para los más negados con las pruebas. Evita frustraciones.

Ahora bien, ¿qué hay de los minijuegos? La variedad está presente en ellos. Lucharemos por ser el que más gominolas lleve pegadas al cuerpo, el que mate a más abejas o el que tenga una bengala el mayor tiempo posible. También, por crear el helado más alto.

Nos veremos las caras preparando deliciosos sándwiches, tostando nubes o lanzando frutas a una tarta en movimiento. ¡Pura puntería! La rapidez estará recompensada, pero también la precisión y la habilidad para huir de los golpes.

Cuando alguien va en cabeza, todos iremos a por él (bots incluidos). Por tanto, los resultados tienden a estar igualados hasta el último momento. Lanzaremos objetos a los rivales o les incordiaremos con los propios puños. Un buen golpe se traducirá en unos segundos de aturdimiento.

Cake Bash

Existen distintas estrategias posibles. Podremos intentar llamar la atención lo menos posible o ponernos en cabeza cuanto antes. Quizás, prefiramos fastidiar al oponente. Ya habrá tiempo para recolectar después…

La esencia de un battle royale también es una realidad. Trataremos de ser el último jugador en seguir en pie, ante una lluvia de tenedores en un espacio cada vez más reducido. Por tanto, las sorpresas están más que presentes.

Los oponentes son un estorbo máximo, pero también los propios obstáculos. Ventiladores que arrastran o enormes muebles que caen encima, en el momento menos oportuno, obligarán a tener los ojos muy abiertos. Y eso sin contar con las palomas, con su gusto por los dulces…

Llenarán todo de una desagradable sustancia. Nos ralentizará, pero las frutas deberán ir a parar a la tarta. Sin importar donde se hayan rebozado.

 

CAKE BASH: CONCLUSIONES

Esta novedad no busca ser más de lo que muestra. Es uno de esos títulos que a primera vista parece interesante, pero que engancha tras jugarlo. Sobre todo, si competimos con amigos en modo local.

Es, sin duda, cuando más partido se le saca. En línea, se pierde la pelea con ellos físicamente, con sus reproches, pequeños enfados y ataques de risa, que constituyen la chispa del género. Contribuye a la diversión el hecho de que los bots no sean unos inútiles y planten cara, como si fueran un jugador más.

Nintendo Switch party

No hace falta que todas las pruebas se den bien, algo que también lo diferencia de sus compañeros. El juego siempre brinda la posibilidad de ir mejorando en cada una de ellas, siempre y cuando no seamos demasiado torpes.

La experiencia es la mejor herramienta para destacar. No hay entrenamientos antes de empezar un reto, sino que pasaremos a la acción de forma directa. Obligará a ponernos las pilas lo antes posible. A base de jugar, descubriremos como hemos mejorado en ese minijuego que, a priori, parecía imposible.

Se valoran la rapidez, la puntería, el riesgo y la capacidad para ocupar el espacio perfecto en el momento correcto. La variedad aleja del aburrimiento y crea oportunidades para todos. Recordemos que la tienda también es emoción y competición, con sus puñetazos. La gestión del dinero es más importante que todo lo demás.

El juego resulta tan inmersivo que cuando acaba una competición, por muy completa que haya sido, siempre querremos más. Para demostrar que podemos mejorar. Que evitaremos esa maldita máquina de bolas, que no dejará de llamarnos. Tiene ese factor de «un turno más» que, en este caso, es una partida más.

Desbloquear todo el contenido es cuestión de tiempo, en su mayoría. Sin embargo, hay lugar para los que disfrutan de los desafíos exigentes, ya que obliga a cumplir algunos requisitos de manera exacta. Otro punto a favor de la rejugabilidad.

Los variados minijuegos se asientan en un factor sorpresa, con verdaderos puntazos, como es el caso del reto que imita la esencia de un battle royale. Hay tomas de decisiones y un control del progreso, con el que sentirnos orgullosos.

No menos importantes son los sencillos controles por los que apuesta. Permiten que cualquier persona pueda acercarse a Cake Bash, aunque los videojuegos no sean lo suyo. Se moverá, saltará y golpeará. Con el tiempo, aprenderá a escurrirse para esquivar ataques. En muy pocas partidas, habrá asimilado la utilidad de cada botón.

La interfaz también resulta simple e intuitiva. La posibilidad de saltar las animaciones es un éxito. Para una primera partida estarán bien, pero de cara a las siguientes no dudaremos en renunciar a ellas en favor de la rapidez.

En lo que respecta a los gráficos, la originalidad también está ahí. Hay realismo en las frutas y ternura en todo lo demás. Los dulces, fruto de un elaborado trabajo de desarrollo, adquieren vida propia con una expresiones dibujadas a rotulador.

Es cierto que puede llegar a ser un poco corto en contenido, dadas nuestras ansias por disfrutar de más pruebas. De una segunda parte, donde probar suerte en nuevos minijuegos. A pesar de esa inquietud, la relación precio-calidad-duración es más que correcta.

Cuenta con enormes diferencias respecto a los juegos ambientados en restaurantes. Tendremos un pedido por partida, pero lo gestionaremos de una manera muy distinta a la forma a la que estamos acostumbrados. Es un viaje al pasado, con esas tardes marcadas por las risas en compañía, pero con unas animaciones actuales.

 

Nintendo Switch party

Análisis realizado en la versión de Nintendo Switch.

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