No es para mí, es para una amiga. En serio. Te lo prometo. Ya casi tengo la poción del amor. ¿Pétalos de rosas? Al caldero. ¿Miel? ¡Allá va! ¿Cuarzo rosa? Listo. ¿Y ya está? No, no está. Digamos que he conseguido los ingredientes más complicados, pero me falta el agua. ¿Acaso pretendes que me trague un cuarzo rosa sin reducirlo previamente con agua? Mi amiga, quiero decir, no yo. ¿Sabes lo duro que está eso? Reseñamos La Botica de la Bruja.
UNA CAMPAÑA EN VERKAMI
La Botica de la Bruja es un juego de mesa de 2 a 5 participantes, con competiciones de 20 a 40 minutos, indicadas desde los 7 años. Tiene como autora a Elena Baglietto Oliva, quien también se encarga de las ilustraciones.
Bajo el sello Ebo Illustration, acaba de empezar una campaña de búsqueda de financiación en Verkami. Si alcanza su meta inicial, marcada en 4.000 euros, llegará a las mesas en marzo del próximo año.
Su precio durante la campaña es de 21 euros, en una recompensa que incluye el juego, una lámina, los extras desbloqueados y los gastos de envío a Península. Incrementando esta cantidad, podemos sumar llaveros de crochet con lana aterciopelada, un cómic o copias adicionales.
En este reto familiar, la trama nos traslada hasta un misterioso bosque. Allí, se organiza un evento importante. ¿La misión? Descubrir quién es la mejor bruja. En la piel de una de ellas, con su correspondiente poder, reuniremos ingredientes para elaborar la poción del amor, de la protección y de la suerte.
La victoria será para la primera en crearlas. Esto supondrá fastidiar a los rivales con lechuzas, veneno, males de ojo y libros de hechizo de por medio. Recurre a unas reglas sencillas e intuitivas.
LA BOTICA DE LA BRUJA: UNA PARTIDA
Antes de empezar, entregamos una tablilla a cada jugador. Sobre ella, en la parte inferior central, situará su carta de bruja. Le otorgará una habilidad activa durante toda la partida. También colocará, en la zona superior, las recetas de la poción del amor, de la protección y de la suerte.
Barajamos las cartas de ingrediente con las de acción para crear el mazo central. Cada uno roba tres cartas para la mano. El turno arranca con el robo de una carta del mazo. A continuación, podrá jugar todas las cartas que quiera.
Ingredientes y acciones
Las de ingrediente se situarán sobre sus correspondientes recetas, mientras que habrá un espacio reservado en la tablilla para una jarra de agua y otro para un caldero. Una poción estará completa cuando tenga encima los tres ingredientes indicados y, además, contemos con una jarra de agua y un caldero. Giramos la poción para indicarlo.
También nos encontraremos con cartas de acción. Funcionarán para robar ingredientes, una jarra de agua o un caldero, para envenenar pociones ajenas, para dejar a los rivales sin jugar durante un turno, para eliminar ingredientes de las pociones de los oponentes o a modo de protección. Incluso producirán cambios de cartas de brujas (repartidas al inicio) o de sitio en la mesa.
Fin del turno y fin de la partida
El turno termina con el descarte de todas las cartas que queramos. Robamos del mazo hasta tener tres. Se sigue el sentido de las agujas del reloj. Ahora bien, ¿cuál es la utilidad de las brujas?
Cada participante cuenta con una bruja. Le servirá para protegerse del mal de ojo o de la lechuza, para transformar ingredientes, para protegerse de los gatos, para tener siempre agua o para robar una carta más por turno.
Debemos saber que las pociones elaboradas serán inmunes a los ataques, excepto al que intercambia la posición de los jugadores. La partida termina en el momento en el que alguien haya elaborado sus tres pociones. Reclama la victoria.
LA BOTICA DE LA BRUJA: CONCLUSIONES
Estoy a una jarra de agua de elaborar la poción del amor que mi amiga me ha pedido. Verás. Sabemos que no es muy legal obligar a alguien a que se enamore, pero la vida es como es. Ya bastante difícil es sobrevivir a este mundo como para, encima, atender a la moralidad en cada acto.
Resulta que mi amiga está algo tristona. El pasado verano se cruzó con una chica que, a priori, no era su tipo. Sin embargo, algo en ella le atrajo más de lo normal. No había momento en el que no pensase en esa persona. Leía para despejarse, pero aparecía en cada página de sus libros. Salía a pasear y veía sus rizos por todas partes. Por descontado, se prohibió escuchar música para no acabar loca perdida.
Le hablaba a todo el mundo de ella. De no ser su tipo, pasó a ser la mujer más impresionante que había visto en su vida. La cosa no evolucionaba. Las palabras eran inexistentes, pero las miradas hablaban por sí solas. ¡Qué miradas! Buscaba sus ojos para perderse en ellos. Los necesitaba cada mañana. Cada noche.
Lo fácil hubiese sido acercarse. Decirle algo. Cobardía, timidez o falta de confianza en una misma. Llámalo como quieras. El caso es que mi amiga sólo puede temblar cuando su amada está cerca. Nunca le ha costado lanzarse hasta ahora, cuando dice que se ha enamorado como nunca lo ha hecho en la vida. Que con esas miradas siente que la ha conocido desde siempre.
Sabe que soy la mejor en la elaboración de pociones (espero que tú también lo sepas) y claro, yo que he seguido la historia desde el principio, no he podido negarme. Si las otras brujas no tocan demasiado las narices, tendré la poción del amor muy pronto. Hay que ver cómo les gusta fastidiar, pero eso ya es otra historia. Ahora, tendremos que elaborar el mejor plan para que se la beba. Para ese «fueron felices y comieron perdices».
Sí, ya se que estás pensando que es hacer trampa, pero digamos que sólo estamos acelerando el proceso, muy estancado. He visto la forma en la que mira a mi amiga y sé que en su corazoncito también están ocurriendo cosas.
La Botica de la Bruja es un juego de cartas rápido, adictivo y directo. De ésos que entendemos desde la primera partida. De los que invitan a echar una más. Y otra. De los que las propias cartas son explicativas por sí mismas. Su autora, Elena Baglietto Oliva, acompaña unas reglas muy divertidas con una temática que nunca va a pasar de moda.
Centrémonos primero en la jugabilidad. Estamos ante una competición altamente rejugable. La combinación entre las primeras cartas de la mano y la bruja que recibamos es única. Porque no es lo mismo que empecemos con ingredientes que con una mano repleta de acciones. Que nuestra bruja nos proteja o que invite a pasar, directamente, a la colección de ingredientes.
Hay un buen puñado de tácticas válidas, condicionadas por esa disposición inicial con la que contemos y, por supuesto, con nuestro estilo de juego. Estarán aquéllos que busquen completar las pociones lo más rápido posible. Al fin y al cabo, de eso trata La Botica de la Bruja.
Sin embargo, también nos encontraremos con los jugadores que disfrutan fastidiando al resto (algo totalmente lícito). Se distinguirán por ser los que no buscan en el mazo lo que necesitan, puesto que lo roban a los demás. Por ser los que te dejan sin turno. Una vez. Dos veces. Por bloquearnos esa poción cuando ya saboreamos la victoria. Ralentizar al oponente ayuda en la carrera.
Precisamente, esta novedad es eso: una carrera a fondo. En el turno haremos todo lo que queramos, pero eso no significa que haya esperas. La rapidez está intrínseca. Se ayuda, en parte, por esa división de las cartas en colores. Son fáciles de reconocer de un solo vistazo. No perderemos tiempo en saber donde va cada ingrediente, por lo que podemos aprovecharlo en lo que de verdad importa: planear una buena estrategia.
Y sí, podemos hacer todo lo que nuestras cartas nos permitan en el turno, pero no implica jugarlas todas. El espacio en la mano es limitado, y querremos dejar hueco a futuros ingredientes, pero jugar con cabeza no sólo dejará espacio, sino que otorgará algo de ventaja. Con ello, un turno en el que sólo obtengamos una carta nueva, en lugar de tres, no es perdido. Es sinónimo de que algo gordo está por venir.
Nos referimos a aprovechar las acciones al máximo. A lanzar el fatídico gato cuando realmente vaya a afectar. A reservar el veneno para el momento en el que más duela. A ser posible, necesitaremos el equilibrio entre ataque y defensa para que no nos trastoquen planes. O, al menos, no demasiado. Para que no nos roben la victoria delante de nuestras narices. Los amuletos y las escobas, protectores como ellos solos, nunca sobran.
Serán los propios jugadores los que equilibren los avances. Los que decidan ir a por una bruja o a por otra. Podremos picarnos con la que no para de ponernos piedras en el camino o, sencillamente, con la que vaya ganando. Aunque nunca nos haya traicionado. La guerra siempre está abierta hacia todos las direcciones.
En esta carrera a contrarreloj, cada ronda es una sorpresa. Los finales podrán intuirse, pero nunca darse por sentados. Si alguien está a un solo ingrediente de completar su tercera receta, es evidente que podría ganar en su siguiente turno. ¿Pero y si jugase la carta de envidiosa para sentarme en su sitio y quedarme con todos sus logros? La cosa cambia.
Existen varias cartas pensadas para dar esos giros que tan bien sientan a los juegos de mesa, capaces de mantenernos en una alerta constante. De jugar con la tensión y con el nerviosismo. Son las compañeras de las cartas de bruja que, bajo ningún concepto, conviene infravalorar. Nos darán una ventaja.
Si bien es cierto que todas tienen su utilidad, y que marcarán el camino a seguir, es evidente que unas son más útiles que otras, lo que desequilibraría las partidas. Así, no es mala idea acordar cuáles juegan antes de comenzar o, incluso, hacer grupos para que todos elijan a su bruja del mismo.
No es lo mismo tener a la bruja que nos da una carta más por turno (algo ultra valioso teniendo en cuenta que el tiempo es oro) que contar con la que nos protege de unos gatos que, por muy malvados que sean, habrá partidas en los que ni aparezcan. Esta asimetría forma parte de la diversión, pero conviene igualarla para que todos tengamos las mismas oportunidades.
Una partida a La Botica de la Bruja consiste en la colección de ingredientes para completar los objetivos (recetas). En jugar acciones para asumir las consecuencias o contrarrestarlas. La interacción entre jugadores es altísima, así como la inmersión. La concentración está muy presente, de principio a fin. Se trata de un juego informal, pero como ya hemos visto, no exento de estrategia.
Con la inmersión, nos introducimos en el segundo punto: la temática. Su autora aprovecha los días previos a Halloween para presentar un juego que nos va a funcionar a las mil maravillas en la noche más terrorífica del 2024. Al no haber terror de por medio, podremos sacarlo sin problemas en cualquier época del año. Las brujas siempre gustan.
Su temática sirve para atraer a personas de todas las edades. Para hacerlo apropiado en fiestas infantiles. En cumpleaños. En sobremesas con toda la familia. No necesitamos de experiencia previa en juegos para exprimirlo. Reunirá en una misma mesa a todo tipo de personas, sin importar la edad ni la experiencia. Todo resulta claro.
Su atractiva temática no se entendería sin su también atractiva estética. Su creadora es también su ilustradora. Apuesta por un juego colorido y por unos dibujos que contribuyen a que todo fluya. Las ilustraciones son clásicas, pero son capaces de transportarnos hasta el tacto de la sal negra. Hasta el olor a pétalos de rosa y a canela. Hasta el sabor a la miel y al limón.
Las cartas de acción cuentan con un dibujo, con un pequeño símbolo en la parte superior derecha (para ver si son para atacar o defender) y con un texto explicativo para que podamos dejar a un lado el manual incluso desde la primera partida. Es habitual que en un par, no necesitemos ya ni leer el texto de la carta. Habremos asociado cada dibujo a su efecto.
Las tablillas son una forma de ordenar las cartas que tenemos. La Botica de la Bruja bien podría jugarse sin ellas, pero se agradece su incorporación. En un solo vistazo por toda la mesa, podremos saber cómo va el avance de los rivales. Sobre esas tablillas también situaremos a nuestra bruja, con una estética que también está estrechamente relacionada con su efecto. También contribuye a que todo resulte lógico. Desde el pelo hasta el atuendo tienen su razón de ser.
Como conclusión, La Botica de la Bruja cumple con su misión: divertir y entretener. Potencia la observación. La ejecución de planes. La improvisación sobre la marcha. Funciona muy bien a 2 jugadores y entre grupos grandes. Es un proyecto muy cuidado, como se puede ver en su prototipo.
Sabemos que los prototipos sirven como demostración de las reglas. Quizás, como acercamiento a la estética. Que no tienen que ser perfectos. Sin embargo, éste lo es. Su autora ha impreso, recortado y enfundado cientos de cartas para guardarlas en una bonita caja, con carta escrita a mano incluida. Lo ha acompañado de los llaveros de crochet que se pueden conseguir en la campaña en Verkami. Hasta el sobre en el que se enviaba tenía preciosos detalles.
Significa que podemos confiar en que el juego definitivo va a ser un producto muy cuidado en todos los sentidos, fruto de una mente perfeccionista y del mayor de los cariños. La fórmula está ahí. Un juego con unas ilustraciones encantadoras.
La presentación está hecha, por lo que ahora es momento de que sean los propios jugadores quienes correspondan con ese mismo cariño. Quienes comprendan que éste no es un mero capricho más en el que todos quieren lanzar su propio juego. No todo vale. Es un esfuerzo que debe y merece ser recompensado. Son proyectos como éste los que devuelven una magia a los juegos de mesa que, en ocasiones, ha llegado a esfumarse.
COMPONENTES DE JUEGO
- 45 Cartas de Ingrediente
- 26 Cartas de Acción
- 15 Cartas de Receta
- 8 Cartas de Bruja
- 6 Cartas de Jarra de Agua
- 6 Cartas de Caldero
- 5 Tablillas
- Instrucciones (castellano)
Las fotografías tomadas para esta reseña corresponden a su prototipo, por lo que no reflejan un diseño final.