Isidore: estrategia, duelos y tesoros en un nuevo juego familiar

Isidore

Por norma general, los juegos de mesa acostumbran a tener un componente estrella. Un objeto que llama la atención por encima de todos los demás. Que todos quieren ver de cerca y tocar, pasando de mano en mano mientras se explican las reglas.

En Isidore, los protagonistas son los dientes de dragón. Se presentan en forma de piezas de plástico de color marfil, lisas y acabadas en punta. Es decir, tal cual podríamos imaginar la dentadura de esta criatura mágica. Reseñamos este juego de tablero, con motivo de su estreno.

 

LA ESTRATEGIA EN UN JUEGO FAMILIAR

Isidore es un juego de tablero de 2 a 4 jugadores, con partidas de 30 minutos de duración. Recomendado a partir de los 6 años, es una creación de Hidde van Dijk, con ilustraciones de Roland MacDonald.

Ya está llegando a las tiendas de la mano de Jumbo, como parte del catálogo de nuevos juegos estratégicos lanzado bajo el sello Jumbodiset. Lo completan How to Rob a Bank, Forbidden City y Okavango. Vuelve a recurrir a componentes independientes del idioma e instrucciones en castellano, portugués, francés e italiano.

Isidore
Iniciando un viaje por un mundo mágico.

En esta ocasión, los participantes se convierten en alumnos de la Escuela de Magia Isidore. Se moverán por los alrededores en busca de ingredientes y riqueza, que les permitan llevar a cabo los conjuros más eficaces. Tendrán que recurrir a ellos en las batallas contra el Dragón de Fuego, el Gigante de Piedra y la Ninfa Acuática.

Sólo mediante la derrota de las tres criaturas podrán conseguir el diente de dragón, la esmeralda del gigante y la lágrima de la ninfa, necesarios para la victoria. Combina unas reglas sencillas con la estrategia a la hora de ejecutar un buen plan.

 

ISIDORE: UNA PARTIDA

Antes de empezar, cada jugador escoge un personaje. Recibe su tablero individual, con la carta de conjuro que prefiera (boca abajo), y sitúa su peón en la casilla de Isidore del tablero.

Se rellenan los espacios de bosque y mercados con fichas de ingrediente, boca abajo y boca arriba, respectivamente. Sobre la mina se sitúan tres fichas de riqueza, también ocultas. Las fichas restantes se dejan a un lado, junto con las cartas de duelo y las de conjuro, organizadas por tipos y con la primera visible.

Se toman tantos dientes, esmeraldas y lágrimas como jugadores haya y ocupan posiciones, junto con el dado y el diploma. Comienza la partida. Durante su turno, cada jugador lanza el dado, para avanzar el número máximo de casillas indicadas. Es decir, con un dos podría avanzar una o dos casillas.

Las estrellas le permiten transportarse a la casilla que desee. Existen cuatro tipos de casillas, con sus efectos distintos al caer sobre ellas.

Isidore
¿Una visita a las minas?

1. Bosque Verde y Minas. 

Al llegar hasta estos lugares, el jugador toma una de las fichas y la añade, boca arriba, a su tablero personal. Se repone el espacio dejado con una nueva, sin que quede visible.

2. Mercados. 

En ambas localizaciones, el participante puede comprar uno de los ingredientes visibles al precio indicado: un oro o una plata. También puede descartar dos para hacerse con uno. Se repone el espacio dejado con una nueva ficha, boca arriba.

3. Isidore. 

Debe volverse a la Escuela en, al menos, dos ocasiones: para realizar conjuros y para reclamar la victoria. Al tener los ingredientes indicados en una de las cartas visibles de conjuro, volveremos a la escuela. Descartaremos los ingredientes a cambio de ella, situándola boca abajo en el tablero personal.

En un mismo turno se pueden cambiar varios ingredientes por distintas cartas, aunque sólo se podrá tener una de cada tipo (agua, fuego y piedra). Por su parte, una vez tengamos el diente, la esmeralda y la lágrima, deberemos volver a Isidore para proclamarnos vencedores de la partida, si nadie más lo ha hecho.

Isidore
La realización de conjuros, clave en Isidore.

4. Espacios de las Criaturas. 

En el mapa, vemos un espacio para cada criatura, donde nos enfrentaremos a ella. Para iniciar el duelo, es preciso contar con, al menos, dos cartas de conjuro. Una de ellas debe pertenecer al elemento de la criatura. Es decir, para enfrentarnos al dragón necesitamos tener una carta de fuego, para el gigante una de piedra y para la ninfa una de agua.

Otro de los jugadores toma las cartas de duelo. Ambos bajamos una a la mesa y la giramos de forma simultánea. El fuego gana a la piedra, la piedra vence al agua y el agua es más fuerte que el fuego.

Siguiendo esta fórmula, el jugador deberá vencer en dos rondas antes de que lo haga el monstruo para llevarse el tesoro que le pertenezca (diente, esmeralda o lágrima). En caso de no conseguirlo, se verá obligado a perder la carta de conjuro perteneciente al elemento de la criatura.

 

ISIDORE: CONCLUSIONES

Un tablero con casillas, un dado y un objetivo en común. A primera vista, este escenario podría dejar poco margen a la libertad de acciones y a la planificación estratégica, pero no es así. Una partida está repleta de decisiones, donde cada turno puede acercarnos o alejarnos de la victoria.

Una visita al bosque y a la mina nos recompensará con una ficha, aunque eso sí, aleatoria. Podemos abusar del primer espacio. Tal vez tengamos suerte y consigamos rápido los ingredientes marcados en las cartas de conjuro visibles. De lo contrario, siempre podemos optar por los intercambios en los mercados.

Isidore
El principio de la victoria: los duelos contra las criaturas.

Quizás sea más apropiado acumular oro y plata y visitar ambos mercados con frecuencia, a ver si tienen esas bayas tan sabrosas. Resulta tan válido ahorrar un buen número de ingredientes como acudir con frecuencia a la escuela a canjearlos por los hechizos.

En el primer caso, podremos perder ese que nos viene tan bien, pero pueden aparecer otros mejores. Puesto que es posible realizarse varias compras en una misma visita a Isidore, el ahorro nunca está de más. Si somos de los que prefieren la acción inmediata, también es válida la adquisición de conjuros tras obtener sus ingredientes. Más vale pájaro en mano que ciento volando.

Respecto a los duelos, los grandes protagonistas del juego, pueden iniciarse con dos cartas de conjuro. Sin embargo, es preferible contar con tres para incrementar las posibilidades del éxito. Siguen la mecánica del clásico Piedra, Papel o Tijera, de tal forma que la lógica y la atención van de la mano del azar.

Es habitual no ganar siempre esos enfrentamientos y, a pesar de la pérdida de valiosas cartas (que nos ha costado su tiempo reunir), conviene no desesperarse. No hay que dar nada por seguro, puesto que incluso el jugador con dos tesoros puede atascarse al reunir ingredientes o en un mismo duelo, otorgándonos un valioso tiempo extra.

Isidore
Los mercados constituyen una visita obligada.

Con ello, Isidore se define como un juego estratégico familiar, de reglas sencillas e intuitivas. El azar del dado limitará nuestros movimientos, aunque no demasiado. Lo suficiente como para obligarnos a cambiar de plan de una partida a otra. Al fin y al cabo, ofrece libertad de avance y el mapa es bastante pequeño.

Éste también aparece en la disposición de las cartas de conjuro, para reunir unos ingredientes u otros. Se deja ver en los mismos duelos con la extracción de una primera carta. Con las siguientes, la memorización y la deducción le roban protagonismo.

Aunque tal vez los alérgicos al azar y quienes buscan tener todo controlado no lleguen a enamorarse del juego, debe tenerse en cuenta que un buen plan ganará a la buena suerte. Por mucho que perdamos un duelo tras otro, si sabemos recuperarnos a tiempo, tendremos posibilidades de llevarnos los tres tesoros.

Uno de sus atractivos, más allá de esa sencillez y rejugabilidad, es que funciona muy bien a cualquier número de jugadores. Incluso a dos, número que en ocasiones tiende a ser el gran olvidado. Puesto que con tan pocos participantes los ingredientes y los conjuros no volarán de mano en mano, podremos organizarnos mejor sin renunciar a esa pequeña interacción.

Su temática y su estética engancharán a los más pequeños de la casa. Serán ellos quienes más disfruten de la aventura, en esa reunión de ingredientes y de conjuros y en la reinvención de Piedra, Papel o Tijera. Volvemos a estar ante un caso que combina la diversión con el aprendizaje, imprescindible en un juego para niños.

Isidore
La estudiante azul ha ganado la partida.

Las risas y la tensión irán acompañadas de distintos beneficios que lo convierten, incluso, en un elemento clave para la gamificación del aula. Potencia la memorización y el esfuerzo como forma de alcanzar un objetivo y ayuda al mostrar la importancia de una buena planificación, organización y orden.

Refuerza la identificación de formas, la concentración y el uso de la lógica. Mejora la socialización y la comunicación, al explicar cada creación de conjuros. ¿Y qué mejor escenario que uno de fantasía para trasladar a los niños? La imaginación convertirá la competición en una experiencia aún más satisfactoria.

Supondrá un buen inicio en el mundo de la estrategia y de los juegos de mesa en general, de cara a otros más complejos. Respecto al nuevo catálogo de Jumbodiset, estamos ante el título más sencillo. Si nos llaman todos la atención y buscamos uno para jugarlo con niños o para principiantes, ésta será la mejor opción.

Ahora bien, ¿no era un juego familiar? Los adultos que no busquen grandes complicaciones también disfrutarán de Isidore, aunque mediante su modalidad avanzada. Convertidos en estudiantes mayores, iniciarán duelos por el intercambio de ingredientes cada vez que coincidan en una casilla con otro jugador.

El caos ganará protagonismo, así como la forma de fastidiar al que parece ir por delante. Las venganzas harán de las suyas, en su máximo esplendor. Los niños que ya hayan jugado varias partidas a su modalidad básica también podrán disfrutar de esta opción sin problemas.

Isidore
En el interior de Isidore.

No podemos hablar de Isidore sin hacer alusión a su apartado estético. Sus preciosas ilustraciones y su colorido mapa están a la altura de unos componentes de calidad. Las cartas llegan en forma de gruesas y resistentes fichas y, como ya hemos visto, los tesoros llamarán la atención de todos los jugadores.

No habrá nada más bonito que los tres colocados sobre el tablero individual, con ese escenario de fondo como recuerdo del intenso viaje realizado. También debe tenerse en cuenta que todos los personajes están representados en su forma femenina y masculina, potenciando esa igualdad tan necesaria incluso en el ocio.

 

COMPONENTES DE JUEGO

  • 18 Cartas de Conjuro
  • 3 Cartas de Duelo
  • 12 Piezas de Tesoro
  • 48 Fichas de Ingrediente
  • 32 Fichas de Oro y Plata
  • Marcador de Elementos
  • Diploma
  • Dado
  • 8 Peones de Jugador
  • 4 Tableros de Jugador
  • Tablero Central
  • Instrucciones (castellano, portugués, francés, italiano)