Orléans: la perfección en base a la libertad estratégica

Orléans

Participar en el desarrollo de una ciudad medieval requiere de una gran organización. Sobre todo cuando priman los intereses individuales. Campesinos, navegantes y artesanos se pasean por el pueblo y por la granja, mientras el mercader viaja en busca de riquezas y espacios para construir.

No faltan las visitas al monasterio, a la universidad e incluso a la cervecería, mediante una combinación entre ‘bag building’ y colocación de trabajadores. Reseñamos Orléans, un completo juego de tablero caracterizado por sus múltiples opciones para hacerse con la victoria.

 

LA CONSTRUCCIÓN DE LA BOLSA

Orléans es un juego de mesa de 2 a 4 participantes, con competiciones de 90 minutos, recomendado a partir de los 12 años. Lo firma Reiner Stockhausen (Altiplano), con ilustraciones del reconocido ilustrador Klemens Franz.

Arrakis Games es la responsable de su versión en castellano, ya disponible a un precio que ronda los 45 euros. La editorial apuesta por la Edición para 5 jugadores. Como su propio nombre indica, incluye todos los componentes para añadir a un jugador adicional.

Su acción se sitúa en plena época medieval para hacernos partícipes de la construcción de la ciudad. Con el objetivo de sumar más puntos que los rivales, debemos reunir al mejor equipo de trabajadores para que lleven a cabo distintas tareas.

Orléans

La estrategia y la gestión se iniciarán en nuestra propia bolsa, como juego imprescindible dentro del género de la construcción de bolsas (‘bag building’). Se completa con la colocación de trabajadores, ya sea para obtener a nuevos o para permitirnos viajar por tierra y agua en busca de valiosos recursos.

 

ORLÉANS: UNA PARTIDA

Se sitúa el tablero principal en el centro de la mesa, junto al de acciones benéficas. Tras rellenar sus espacios con las correspondientes fichas de personaje ciudadano, tecnología y mercancía, así como marcadores, se barajan las losetas de reloj de arena para ocupar su lugar (con la de peregrinación encima).

Las losetas de edificio se dejan en dos montones al lado, junto a las monedas. Cada jugador sitúa su mercader en Orleans y recibe una bolsa y su tablero individual, sobre el que colocar sus cuatro seguidores iniciales. Añade a su reserva cinco monedas y diez puestos comerciales.

Una partida se divide en 18 rondas, marcadas por las losetas de reloj de tiempo. Cada una se estructura en siete fases, a realizar de forma simultánea. La única excepción es la quinta, donde se respeta el orden de turno.

1. Reloj de Arena.

El jugador inicial levanta la loseta superior de reloj de arena. Funcionará a modo de evento. A excepción de la peregrinación, cuyos efectos duran toda la ronda, los demás se llevan a cabo en la sexta fase.

2. Censo.

El más adelantado en el marcador de granjeros recibe una moneda. El que vaya en última posición debe pagar una. En caso de no poder pagarse algo (en ésta o en cualquier otra fase), el jugador se sometería a tortura.

Perderá un puesto comercial, un seguidor, un punto de desarrollo, una ficha de mercancía, una loseta de edificio o una ficha de tecnología por cada moneda que no pueda entregarse.

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3. Seguidores.

Cada uno extrae tantas fichas de personaje de su bolsa como indique su posición en el marcador de caballeros. Los dejarán en su espacio de mercado, siempre y cuando tengan casillas libres para ello.

4. Asignación.

Se envía a los personajes a las distintas casillas de edificio, haciéndolos coincidir en color con ellas (excepto los monjes, que funcionan a modo de comodín). Sólo las zonas completadas permitirán llevar a cabo su acción en la siguiente fase o en otra ronda.

5. Acciones.

Por orden de turno, cada participante realiza una de sus acciones, y así sucesivamente. Tras ejecutar su efecto, guarda en la bolsa las fichas de personaje que hubiera en las casillas de acción. Aquéllos que no hayan completado todos los espacios de una zona o los del mercado podrán quedarse donde están.

Existen distintos espacios, con sus efectos variados. La granja nos permite obtener una ficha de granjero, añadiéndola a la bolsa, y avanzar en el marcador de granjeros, con la obtención de un recurso. El pueblo nos permite escoger entre realizar una acción de navegante, artesano o comerciante, introduciendo su correspondiente ficha en la bolsa.

Avanzaremos en su marcador para llevarnos monedas, una ficha de tecnología (para ocupar una casilla de forma permanente) o una loseta de edificio a nuestra elección, del nivel marcado. Con ella, tendremos una nueva zona sobre la que colocar trabajadores, con un nuevo efecto.

En la universidad obtenemos una ficha de erudito y puntos de desarrollo, a medida que avancemos por el marcador. Éstos no sólo se utilizarán al final de la partida, sino que otorgarán recompensas durante la competición, en forma de monedas y fichas de ciudadano.

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El castillo, además de darnos una ficha de caballero, nos hará seguir por el marcador de caballero para extraer más seguidores en la tercera fase. En este espacio, así como en el de navegante, podremos obtener una ficha de ciudadano.

El monasterio nos otorga una ficha de monje, mientras que el ‘scriptorium’ nos recompensa con un punto de desarrollo. Por su parte, al ayuntamiento permite trasladar a los personajes a las distintas casillas del tablero de acciones benéficas, siempre que coincidan en color.

Recibiremos su bonificación, pero los perderemos para siempre (de ahí que no puedan llevarse los iniciales). Al completar una zona, obtendremos una ficha de ciudadano.

Por último, podemos construir un puesto comercial en una ciudad en la que se encuentre el mercader, siempre que no haya ninguno en ella (en la ciudad de Orleans no hay límite). Con las acciones de barco y tierra, le haremos avanzar por el mapa, llevándonos el recurso que se encuentre entre un espacio y otro.

6. Evento.

Se resuelven los efectos del evento. Con él, obtendremos distintos beneficios o nos veremos obligados a pagar, ya sean monedas, recursos o incluso personajes.

7. Paso del marcador.

Se entrega el marcador de jugador inicial al participante de la izquierda para iniciar una nueva ronda, repitiéndose los mismos pasos.

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La partida finaliza tras la decimoctava ronda, es decir, al agotarse las losetas de reloj de arena. El jugador que haya construido más puestos comerciales se lleva una ficha de ciudadano. Se procede al recuento de puntos. Cada moneda otorga un punto, mientras que cada ficha de recurso añade de uno a cinco puntos, en función de su tipo.

Se suman los puestos comerciales construidos a las fichas de ciudadano obtenidas. El resultado se multiplica por el nivel alcanzado en el marcador de desarrollo. El vencedor será quien tenga la mayor cantidad de puntos totales.

 

ORLÉANS: CONCLUSIONES

Otra plaga acaba de sacudir a la población. No parece que una nueva recaudación de impuestos sea la mejor medida para recuperarse, pero poco o nada se puede hacer para frenarla. El tiempo se acaba y es momento de que los trabajadores demuestren todo lo que saben hacer.

Me las he ingeniado para que abunden los artesanos, a la vez que he liberado espacio mandando a los caballeros a las acciones benéficas. Ya cumplieron su función, por lo que ahora les toca centrarse en elegir un nuevo Papa y en un acuerdo de paz. Que nunca está de más.

Esta vez, mi intención es construir un último puesto comercial, acudir a la granja a por un brocado y darme una vuelta por el pueblo. Lo que parecía un plan perfecto ha acabado convirtiéndose en uno mediocre, fruto de la sed de sangre de mis rivales.

Conscientes de que ha llegado el final, el de mi izquierda construye un puesto comercial en la ciudad que debería haber contado con mi presencia. El siguiente se lleva a ese preciado ciudadano a su equipo, que esperaba impaciente junto a los navegantes.

Guardo el valioso brocado, pero mis otras decisiones acaban convirtiéndose en acciones inservibles a estas alturas. Y, encima, llega el fatídico pago de impuestos. Suerte que he podido ahorrar lo suficiente como para hacer frente a cualquier imprevisto. Aunque quizás estas dos acciones perdidas acaben repercutiendo demasiado en la puntuación final.

Orléans

Una partida a Orléans es más que suficiente para darse cuenta del amplio abanico de opciones que ofrece. Lo mejor es que todas pueden llevar hasta la victoria, creándose una propuesta con una rejugabilidad infinita. Llega también con el cambio de orden de los eventos y con la extracción de fichas de la bolsa, de manera semialeatoria. Así, lo que en unas competiciones tiene sentido, en otras carece de ello.

Podemos definirlo como un ‘euro’ de dificultad media. Si bien es cierto que ofrece numerosas posibilidades, que podrían marear a un principiante, todo se muestra de forma intuitiva. Los símbolos claros y la lógica permiten que unos minutos de partida y un par de vistazos al estructurado manual sean más que suficientes para recordar para siempre cada efecto.

El que es uno de los claros representantes del ‘bag building’ nos permite comprender a la perfección en qué consiste esta variante de la construcción de mazos. En ella, se introducen las fichas en la bolsa para utilizarlas en rondas posteriores (al igual que las cartas de los mazos).

Su extracción no es del todo aleatoria, puesto que habremos sido nosotros lo que hayamos elegido qué tipos de fichas entran y cuáles salen. Como en la construcción de mazos, «adquirir» una determinada ficha implica su aparición futura, aunque sin saber exactamente el momento.

La gestión es, por tanto, la gran protagonista. La combinación entre la construcción de bolsas y la colocación de los trabajadores no abunda demasiado en los juegos de mesa, por lo que estamos ante una propuesta segura para quienes buscan opciones nuevas.

La capacidad para improvisar sobre la marcha y las recompensas en base al esfuerzo son dos de las señas de identidad de Orléans, con las que enganchar a los amantes de la estrategia y a quienes buscan tenerlo todo controlado. O casi. Una buena concentración y la deducción al observar las acciones de los demás nos acercarán a la victoria.

No existen planes infalibles, pero como en toda colocación de trabajadores siempre es recomendable aprovisionarse a tiempo. Invertir las primeras rondas en acumular las fichas afines a nuestra estrategia y en aumentar el número de extracciones suele dar muy buenos resultados. Dejar el mercado libre también nos ahorrará tiempo.

Orléans

En base a ellos, ya podremos empezar a recoger recursos, puntos de desarrollo y monedas. Hay quienes prefieren centrarse en el comercio y quienes quieren equilibrar los beneficios. Lo que queda claro es que sin puestos comerciales y sin fichas de ciudadano poco o nada se podrá hacer. Lo mismo ocurre con los puntos de desarrollo.

Al multiplicarse estos valores, son el principal aporte de puntos. Una gran riqueza y abundantes recursos pueden marcar la diferencia, pero la victoria o la derrota quedará en manos de esos tres elementos. Dado que los espacios de construcción y las fichas de ciudadano son limitadas, la interacción entre jugadores está más presente de lo que parece. Unos simples segundos pueden separarnos de cualquiera de ellos.

La máxima rejugabilidad, la original combinación de mecánicas, las sorpresas constantes y la excelente forma de puntuación dan vida a Orléans. A todas estas características, debemos sumar que funciona a las mil maravillas entre cualquier número de participantes. Por ello, esta edición para cinco jugadores resulta todo un acierto.

Sus turnos simultáneos evitan las pesadas esperas entre turnos, por lo que sus 18 rondas pasan de forma muy rápida. Estamos ante un juego que apenas tiene análisis parálisis gracias a esa apuesta por la rapidez visual y a la unión de colores. A pesar de sus amplias opciones, el propio desarrollo nos irá marcando el camino.

Respecto a los duelos, no podían haberse ejecutado mejor. La eliminación de fichas permite una competición reñida, donde los beneficios también seguirán siendo para los más rápidos. Cuesta demasiado completar espacios en el tablero de acciones benéficas, pero por lo demás, las partidas pueden llegar a disfrutarse al máximo, como si fuera un juego exclusivo para dos.

Orléans

Esta perfección convertida en juego cuenta con una variante oficial y con otra para expertos, con un cambio en los eventos. Aunque no hubiesen estado de más unos efectos más variado, estas dos soluciones sirven para cambiar una parte clave del juego básico y, con ella, la misma estrategia.

Los jugadores más exigentes quedarán satisfechos con sus reglas, aunque quizás no demasiado con su estética. No estamos ante el mejor trabajo de Klemens Franz, algo que deberán tener en cuenta sobre todo los alérgicos a sus ilustraciones. Sin embargo, sí que es capaz de trasladarnos a un colorido escenario medieval. Es de agradecer, también, que se apueste por la sencillez y por el simbolismo para agilizar las partidas.

Centrándonos en su jugabilidad, estamos ante uno de los mejores juegos de mesa que podemos encontrar hoy en día. Es completo en todos los sentidos y parece cumplir las expectativas de los habituales a los ‘euro’. Se caracteriza por no dejar indiferente a nadie, por lo que cualquier aficionado al sector debería probarlo, al menos, una vez en la vida.

Su capacidad para divertir en base a los nervios creados sirve para completarlo, con numerosas opciones de formar parte del ‘Top 10’ de muchísimos jugadores. No hay que olvidar su habilidad de sorprender, independientemente del número de partidas que llevemos. Todo ello, en un juego de mesa, implica estar ante una obra maestra.

Arrakis Games, responsables de su edición en castellano, ya han lanzado las expansiones Invasión y Comercio e Intriga. Se conforman como una compra imprescindible para quienes ya se hayan enamorado de Orléans, por las distintas novedades que ofrecen en forma de nuevos componentes y mecánicas.

 

COMPONENTES DE JUEGO

  • 125 Fichas de Personaje
  • 90 Fichas de Mercancía
  • 54 Fichas de Moneda
  • 20 Fichas de Tecnología
  • 14 Fichas de Ciudadano
  • 50 Marcadores de Puesto Comercial
  • 35 Cubos de Madera
  • 20 Losetas de Edificio
  • 18 Losetas de Reloj de Arena
  • 5 Peones de Mercader
  • 5 Bolsas de Tela
  • Marcador de Jugador Inicial
  • 5 Tableros de Jugador
  • Tablero de Acciones Benéficas
  • Tablero Principal
  • 2 Losetas Resumen
  • Instrucciones (castellano)

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