Construir un robot gigante para destruir el colegio. ¿Quién no soñó con llevar a cabo este plan durante su infancia? Al hacerlo, podríamos cambiar tanta teoría por la más que necesaria práctica. Puesto que siempre quedan cosas que fastidian (y mucho), el poder del mecha no se desperdiciaría.
¿Qué tal utilizarlo contra la obsolescencia programada? Destruir a los sacacuartos que permiten que todo se rompa, pasado un tiempo, no es mala idea. Lo cursi tampoco se queda atrás.
Los unicornios de colores y los ositos amorosos merecen extinguirse tanto como las películas y los videojuegos malos. Porque no tiene sentido encontrar tiburones volando, a causa de un tornado, o un juego de la talla de Shaq Fu. De acuerdo, quizás los tiburones puedan salvarse.
Con el odio como protagonista y con dos juegos que sirven de precuela, Agatha Knife y MechaNika, da comienzo Colossus Down. Analizamos esta destructiva novedad.
COLOSSUS DOWN: LA DESTRUCCIÓN DEL COLEGIO
Mango Protocol, estudio ubicado en Barcelona, cierra la trilogía de Psychotic Adventures con Colossus Down. En esta ocasión, y a diferencia de las dos aventuras anteriores, ofrecen una experiencia de acción con avance lateral.
La cooperación tiene cabida en esta vorágine de destrucción, puesto que podremos disfrutar de la historia acompañados de otro jugador, en local. Encarnará a Agatha, la amiga de Nika, con su Cerdo Sangrante.
Esta novedad se encuentra disponible en PC, mediante Steam, PS4, Xbox One, Xbox Series X/S y Nintendo Switch. Por 17,99 euros, podemos hacernos con el juego en cualquiera de las plataformas. En el caso de PC, es posible obtener la banda sonora y el libro de arte digital.
Este tercer título no cuenta con curva de aprendizaje ni con tutorial al uso. Así, nos lanza a la acción con el lujo de destruir el colegio, con sus profesores y alumnos incluidos.
Según avanzamos, aprendemos a sacar el máximo partido al mecha de Nika o al cerdo de Agatha. Desarrollaremos ataques especiales en ambas máquinas, con habilidades únicas para cada amiga. La diferencia resulta de mucha ayuda y nos salvará en más de una ocasión.
La toma de decisiones se introduce de forma magistral. Además de escoger esas poderes, y a quién matar, el modo permamuerte o la opción de revivir, todo el tiempo, correrá bajo nuestro cargo. La segunda llegará con su correspondiente penalización. Implicará bajar el nivel de dificultad o subirlo, en base a nuestras preferencias.
LA LUCHA CONTRA LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA
Colossus Down sólo cuenta con una modalidad de juego: la historia, ya sea a uno o a dos jugadores. Antes de empezar, debemos tener claro que habrá cambios en función de si escogemos una posibilidad u otra. Por su parte, el amigo no podrá unirse a la partida que ya tengamos. La experiencia a dos dispondrá de su propia ranura.
La duración de la aventura oscilaría entre las seis y las diez horas, en función de nuestra agilidad. La diversión y las risas no decaen, puesto que el humor y las faltadas son frecuentes. En las diferentes localizaciones veremos guiños a videojuegos, series o personajes, algo ya habitual en la saga.
Algunos enemigos también rinden homenajes o funcionan como parodia. Si previamente hemos elegido revivir cada vez que nos maten, podremos sentirnos orgullosos de nuestra decisión. Moriremos constantemente, puesto que dominar a los enemigos será una tarea que requiere de un esfuerzo especial.
Aunque Colossus Down no es un juego especialmente complicado, cuesta no acabar muerto. Perderemos la vida en manos de jefes tematizados. Sus ataques no causan el mismo daño. Algunos se especializan en golpearnos a distancia, mientras que otros recurren al cuerpo a cuerpo. Es más, encontraremos los que consiguen tumbar de un golpe e inutilizar al potente robot de Nika.
Quienes ya conozcan a la protagonista, sabrán que se trata de una niña con una enorme inteligencia. No se detendrá ante nada, por lo que ahora su misión es terminar con todo lo que no le gusta del mundo. Tras acabar con el colegio, del que se encargará llegado el momento, toca hacer balance de los estragos causados.
Lejos de sentir cualquier sentimiento de culpabilidad, será momento de acabar con la obsolescencia programada. Con la maldita obsolescencia programa. Nos trasladaremos de un escenario familiar a un mundo tecnológico, también repleto de guiños. Los cambios de nivel se llevan a cabo mediante el diálogo, de forma natural.
¿Y QUÉ HACEMOS CON LO CURSI?
El toque rolero aparece con la posibilidad de mejorar el mecha o el cerdo. Llega de la mano de la recogida de chatarra, procedente de los objetos destrozados. Resulta esencial golpear lo que encontremos hasta que desbloqueemos todas las habilidades.
Pasan por ataques a distancia demoledores. Los que recurren al salto, aplastan a todo el que esté debajo. Algunos electrocutarán o lanzarán sangre, incluso cerdos explosivos. Otros serán un tornado de golpes con los que acabar con los enemigos más numerosos.
Destripaidiotas, Electrochurro, Piara expiatoria o Vómito escarlata son algunos de los términos que hacen referencia a ellos. Al reunir una determinada cantidad de chatarra, desbloquearemos uno nuevo para cada niña. En nuestra mano estará escoger el orden en el que se desbloquearán. Si hemos elegido huir de la muerte permanente, renunciaremos para siempre a uno de ellos.
Recuperar salud resultará vital para no morir más veces de lo normal. Cuando acabamos con estructuras o enemigos, las bebidas y el paté salen de ellos. Con el mecha de Nika, necesitaremos las primeras. Con el cerdo de Agatha, lo segundo.
Permiten llenar nuestra barra manteniendo pulsado el botón correspondiente. ¿Ventajas? Nos recuperaremos mientras luchamos, puesto que los momentos de descanso serán escasos. La combinación entre verde y rojo nos ayudará a orientarnos.
Si no tenemos nada con lo que recuperar fuerzas, o estamos tan concentrados entre tanto golpe, nuestra máquina se sobrecalentará hasta explotar. Por muy listas que sean las protagonistas, nada dura para siempre.
En esencia, estamos ante un beat ‘em up que recuerda mucho a los clásicos del género, aunque con el humor negro característico de la serie. Los enemigos aparecerán en masa por ambos lados de la pantalla, por lo que el caos está más que presente.
Entre ataques sencillos y devastadores, aparecen elementos de otros juegos. Así, Colossus Down se transformará en un shoot ‘em up durante unos minutos, disparando contra «marcianitos». También, en una exploración de mazmorras y en una aventura de plataformas pixelada. Merece la pena descubrirlo todo.
La sonrisa no se borrará tras enfrentarnos a la obsolescencia programada. Continuará en el mundo de las cosas cursis, con sus dulces y su inmenso colorido. Por muy adorable que resulte una criatura, nunca debemos olvidar que también resultará letal.
Recordar nuestra misión nos ayudará a tomar las decisiones correctas. El diálogo tiene un enorme peso en todo el juego, de ahí que podamos desviarnos de nuestro objetivo. Habrá quien intente convencernos de llevar a cabo otro plan, para bien o para mal.
¡A POR LAS PELIS Y LOS JUEGOS MALOS!
Las películas y los videojuegos malos no faltan a la cita en Colossus Down. Representan, tal vez, los enemigos más interesantes que encontraremos en toda la aventura.
Futbolistas y superhéroes intentarán frenar nuestra tarea, al igual que todos los anteriores. Cada vez más numerosos en número, obligarán a recurrir al equilibrio constante entre ataque y defensa. Porque además de golpear y disparar como si no hubiera un mañana, protegerse resulta esencial.
Sabremos que el final está cerca, con su inesperado jefe final. Con la originalidad por bandera, dejándonos asombrados, nos lleva a recordar como los puzles también son esenciales en la experiencia.
Colossus Down es más que tortazos. Los rompecabezas habrán aparecido en más de una ocasión. Si vemos que mil golpes no funcionan para acabar con el enemigo de turno o para encontrar la puerta correcta, tal vez estemos haciendo algo mal. Aplicar la inteligencia nunca está de más para descubrir qué está pasando. Se lo debemos a Nika y a Agatha. Bueno, quizás sólo a Nika.
COLOSSUS DOWN: CONCLUSIONES
Embarcarse en Colossus Down lleva a plantear cómo abordar los juegos de esta trilogía para disfrutar de una completa experiencia. Quienes no se hayan aproximado a ella, pueden comenzar con MechaNika para descubrir el desarrollo de la personalidad de esta niña-genio-psicópata.
Para descansar de ella, podremos descubrir a su mejor amiga Agatha, la mente detrás de la religión del Cerdo Sangrante en Agatha Knife. Por último, las veremos juntas en la culminación de la obra de Nika, si jugamos Colossus Down en compañía.
Ambos personajes, Agatha y Nika, desarrollan todos sus pensamientos y sus características en las precuelas. Es aconsejable estar atentos a todos los detalles, ya que aparecerán en el último título. Por descontado, podremos jugarlo sin conocer los anteriores. Aunque no se disfrutará tanto, los diálogos explicativos nos pondrán pronto en situación.
Colossus Down ofrece una jugabilidad que va al grano, dispuesta a sacarnos unas sonrisas. Habrá algún foco de frustración en determinados puzles, aunque por lo general no nos atascaremos, algo que sí podía pasar en las precuelas.
Puzles tiene, pero salvo un par, no son muy complicados. Causan que, tal vez, uno de los dos jugadores sufra más que otro, pero se lo calle para no acabar mal. El efecto líder puede servir de ayuda para completar las misiones.
Respecto a los gráficos, van en comunión con la banda sonora y con la historia. Invitan a formar parte de una serie de dibujos de los noventa, pero con un gran cuidado en todos los detalles. Con su humor negro y su crítica constante reflejados en todo momento, estamos ante una aventura adulta, aunque algunos de sus mundos inviten a pensar lo contrario.
Algo que puede hacer decaer la emoción de Colossus Down es la repetición, en cada nivel, de lo que tenemos que hacer. No es otra cosa que destruir y destruir. Es de eso de lo que consiste, por lo que más nos vale tenerlo claro antes de adquirirlo. La esencia de una aventura gráfica de los anteriores se transforma en acción pura, con la que desestresarnos.
Si de algo sirve esta creación es para evadirnos de los superventas y para vivir un par de tardes en las que abstraernos de la realidad que nos rodea. No menos importantes son los controles, sencillos, pero con combinaciones que recordar.
Es fácil manejar tanto a un personaje como a otro. Mango Protocol no nos saturara ofreciéndonos todos los controles de golpe, sino que se añaden nuevos poco a poco, para al final convertirnos en auténticas máquinas de matar.
La experiencia se completa con un sistema de logros, que nos permitirá hacernos una idea del avance. Buena parte de ellos se conseguirán al encontrar determinados objetos escondidos o al realizar jugadas magistrales. No podremos conseguirlos todos, puesto que una vez que dejemos atrás algo, no podremos volver. También están determinados por las decisiones.
Colossus Down cambia por completo de registro para poner fin a una saga muy querida, aunque sin renunciar a ese punto canalla que tanto se valora. Lo potencia al máximo, esta vez acompañado del dinamismo y de ese inesperado jefe final.
Quizás, toda la historia se cierra, aunque no somos pocos los que soñamos con algún regreso de las niñas. Preferiblemente pronto, para no echarlas demasiado en falta. Quienes las hemos visto «crecer» y triunfar en sus propósitos no podremos olvidarlas nunca.
Análisis realizado en la versión de Nintendo Switch.