Jugar con niños no tiene precio. Podrán interiorizar mecánicas a un ritmo más rápido o más lento, pero la magia que crean en cada partida es innegable. Su principal herramienta siempre es la imaginación, por lo que los títulos que invitan a utilizarla nunca deberían faltar en su ludoteca.
Fairy Tile es uno de ellos. Traslada a los más pequeños a un mundo de fantasía, para que ellos mismos reinventen las historias clásicas. Para que interactúen con sus personajes. Para que creen el escenario. Reseñamos esta novedad, donde los adultos también se dejarán sorprender por su colorido universo y sus originales reglas.
LA PRINCESA, EL CABALLERO Y EL DRAGÓN
Fairy Tile es un juego de mesa de 2 a 4 participantes, con competiciones de 30 minutos, recomendado a partir de los 8 años. Lo firman Matthew Dunstan y Brett J. Gilbert, con ilustraciones de Miguel Coimbra.
Publicado por Iello en su edición original, su versión en castellano llega de la mano de TCG Factory y Fractal Juegos, como también ocurre con La Leyenda del Cerezo que florece cada diez años. Ya está disponible, a un precio de 25 euros.
En una combinación entre la colocación de losetas y la narración, los jugadores se introducen en un mundo de fantasía. Descubrirán un cuento clásico, mientras crean el escenario y mueven a la princesa, al caballero y al dragón a través de castillos, bosques, llanuras y montañas.
FAIRY TILE: UNA PARTIDA
Antes de empezar, se crea el escenario con las tres losetas de terreno iniciales. Las restantes se dejan a un lado, tras barajarlas. Las tres figuras de personaje ocupan sus posiciones.
Se reparten las cartas de página de manera equitativa entre los jugadores, para robar la primera. Todos reciben, además, un marcador de magia (a colocar boca abajo). Comienza la partida. En su turno, cada participante escogerá entre desarrollar su historia o pasar una página.
Desarrollar la historia
El jugador sale de aventuras para escoger una acción: mover un personaje o añadir una loseta de territorio. Con el movimiento, desplaza una de las tres figuras por el terreno, atendiendo a sus condiciones específicas.
La princesa sólo mueve una casilla, pero puede saltar de castillo en castillo siempre que antes o después haya avanzado un espacio. El caballero avanzará siempre dos casillas, sin posibilidad de quedarse en una adyacente a su posición inicial. El dragón vuela en línea recta hasta el extremo más lejano del territorio.
Al añadir una loseta, se roba la primera para colocarse adyacente, al menos, a dos bordes del territorio. Si aparece una parte de río, y quiere situarse junto al ya creado, debe añadirse a un espacio que coincida.
Tras realizar cualquiera de las dos acciones, comprueba si cumple las concidiciones de la carta que tiene en la mano para narrar la aventura. Si es así, se juega boca arriba en la mesa, leyendo su texto, y se roba una nueva.
Pasar una página
En lugar de salir de aventuras, el jugador puede optar por pasar una página. Coloca la carta de la mano en la parte inferior de su mazo y roba otra nueva. Gira el marcador de magia para mostrar su cara principal.
Éste le permitirá realizar una acción extra al salir de aventuras, en un turno posterior. Al beneficiarse del efecto, vuelve a girarlo. La partida finaliza cuando un jugador lee su última carta de página, convirtiéndose en el ganador.
FAIRY TILE: CONCLUSIONES
La princesa visita el gran bosque. El caballero visita la gran montaña. La princesa puede ver al caballero y al dragón. La princesa visita el gran río. La princesa y el caballero se encuentran en el gran río.
Lo que podría ser un buen final para un cuento, está lejos de serlo. He encadenado varios objetivos en turnos consecutivos, pero no todo el trabajo está hecho. Aún quedan páginas por narrar y terreno por construir.
Hay que admitirlo: el reino está quedando precioso. Tiene grandes bosques y un par de montañas al fondo. Las llanuras se abren paso entre castillos y los ríos llenan de color cada rincón. La princesa y el caballero protagonizan algunos encuentros, ya sin sonrisas, mientras el dragón vuela de un extremo a otro.
Lo conseguí. Mi planificación constante y mi buena toma de decisiones me han permitido acabar mi cuento. Aquél donde el caballero no rescata a la princesa, sino la historia en la que la princesa rescata al dragón de los planes malvados de un caballero. Por descontado, el caballero atemorizado ya ha huido muy muy muy lejos del reino…
Fairy Tile, en su edición en castellano, respeta el juego de palabras de su título original. Lo que se traduciría como «loseta de hadas», en lugar de «cuento de hadas» (Fairy Tale), es una combinación entre la colocación de losetas y la magia de los cuentos clásicos.
En este caso, mecánica y temática se unen de tal manera que una no tendría sentido sin la otra. En su mecánica, destacamos el uso de una clásica colocación de losetas, siguiendo reglas de adyacencia y continuidad. Va de la mano de los objetivos ocultos, con las cartas de página.
Es en cada turno donde elegimos mover un personaje o colocar una loseta, para tratar de completar un objetivo, o pasar página. Las primeras son clave si ya tenemos un objetivo a punto, pero en caso contrario, no deberemos dudar en cambiar nuestra carta. No será un turno perdido, puesto que voltear el marcador de magia nos dará acceso a dos acciones en próximos turnos. Y siempre es mejor que quedarse en lo imposible, viendo como los demás avanzan.
Como puede comprobarse desde las primeras partidas, algunos objetivos son difíciles de completar al principio. No habrá grandes montañas ni bosques, demasiados castillos a los que acudir ni llanuras alineadas. Pasar página tiene la ventaja de obtener un nuevo objetivo y de conocer ya uno de ellos. Así, a medida que completamos los nuevos, podemos dar forma al territorio sabiendo lo que está por venir.
Puesto que todo es sorpresa, no hay dos partidas iguales. Se recomienda no sólo barajar las losetas antes de iniciarse la competición, sino girar algunas de ellas. Esa doble cara, unida al reparto aleatorio de cartas, crea combinaciones infinitas. Las cartas nunca saldrán en el mismo orden. Las losetas tampoco. La rejugabilidad queda más que asegurada.
La toma de decisiones es constante, pero los turnos son extremadamente rápidos por las pocas opciones propuestas. Sin ir más lejos, algunos pueden durar incluso dos segundos. Esto se traduce en partidas muy interesantes entre cuatro jugadores. Aprovechando esa ausencia de análisis parálisis, las figuras se moverán de un espacio a otro, mientras se cumplen objetivos.
A mayor número de participantes, más grande será el caos y más difícil resultará cumplir los requisitos de la carta de la mano. Querremos que la princesa y el dragón se encuentren en la llanura, tarea que no será sencilla cuando los demás también se empeñan en moverlos de un lado a otro.
En ocasiones, habrá situaciones de bloqueo. El manual no contempla qué hacer cuando alguien no da su brazo a torcer y se opta por un mismo movimiento durante varios turnos, por lo que, si esto ocurre, recomendamos pensar en una nueva estrategia. Por el bien de todos.
La interacción es máxima, puesto que no sólo nos centraremos en nuestra carta, sino en fastidiar a los demás. Una buena atención es suficiente para conocer el plan de un rival y, si nos sobra alguna acción, nunca es mala idea aplicar algo de saboteo y maldad. Si recurrimos a esto en esas partidas a cuatro, valoraremos mucho más la resolución de misiones.
Las partidas a dos jugadores, como es lógico, tienen menos interacción. Los objetivos ya no son tan difíciles de completar, puesto que entre turno y turno, las figuras no estarán tan distintas a cómo las hemos dejado. Se crean duelos extremadamente rápidos, pero no exentos de emoción. Por supuesto, si aplicamos la técnica de fastidiar al contrario, mucho mejor.
Con ello, Fairy Tile recurre a unas reglas sencillas y esquemáticas, que interiorizaremos desde los primeros minutos. Las reglas de movimiento también son fáciles de recordar, así como las de colocación de losetas y la comprensión de conceptos como «ver», «visitar» o «encontrarse».
Es un juego familiar en toda regla, con una preparación rapidísima, donde no faltan la planificación, la construcción ni unas pinceladas de despiste. En ciertos momentos puede llegar a recordar al mismo ajedrez, sobre todo al intentar que una determinada figura alcance una casilla mientras alguien trata de impedirlo.
La originalidad y el toque diferenciador llega con las cartas de página, al mostrarse situaciones difíciles de encontrar en otros juegos. Al anunciar los objetivos cumplidos, ya queda evidente la importancia de la temática como parte de las normas.
Los jugadores se convierten en los grandes protagonistas al dar forma a su propio cuento. Si bien es cierto que al terminar la partida se propone ordenar las cartas para dar forma al cuento, no es algo obligatorio.
Descubrir el cuento tendrá su gracia la primera vez. Sin embargo, en las siguientes partidas el verdadero sentido será contar la historia que nos hemos ido imaginando con las distintas acciones. No sólo potenciaremos la imaginación, sino que crearemos auténticas maravillas.
En nuestras historias, la princesa ya no es la víctima. El juego propone una historia clásica, donde no sólo la princesa es rescatada dos veces por el caballero, sino que es la que menos avanza por el escenario (dejando a un lado los castillos). La mecánica no se puede cambiar, pero sí los cuentos.
Si lo jugamos con niños, es importante que vean como la fortaleza y la valentía también es cosa de princesas y que las palabras «belleza», «llanto», «hogar» y «comodidad» no sólo deberían asociarse a ellas. Que descubran que el caballero también puede estar en apuros. Que una enorme criatura no tiene que ser siempre mala, dejando a un lado los tópicos.
Fairy Tile no inculca estas ideas (algo que Iello debería haber tenido más en cuenta), pero sí que invita a que sean los propios jugadores quienes imaginen y creen sus cuentos. Así, se convierte en una herramienta para mostrar la realidad por medio de la fantasía, siempre que haya un adulto que pueda explicarla a los niños.
Respecto a los beneficios que aporta, además de esa apuesta por la imaginación, encontramos la socialización, la mirada en perspectiva, la asimilación de reglas y el reconocimiento de formas y colores. No faltan la mejora de la memorización y de la comunicación, apostando por la lectura y la expresión.
Como conclusión, puede ser disfrutado tanto por niños como por adultos, con esas ventajas que ofrece. Demuestra que la sencillez no está reñida con las posibilidades estratégicas y como un algoritmo matemático puede resultar muy atractivo si se acompaña de una ambientación acorde.
A falta de alguna modalidad adicional, que llegará a echarse en falta, o de alguna alternativa a la improbable eliminación de jugadores, al menos resultará muy sencillo crear expansiones. Podrían llegar con packs de nuevas figuras, losetas y cartas, que hicieran crecer aún más el reino.
Lo que está claro es que esta novedad ya resulta preciosa. Sus componentes de calidad, organizados en un práctico inserto, darán forma a un colorido reino. Nos perderemos entre sus rincones, siempre cambiantes, de tal forma que podamos ser partícipes de la historia.
Sus cartas reflejan el talento de Miguel Coimbra, apostando por una bonita estética, y hasta será una pena tirar las partes sobrantes tras destroquelar. Sin embargo, sus miniaturas son su grandes protagonistas. Ya pintadas, harán las delicias de quienes jueguen con ellas. Todo juego familiar debe combinar diversión y beneficios con un cuidado diseño, para que los más pequeños se sientan atraídos por él. Fairy Tile cumple la fórmula, siempre que sepamos cómo cambiar el cuento.
COMPONENTES DE JUEGO
- 15 Losetas de Terreno (a doble cara)
- 36 Cartas de Página
- 4 Cartas Resumen
- 4 Marcadores de Magia
- 3 Figuras de Personaje
- Instrucciones (castellano)
5 thoughts on “Fairy Tile: losetas, objetivos y narración en un cuento clásico”
Comments are closed.