Unos pasos, cada vez más próximos. Veinte segundos para buscar un escondite aceptable. Miedo. Nervios. La propia respiración se convierte en la principal enemiga en medio del silencio. Delatadora como ella sola. Así es Escape Room: La conspiración de Wexell, novedad de Lunwerg Editores.
UN INTENSO VIAJE POR LAS PALABRAS Y LOS PUZLES
Escape Room: La conspiración de Wexell puede definirse como una experiencia de escape en forma de libro. Acaba de ponerse a la venta, en un único formato compuesto por tapa dura y 224 páginas, a todo color.
Se trata de una creación de James Hamer-Morton, cuya edición en castellano llega de la mano de Lunwerg Editores, a un precio de 19,95 euros. La que es una división de Editorial Planeta, ya cuenta con la serie Escape Book y con Escape Room Do it yourself en su catálogo.
La editorial vuelve a apostar por una combinación entre narración y rompecabezas, aunque esta vez, fruto de la mente de un autor internacional. Toma como referencia las cada vez más populares salas de escape en vivo, por lo que la lógica, la rapidez mental y el ingenio se convierten en las grandes aliadas.
Las palabras
Un protagonista: Adam Parkinson. Un problema: Wexell Corporation. A través de una narración que apuesta por la primera persona, nos ponemos en la piel de un periodista de investigación. El camino de vuelta a casa marca el inicio de lo que serán una serie de sucesos, relacionados entre sí.
Sus reflexiones se ven interrumpidas por un pequeño cambio en el buzón de su apartamento. Algo no va bien. Una vez en su piso, no tarda en percatarse de que está encerrado en él. Su vecino, Henry Fielding, le guiará para resolver la primera prueba de fuego. Con ella, se sumergirá de lleno en el misterio en torno a Wexell Corporation.
Henry está seguro de que la empresa realiza misteriosas actividades que podrían amenazar la seguridad de los ciudadanos. Necesita la ayuda de Adam para encontrar la verdad, aunque eso suponga visitar distintas localizaciones e incluso arriesgar sus propias vidas.
Los puzles
Si bien la narración tiene un peso fundamental en la obra, los rompecabezas también. Escape Room: La conspiración de Wexell recurre a un original diseño para facilitar la asimilación de información.
No hay dos páginas iguales. Las negritas y los cambios de letra tienen su función. El texto cambiante se acompaña de fotografías y dibujos que muestran, de la manera más fiel posible, lo que Adam va encontrando a su alrededor. Todo lo que aparece puede ser una pista esencial para continuar.
La acción se desarrolla en diez capítulos, que comienzan con un mapa de la zona. Cada uno se corresponde con una ubicación de la que escapar, pasando por el piso de Adam, la propia recepción de Wexell, un despacho submarino o una biblioteca de Andalucía.
Así, esas imágenes también hacen referencia a salas enteras. Será el personaje quien interprete las señas, mientras que la función de resolverlas recaerá por completo en el lector. Al llegar a un determinado punto, se informará de que necesitamos una clave para continuar. Por tanto, no deberemos pasar la página hasta encontrarla.
Será momento de volver sobre nuestros pasos, resolviendo los rompecabezas del capítulo. Algunos serán parte de la solución. Sin embargo, en buena parte de los casos, cada uno será una pista de cara al siguiente, y así hasta completar el último. Las fórmulas empleadas en capítulos anteriores no deberían olvidarse, ya que serán fundamentales en un futuro.
Los puzles a resolver servirán para obtener una clave, ya sea en letras o en números. Encontramos laberintos, operaciones matemáticas, conversiones de colores y simulaciones de pasatiempos clásicos. La dificultad está a la orden del día, de tal forma que contamos con pistas difíciles, medias y fáciles, además de con las mismas soluciones.
Para evitar estancamientos, más que frecuentes dada esa dificultad, podemos situarnos en la página indicada para acceder a ellas. Es recomendable comenzar por las más difíciles, en forma de idea. Si seguimos sin ser capaces, tras una segunda vuelta, accederemos a las siguientes, algo más concisas.
No todos los enigmas se presentarán al final, puesto que también los encontraremos a mitad. Permanecer alerta será la clave para tratar de resolverlos todos. Jamás deberemos prescindir de la concentración ni de la observación de cada pequeño detalle, ya que llegarán a ser más importantes que una inteligencia sobrenatural.
LA CONSPIRACIÓN DE WEXELL: CONCLUSIONES
Escape Room: La conspiración de Wexell no es un reto de escape en vivo. Son diez retos de escape en vivo, a los que se suman rompecabezas más pequeños que nos conducen hasta ellos. Son diez habitaciones de las que escapar desde el sofá.
Desde sus primeras páginas, quedaremos atrapados en su historia. Querremos saber la razón por la que Wexell es un océano de secretos, con desapariciones de por medio. Su historia, con su inesperado final, es tan potente que podría funcionar como novela en sí misma. Al convertir al lector en protagonista, el acierto es máximo.
Éste toma prestados los sentidos de Adam, de tal forma que se abstrae por completo de la realidad. Cada rincón está tan bien descrito que no necesitaremos grandes esfuerzos para ubicarnos. Así, todo el peso puede recaer en la unión de pistas hasta dar con la solución.
Por lo general, no hay puzles fáciles de resolver. Todo el libro tiene una dificultad media-alta, estando recomendado a adultos que ya tengan cierta experiencia en este tipo de retos. De no ser así, quizás tengan que recurrir a las soluciones en más de una ocasión. Por suerte, hacerlo no es un fracaso, sino una forma de poder continuar con la historia. De huir de la desesperación y de la frustración.
El hecho de apostar por unos acontecimientos que enganchan supone un riesgo: querer resolver los puzles deprisa y corriendo para continuar. Por supuesto, recomendamos aguantar las ganas y disfrutar al máximo de todos y cada uno de los desafíos. También, tener un gran cuidado para no pasar de página antes de tiempo y echar a perder un rompecabezas de mitad del capítulo (no siempre se avisa de su llegada, aunque se intuye).
No estamos ante un libro para leer cuando el cansancio ha llegado a la puerta. Necesitaremos una mente despejada y, a ser posible, algo de papel y lápiz. No hay tiempo para resolver los enigmas, al menos a priori, aunque sus personajes nos aportarán el toque de presión.
En algunos retos, se informará de que sus protagonistas disponen de un tiempo determinado antes de que todo cambie. No hallar la solución supondría, por ejemplo, el despertar de un vigilante. Si queremos experimentar esa tensión en nuestra propia piel, podemos activar el cronómetro y descubrir si realmente estamos a la altura del desafío.
La experiencia brillará mucho más de esta manera, para alegría de quienes busquen retos desafiantes. Al igual que acceder a las soluciones no es un error (siempre es mejor poder continuar que estancarnos), recurrir a las pistas tampoco. Empezando por las más difíciles, serán un camino claro y conciso.
A diferencia de otras experiencias portátiles, las pistas y las soluciones se presentan de forma ordenada y esquemática. La mejor parte se la llevan las explicaciones. Algo muy necesario, y que con frecuencia suele pasarse por alto, son los razonamientos lógicos que no dejen dudas en el lector.
No hay nada peor que, al leer una solución, nos quedemos igual que antes. En Escape Room: La conspiración de Wexell no ocurre. Todas llegan de forma detallada, de tal manera que podamos comprender las razones por las que se ha alcanzado una respuesta.
Mientras la narración avanza, los nervios del lector también lo hacen. Algunos puzles precisarán de una hora para su resolución, por lo que no estamos ante un reto que pueda resolverse en un día. Ni en dos. Lo ideal, para evitar el agotamiento mental, es recurrir a uno o a dos capítulos por día, aprovechando la división en diez habitaciones.
Los puzles requieren de grandes dosis de observación y lógica. Algunos son completamente rebuscados, algo que los expertos agradecerán. Resolverlos se traducirá en un auténtico orgullo personal. Habremos hecho uso, incluso, de la manipulación especial. Y he aquí un dilema: ¿recortamos el libro o lo dejamos tal cual está?
En la introducción, se explica que algunos rompecabezas requerirán de una perspectiva diferente, sólo visible para grandes mentes o mediante el recorte. Su autor recomienda fotocopiar las páginas que requieren de su destrucción, garantizando así la rejugabilidad. Al menos, para otros lectores.
La experiencia no empeorará si optamos por copiar partes. Si escribimos en hojas, en lugar de en las propias páginas, tendremos una obra para prestar a los demás. Tan satisfactorio será completarla como ver el progreso de los otros, comentando situaciones y anécdotas.
No pintarlo ni romperlo también puede servir para un uso personal, de cara a un futuro. Nuestra buena o mala memoria nos permitirá disfrutarlo en un par de años (o de décadas). La dificultad de sus puzles es un punto a su favor para que queden olvidados con el tiempo, por lo que buscarle su espacio en la biblioteca de casa es algo más que necesario.
Aunque el reto alcanza su máximo esplendor en solitario, dado su formato y la gran cantidad de texto, también puede disfrutarse en grupo. En pareja, podremos manipular mejor las pistas que en equipos grandes. Pasar el libro de uno a otro sin destruirlo puede resultar algo incómodo, algo que no ocurrirá en los momentos de soledad ni en las veladas a dos.
La calidad del libro ayudará a su supervivencia con el paso de los años. Su tapa dura, junto a sus resistentes páginas, garantiza que podamos prestarlo o guardarlo para el futuro. Respecto a su diseño, no podía haber sido más acertado.
La narración nunca caerá en la monotonía por los acontecimientos inesperados, la incursión de diálogos y el sutil uso del humor y de la ironía. Se ayudará de unos recursos siempre sorprendentes, que pasan por tablones con fotografías, artículos de peces (reproducidos con exactitud), fondos de ordenador y hasta máquinas recreativas.
¿Existe alguna relación entre unas piezas Lego y los escudos de los apellidos? ¿Cómo puede pasarse de una diana a un acuario? Su ingeniosa historia, repleta de giros, nos hará viajar a localizaciones aparentemente diferentes, pero con mucho en común. La relación entre ellas se establece con éxito, de tal forma que todo encaja a la perfección y que, además, se atienda a todos los gustos.
Con ello, los amantes de la tensión están de enhorabuena en todo el libro. Se debe a que los protagonistas no estarán solos, sino rodeados de otros personajes que dificultarán aún más su tarea. No faltan los secuestros ni los encuentros con pistolas.
Aparecen referencias para todos los gustos. El mundo de la informática se topa con la naturaleza. La rutina diaria con el entretenimiento. Los edificios innovadores con las ruinas y las cuevas, con sus laberintos, estatuas y antorchas, sin nada que envidiar a la exploración de Indiana Jones.
Escape Room: La conspiración de Wexell toca todos los palos sin perderse por el camino. Es el reflejo de la experiencia de su autor como asesor para la industria de las ‘escape room’ y como copropietario de Deadlocked Escape Rooms y Thinking Outside The Box.
Esta narración visual resulta amena y entretenida, hasta tal punto que el lector contendrá la respiración junto a su protagonista en más de una ocasión. Tendrá que dar forma a una cadena de pistas, a la vez que disfruta de su estrecha relación. Encontrar una pista clave dentro de otro puzle, a utilizar en el siguiente, es uno de sus puntos más sorprendentes.
Lunwerg Editores ofrece una propuesta que encaja a la perfección con un catálogo repleto de retos. Esta novedad es de las más exigentes, pero también de las más satisfactorias en todos los sentidos. Así, aunque quizás se eche en falta la inclusión de la toma de decisiones, el buen gusto narrativo y los emocionantes enigmas superan las expectativas.