MixinGames, sello al que conocimos con Catchup & Mousetard: Fast Food Battle!, aprovechó el encuentro BGC para mostrar algunos de sus proyectos. Uno de ellos fue Timba de Brujas, un colorido juego de cartas de reglas sencillas.
LA PUNTUACIÓN EN TIMBA DE BRUJAS
Timba de Brujas, por ahora en forma de prototipo, nos permite averiguar qué hacen las brujas en su tiempo libre. En la piel de una de ellas, de 2 a 4 participantes tratan de reunir la mejor combinación de símbolos, pasando por pociones, ojos, sapos o calabazas.
Creado e ilustrado por Sergio Herrera Jiménez (Serukun), cuenta con partidas muy rápidas, aptas para cualquier edad. Tras colocar los mazos en el centro de la mesa, siguiendo las fases lunares, cada jugador recibe su mano inicial. Atendiendo a su carta de ayuda, tendrá dos opciones.
Con la primera, se quedará con las cartas obtenidas. Con la segunda, podrá realizar intercambios con los mazos del centro de la mesa. Así, descartará boca abajo una de sus cartas para robar otra de su mazo correspondiente. Debe tenerse en cuenta que esos cambios son limitados y que una carta de gato permite robar tres cartas para quedarse con una.
Antes de finalizar su turno, y tras valorar qué cartas tiene en su mano, podrá robar una carta del último mazo. Es posible que aparezca una positiva (para multiplicar la puntuación final) o una negativa (con la que los puntos pasan a multiplicarse por cero).
Cuando todos hayan realizado este paso, se muestran las cartas de la mano para comprobar quién ha obtenido la máxima puntuación. Unas cartas tendrán más valor que otras, mientras que las combinaciones de símbolos iguales también se recompensan con más puntos.
Tras aplicar los efectos de la posible carta robada del último mazo y anotarse puntos por las fichas de intercambio no gastadas, se determina quién es el vencedor. Se lleva una ficha de victoria. Es recomendable jugar varias rondas para saber quién será el ganador de la partida.
TIMBA DE BRUJAS: PRIMERAS IMPRESIONES
«Una máquina tragaperras». El autor de Timba de Brujas definió así su proyecto, con gran acierto. Para empezar, comparte con ellas dos características básicas: la sencillez y la adicción. Es imposible jugar sólo una partida, gracias a sus reglas claras y bien ejecutadas y a su combinación entre azar y riesgo.
Con un diseño ya a la altura de cualquier juego de mesa publicado, nos adentramos en una competición repleta de risas y de tensión. Es tan importante decidir cuándo plantarse como atender a las caras de los rivales.
La que aparentemente es una buena mano inicial puede mejorar, pero también empeorar. Será cada jugador quien decida si es conveniente quedarse como está o realizar algún cambio, renunciando a los puntos de las fichas de intercambio que pudieran marcar la diferencia en el recuento final.
No es la única toma de decisiones. Continúa al tratar de multiplicar nuestros puntos. Dado que las cartas de ese fatídico mazo que convierten todo el esfuerzo en cero puntos son más que frecuentes, es conveniente valorarlo todo. En este caso, con una puntuación baja suele ser recomendable arriesgar, ya que poco o nada tendremos que perder.
La expresión de nuestro rostro puede dar numerosas pistas, por lo que aprender a no desvelar nada es una de las claves del éxito. Esconder esa sonrisa de satisfacción es tan fundamental como ocultar la mayor de las decepciones. Con suerte, los rivales podrían confiarse y anunciar la sorpresa en el recuento.
Con ello, las reglas sencillas van de la mano de la gestión del riesgo, de la toma de decisiones, de la deducción y del arte del despiste. Respecto a sus beneficios en los más pequeños, aprenderán a mirar en perspectiva y a practicar las operaciones matemáticas (con las cartas de ayuda).
Con Timba de Brujas, MixinGames presenta un proyecto con una mecánica bien testeada, que poco o nada debería variar respecto a la versión final. Capaz de atraer hasta a quienes sólo disfrutan de juegos clásicos, su atractiva temática completa ese trabajo bien realizado.