La popularidad de los juegos de simulación es innegable. Como su propio término indica, son aquellos títulos que permiten tener una vida alternativa, cumpliendo con las tareas propias del escenario. Suponen cumplir con ciertas responsabilidades. Aprender un oficio, a cambio de jugosas recompensas.
Somos granjeros, cuidando del huerto y de los animales. Conductores profesionales, en la carretera día y noche. Empresarios que dirigen su propio centro comercial o su fábrica de camisetas blancas. Una cabra haciendo cosas de cabras. Una piedra haciendo cosas de piedras.
En ocasiones, los simuladores no nos alejan demasiado de la vida real. Los llamados simuladores de vida nos convierten en una persona normal y corriente que, con sus decisiones, construirá un hogar. Personalizará todo a su antojo, adaptándolo a su estilo. Entablará a amistad. Conocerá el amor. ¿Pero realmente nos alejamos del mundo real?
EL OBJETIVO DE LOS JUEGOS DE SIMULACIÓN
De cara a elegir un juego de simulación, debemos tener claro si queremos que sea fiel a la vida real o si nos gustaría añadir un toque de fantasía. Con la primera opción, ocurre algo parecido que con el mejor casino online España. Uno de sus atractivos reside en su variedad de juegos en vivo.
Son los que imitan una sala real, de las que podemos encontrar en cualquier ciudad. Los que cuidan todos sus aspectos de tal forma que olvidemos que estamos delante de una pantalla gracias a su alto nivel de inmersión. Disponen de profesionales reales que reparten las cartas o que lanzan la bola.
Si buscamos simulación real, el gran referente puede encontrarse en Los Sims. Este fenómeno ha servido de entretenimiento a generaciones enteras y lo sigue haciendo. Niños y adolescentes han crecido descubriendo las profesiones que más les llenan. Creando la casa de sus sueños.
Los adultos también disfrutan con el concepto, ya que les permite, sin salirse de «lo posible», tener aquello que en su propia vida no tienen. Es decir, podemos reproducir nuestra propia vida dentro del juego, detalle a detalle, pero lo normal es idear lo que no hemos experimentado. Un enorme chalet con piscina en el que celebrar fiestas multitudinarias. Una gran familia a la que cuidar.
Cuando un juego de simulación está bien hecho, cumple con la misión de alejarnos de los problemas reales. No nos referimos necesariamente a gráficos, ya que un estilo ‘cartoon’ también es amigo de la inmersión. Simplemente, necesitamos las suficientes herramientas con las que dar rienda suelta a la imaginación y a la creatividad.
¿Y si le añadimos algo de fantasía?
La fantasía no está alejada de la simulación. Ni siquiera de la simulación de vida ni de ese fenómeno de Los Sims del que hablábamos. Ya sea mediante juegos completos o expansiones, no es raro ver magia o dragones en el género. Podemos ser aspirantes a magos o domadores de unicornios.
En Jack Million casino la fantasía también es una constante, como muestra de esta estrecha relación entre mundo real y mundo ficticio. Estaremos ganando dinero real, pero lo haremos en compañía de dinosaurios, de animales parlanchines o del propio Drácula.
Los elementos irreales no hacen ningún mal a la simulación, siempre y cuando estén introducidos con cabeza. Siempre y cuando el jugador sepa lo que va a encontrar.
Imaginemos que vamos a trabajar al supermercado y vemos a un gorila como conductor en el bus. Si buscábamos un juego donde todo pudiese ser real, nos descolocará un poco. Sin embargo, si ya sabíamos que la ciencia ficción podía formar parte de la experiencia, nos echaremos unas buenas risas.
LOS JUEGOS DE SIMULACIÓN: CONCLUSIONES
Un juego de simulación es capaz de abstraernos del mundo real, independientemente de que incluya o no elementos de fantasía. Como hemos visto, lo verdaderamente importante es que conceda al jugador una total libertad de actuación.
Esté dedicado por completo al bricolaje, arreglando los problemas eléctricos de un edificio o incubando huevos de dragón, deberá ser totalmente libre para disfrutar al máximo. Decidir qué trabajos acepta y cuáles no, en base a las recompensas. Escoger a qué personas ayudar.
Para lograr una perfecta simulación, es frecuente que los desarrolladores tomen prestados los horarios. Haremos vida por el día y descansaremos por la noche, aunque también montemos algún fiestón de vez en cuando. Los días pasarán y, con ellos, se producirá el cambio de estación.
Con las estaciones llegarán sus condiciones climatológicas. Algunas serán un peligro en sí mismas (huracanes, tormentas que lo arrasan todo a su paso…). Otras serán un elemento decorativo al que sacar partido. ¡Nada como una decoración navideña cuando todo está lleno de nieve!
Los gráficos no son necesariamente importantes en el nivel de inmersión. Stardew Valley, otro de los referentes del género, recurre a una estética pixelada capaz de retenernos durante horas delante de la pantalla. Al fin y al cabo, el colorido puede aportar demasiado. Cuantos más realistas sean los gráficos, más peligro existe de encontrarnos con los llamados ‘bugs’, errores que lo echan todo por tierra. Y precisamente, a la simulación no le vienen demasiado bien.