Godzinha campa a sus anchas por Barcelona. Ya ha tenido ocasión de visitar la Sagrada Familia y va camino de la Torre Agbar. Por el camino, le ha parecido ver que un grupo de seres bajitos y otro volador han pasado por su lado. Quizás han rozado su piel, pero nada importante.
A lo lejos, ve a otro ser de su misma altura, de color blanco. Por la izquierda, divisa a otro, que no tiene pinta de ir demasiado contento por la vida. La ciudad ya es demasiado pequeña para él, ¿no podían haber decidido ir a otra?
Todo indica que no va a quedar otro remedio que poner a prueba la fuerza de cada uno. Así es Destroy BCN!, una de las novedades más esperadas.
UN JUEGO DE DADOS EN EL QUE NO SE LANZAN
Destroy BCN! ya se encuentra a la venta desde hace unos días, de la mano de GDM Games. Creado por Toni Serradesanferm e ilustrado por Pepe Boada y Siscu Bellido, ofrece partidas de 2 a 4 jugadores y de 30 minutos de duración.
Los monstruos han invadido Barcelona. Caminan por el Ensanche, destrozando todo a su paso. Las casas han sido aplastadas y sus habitantes huyen despavoridos. Para colmo, están destruyendo los lugares más emblemáticos de la ciudad.
En este caso, los jugadores no se ponen en la piel de estos supervivientes, sino de los mismos monstruos. Y puesto que no hay espacio para todos, tendrán que enfrentarse al resto de monstruos que encuentren a su paso. Por supuesto, el ejército intentará pararles los pies, algo que podría agotar su energía…
En su presentación, fue definido por la editorial como «un juego de dados en el que no se lanzan los dados». Tiene su explicación. Cada dado simboliza uno de estos monstruos y se utilizará para avanzar por las casillas del tablero. Más concretamente, será su valor el que informe del número de espacios a recorrer.
UNA PARTIDA A DESTROY BCN!
Principio del caos. Cada jugador elige un color para recibir el dado y la bolsa correspondiente. También sitúa frente a él una tarjeta de monstruo. El tablero, que muestra la ciudad, se coloca en el centro de la mesa.
Los dados de los participantes, que representarán a sus monstruos, se colocan en las casillas de inicio con un valor de dos en su cara superior y en cualquier orientación. El resto de espacios serán ocupados por cubos. Se introducen diez en cada bolsa y el resto pasa a ser la reserva.
La bolsa negra pertenece al ejército, por lo que se sitúan todas las piezas de ejército en su interior. Éstas están representadas por infantería (meeples verdes), blindados (meeples marrones) y aviación (meeples azules) con valores de uno, dos y tres, respectivamente.
La partida comienza. En su turno, cada jugador deberá llevar a cabo dos acciones. Tras esto, pasa el turno al siguiente, y así sucesivamente. Esta mecánica se repite hasta que sólo queden tres ejércitos como máximo sobre el tablero, y ninguno en la bolsa, hasta que no queden cubos sobre el tablero o hasta que un monstruo, y por tanto un jugador, haya sido eliminado.
La primera acción a realizar es el movimiento del monstruo propio. Éste avanzará tantas casillas como se indiquen en su cara superior. Así pues, serán dos en el primer turno. Durante el avance, el dado deberá ir rodando sobre sí mismo.
El requisito a tener en cuenta es que el movimiento será en línea recta, aunque puede girarse noventa grados una vez por turno. Por el camino, el jugador irá guardando en su bolsa los cubos que encuentre a su paso, es decir, aquéllos que estén en las casillas por las que el monstruo pase. Ahora bien, ¿qué pasa si se topa con un monstruo o con el ejército y no puede continuar avanzando?
En este caso, el monstruo declara un ataque. Si es a otro monstruo, su valor de fuerza corresponderá al valor de la cara superior de su dado cuando parase. El otro jugador, dueño del monstruo atacado, deberá pagar los cubos de su bolsa (a la reserva) que igualen el valor de ataque del rival. Si no pudiera hacerlo, quedaría eliminado.
Si en su movimiento se encuentra contra un ejército, el valor de fuerza que representa el dado debe ser igual o mayor que el valor de la pieza de ejército. Recordemos que un meeple verde tiene uno, uno marrón dos y uno azul tres. Si se supera, esa pieza se introduce en la bolsa del jugador. Si no, el movimiento se detiene.
Tras el movimiento, con sus posibles ataques, tiene lugar la activación o el movimiento de dos ejércitos, segunda acción del turno. Siempre que haya ejércitos en la bolsa, se llevará a cabo la primera opción. Con ella, el jugador toma dos figuras de ejército de la bolsa y las coloca en dos casillas vacías, que no estén en contacto con otros monstruos.
Si ya no quedasen, debería mover dos piezas de ejército, en línea recta y atendiendo a su valor. Su movimiento también se puede interrumpir por el encuentro con un monstruo. En ese caso, el dueño del monstruo tendría que pagar tantos cubos de su bolsa como correspondan al valor de la pieza de ejército.
Si se cumple una de las tres condiciones para el final de la partida, ésta habrá finalizado, procediéndose al recuento de puntos. Con ello, los jugadores vacían sus bolsas y se anotan un punto por cada cubo que aún conserven y uno por cada tres puntos en valor de ejércitos derrotados.
Si por ejemplo tuviera un meeple azul (valor tres), uno marrón (dos) y dos verdes (uno), la suma de valores sería de siete. Así pues, le reportarían dos puntos. El que tenga la mayor puntuación habrá ganado la partida.
SENCILLO, PERO REPLETO DE DETALLES A CONTROLAR
Nada más abrir la caja de Destroy BCN!, la brevedad de sus instrucciones ya deja claro que estamos ante un juego de mesa muy sencillo de comprender. Sus turnos estructurados contribuyen a ello.
Es fácil recordar que en cada turno tendremos que mover al monstruo para después, colocar ejércitos en casillas vacías o moverlos. Si por el camino nos topamos con obstáculos, en forma de monstruos o de ejército, se inicia un ataque. Y a por el siguiente turno.
Los dados, como peones, son los protagonistas de la aventura. Es lógico pensar que si nuestro dado tiene un valor superior de cuatro, éste irá reduciendo su valor a medida que avanza. De hecho, éste es el pensamiento intuitivo en muchos de los futuros jugadores, a los que se les explican las reglas.
Para solucionarlo, nada mejor que tener un dado en la mano. Tocarlo. Observar sus caras. Hacerlo girar. En Destroy BCN! es el jugador el que elige la orientación de ese valor de dos en la casilla de inicio. La partida estará determinada por esa primera decisión.
Dependiendo de la orientación, tendremos un uno, pero también un tres, un seis o un cuatro al girar ese dos hacia arriba, abajo, izquierda o derecha. Al igual que un uno, al rodar, puede convertirse en un cinco. O un mismo seis puede dar lugar a un tres.
Así pues, ¡bienvenida, estrategia! Ésta aparece en esa orientación del dado, en la decisión de avanzar hacia uno u otro lado. Y, si ya somos expertos, quizás consigamos el movimiento perfecto en pocos turnos, que nos haga plantarnos ante otro monstruo o ejército con un valor de un seis. No hay que olvidar que se puede girar noventa grados una vez por turno.
Para alcanzar la victoria, es necesario mirar en perspectiva, anticipándonos a lo que va a suceder. Tener dominado el tablero, sabiendo cuántas casillas nos separan de cada peligro. Siendo conscientes de la cantidad de cubos recolectados. Es de suponer que los jugadores opten por recoger todos los cubos que puedan antes de iniciar un ataque. Pero el tablero es pequeño y un encuentro es más común de lo que parece.
En las partidas, nos encontraremos con aquel jugador que intenta evitar a los demás, centrándose en la recolección de cubos y en los ataques al ejército. No hay que olvidar que lo que tengamos en la bolsa será lo que nos diga si hemos ganado o perdido. Tampoco faltará el altamente competitivo, dispuesto a vaciar la bolsa de los demás, aunque él no tenga mucho más en la suya…
Destroy BCN! da lugar a multitud de planes. Quizás la primera partida no sea la más divertida, pero servirá para aprender de los errores. Para intentar no cometerlos en la segunda. Porque seguro que llega otra. Y otra.
Tengo que estar pendiente de recoger todos esos cubos y de terminar mi movimiento con ese valor, para, en mi siguiente turno, conseguir ese otro. Quizás me tope con esa figura de infantería, pero sé que puedo derrotarla. ¿Pero y si el dado azul decide pararse en esta casilla? ¿Giro hacia arriba para estar más seguro?
Las situaciones que rondan la cabeza son muchas, algo que atraerá a los jugadores más estratégicos. Pero aún hay más. Recordemos que al principio de la partida robábamos una tarjeta de monstruo. Pues bien, cada una cuenta con una habilidad para utilizar a lo largo de la partida.
De esta forma, algunos jugadores podrán recolocar ejércitos tras la segunda acción de su turno. Otros, podrán descartarse un cubo para que los monstruos de su alrededor se descarten de tres. Y también estará aquél que se quede con los cubos a pagar por el monstruo derrotado. Más concretamente, Destroy BCN! ofrece ocho acciones especiales diferentes.
Estas tarjetas, que rinden homenaje a criaturas conocidas, añaden más emoción a las partidas (aunque no es mala opción omitirlas en el primer acercamiento al juego). Todas ellas cuentan con una estética que encaja con la del resto del juego, muy colorida, repleta de detalles y trabajada.
Siguiendo con el diseño, estamos ante unos dibujos impecables, ya no sólo en las cartas sino en el mismo tablero. Y ya que estamos con el tablero, diremos que es uno de los elementos que más llaman la atención al abrir la caja. Está plastificado formando pequeños muros, con el objetivo de dividirlo en casillas.
Dado que el movimiento es la principal acción, se evita así que las piezas acaben saliéndose de sus casillas, para quedar en medio de la nada, como suele ocurrir en los juegos de tablero con muchos elementos.
Ahora bien, el resto de componentes de juego quizás podría decepcionar un poco por su calidad. Las tarjetas de monstruo no parecen muy resistentes. Los meeples, los dados y los cubos no pesan nada y las bolsas no ofrecen el tacto más agradable. Y se echan de menos unos dados personalizados para la ocasión.
Destroy BCN! es un juego sencillo, pero repleto de detalles por controlar, que harán de una partida una verdadera competición. Su ambientación en Barcelona supone todo un acierto para sus habitantes y para aquéllos que hayan visitado la ciudad en alguna ocasión.
Combina originalidad en cuanto a argumento y reglas. Diversión, ganas de seguir jugando. GDM Games parece acertar de lleno con esta nueva apuesta nacional, que incorpora un atractivo más: sus partidas para cuatro jugadores en equipos de dos. La cooperación le da la mano a la competición en la lucha por los puntos de victoria.
COMPONENTES DE DESTROY BCN!
- 4 Dados de Monstruo
- 87 Cubos Verdes
- 12 Meeples de Ejército
- 8 Tarjetas de Monstruo
- 5 Bolsas
- Tablero
- Instrucciones
Hola, ¿qué tal lo véis para 2 jugadores?
Hola Guillem. Para más jugadores se vuelve más dinámico y competitivo. Pero para dos funciona muy bien.
Gracias!
Incluso se puede probar a llevar cada jugador dos monstruos para que sea más dinámico. Lo probaré si al final me lo compro.