Dame una oportunidad. ¿He dicho una? Quería decir dos. Por favor, no me retires aún. Conozco a la perfección mi función: resistir cada vez que llegue el balón, despejar la zona y, si ya fuese posible, marcar gol. Parece que esto último queda bastante lejos.
Digamos que tampoco he podido despejar. Y bueno, ha llegado el balón y lo he impulsado derechito a nuestra portería. Tres fallos los tiene cualquiera, ¿verdad? Y cuatro. Una enorme mano se aproxima desde las alturas. Otro de nosotros se va. Me voy… Reseñamos Plakks.
EL FÚTBOL A LO GRANDE
Plakks es un juego de mesa futbolístico, de 2 a 4 participantes, indicado desde los 3 años. Sus partidas, con carácter familiar, tienen una duración de 5 a 10 minutos.
Como vimos en la galería de imágenes publicada hace unos días, consta de componentes en madera. El primer paso que necesitamos es buscar una superficie plana. Puede tratarse de una mesa o del propio suelo. La misión será reducir a cero los jugadores del rival a base de meter goles.
Diseñado en Barcelona, es obra de Haritz Múgica Sánchez y Jordi Domínguez Thölen. Ya se encuentra disponible, en caja grande. Sigue la esencia de los clásicos de recreo, recurriendo a la mecánica ‘flicking’.
PLAKKS: UNA PARTIDA
Antes de empezar, preparamos el escenario. Situamos el tablero en el centro y colocamos a los jugadores de cada equipo en los agujeros de su campo. Con la moneda, decidimos qué equipo comienza.
Dejamos la pelota en el punto blanco del área del jugador inicial. Éste la golpeará con un chasquido de dedos. Será el turno del siguiente, quien hará lo mismo desde el lugar en el que se ha quedado, y así sucesivamente.
Cuando alguien marque gol, la pelota se sitúa en el punto blanco del área del que lo recibe. Además, retirará a uno de sus jugadores del tablero, a modo de penalización. Saca y se sigue con la misma mecánica.
Si la pelota sale fuera, el contrario saca desde el punto de su área y dispone de dos tiros consecutivos. El vencedor será aquél que aún conserve jugadores cuando el otro ya no lo haga. Por lo tanto, el que haya anotado más goles.
PLAKKS: CONCLUSIONES
Cierro los ojos muy fuerte. Los segundos transcurren. Dicen que ese momento tan importante de tu vida pasa a cámara muy lenta, ¿pero tanto? Me atrevo a abrir un ojo. Y menos mal que lo he hecho, porque el partido sigue y la pelota está aquí.
Debo de ser la jugadora que menos se merece estar aquí de todo el equipo. ¿Te conté que metí un gol en propia? Pues eso. Siento que hayan elegido a mi compi para marcharse. Verás, cada vez que nos cuelan un gol, uno se larga. Así de simple.
No me voy a ver en otra igual. Saco fuerzas de donde no sabía que podía. Golpeo la pelota. Área despejada. Aquí viene otra vez. Ésta es la mía. Despejo la zona. Meto gol. Nunca había estado tan feliz en toda mi vida. Miro a los compañeros. Me devuelven la sonrisa de orgullo.
Esto no para. Mi energía tampoco. Nadie esperaba este segundo gol. Más felicitaciones. La alegría dura poco, ya que acaban de colarnos uno. Y de los bonitos, con efecto y todo. Lo siento por el muchacho de la izquierda, su pasividad indica que le van a retirar… Un momento, ¿por qué me tocas?
Ya está. Todo ha terminado. La gran mano me ha retirado del campo. A mí, que he hecho varias jugadas maestras seguidas. A mí, que lo he dado todo. ¿Y el pánfilo de turno? Ahí sigue. Debería animar a mi equipo desde fuera, pero no soy capaz. Ante las injusticias, puedo incluso pasarme al bando contrario.
Por suerte o por desgracia, el que una vez fue mi equipo ha ganado. Ni un solo «gracias». La verdad es que el humano de la mano gigante no ha tenido la consideración de felicitarnos. Eso sí, no ha parado de repetir que era el mejor. Su ego está por las nubes. Parece que en esto sólo importa su puntería y que somos una mera decoración. ¿Nos reivindicamos, compañeros?
Plakks es un juego con un cuidado aspecto visual, capaz de recrear a la perfección un partido de fútbol. Su mejor parte es poder unir en un mismo entorno a mayores y a pequeños. Los primeros retrocederán hasta su infancia, sobre todo si estaban enganchados a los partidos con chapas.
La mecánica se repite: golpear con los dedos. Sin embargo, esta vez no tendrán que recurrir a porterías improvisadas. A marcadores. Harán que los más pequeños sientan la felicidad que ellos sintieron en su día, olvidándose por completo del mundo real para darlo todo en el campo.
El concepto parte de la fusión entre fútbol y unas reglas muy sencillas. Montar el campo nos llevará dos minutos y leer sus instrucciones en torno a 30 segundos. Por tanto, podemos empezar a disfrutarlo al abrir la caja.
Si somos dos, nos situaremos frente a frente. Mediante unos turnos alternos, intentaremos colar la pelota en la portería contraria. Y así hasta el final de los tiempos. No todo es cuestión de puntería, sino que los planes tácticos también entran en juego. Llegan al preparar la jugada del rival o, incluso, nuestra próxima.
El jugador tiene el poder de influir en el propio desarrollo del partido. De generar pequeños cebos. Como bien reivindica nuestra jugadora, los «palitos» son más que meros elementos decorativos. En primer lugar, suponen una original forma de llevar un recuento de goles, lo que lo diferencia de otros títulos.
Nos aleja de tener que incorporar papel y lápiz o de agregar elementos para el recuento, algo que rompería la inmersión. Por su parte, son una forma de recompensar el esfuerzo. A más goles, más jugadores nos quedarán.
Quizás este sistema puede crear ciertas desigualdades hacia el que vaya perdiendo, pero también anima a esforzarse un poco más. Cuando metemos gol, el contrario se quita a uno de sus jugadores. Esta decisión no debe estar tomada al azar.
No hay una fórmula infalible, pero equilibrar siempre puede ayudar. Si dejamos una zona sin jugadores, el contrario aprovechará ese punto débil para colar sus goles. Siempre estará el portero, pero él no puede hacerlo todo…
Lo que está claro es que es más fácil meter un gol en un campo con menos jugadores. Por tanto, quitaremos los que veamos que «estorban» menos al rival. Al quedarnos sin ninguno, no serán necesarios más que un par de turnos para alcanzar la derrota.
Equilibrio, puntería y estrategia van de la mano en Plakks. Nos permite poner en práctica la relación causa y efecto. Es uno de esos juegos para tocar. Para probar y aprender de los errores en una siguiente partida. Porque siempre habrá una más, con la misma ilusión que la primera.
Se disfruta al máximo en pareja, pero también nos servirá para amenizar las reuniones de amigos y familiares. No todos están dispuestos a probar títulos complejos, por lo que nos hará más que un apaño. Dada la rapidez de las partidas, es más que apto para torneos. Y aquí entran en juego las competiciones entre más de 2 personas.
Al final del manual encontramos un pequeño esquema para torneos, pero somos totalmente libres de crearlos todos. En una tarde, habremos jugado las semifinales y la final. Lo justo es que todos se enfrenten a todos o, si somos demasiados, que los emparejamientos se realicen al azar.
Si somos 3 o 4 también es posible compartir equipo. Sin embargo, esta fórmula no está exenta de reproches. ¿Por qué le has dado tan fuerte? Si ese turno hubiese sido mío…
Plakks es tan divertido de jugar como de ver, por lo que animar a nuestro equipo también resultará gratificante. Podemos dejarlo tal y como está, y guiarnos por los colores, o utilizar las pegatinas.
Si bien es cierto que les costará algo de trabajo permanecer en su sitio, una vez puestas estaremos recreando el partido de nuestros sueños. Si contamos con impresora, diseñaremos nuestras equipaciones con las hojas incluidas para ello. Personalizar merece la pena.
No estamos ante un juego fácil de transportar, pero sí ante uno que se juega más allá de las mesas. De los que podemos disfrutar al aire libre. El diseño del campo hace que rara vez la pelota salga fuera, a menos que seamos demasiado bestias.
Es complicado perder piezas, pero por si las moscas, se incluyen componentes extra. Tanto por esto como por sus intuitivas reglas, podemos centrarnos únicamente en el partido. En ganar. En protagonizar las finales más épicas, que serán recordadas por mucho tiempo.
Tampoco es un juego barato, pero lo entenderemos al ver que no estamos ante un simple tablero de cartón. Todo es madera. Todo son tres dimensiones. El campo es verde. Suave. Sin nada que envidiar a cualquier recreativa de bar.
A medio camino entre juego de mesa y juguete, promete ser uno de esos elementos que pase de generación en generación si sabemos cuidarlo. Que se quede en casa para sorprender a las visitas. Que amenice las previas a los partidos frente a la tele. Que resuelva los dilemas relacionados con las tareas caseras.
Llega para triunfar. Para viajar atrás en el tiempo. Para avanzar hacia el futuro. Para recordar que no son necesarias las grandes complicaciones para pasarlo bien. Para convertir a su propietario en el rey de las fiestas. En ese amigo que nunca soltaremos y no precisamente por el valor de la amistad…
COMPONENTES DE PLAKKS
- 24 Fichas de Jugador
- 4 Fichas de Portero
- 3 Pelotas
- 2 Porterías
- Moneda
- Tablero
- Bolsa de Tela
- 4 Hojas de Pegatinas
- Instrucciones (castellano, inglés, portugués, alemán, italiano, francés)
One thought on “Plakks, la reinvención del clásico juego de las chapas”
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