Análisis: Daddy Long Legs

Daddy Long Legs

Un personaje de piernas largas sería un excelente héroe en una aventura de plataformas. O, al menos, en la teoría. En la práctica, podríamos estar ante el protagonista más torpe de la historia, con caídas constantes. Así lo demuestra Daddy Long Legs, que puedes jugar aquí.

 

DOS JUEGOS CON LA MISMA ESENCIA

Daddy Long Legs es un juego gratuito de Set Snail con la habilidad y el equilibrio como elementos principales. La sencillez marca todo el juego, empezando por la propia interfaz.

Es en ella donde comprobamos como incluye dos juegos en uno. Ambos tienen el mismo objetivo y comparten controles, aunque tienen un protagonista diferente. Uno de ellos es una criatura muy alta, con piernas kilométricas. El otro, aparentemente más estable, tiene las piernas más cortas y una forma rectangular.

Insistimos. Sólo es más estable aparentemente. Aún así, lo habitual es comenzar el reto con él. Comprobaremos como dar un paso es una hazaña prácticamente imposible. Al menos en los primeros 67 intentos. Por suerte, cuenta con un reinicio rápido que nos anima a probar suerte tras cada intento.

 

FÁCIL DE MANEJAR, DIFÍCIL DE DOMINAR

Tanto una modalidad como otra siguen la máxima «fácil de manejar, pero difícil de dominar». Los controles son sencillos a más no poder, puesto que sólo necesitaremos el botón izquierdo o la barra espaciadora para mover al patilargo. Ahora bien, si es tan simple, ¿cómo podemos estar ante un reto tan complicado?

No hay fórmulas claves para el éxito, más allá de la práctica y de la experiencia. Un solo clic es suficiente para que el protagonista se caiga de morros o se despatarre, sin posibilidad de avanzar ni un par de metros. Eso sí, la constancia tiene su recompensa (y quizás los movimientos precisos y rápidos también).

Daddy Long Legs

Tras muchas caídas, tal vez hayamos alcanzado los diez metros recorridos. Con todo lo sufrido, estaremos ante una hazaña para recordar. Conscientes de ello, sus creadores nos premian con paquetes y regalos (ya hablaremos de ello más adelante).

La frustración y la rabia serán las que nos hagan permanecer pegados a la pantalla, hasta lograr un «éxito» razonable. Cambiaremos de modo, con la esperanza de que una variación tenga resultados positivos. La mejor parte de todo esto es que, cuando se logra un buen resultado, la alegría es enorme.

 

¿LA AMBULANCIA ESTÁ DE CAMINO?

Conscientes de la gran dificultad para avanzar en Daddy Long Legs, sus creadores premian al jugador con gran frecuencia. A lo largo de los intentos irá recogiendo monedas. Por suerte, no habrá que avanzar demasiado.

También le lloverán los paquetes, con la emoción que supone. Algunos de ellos incluyen monedas, mientras que otros recompensan con trajes para añadir a la colección. Lo mejor es que cada juego es independiente. Es decir, tendremos un número de monedas distinto en uno que en otro, con trajes diferentes.

Esa modificación del aspecto llega al abrir paquetes, aunque también es posible adquirirla mediante el pago de las monedas que hayamos recaudado. En el caso del larguirucho, podremos disfrazarlo de pastel, bicicleta, sapo o incluso Papá Noel. Las posibilidades son enormes, de la mano de sus numerosos sombreros.

Daddy Long Legs

Celebrará la Navidad, a la vez que lucirá mejor que nadie unas botas, una nariz, un cuerno o un buzón. El surrealismo va de la mano muchas apariencias, animándonos a coleccionarlas todas.

El grandullón podrá desbloquear un aspecto de ambulancia (esperemos que no se dedique a ello, ya que jamás llegaría a su destino), de momia, vaca o elfo. No faltan los disfraces de canoa, nave espacial o perrito caliente, que le sientan a las mil maravillas.

La publicidad, presente en los juegos gratuitos, no interrumpe de forma constante la experiencia. En este caso, se opta por el visionado de anuncios como forma de conseguir nuevos paquetes. Con ellos, también podremos aumentar las probabilidades de que, en uno de ellos, encontremos un objeto raro. Además, el visionado permite continuar la partida en un punto exacto tras una caída.

 

DADDY LONG LEGS: CONCLUSIONES

Daddy Long Legs es un juego extremadamente sencillo de entender y manejar, pero muy difícil de dominar. No precisa de obstáculos ni de criaturas malvadas, claves en un juego de plataformas, puesto que el mismo aspecto de su personaje ya es su principal enemigo.

Siempre nos quedaremos con las ganas de saber si el recorrido es infinito, puesto que será muy complicado avanzar muchos metros. A medida que practiquemos, siempre que no nos pueda la frustración, iremos obteniendo mejores resultados. 

La rejugabilidad aparece al querer completar marcas anteriores y con la colección de apariencias para ambos personajes. Es todo un acierto incluir esos dos juegos en uno, puesto que aunque comparten muchas semejanzas, funcionan como cuentas distintas. Así, toma prestados los elementos propios de los clásicos para no aburrirnos.

Daddy Long Legs

El éxito llegará al ver como los protagonistas lucen apariencias distintas en cada partida, muy diferentes entre sí. El humor y la locura aparece con ellas, así como el colorido. Porque la simplicidad también está en el propio diseño.

No son necesarias grandes complicaciones para ofrecer un juego atractivo. Al fin y al cabo, la diversión siempre debe ser el eje central. Nos enfademos o no, cualquier berrinche o rabieta se solucionará con los regalos constantes. Ver como el monedero crece de forma más o menos rápida, para vaciarse en ese maravilloso traje, da fuerzas para continuar.

El hecho de que la publicidad no moleste también juega a su favor, junto a sus reinicio rápidos (más que necesarios cuando la muerte es la gran aliada). Recomendado para todo tipo de jugadores, sobre todo para los amantes de la precisión, servirá como entretenimiento para los ratos cortos y no tan cortos. 

El título del juego cambia en base a nuestros fracasos, para pasar a llamarse Daddy Long Legs y su 71 caídas. Es la muestra de que nos espera jugar con las consecuencias de la gravedad durante mucho tiempo.