El Solitario no ha pasado de moda y, casi con total seguridad, jamás lo hará. El que es uno de los juegos de cartas por excelencia ya hace tiempo que traspasó el mundo físico. JugarSolitario.es nos permite disfrutar del clásico en cualquier lugar, sin necesidad de contar con una mesa ni con una baraja de cartas. ¿Herramientas necesarias? Ordenador o móvil y una mente despejada.
CÓMO GANAR AL SOLITARIO
Las reglas del Solitario no cambian, independientemente de si jugamos con baraja de cartas o en una pantalla. El objetivo, por tanto, es acumular cartas en pilas hasta agotar todo el mazo. Eso sí, las ventajas de la versión digital son mayores que las del juego físico.
No sólo contamos con unas reglas detalladas para consultar en cualquier momento en caso de duda, sino con la opción de reiniciar la partida en un segundo (por si las cosas se ponen feas). No hay que perder tiempo barajando y podemos deshacer movimientos de una forma rápida e intuitiva. Además, ofrece un sistema de pistas y de estadísticas.
Tanto si eres nuevo como si ya has jugado a Solitario en alguna ocasión, te dejamos con una serie de consejos para ganar. La diversión y el entretenimiento que ofrece no están condicionados por la victoria, pero obtenerla es motivo de orgullo. ¡No debemos infravalorarla!
1. Concentración máxima
Aunque este primer consejo puede ser evidente, es de los más olvidados. La principal arma para ganar a Solitario es estar concentrados, jugando con la observación. Lo ideal es introducirse por completo en el escenario, aislándonos del mundo que nos rodea.
Será la forma de analizar las jugadas y de adelantarnos a lo que está por venir. Es común ignorar una jugada válida, simplemente por despiste, lo que acaba pagándose caro.
No te decimos que no juegues en los ratos muertos de clase o de trabajo. Que dejes de utilizarlo en la parada del bus. En la cola del supermercado. De lo que hablamos es de centrarte en lo que estás haciendo. Las distracciones estarán siempre ahí (tu jefe asignándote nueva tarea o la gente que se pelea por un asiento para volver a casa), pero deberás aprender a separar ambos mundos. La verdadera pelea está en la pantalla, contigo como protagonista.
2. Vigila el movimiento de una carta
No hay nada que resulte más satisfactorio que poder mover una carta. Sobre todo, si ya llevas un buen rato estando algo «parado». Por desgracia, ser demasiado ansiosos está penalizado en el Solitario.
Con ello, resulta conveniente no dejarse llevar por las ganas de mover carta. Estas acciones pueden llegar a convertirse en movimientos envenenados, puesto que traerán más problemas que soluciones. La ley no escrita del juego es que muevas cartas con cabeza, no por el simple hecho de mover.
Es decir, observa el panorama y juzga por ti mismo si es conveniente o no mover. Esperar puede significar que llegue una mejor opción. Una que no nos arruine jugadas enteras. Que no haya que lamentar. Al fin y al cabo, la estrategia está muy presente en cada partida. Eso sí, siempre puedes echar mano de la opción de deshacer movimientos…
3. Concede la importancia que merecen los reyes
Tanto los reyes como los ases son fundamentales en el Solitario. De hecho, pueden considerarse los dos palos más importantes. Centrándonos en los primeros, se utilizan para iniciar nuevas columnas.
Cuando aparecen en el momento exacto, son una fuente máxima de felicidad. Se traducen en una oportunidad de colocar más cartas. Por supuesto, si podemos atender mientras al color de las reinas y sotas, mucho mejor.
4. ¡Y los ases!
Tampoco pierdas de vista a los ases, puesto que serán más que imprescindibles para comenzar a liberar columnas y acercarte al verdadero objetivo. Ocurre lo mismo con el dos.
Un despiste es más que suficiente para que ese as desaparezca. Al tomar una nueva carta, el orden habrá cambiado y ese as podría estar bloqueado. Son más que una liberación, puesto que sólo con ellos dejarás espacio a más cartas, y así hasta completar las secuencias de los cuatro palos. Por tanto, nunca te confíes. Si llega un as, no pienses que volverá como si nada.
5. Nunca tengas prisa
Este consejo está estrechamente relacionado con el de la concentración. Las prisas nunca son buenas y Solitario no es una excepción. Es conveniente que dejes una partida a medias, y la retomes más tarde, antes que pulsar a toda velocidad la pila para revelar nueva carta.
A veces, no se trata sólo de prisas. Pulsamos el botón y, en lugar de haberse descubierto una, se descubre una segunda, dejando la primera atrás. Volverá, pero no necesariamente en la misma situación tan favorecedora. El «qué hubiese pasado» nos atormentará durante todo el reto cuando estos accidentes ocurran. Sé ordenado.
Así, disfrutarás al máximo al jugar con calma. Evitarás estos tropiezos, con sus consecuencias. Además, aprenderás a exprimir al máximo la experiencia. Comprenderás que estamos ante un clásico que, a pesar de ser un juego táctico, ofrece una relajación brutal. Es capaz de alejar el estrés y de concederte la paz. Al menos, durante un ratito.