Análisis: Lava Rolling Kid

Lava Rolling Kid

Un frenético juego de plataformas, de avance vertical, con dos peligros constantes. Así podríamos definir Lava Rolling Kid, una novedad dispuesta a hacer las delicias de los más nostálgicos, sobre todo por su modalidad retro.

Lo firma Atopecode Studio, equipo compuesto por dos personas, quienes dan vida a un simpático explorador. Sin perder la sonrisa, su protagonista viaja por escenarios helados y por la jungla, pasando por Egipto. ¿Su objetivo? Recolectar la mayor cantidad de diamantes o, a ser posible, los más valiosos. Descubre en qué consiste esta propuesta en nuestro análisis.

 

LAVA ROLLING KID, YA DISPONIBLE EN PC

Lava Rolling Kid ya se encuentra disponible en PC, a través de la plataforma Itch.io. Su precio es de 2,99 dólares, es decir, unos 2,6 euros. A través de su misma tienda, es posible descarga su demo, de forma gratuita.

Con una interfaz en castellano muy sencilla e intuitiva, tendremos opción a comenzar una nueva partida o a continuar con la existente. Podemos acceder a su tutorial (no necesario para los habituales al género de plataformas) y, una vez completada la aventura, a su modo retro, con los píxeles como grandes protagonistas.

Lava Rolling Kid

Como ya hemos visto, el jugador se pone en la piel de un explorador, quien viajará por diferentes localizaciones para recoger diamantes. El primer homenaje a los clásicos ya lo encontramos en este punto.

Durante la década de los ochenta y de los noventa, el verdadero objetivo de una aventura era completarla con la mayor cantidad de puntos. A falta de diferentes modalidades de juego o de historias largas, la rejugabilidad quedaba marcada por este detalle. No había nada como volver a completarlo, con una mayor puntuación.

En Lava Rolling Kid, los diamantes otorgan uno, cinco o diez puntos, en función de su color. Una vez completado un escenario, la puntuación se mantiene. Con ello, llegaremos al final con una cifra global. Más que alcanzar la meta, el atractivo recae en obtener mejores resultados en un siguiente intento.

 

LOS DOS GRANDES PELIGROS DE LA MISIÓN

Desde los primeros segundos, ya queda claro que Lava Rolling Kid no cuenta con una única dificultad, sino con dos. Como su propio nombre indica, la lava es el primero de esos problemas, funcionando a modo de tiempo.

Puesto que estamos ante una apuesta de avance vertical, el nivel de lava irá subiendo progresivamente. No parará (al menos en la primera partida) y un simple roce con este mar marrón supondrá la muerte para su protagonista. Tendrá que comenzar el nivel en curso y, puesto que los saltos entre unas plataformas y otras son constantes, las muertes también lo serán.

Esta presión acompañará al jugador en todo momento. Sería más o menos llevadera de no ser por el segundo peligro: la pérdida de corazones. Un nivel comienza con tres corazones y, cada vez que el jugador choque contra un enemigo o un obstáculo puntiagudo, perderá uno.

Lava Rolling Kid

Como es lógico, perder los tres también implica empezar de nuevo. A lo largo del escenario, encontraremos diferentes corazones, ya que es más común de lo que parece perderlos. Aunque claro, habrá que valorar si merece la pena recoger uno cuando la lava está a punto de pisarnos los talones…

 

PÁJAROS, MUELLES Y OTROS ELEMENTOS

Lava Rolling Kid cuenta con criaturas microscópicas y con pájaros, cuya única tarea es estorbar. Los objetos puntiagudos, las mortales ruedas de pinchos y las plataformas que desaparecen también abundan en la aventura.

Sin embargo, pueden tener una segunda utilidad. Al menos los enemigos. La única puntuación llegará mediante la recolección de diamantes, por lo que no hay premio por acabar con la vida de los enemigos.

En ocasiones, comprobaremos como sale más rentable dejarles donde están, aunque en otras pueden darnos el impulso necesario para llegar hasta el lugar deseado, aprovechando los combos. Puesto que el protagonista no cuenta con armas, la única forma de matarles es saltar encima de ellos. Para seguir complicando su existencia.

Por suerte, existen los queridos muelles, que serán más eficaces cuanto más estemos dispuestos a arriesgar. Pueden hacernos saltar hasta casi el infinito, pero implicarán estar un buen número de segundos sobre ellos. Y ya se sabe, la lava nunca se detiene.

 

¡A POR LA BANDERA!

Para pasar al siguiente escenario, se hace necesario alcanzar la bandera (generalmente situada en la parte superior). Éste seguirá manteniendo el colorido propio del juego, pero estará ambientado en un nuevo lugar o introducirá elementos adicionales. No falta el gusto por el detalle, como se comprueba en los niveles egipcios.

Lava Rolling Kid

Puesto que en ocasiones las muertes son constantes, preferiremos llegar a la bandera sin importar los diamantes conseguidos. Tal vez haya unos cuantos verdes justo al lado, con unos jugosos puntos debajo, pero el sudor de nuestra frente nos impulse a agarrar la bandera. No vaya a ser que caigamos al vacío…

Esta toma de decisiones es clave. Superar todos los escenarios traerá consigo el desbloqueo del modo retro, como ya hemos visto, pero también de una sorpresa adicional. Si queremos volver a completarlo, comprobaremos como la lava empieza a subir a un ritmo mucho mayor.

Se incorporarán los relojes, con los que frenar su avance durante unos segundos. Una vez más, recogerlos o no ya será decisión del jugador, puesto que alcanzarlos puede llevar más tiempo del que acaban reportando.

 

LAVA ROLLING KID: CONCLUSIONES

Este homenaje a la década de los ochenta y noventa cuenta con unos controles sencillos. Puede recurrirse al teclado, aunque también es compatible con el mando (más que recomendado). El personaje se moverá, saltará y se deslizará por las plataformas.

Este simple manejo es suficiente para dar forma a una aventura muy bien ejecutada, sin el ya pesado sistema de estrellas y pensada para amantes de los juegos de plataformas. No estamos ante un juego extremadamente complicado, pero sí que es cierto que algunos escenarios pueden llegar a atragantarse más de la cuenta.

Sus principales atractivos recaen en esos cuidados escenarios, en las acrobacias creadas mediante combos, en la recolección de diamantes y en la plena libertad a la hora de escoger un camino u otro para llegar hasta la meta. La rejugabilidad es máxima y las recompensas tras completar la aventura merecen la pena.

Ese modo retro y la aparición de relojes otorgan un toque distinto a Lava Rolling Kid. El segundo es el motivo de las muertes constantes y de que ya hayamos dado prioridad a alcanzar la bandera antes que a recoger diamantes. Casi con total seguridad, será lo que más guste a los jugadores.

Su precio es inferior a tres euros, por lo que es más que acorde con su duración y sus posibilidades. Eso sí, recomendamos descargar su demo antes de comprarlo, aprovechando esta oportunidad que no todas las compañías ofrecen.

Como conclusión, no estamos ante una novedad revolucionaria ni con gráficos espectaculares, pero sí ante un reto que entretiene, divierte y engancha durante horas. Sus posibilidades son mayores de lo que parece a simple vista y resultará complicado alejarse de él.

Sin embargo, tal vez se echen en falta una mayor variedad de escenarios y, sobre todo, un modo multijugador local, a pantalla dividida, en el que competir por puntos o por tiempo. La ausencia de ambos elementos podría echar para atrás a un buen número de jugadores.

Lava Rolling Kid analisis