«Conserva dulce que se elabora hirviendo manzana en agua». Así se define la compota de manzana, receta que da nombre a uno de los proyectos de MixinGames. La editorial cambia la comida rápida de Catchup & Mousetard Fast Food Battle! por algo más saludable, a través de Compota de Manzana.
LOS TARROS DE COMPOTA DE MANZANA
Compota de Manzana es un juego de cartas de 3 a 10 participantes, con competiciones de 5 minutos. Apropiado para niños y adultos, estamos ante una creación de Sergio Herrera, quien también está a cargo de las ilustraciones.
Por ahora en forma de prototipo, pudo probarse en Protos y Tipos 2019. Sin una fecha de publicación aún determinada, se trata de un juego con una combinación entre colorido, habilidad y rapidez mental.
El objetivo es llenar un tarro de compota de manzana antes que los rivales, mediante la obtención de puntos. La partida se inicia con el reparto de un tarro vacío a cada jugador y barajando el mazo de cartas. Cada uno recibe dos, a mantener ocultas.
El mazo consta de cartas de manzana amarillas, rojas y verdes, que recompensan con tres, dos y un punto, respectivamente. Aparecen las manzanas con gusano, que restan un punto, y las azules, con un efecto especial. También encontramos cartas de pera, con sus cero puntos.
De forma simultánea, todos miran una de ellas para volver a dejarla boca abajo. Sabiendo de qué carta se trata, pasarán una de las dos al jugador de la izquierda, a la vez que reciben una del de la derecha. Es decir, podrán entregarle la carta que ya han visto o la que aún no saben qué contiene.
Por último, de entre las dos cartas que se nos han quedado enfrente, se gira una para sumar o restar los puntos que aparezcan. Se añade o resta el valor de las frutas conservadas al tarro, mediante un desplazamiento. En caso de mostrar la manzana azul, robamos la manzana con mayor puntuación entre las mostradas. Su propietario estará obligado, por tanto, a desvelar y puntuar la carta que le queda.
Se vuelven a barajar todas las cartas para repartir dos a cada uno, siguiendo la misma mecánica. La partida llega a su fin cuando alguien llene su tarro hasta arriba, convirtiéndose en el ganador.
COMPOTA DE MANZANA: PRIMERAS IMPRESIONES
Entre mis cartas, tengo una preciosa manzana amarilla, con sus tres puntazos. No hay decisión por tomar. Paso la otra y la levanto para puntuar. El problema y la gran complicación del universo llega con el resto de situaciones.
Compota de Manzana puede definirse como un juego de gestión del riesgo, donde conformarse puede llegar a ser tan importante como arriesgar. En medio de la rapidez exigida, también hay espacio para el despiste y, por supuesto, para las risas y los nervios. Vayamos por partes.
Introduciéndonos en el corazón de la manzana, aparecen dos retos bien diferenciados a los que enfrentarse. El primero llega al ver una carta, para decidir si conservarla o pasarla. Algunos casos, como esa preciada manzana, no presentan dudas. Los demás, muchas.
Para asegurarse la máxima diversión, debe jugarse con la rapidez. No hay tiempo para el análisis parálisis, puesto que en un par de segundos, todas las cartas tendrán que estar en sus nuevas posiciones. Así, entran en juego la capacidad de reacción y de decidir sobre la marcha.
El segundo reto aparece al decidir qué carta queremos puntuar, en base a nuestra acción anterior. Porque no es lo mismo haberse quedado con la carta que hemos mirado que con la oculta. Y he aquí donde aparecen las infinitas posibilidades.
Tampoco hay tiempo para ver la cara de angelito de quien nos ha pasado su carta, por lo que precisaremos de un nuevo análisis. El «más vale pájaro en mano que ciento volando» queda obsoleto, sobre todo cuando no sabemos con qué nos hemos quedado.
Nuestra pera (con sus cero puntos) puede ser mucho mejor que la manzana con gusanos (con un punto negativo). La carta del rival podría ser un verdadero tesoro, sin que él ni siquiera sea consciente. Con todo ello, sólo existen dos opciones: que nos estalle la cabeza o dejarnos llevar.
Al levantar la carta, las sorpresas siempre estarán presentes. Si hay una manzana azul de por medio, la locura habrá aumentado, dándose la vuelta a todo. Así, alguien con el tarro a punto de llenarse nunca podrá darse por ganador. Todo gira, para bien o para mal.
Puesto que estamos ante una propuesta pensaba para pasar ratos entretenidos, olvidándonos del mundo exterior, recomendamos la opción de no machacarse demasiado. Tenemos delante uno de los juegos de rapidez mental más divertidos jamás creados, por lo que disfrutar de esa sencillez es la tarea del jugador.
Compota de Manzana combina esa genialidad de reglas, responsable de la lluvia de risas, con una interacción máxima entre jugadores. Se completa con distintas modalidades y variantes, pensadas para añadir dificultad al reto o para partidas entre dos.
Uno de esos modos exige de la figura de un jugador guía. Será él quien, al grito de «¡Manzana!», haga que todos pasen una carta. La diferencia respecto al básico llega al decir palabras parecidas, con las que los jugadores se confundirán y pasarán su carta, quedando eliminados en esa ronda.
Son tales los nervios que se crean, que es habitual que un «manazas» acabe tomando el propio sentido de la palabra. Las posibilidades son infinitas, garantizándose una rejugabilidad más que amplia. No sólo llega con esas variantes, sino en las mecánicas originales, puesto que el reparto de cartas nunca creará dos partidas iguales.
Respecto a su diseño, fiel al estilo de Sergio Herrera, se opta por alimentos animados. El mismo tarro, que se llena con el desplazamiento, resulta todo un acierto. Unido al colorido y a la ternura de cada ilustración, queda claro que el autor siempre presenta unos prototipos preciosos e impecables, que permiten hacerse una fiel idea del resultado final.
En este caso, y aunque el cuidado diseño tiene un gran protagonismo, no resta peso a la jugabilidad. Las cartas siguen siendo fáciles de identificar con un solo vistazo, algo esencial en cualquier título del género.
En resumen, Compota de Manzana aporta emoción, situaciones inesperadas y los tan adorados reproches a los rivales. Su sencillez máxima lo hace apropiado para los más pequeños o poco habituales a los juegos de mesa. Sin embargo, ni siquiera los amantes de la estrategia deberían perderse los momentos vividos con él. No sólo podrán desconectar, sino volver a recordar la razón por la que los adultos tampoco necesitan grandes complicaciones para reírse como niños.
Como es lógico, funciona mucho mejor entre grupos grandes de jugadores. Los turnos simultáneos eliminan las esperas, estando ante un juego que funcionará muy bien en cualquier parte. Eso sí, es conveniente jugarse en una superficie plana, puesto que así resultará más sencillo recoger las cartas que acaban volando por los aires…
One thought on “Compota de Manzana, la genialidad en la sencillez”
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