Lo reconozco: cometer un asesinato ha sido excitante. Una mezcla de nerviosismo, seguridad y emoción me sacude cuando recuerdo aquel día soleado. Es la primera vez que me veo tentada a ello y, si me llegan a decir lo que se siente, no habría esperado tanto. ¡Y lo mejor está por venir!
Mis superiores acaban de comunicarme que formo parte del equipo encargado de resolver el crimen. Será peligroso. Tremendamente peligroso, pero poder manipular desde dentro no tiene precio. Tendré que ser cauta y precisa con cada razonamiento si quiero que la culpa recaiga sobre otra persona. Y pienso hacerlo. Reseñamos Asesinato en Hong Kong.
LOS DOS BANDOS DE LOS ROLES OCULTOS
Asesinato en Hong Kong (Deception: Murder in Hong Kong) es un juego de mesa de 4 a 12 participantes, con retos de 20 a 30 minutos, recomendados a partir de los 14 años. Es una creación de Tobey Ho, con ilustraciones de Tommy KC.5 y On Tung.
Su edición en castellano, ya disponible a un precio de 39,95 euros, marcó los inicios de do it games. La editorial, con sede en Barcelona, cuenta con distintos proyectos en marcha. Ya ha publicado Hammer of the Scots, a la vez que ha añadido a su catálogo los juegos de la desaparecida LudoSentinel.
En esta ocasión, proponen una combinación entre roles ocultos y deducción. Se ha cometido un asesinato en Hong Kong, por lo que será tarea de los jugadores averiguar el método y la evidencia del crimen para ponerle rostro al asesino. La dificultad llega al saber que, quien lo cometió, se encuentra entre el equipo de investigadores.
ASESINATO EN HONG KONG: UNA PARTIDA
Antes de empezar, se reparte una carta de rol a cada jugador, a mantener oculta ante los demás. En partidas de cuatro y cinco participantes, habrá un asesino, un científico forense e investigadores. A partir de seis, pueden añadirse las cartas de cómplice y testigo.
El científico forense desvela su identidad y los demás reciben cuatro cartas de método y cuatro de evidencia, a colocar boca arriba en sus zonas de juego. Todos ellos obtienen, además, una ficha de acusación. Una partida consta de dos partes.
1. El asesinato
El científico forense pedirá a todos que cierren los ojos para, después, pedir al asesino y al cómplice que los abran. Se dirá al asesino que señale una carta de método y otra de evidencia de su zona de juego. Ambos cierran los ojos para, después, pedir al testigo que los abra.
El forense señalará la identidad del asesino y del cómplice (sin especificar quién tiene cada rol). Éste cierra los ojos. Por último, se pide que todos los abran. Ya podrá empezar la investigación.
2. Investigación
Esta parte tiene una duración de tres rondas. Es en la primera donde el forense coloca las losetas de Causa de la Muerte y una de Lugar del Crimen en el centro de la mesa, junto a cuatro genéricas al azar. Las restantes se dejan a un lado. A continuación, sitúa una bala en cada opción de las distintas losetas, en base a las cartas elegidas por el asesino.
Pudiendo colocarlas con distinta intensidad, como forma de ayudar en estas pistas, ya empezarán a producirse los primeros debates. La ronda termina con un turno de argumentación para cada jugador, donde cada uno dispondrá de 30 segundos para exponer su opinión.
En cualquier momento, cualquiera de los jugadores podrá realizar una acusación, señalando la carta de método y de evidencia de alguien. Si es la solución al crimen, tanto el forense como los investigadores ganan la partida. En caso de que no lo sea, ese investigador perderá su ficha. Podrá seguir argumentando, pero ya no podrá realizar más acusaciones.
La segunda y la tercera ronda se inician retirando una loseta genérica, con su bala, para reemplazarla por otra. A partir de aquí, se repiten los mismos pasos que en la primera.
Fin de la partida
La partida termina si se realiza una acusación correcta para el método y la evidencia, con la victoria para los investigadores y el forense. El asesino y el cómplice ganan si no se ha realizado una acusación correcta antes de finalizar la tercera ronda.
Si hubiera testigo, y tras una acusación correcta, tanto el asesino como el cómplice hablan para señalar a un jugador como testigo. En caso de acertar en su identidad, ambos escapan, ganando la partida. En caso contrario, son arrestados, con la victoria para investigadores, testigo y forense.
ASESINATO EN HONG KONG: CONCLUSIONES
Lo saben. Saben que el asesino forma parte del equipo de investigación. Esto está siendo más difícil de lo que parecía, puesto que el científico forense está realizando su trabajo a la perfección. No estuvo presente, pero como si lo hubiera estado. Su maestría para recrear la escena del crimen me impresiona.
Sabe que todo ocurrió en un bar y, naturalmente, que la muerte fue por asfixia. Rompiendo los tópicos, todo se produjo en plena luz del día, con el sol como testigo. Ahí estaba él, riendo y bebiendo en la barra, con el boleto de lotería en la mano.
Presumía de haber ganado un premio de los grandes y muchos desconocidos nos beneficiamos de la buena noticia con un par de copas gratis. No recuerdo si fue la influencia del alcohol o mi atracción por el dinero lo que me impulsó a asesinar. El caso es que, cuando el pobre hombre se dirigió al servicio, no pude evitar andar tras él.
El cinturón, al que tanta manía le tenía, resultó ser la clave para acabar con su vida. Por la espalda. Fue sencillo y puedo asegurar que no sufrió demasiado. El local estaba tan repleto de gente que nadie se percató de nada. Abriéndome camino entre codazos y algunos «disculpa», me dirigí a la calle, sabiendo que la celebración continuaría sin que nadie se percatase de la ausencia del anfitrión.
No fue hasta pasados unos días cuando comprendí lo absurdo que había sido cometer aquel crimen. Sí, me gustó mucho y estoy segura de no haber dejado demasiadas pruebas, pero sé que jamás podré cobrar el dinero del boleto. Al encontrar el cuerpo ya supieron las razones, por lo que no seré yo quien acuda a recibir el premio que se traduciría en mi condena.
Asesinato en Hong Kong tiene todas las características que se le exigen a un juego de roles ocultos: despiste, observación y mucho misterio. Esta novedad podría definirse como una unión entre la trama del clásico Cluedo, la mecánica de Los Hombres Lobo de Castronegro y el sistema de deducción empleado en Mysterium y Dixit.
No reinventa nada, pero al combinar lo mejor de estos juegos el resultado sólo puede ser positivo. Por tanto, es perfectamente compatible en una estantería donde ya hay otros juegos del mismo género. Saldrá mucho a mesa, tanto por su lograda rejugabilidad como por su carácter adictivo.
Esa rejugabilidad infinita llega con la enorme cantidad de cartas y losetas que incluye que, combinadas entre sí, jamás crearán dos partidas iguales. Así, aunque el billete de lotería aparezca en varias ocasiones, nunca entrará acompañado de las mismas cartas.
Su adicción se muestra con la capacidad que presenta para atraer a todo tipo de jugadores. Como es natural, los amantes de los roles y de la deducción querrán acercarse a él. Los principiantes en los juegos de mesa disfrutarán de sus reglas sencillas y estructuradas, mientras que los más estratégicos podrán mostrar sus habilidades al mundo.
Las partidas a cuatro jugadores funcionan bien, pero a medida que se incremente ese número, todo se volverá más caótico. Aumenta la dificultad, al haber más opciones posibles, pero también hay más cabezas pensantes. Y más para despistar.
Descubrir la identidad propia ya genera emoción. Ser investigador requiere de tener los ojos bien abiertos. De sospechar de quien hay que sospechar y de no dar nada por sentado. La cooperación es clave para la victoria, aunque no es fácil recurrir a ella al no saber de quién fiarnos. No sólo bastará con conocer el nombre del asesino, puesto que sin método ni evidencia no hay éxito.
El científico forense se convierte en una especie de director de juego, tomando como influencia los juegos de rol (por si no había suficientes referencias a otros títulos). Tendrá una información privilegiada, a contar a sus compañeros sin pistas verbales. Lo que en unas partidas promete ser un reto fácil, en función de las losetas aparecidas, en otras será un verdadero reto.
¿Cómo hago referencia a un regalo y a una batidora en la loseta que habla sobre la ocupación de la víctima? ¿Puede relacionarse con el motivo del crimen? Ante estas situaciones, sólo queda tirar de imaginación y no alejarse demasiado de la lógica (en la medida de lo posible).
Conviene no desesperarse, puesto que lo que para nosotros resultará obvio, para los investigadores podría no serlo. Incluso sacarán conclusiones contrarias, por lo que es muy importante jugar con la posibilidad que ofrece el juego de colocación de las balas. Dejar una con la máxima intensidad, sin cargarse la loseta, puede significar mucho.
Aunque estos dos roles son interesantes, convertirse en el asesino es la mayor de las suertes. Si nuestra risita nerviosa nos lo permite, podremos manipular a los demás con nuestros argumentos. Siempre de forma sutil, daremos nuestra «opinión». También es recomendable gastar esa ficha de acusación, pero con fundamento. Que tenga sentido.
Si vamos a jugar más de seis personas, recomendamos no introducir las identidades de cómplice y testigo hasta familiarizarnos con la mecánica. Sus reglas son sencillas, como comentábamos antes, pero es preciso conocer como llegan a formularse las deducciones antes de enfrentarse al reto definitivo.
Una vez nos decidamos a ello, comprobaremos como todo se complica, no sólo para los investigadores, sino para el bando del asesino. Tras una acusación correcta, la partida no habrá finalizado. El asesino y el cómplice tendrán opción de escapar si ellos también han hecho sus deberes. Es decir, si han puesto en práctica también sus dotes de deducción para encontrar al testigo.
Para añadir aún más locura, aparecen las losetas de evento, con sus condiciones especiales. Así, habrá acusaciones extra o cambios de cartas o de losetas. Contribuyen a enriquecer aún más la experiencia, dejándonos juego para rato. Por su parte, Asesinato en Hong Kong invita a la personalización con, por ejemplo, el tiempo marcado para las argumentaciones. Su nivel de dificultad puede modificarse repartiendo más o menos cartas de método y evidencia.
Para que la experiencia sea satisfactoria es necesario dejar muy claro todo antes de comenzar. Quienes no estén acostumbrados a disfrutar de los juegos de mesa, tal vez no sean del todo conscientes de lo que las trampas pueden ocasionar. Abrir los ojos cuando no toca puede ser uno de los motivos para echar por tierra toda la partida.
También puede arruinar la experiencia señalar sin cuidado las cartas, en el caso del asesino. Los que tengan el oído más fino podrían percatarse de que hay movimiento alrededor. Por descontado, el forense tendrá que tener claro que no podrá dar pistas, más allá de las marcadas en el reglamento.
La editorial do it games empieza con muy buen pie su andadura en el sector, ofreciendo una apuesta segura, pero que no decepciona. Respeta el diseño original, donde la simplicidad es la gran protagonista para no despistar. Las componentes son de calidad y el manual está más que claro. Aparecen algunos errores en un par de palabras, con algunas letras, pero que no dificultan en absoluto la experiencia.
Con todo ello, estamos ante una apuesta segura para las reuniones de amigos y para las cenas en familia, siempre que contemos con una mesa para desplegarlo. Los debates generados al final de la partida, en los que querrán conocerse las razones por las que el forense ha seleccionado varias opciones, no tienen desperdicio.
Como apaño, si no somos demasiados jugadores, siempre podemos aplicar alguna regla casera para disfrutarlo hasta que lleguen los demás. Podremos dejar a un lado las identidades y animar a que nuestro compañero descubra qué cartas hemos escogido haciendo uso de las losetas. Cooperación en estado puro.
Debe tenerse en cuenta que estamos ante un juego de mesa intenso, pero cuyo objetivo es pasar un buen rato. Con ello, recomendamos no enfadarse con los compañeros. Al fin y al cabo, todo puede verse desde distintos puntos de vista y éste es el verdadero sentido de Asesinato en Hong Kong. De lo contrario, poco o nada podría aportar.
Y a esos puntos de vista debo estar siempre agradecida. Ya me veía con un pie en la cárcel por las miradas que me estaba lanzando el de la derecha. ¿Cómo se atreve a sospechar de mi? He jugado al despiste mucho tiempo, pero creo que es hora de pasar a la acción.
Mis clases de arte dramático dan sus frutos y empiezo a hacer alusión a cierto cable metálico y a una copa de vino. A su cable metálico y a su copa de vino. Dejo que sean los demás quienes le acusen. Una lástima, compañeros, os habéis equivocado y creo que ya me he enganchado a esto.
COMPONENTES DE JUEGO
- 200 Cartas de Método
- 90 Cartas de Evidencia
- 12 Cartas de Rol
- 32 Losetas de Escena del Crimen
- 11 Fichas de Acusación
- 6 Marcadores de Bala
- Instrucciones (castellano)
2 thoughts on “Asesinato en Hong Kong, el culpable en el equipo de investigación”
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